martes, 29 de diciembre de 2015

El espíritu del pionero




MARY ANDERSON

La Sa. Mary Anderson fue Vice-Presidenta internacional de la Sociedad Teosófica y ha dado muchas conferencias en diferentes idiomas.

   La vida espiritual a menudo está simbolizada como un sendero, un viaje, una búsqueda o un peregrinaje. Recordemos The Pilgrim’s Progress (El Progreso del Peregrino) de John Bunyan. Bunyan, que vivió en el siglo diecisiete, era un Puritano de mente estrecha, y servía a un dios antropomórfico, a quien imaginaba celoso y cruel. Vivió con mucho miedo de no ser ‘salvado’, de terminar en el infierno. Pero, en The Pilgrim’s Progress describe las numerosas dificultades y los muchos estímulos presentes en el sendero de la espiritualidad. Él los simboliza como características del paisaje, las ciudades, etc., y compañeros de viaje. Por ejemplo, él viaja por ‘el Cenagal (pantano) de la Desesperación’, ‘el Valle de la Sombra de la Muerte’, ‘el Valle de la Humillación’, ‘la Ciudad de la Destrucción’, ‘la Feria de Vanidades’, ‘la Bella Casa’, ‘el Castillo de Dudas’, ‘la Ciudad Celestial’, etc., y sus compañeros y enemigos en diferentes oportunidades son Esperanzado, Fiel, Charlatán, Palabra Fiel, Ignorancia, Desesperación Gigante (quien mantiene al héroe y a sus compañeros peregrinos prisioneros durante un tiempo, porque se pierden del sendero).
   En diferentes religiones existen mapas que muestran los peligros que acechan en el Sendero. El Camino Místico Cristiano advierte del Purgatorio después de la dicha de la Conversión y de la ‘oscura noche del alma’ que sigue a la ‘Iluminación’ antes de la Unión Mística final. El peregrinaje o el Camino, tienen una meta. Incluso si no conocemos esa meta, la prevemos, la imaginamos, inclusive podemos ‘sentirla’.

   Hay otro símbolo, el del viajero que no tiene un mapa que lo guíe y no conoce el próximo paso en el sendero, o el final de ese camino, si es que ha de tener un fin: el pionero. Un pionero no sabe qué le espera un paso más allá, o al final del camino, si es que éste tiene un final. Puede especular y teorizar, pero no lo sabe en la práctica, porque el pionero es el primero en viajar en ese sendero particular. De modo que el pionero tiene que enfrentar muchas penurias. La palabra ‘pionero’ originalmente significó, quien va a pie, o un soldado que va a pie, de infantería. Quien va a pie tiene que ‘esforzarse caminando’. Se viaja más lentamente, con mayor esfuerzo y más privaciones. “¿Zigzaguea siempre el camino, subiendo?” “Sí, hasta el final.” Los pioneros son aventureros, exploradores, dirigiéndose donde nadie fue antes. Por lo tanto preparan el camino para aquéllos que los siguen, alisando la tierra, haciendo mapas, señalando peligros, haciendo la vida más segura y más comprensible para quienes los siguen. Y cuando ellos lo siguen, el pionero ya se ha ido a tierras desconocidas. Los pioneros son los buscadores del camino, scouts, portadores de luz.

   La palabra ‘pionero’ puede recordarnos los días de los pioneros en Norte América. Estos días son familiares para nosotros por las películas de vaqueros, tan populares en la primera mitad del siglo pasado, y a mediados del mismo. El ver estas películas, nos llevaban a esperar lo inesperado, nos mostraban cómo los así llamados ‘héroes’ se las arreglaban con lo inesperado. Hoy los días de pioneros en el sentido tradicional, concluyeron. Los seres humanos exploraron casi todas las partes de la tierra, trazando mapas de la tierra ¡y desafortunadamente explotándola! Ahora el hombre se dirige a la exploración del espacio exterior con naves espaciales de diferentes tipos, pesadas y ruinosamente caras, con control remoto y computadoras dirigiéndolas desde la tierra. Hay una exploración en aumento en lo muy grande en astronomía, y en lo muy pequeño en física nuclear, genética, etc. Pero tal vez el espíritu del pionero permanece el mismo. Se caracteriza por la curiosidad, el coraje, la adaptabilidad, la inventiva, etc.

   Pero ¿no es la vida misma una experiencia de pioneros? Incluso si llevamos una vida muy cómoda, un día podemos enfrentarnos con lo inesperado. Una y otra vez puede que tengamos que hollar un terreno que es nuevo, por lo menos para nosotros. Lo inesperado puede tomar la forma de la pérdida de nuestras posesiones, de nuestro trabajo, de nuestra salud, de lo más cercano y querido, por un distanciamiento o por sufrir la pérdida de un ser querido, o la posibilidad de nuestra propia muerte. Puede ser un ascenso laboral que enfrentamos, que implica mayor responsabilidad. Los seres humanos tienden a disfrutar de la rutina y la comodidad. Le temen a lo inesperado, lo desconocido. Se dice que el mal que conocemos es mejor que el que desconocemos. La gente incluso niega la posibilidad de que le suceda algo inesperado: “¡Esto no puede pasarme a mí!” Pero cuando enfrentamos lo inesperado tenemos una oportunidad de desarrollar cualidades que tal vez carecíamos, como la curiosidad, la adaptabilidad, la valentía y la inventiva. Lo inesperado no se puede manejar del modo que hemos aprendido a arreglárnoslas en situaciones comunes, es decir, con la mente lógica, siguiendo ciertas reglas, o sólo hasta cierto límite. Entonces lo inesperado puede dar lugar en nosotros a algo más allá de la mente, la intuición. Puede conducirnos al Sendero Espiritual. Ciertamente, el Sendero Espiritual mismo es lo Inesperado y requiere del espíritu del pionero.

   ¿Qué puede enseñarnos el espíritu del pionero en los ‘días de los pioneros’ en los Estados Unidos? Existe un poema de Walt Whitman: “¡Pioneros! ¡Oh, pioneros!” Se destacan diferentes cualidades de los precursores en este poema. Se pueden comprender no sólo literalmente sino también psicológica y espiritualmente. Permítanme resumirlas: movimiento constante, atención, estar preparado para todo, adaptabilidad, no mirar hacia atrás, valentía, esfuerzo, vida simple, responsabilidad, disposición al auto-sacrificio, fraternidad, una personalidad integrada. Todas estas cualidades de los pioneros son necesarias en el viaje espiritual. Las consideraré una a una, citando el poema y agregando algunos comentarios:

  1. Movimiento constante: “Pues no podemos detenernos aquí. Debemos marchar, queridos míos.” Esto implica desapego a lo agradable, a la comodidad o tal vez apasionamiento, disposición a dejar nuestro condicionamiento, manteniéndonos en cierta dirección, aunque la meta esté distante y sea desconocida.
  2. AtenciónEstar preparados para todo: “¿Tienen vuestras pistolas? ¿Tienen vuestras afiladas hachas?” Estar preparados para todo, significa estar preparados para nada en particular, para lo inesperado; sin imaginarnos lo que viene, o lo que haremos si llega, pero enfrentando lo nuevo que surge.
  3. Adaptabilidad: “¿Habrán de languidecer y morir algunos de nosotros? ¿habrá sonado la hora? Entonces es mejor que muramos sobre la marcha y el claro se llenará sin falta.” Esto implica disposición a adaptarse a lo inesperado, aunque signifique que ya no tenemos ningún rol activo, disposición a cambiar lo que podemos cambiar y a aceptar lo que no podemos modificar. Tal vez no podemos cambiar las circunstancias, pero podemos cambiarnos a nosotros, nuestras actitudes, podemos adaptarnos.
  4. No mirar atrás: “Dejamos atrás todo el pasado.” ¿No significa esto no estar apegados al pasado, no lamentar pérdidas, no deplorar los buenos días pasados, no alimentar viejos agravios, no ser como la esposa de Lot, que se convirtió en un pilar de sal porque miró hacia atrás a la ciudad que ella y su marido habían tenido que dejar?
  5. Coraje: “Debemos resistir los embates del peligro”. El coraje no es sólo carencia de miedo, sino seguir adelante a pesar del miedo.
  6. Esfuerzo: “Por los precipicios, cañadas, montañas escarpadas. Conquistamos, retenemos, desafiamos los peligros y nos aventuramos por caminos desconocidos…” Esto significa disposición a trabajar duro a pesar de las dificultades, tratar una y otra vez, contra situaciones particulares aparentemente imposibles.
  7. La vida simple: “No para dulces deleites, no el cojín ni la pantufla, no la calma ni el estudio, no la riqueza segura y empalagosa, no los goces insustanciales. ¿Se hartan los glotones en los banquetes? ¿Duermen los durmientes corpulentos?, ¿han asegurado las puertas? No obstante, nuestras son las comidas frugales y las mantas en el suelo.” Contentarse con lo mínimo es una cualidad de pioneros. Aunque tengamos los medios para comprar lo que no es necesario, ¿estamos entregados al consumismo?, es decir, ¿nos influye la publicidad para consumir? ¿Podemos viajar livianos?
  8. Responsabilidad: “Todos los demás dependen de nosotros… ¿Se han detenido las razas viejas? ¿Languidecen y terminan su tarea…? Nosotros tomamos la tarea eterna, y la carga, y la lección. Por las multitudes que están a nuestra zaga no debemos rendirnos ni vacilar… Encabezamos la procesión de hoy día al emprender nuestro viaje.” A la responsabilidad le sigue la libertad interna. Elegimos por nuestro libre albedrío, y debemos asumir la responsabilidad de sus consecuencias y afrontarlas.
  9. Predisposición al auto-sacrificio: “¡Oh, morir avanzando!”. Podemos ir sin muchas cosas, pero, ¿podemos abandonar nuestros deseos secretos de aprecio a otros, nuestra auto-alabanza? ¿Podemos abandonar nuestro auto-interés, nuestro auto-centrismo? ¿Podemos morir en este sentido?
  10. Fraternidad: “Llenos de orgullo y amistad viril.” “¡Oh vosotras hijas del Oeste! ¡Oh, hijas mayores y menores! ¡Oh, madres y esposas! Que no haya división entre vosotras, marcháis unidas en nuestras filas…” La Fraternidad es imperativa en cualquier gran movimiento. Esto fue el motivo principal por el que la Sociedad Teosófica se fundó. Así de necesario es el amor fraternal en el sendero espiritual. “Durante el estudio deben los Upâsikas mantenerse unidos como los dedos de la mano… Les enseñarás que todo cuanto perjudique a uno, ha de perjudicar a los demás… Los condiscípulos deben estar armonizados como si fueran cuerdas de un laúd (vina) que aunque cada una distinta de las demás, emiten concertados sonidos” (Ocultismo Práctico, p.13-14). “Queridos míos, amémonos unos a otros, porque el amor es de Dios. Cualquiera que ama, es nacido de Dios, y conoce a Dios.”(I Juan 4:7).
  11. Personalidad integrada: “También yo con mi alma y con mi cuerpo, nosotros, un trío extraño, escogemos, proseguimos nuestra marcha errante, por estas playas en medio de las sombras, con los fantasmas que nos impelen…” ¿Estamos en paz con nosotros mismos? El hombre es un ser complejo. Existen tres corrientes de evolución en él: La Espiritual o Monádica, la intelectual o Kâma-Manásica, la física, es decir, el cuerpo y su vitalidad. “Cada uno de estos tres sistemas tiene sus propia leyes… Cada uno está representado en la constitución del hombre… es la unión de estas tres corrientes en él lo que hace de él el ser complejo que es…”(La Doctrina Secreta).
   Lo que el elemento espiritual aspira, el intelectual a menudo lo rechaza. Lo que el elemento intelectual quiere, el físico a menudo lo detesta, y viceversa. “Porque no hago el bien que quiero, mas el mal que no quiero, éste hago.” (Romanos 7:19).

   ¿Estamos integrados en nuestro interior, en un estado de amistad con nosotros mismos? Hablamos de la Unidad, y a menudo pensamos acerca de ella horizontalmente, como unidad con nuestros semejantes, o los animales. ¿No existe también una unidad vertical, una unidad dentro de nosotros, en el caso de lo que llamamos la personalidad integrada? Una vez le mostraron a un grafólogo la escritura de Las Cartas de los Mahatmas a A. P. Sinnett, sin que supiera a quiénes pertenecía, y afirmó que tenían que ser personas altamente integradas. A veces se dice que, si amáramos a nuestros semejantes como a nosotros mismos, eso significaría que debemos amarnos a nosotros. Sin embargo, el auto-amor tiene un sabor desagradable. Tal vez deberíamos decir que debemos ser integrados, estar en paz dentro de nosotros, antes que podamos estar en paz con otros y verdaderamente amarlos. El camino del pionero puede parecer un camino belicoso, pero se lo transita con seguridad teniendo paz en el corazón.

   ¿Podemos pensar en pioneros en el Sendero de la Teosofía?, ¿en el Sendero Espiritual? Todos los grandes verdaderos Teósofos a través del tiempo han sido precursores, han hollado terreno virgen. Incluso si otros lo han transitado antes que ellos, fue nuevo y único para ellos, y a veces para su época. Los místicos como Meister Eckhart, Santa Teresa, filósofos como Plotino, Ammonio Saccas, Giordano Bruno, Jakob Boehme, y otros, y, más familiares para nosotros, H. P. Blavatsky y el Cnel. Olcott, fueron todos precursores. Tanto HPB como el Cnel. Olcott, de modo individual y como equipo, tuvieron el espíritu del pionero. Estaban listos para aceptar el sufrimiento, el trabajo duro y el fracaso aparente. HPB era una pionera en su vida privada, si consideramos cómo manejó sus dones psíquicos, cómo dejó a su marido, si recordamos sus viajes y sus aventuras, a menudo disfrazada como hombre. También fue una precursora en su vida teosófica y en sus escritos, sin temor de romper tabúes, de demoler ídolos, de ofrecer una filosofía precursora, nueva para su época. A ella se la menciona en Las Cartas de los Mahatmas como “habiendo sido enviada sola al mundo para preparar gradualmente el camino para otros”, (Carta Nº 26, p.293). El Cnel. Olcott también fue un pionero en todo lo que emprendió antes de conocer a HPB; en agricultura, en leyes, en una lucha intrépida contra la corrupción, en periodismo, en su interés en el espiritismo. Y los Maestros testifican sus cualidades precursoras en su trabajo por la Sociedad Teosófica: “(él) considera el sacrificio de la comodidad e incluso de la vida como algo que debe arriesgarse con alegría cuando sea necesario; que comerá cualquier cosa, o incluso pasará sin comer; que dormirá en cualquier cama, trabajará en cualquier lugar, confraternizará con cualquier paria, soportará cualquier privación por la causa.” (Carta Nº 4, p.20). Respecto a ambos, HPB y el Cnel. Olcott, se dice: “a nuestros dos agentes se les da la tarea y se los deja…. Que hagan lo mejor que puedan bajo las circunstancias…”(Carta Nº 99) De ellos se esperaban cualidades precursoras como coraje, inventiva y responsabilidad. El Maestro KH habla de “una vana esperanza”. A veces, ¿no se esfuerzan y luchan los pioneros por tal esperanza?: “Lo que quise decir por ‘Esperanza Vana’, es que cuando uno considera la magnitud de la tarea a ser emprendida por nuestros voluntarios teosóficos, y especialmente los numerosos organismos presentados, y a ser presentados en oposición, bien podemos compararlo con uno de esos esfuerzos desesperados contra hechos abrumadores que el verdadero soldado disfruta intentar.”

   Annie Besant fue una pionera en su vida privada. Ella dejó la Iglesia de Inglaterra, dejó a su marido, abandonó a sus amigos socialistas. Fue una precursora en su trabajo social mucho antes de conocer a HPB y mostró todas las cualidades de pionero en su trabajo por la Teosofía y la Sociedad Teosófica, por la educación, por un Gobierno autónomo para la India, etc.

   Pero tal vez los mayores pioneros son los Maestros mismos, como precursores de la raza humana. ¿No se dice que cuando alguien supera al yo, se vuelve más fácil para todos seguirlo para dar los mismos pasos? A su vez, aunque pueda volverse relativamente más fácil, aún así es una tarea hercúlea. Los fundadores de las grandes religiones fueron todos pioneros, sin embargo gran parte de su mensaje fue distorsionado con posterioridad. El mayor pionero fue tal vez el Señor Buddha, porque se afirma que fue el primero de nuestra raza humana en alcanzar el estado de Budado.

   Quizás toda la evolución es precursora. El descenso del espíritu en la materia, aunque se repita a menudo, es único cada vez que sucede. ¡Es precursor! Al igual que en la naturaleza cada primavera es única, y cada flor que aparece, florece nueva, es una precursora. Podemos pensar en eso particularmente en la primavera. Los primeros copos de nieve, así como también las primeras hojas muertas del otoño. En el reino humano, somos pioneros cada vez que nacemos a lo desconocido, en un nuevo, viejo mundo. Somos precursores cada vez que morimos, pasando a lo desconocido, por muchas experiencias cercanas a la muerte que podamos haber tenido, ¡o de la que podamos haber leído!

   Toda la Vida misma es precursora, día a día, de instante en instante. Podemos pensar de la involución del espíritu en la materia, la aventura del Logos crucificado en la cruz del cuerpo, como precursor.

   Pero tal vez alguno de nosotros piense principalmente (siendo humano en nuestra etapa de evolución) en el ascenso del espíritu a partir de los límites de la materia o del materialismo como precursor, necesitando, como mencionamos, movimiento constante, atención (estar preparados para cualquier cosa), adaptabilidad, no mirar atrás, coraje, esfuerzo, vida simple, responsabilidad, estar dispuestos al auto-sacrificio, fraternidad, personalidad integrada.

   Tal vez allí existan algunas contradicciones aparentes, algunas paradojas que hemos considerado en parte. Podemos simbolizar la vida del pionero como un sendero, pero el sendero es sólo un símbolo. Lo que se llama el sendero en realidad es la vida de cada día.
   Respecto a esto se dice que quien se ha vuelto verdaderamente espiritual, facilita la tarea a todos aquéllos que lo siguen. Esto es obvio, dado que todos son uno y cuanto más consciente es una persona de esa Unidad, más participa de ella. Sin embargo, para todos, el camino del pionero es nuevo. No existe lectura de mapas, ni referencias a un libro de texto. Si fuera tan simple, los Maestros sólo tendrían que escribir un libro de texto, ¡como ellos dicen! El sendero, que sólo es un símbolo, es único, al igual que cada individuo es único, aunque es uno con todos los demás.

   El camino del precursor puede parecer belicoso, cuando oímos de ‘pistolas y hachas’. Sin embargo, en el caso del precursor espiritual, la única guerra a entablar y ganar se lleva a cabo contra nuestra propia y egoísta naturaleza. Quien conquista al yo es superior a quien conquista a miles de ejércitos en la batalla. Pero el sendero espiritual sólo se puede hollar con paz en el corazón. Es la paz de la voluntad estable, la paz de una aspiración única.

   Finalmente, el precursor espiritual no inventa necesariamente nuevos métodos o hace cosas de un modo novedoso, ni crea modas nuevas que atraen a otros. Estamos hablando del espíritu del pionero. Y es el espíritu el que es un pionero eterno. En otro sentido, el espíritu en que se hacen las cosas, la actitud y el motivo, eso es lo importante. Si el espíritu o la actitud son de auto-olvido, entonces seremos pioneros al abrir nuevos caminos constantemente dentro de nosotros mismos.