martes, 29 de diciembre de 2015

El espíritu del pionero




MARY ANDERSON

La Sa. Mary Anderson fue Vice-Presidenta internacional de la Sociedad Teosófica y ha dado muchas conferencias en diferentes idiomas.

   La vida espiritual a menudo está simbolizada como un sendero, un viaje, una búsqueda o un peregrinaje. Recordemos The Pilgrim’s Progress (El Progreso del Peregrino) de John Bunyan. Bunyan, que vivió en el siglo diecisiete, era un Puritano de mente estrecha, y servía a un dios antropomórfico, a quien imaginaba celoso y cruel. Vivió con mucho miedo de no ser ‘salvado’, de terminar en el infierno. Pero, en The Pilgrim’s Progress describe las numerosas dificultades y los muchos estímulos presentes en el sendero de la espiritualidad. Él los simboliza como características del paisaje, las ciudades, etc., y compañeros de viaje. Por ejemplo, él viaja por ‘el Cenagal (pantano) de la Desesperación’, ‘el Valle de la Sombra de la Muerte’, ‘el Valle de la Humillación’, ‘la Ciudad de la Destrucción’, ‘la Feria de Vanidades’, ‘la Bella Casa’, ‘el Castillo de Dudas’, ‘la Ciudad Celestial’, etc., y sus compañeros y enemigos en diferentes oportunidades son Esperanzado, Fiel, Charlatán, Palabra Fiel, Ignorancia, Desesperación Gigante (quien mantiene al héroe y a sus compañeros peregrinos prisioneros durante un tiempo, porque se pierden del sendero).
   En diferentes religiones existen mapas que muestran los peligros que acechan en el Sendero. El Camino Místico Cristiano advierte del Purgatorio después de la dicha de la Conversión y de la ‘oscura noche del alma’ que sigue a la ‘Iluminación’ antes de la Unión Mística final. El peregrinaje o el Camino, tienen una meta. Incluso si no conocemos esa meta, la prevemos, la imaginamos, inclusive podemos ‘sentirla’.

   Hay otro símbolo, el del viajero que no tiene un mapa que lo guíe y no conoce el próximo paso en el sendero, o el final de ese camino, si es que ha de tener un fin: el pionero. Un pionero no sabe qué le espera un paso más allá, o al final del camino, si es que éste tiene un final. Puede especular y teorizar, pero no lo sabe en la práctica, porque el pionero es el primero en viajar en ese sendero particular. De modo que el pionero tiene que enfrentar muchas penurias. La palabra ‘pionero’ originalmente significó, quien va a pie, o un soldado que va a pie, de infantería. Quien va a pie tiene que ‘esforzarse caminando’. Se viaja más lentamente, con mayor esfuerzo y más privaciones. “¿Zigzaguea siempre el camino, subiendo?” “Sí, hasta el final.” Los pioneros son aventureros, exploradores, dirigiéndose donde nadie fue antes. Por lo tanto preparan el camino para aquéllos que los siguen, alisando la tierra, haciendo mapas, señalando peligros, haciendo la vida más segura y más comprensible para quienes los siguen. Y cuando ellos lo siguen, el pionero ya se ha ido a tierras desconocidas. Los pioneros son los buscadores del camino, scouts, portadores de luz.

   La palabra ‘pionero’ puede recordarnos los días de los pioneros en Norte América. Estos días son familiares para nosotros por las películas de vaqueros, tan populares en la primera mitad del siglo pasado, y a mediados del mismo. El ver estas películas, nos llevaban a esperar lo inesperado, nos mostraban cómo los así llamados ‘héroes’ se las arreglaban con lo inesperado. Hoy los días de pioneros en el sentido tradicional, concluyeron. Los seres humanos exploraron casi todas las partes de la tierra, trazando mapas de la tierra ¡y desafortunadamente explotándola! Ahora el hombre se dirige a la exploración del espacio exterior con naves espaciales de diferentes tipos, pesadas y ruinosamente caras, con control remoto y computadoras dirigiéndolas desde la tierra. Hay una exploración en aumento en lo muy grande en astronomía, y en lo muy pequeño en física nuclear, genética, etc. Pero tal vez el espíritu del pionero permanece el mismo. Se caracteriza por la curiosidad, el coraje, la adaptabilidad, la inventiva, etc.

   Pero ¿no es la vida misma una experiencia de pioneros? Incluso si llevamos una vida muy cómoda, un día podemos enfrentarnos con lo inesperado. Una y otra vez puede que tengamos que hollar un terreno que es nuevo, por lo menos para nosotros. Lo inesperado puede tomar la forma de la pérdida de nuestras posesiones, de nuestro trabajo, de nuestra salud, de lo más cercano y querido, por un distanciamiento o por sufrir la pérdida de un ser querido, o la posibilidad de nuestra propia muerte. Puede ser un ascenso laboral que enfrentamos, que implica mayor responsabilidad. Los seres humanos tienden a disfrutar de la rutina y la comodidad. Le temen a lo inesperado, lo desconocido. Se dice que el mal que conocemos es mejor que el que desconocemos. La gente incluso niega la posibilidad de que le suceda algo inesperado: “¡Esto no puede pasarme a mí!” Pero cuando enfrentamos lo inesperado tenemos una oportunidad de desarrollar cualidades que tal vez carecíamos, como la curiosidad, la adaptabilidad, la valentía y la inventiva. Lo inesperado no se puede manejar del modo que hemos aprendido a arreglárnoslas en situaciones comunes, es decir, con la mente lógica, siguiendo ciertas reglas, o sólo hasta cierto límite. Entonces lo inesperado puede dar lugar en nosotros a algo más allá de la mente, la intuición. Puede conducirnos al Sendero Espiritual. Ciertamente, el Sendero Espiritual mismo es lo Inesperado y requiere del espíritu del pionero.

   ¿Qué puede enseñarnos el espíritu del pionero en los ‘días de los pioneros’ en los Estados Unidos? Existe un poema de Walt Whitman: “¡Pioneros! ¡Oh, pioneros!” Se destacan diferentes cualidades de los precursores en este poema. Se pueden comprender no sólo literalmente sino también psicológica y espiritualmente. Permítanme resumirlas: movimiento constante, atención, estar preparado para todo, adaptabilidad, no mirar hacia atrás, valentía, esfuerzo, vida simple, responsabilidad, disposición al auto-sacrificio, fraternidad, una personalidad integrada. Todas estas cualidades de los pioneros son necesarias en el viaje espiritual. Las consideraré una a una, citando el poema y agregando algunos comentarios:

  1. Movimiento constante: “Pues no podemos detenernos aquí. Debemos marchar, queridos míos.” Esto implica desapego a lo agradable, a la comodidad o tal vez apasionamiento, disposición a dejar nuestro condicionamiento, manteniéndonos en cierta dirección, aunque la meta esté distante y sea desconocida.
  2. AtenciónEstar preparados para todo: “¿Tienen vuestras pistolas? ¿Tienen vuestras afiladas hachas?” Estar preparados para todo, significa estar preparados para nada en particular, para lo inesperado; sin imaginarnos lo que viene, o lo que haremos si llega, pero enfrentando lo nuevo que surge.
  3. Adaptabilidad: “¿Habrán de languidecer y morir algunos de nosotros? ¿habrá sonado la hora? Entonces es mejor que muramos sobre la marcha y el claro se llenará sin falta.” Esto implica disposición a adaptarse a lo inesperado, aunque signifique que ya no tenemos ningún rol activo, disposición a cambiar lo que podemos cambiar y a aceptar lo que no podemos modificar. Tal vez no podemos cambiar las circunstancias, pero podemos cambiarnos a nosotros, nuestras actitudes, podemos adaptarnos.
  4. No mirar atrás: “Dejamos atrás todo el pasado.” ¿No significa esto no estar apegados al pasado, no lamentar pérdidas, no deplorar los buenos días pasados, no alimentar viejos agravios, no ser como la esposa de Lot, que se convirtió en un pilar de sal porque miró hacia atrás a la ciudad que ella y su marido habían tenido que dejar?
  5. Coraje: “Debemos resistir los embates del peligro”. El coraje no es sólo carencia de miedo, sino seguir adelante a pesar del miedo.
  6. Esfuerzo: “Por los precipicios, cañadas, montañas escarpadas. Conquistamos, retenemos, desafiamos los peligros y nos aventuramos por caminos desconocidos…” Esto significa disposición a trabajar duro a pesar de las dificultades, tratar una y otra vez, contra situaciones particulares aparentemente imposibles.
  7. La vida simple: “No para dulces deleites, no el cojín ni la pantufla, no la calma ni el estudio, no la riqueza segura y empalagosa, no los goces insustanciales. ¿Se hartan los glotones en los banquetes? ¿Duermen los durmientes corpulentos?, ¿han asegurado las puertas? No obstante, nuestras son las comidas frugales y las mantas en el suelo.” Contentarse con lo mínimo es una cualidad de pioneros. Aunque tengamos los medios para comprar lo que no es necesario, ¿estamos entregados al consumismo?, es decir, ¿nos influye la publicidad para consumir? ¿Podemos viajar livianos?
  8. Responsabilidad: “Todos los demás dependen de nosotros… ¿Se han detenido las razas viejas? ¿Languidecen y terminan su tarea…? Nosotros tomamos la tarea eterna, y la carga, y la lección. Por las multitudes que están a nuestra zaga no debemos rendirnos ni vacilar… Encabezamos la procesión de hoy día al emprender nuestro viaje.” A la responsabilidad le sigue la libertad interna. Elegimos por nuestro libre albedrío, y debemos asumir la responsabilidad de sus consecuencias y afrontarlas.
  9. Predisposición al auto-sacrificio: “¡Oh, morir avanzando!”. Podemos ir sin muchas cosas, pero, ¿podemos abandonar nuestros deseos secretos de aprecio a otros, nuestra auto-alabanza? ¿Podemos abandonar nuestro auto-interés, nuestro auto-centrismo? ¿Podemos morir en este sentido?
  10. Fraternidad: “Llenos de orgullo y amistad viril.” “¡Oh vosotras hijas del Oeste! ¡Oh, hijas mayores y menores! ¡Oh, madres y esposas! Que no haya división entre vosotras, marcháis unidas en nuestras filas…” La Fraternidad es imperativa en cualquier gran movimiento. Esto fue el motivo principal por el que la Sociedad Teosófica se fundó. Así de necesario es el amor fraternal en el sendero espiritual. “Durante el estudio deben los Upâsikas mantenerse unidos como los dedos de la mano… Les enseñarás que todo cuanto perjudique a uno, ha de perjudicar a los demás… Los condiscípulos deben estar armonizados como si fueran cuerdas de un laúd (vina) que aunque cada una distinta de las demás, emiten concertados sonidos” (Ocultismo Práctico, p.13-14). “Queridos míos, amémonos unos a otros, porque el amor es de Dios. Cualquiera que ama, es nacido de Dios, y conoce a Dios.”(I Juan 4:7).
  11. Personalidad integrada: “También yo con mi alma y con mi cuerpo, nosotros, un trío extraño, escogemos, proseguimos nuestra marcha errante, por estas playas en medio de las sombras, con los fantasmas que nos impelen…” ¿Estamos en paz con nosotros mismos? El hombre es un ser complejo. Existen tres corrientes de evolución en él: La Espiritual o Monádica, la intelectual o Kâma-Manásica, la física, es decir, el cuerpo y su vitalidad. “Cada uno de estos tres sistemas tiene sus propia leyes… Cada uno está representado en la constitución del hombre… es la unión de estas tres corrientes en él lo que hace de él el ser complejo que es…”(La Doctrina Secreta).
   Lo que el elemento espiritual aspira, el intelectual a menudo lo rechaza. Lo que el elemento intelectual quiere, el físico a menudo lo detesta, y viceversa. “Porque no hago el bien que quiero, mas el mal que no quiero, éste hago.” (Romanos 7:19).

   ¿Estamos integrados en nuestro interior, en un estado de amistad con nosotros mismos? Hablamos de la Unidad, y a menudo pensamos acerca de ella horizontalmente, como unidad con nuestros semejantes, o los animales. ¿No existe también una unidad vertical, una unidad dentro de nosotros, en el caso de lo que llamamos la personalidad integrada? Una vez le mostraron a un grafólogo la escritura de Las Cartas de los Mahatmas a A. P. Sinnett, sin que supiera a quiénes pertenecía, y afirmó que tenían que ser personas altamente integradas. A veces se dice que, si amáramos a nuestros semejantes como a nosotros mismos, eso significaría que debemos amarnos a nosotros. Sin embargo, el auto-amor tiene un sabor desagradable. Tal vez deberíamos decir que debemos ser integrados, estar en paz dentro de nosotros, antes que podamos estar en paz con otros y verdaderamente amarlos. El camino del pionero puede parecer un camino belicoso, pero se lo transita con seguridad teniendo paz en el corazón.

   ¿Podemos pensar en pioneros en el Sendero de la Teosofía?, ¿en el Sendero Espiritual? Todos los grandes verdaderos Teósofos a través del tiempo han sido precursores, han hollado terreno virgen. Incluso si otros lo han transitado antes que ellos, fue nuevo y único para ellos, y a veces para su época. Los místicos como Meister Eckhart, Santa Teresa, filósofos como Plotino, Ammonio Saccas, Giordano Bruno, Jakob Boehme, y otros, y, más familiares para nosotros, H. P. Blavatsky y el Cnel. Olcott, fueron todos precursores. Tanto HPB como el Cnel. Olcott, de modo individual y como equipo, tuvieron el espíritu del pionero. Estaban listos para aceptar el sufrimiento, el trabajo duro y el fracaso aparente. HPB era una pionera en su vida privada, si consideramos cómo manejó sus dones psíquicos, cómo dejó a su marido, si recordamos sus viajes y sus aventuras, a menudo disfrazada como hombre. También fue una precursora en su vida teosófica y en sus escritos, sin temor de romper tabúes, de demoler ídolos, de ofrecer una filosofía precursora, nueva para su época. A ella se la menciona en Las Cartas de los Mahatmas como “habiendo sido enviada sola al mundo para preparar gradualmente el camino para otros”, (Carta Nº 26, p.293). El Cnel. Olcott también fue un pionero en todo lo que emprendió antes de conocer a HPB; en agricultura, en leyes, en una lucha intrépida contra la corrupción, en periodismo, en su interés en el espiritismo. Y los Maestros testifican sus cualidades precursoras en su trabajo por la Sociedad Teosófica: “(él) considera el sacrificio de la comodidad e incluso de la vida como algo que debe arriesgarse con alegría cuando sea necesario; que comerá cualquier cosa, o incluso pasará sin comer; que dormirá en cualquier cama, trabajará en cualquier lugar, confraternizará con cualquier paria, soportará cualquier privación por la causa.” (Carta Nº 4, p.20). Respecto a ambos, HPB y el Cnel. Olcott, se dice: “a nuestros dos agentes se les da la tarea y se los deja…. Que hagan lo mejor que puedan bajo las circunstancias…”(Carta Nº 99) De ellos se esperaban cualidades precursoras como coraje, inventiva y responsabilidad. El Maestro KH habla de “una vana esperanza”. A veces, ¿no se esfuerzan y luchan los pioneros por tal esperanza?: “Lo que quise decir por ‘Esperanza Vana’, es que cuando uno considera la magnitud de la tarea a ser emprendida por nuestros voluntarios teosóficos, y especialmente los numerosos organismos presentados, y a ser presentados en oposición, bien podemos compararlo con uno de esos esfuerzos desesperados contra hechos abrumadores que el verdadero soldado disfruta intentar.”

   Annie Besant fue una pionera en su vida privada. Ella dejó la Iglesia de Inglaterra, dejó a su marido, abandonó a sus amigos socialistas. Fue una precursora en su trabajo social mucho antes de conocer a HPB y mostró todas las cualidades de pionero en su trabajo por la Teosofía y la Sociedad Teosófica, por la educación, por un Gobierno autónomo para la India, etc.

   Pero tal vez los mayores pioneros son los Maestros mismos, como precursores de la raza humana. ¿No se dice que cuando alguien supera al yo, se vuelve más fácil para todos seguirlo para dar los mismos pasos? A su vez, aunque pueda volverse relativamente más fácil, aún así es una tarea hercúlea. Los fundadores de las grandes religiones fueron todos pioneros, sin embargo gran parte de su mensaje fue distorsionado con posterioridad. El mayor pionero fue tal vez el Señor Buddha, porque se afirma que fue el primero de nuestra raza humana en alcanzar el estado de Budado.

   Quizás toda la evolución es precursora. El descenso del espíritu en la materia, aunque se repita a menudo, es único cada vez que sucede. ¡Es precursor! Al igual que en la naturaleza cada primavera es única, y cada flor que aparece, florece nueva, es una precursora. Podemos pensar en eso particularmente en la primavera. Los primeros copos de nieve, así como también las primeras hojas muertas del otoño. En el reino humano, somos pioneros cada vez que nacemos a lo desconocido, en un nuevo, viejo mundo. Somos precursores cada vez que morimos, pasando a lo desconocido, por muchas experiencias cercanas a la muerte que podamos haber tenido, ¡o de la que podamos haber leído!

   Toda la Vida misma es precursora, día a día, de instante en instante. Podemos pensar de la involución del espíritu en la materia, la aventura del Logos crucificado en la cruz del cuerpo, como precursor.

   Pero tal vez alguno de nosotros piense principalmente (siendo humano en nuestra etapa de evolución) en el ascenso del espíritu a partir de los límites de la materia o del materialismo como precursor, necesitando, como mencionamos, movimiento constante, atención (estar preparados para cualquier cosa), adaptabilidad, no mirar atrás, coraje, esfuerzo, vida simple, responsabilidad, estar dispuestos al auto-sacrificio, fraternidad, personalidad integrada.

   Tal vez allí existan algunas contradicciones aparentes, algunas paradojas que hemos considerado en parte. Podemos simbolizar la vida del pionero como un sendero, pero el sendero es sólo un símbolo. Lo que se llama el sendero en realidad es la vida de cada día.
   Respecto a esto se dice que quien se ha vuelto verdaderamente espiritual, facilita la tarea a todos aquéllos que lo siguen. Esto es obvio, dado que todos son uno y cuanto más consciente es una persona de esa Unidad, más participa de ella. Sin embargo, para todos, el camino del pionero es nuevo. No existe lectura de mapas, ni referencias a un libro de texto. Si fuera tan simple, los Maestros sólo tendrían que escribir un libro de texto, ¡como ellos dicen! El sendero, que sólo es un símbolo, es único, al igual que cada individuo es único, aunque es uno con todos los demás.

   El camino del precursor puede parecer belicoso, cuando oímos de ‘pistolas y hachas’. Sin embargo, en el caso del precursor espiritual, la única guerra a entablar y ganar se lleva a cabo contra nuestra propia y egoísta naturaleza. Quien conquista al yo es superior a quien conquista a miles de ejércitos en la batalla. Pero el sendero espiritual sólo se puede hollar con paz en el corazón. Es la paz de la voluntad estable, la paz de una aspiración única.

   Finalmente, el precursor espiritual no inventa necesariamente nuevos métodos o hace cosas de un modo novedoso, ni crea modas nuevas que atraen a otros. Estamos hablando del espíritu del pionero. Y es el espíritu el que es un pionero eterno. En otro sentido, el espíritu en que se hacen las cosas, la actitud y el motivo, eso es lo importante. Si el espíritu o la actitud son de auto-olvido, entonces seremos pioneros al abrir nuevos caminos constantemente dentro de nosotros mismos.

miércoles, 23 de diciembre de 2015

Liberar belleza


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Radha Burnier

De acuerdo con la filosofía platónica, el alma del hombre existía en el mundo puro del ser, antes de que fuera atraída hacia este mundo de sombras, aquél  es un mundo de perfecta belleza, armonía y luz en el que no hay un devenir. Por consiguiente, aquí, en este mundo de sensaciones que es un mundo de sombras efímeras y simples imágenes, cuando el alma tiene ciertas experiencias, por ejemplo, cuando encuentra un objeto hermoso, es una reminiscencia de lo que conoció en el mundo invisible de perfección, lo cual ha olvidado por un tiempo.

De acuerdo al pensamiento hindú, también el Espíritu del hombre, su verdadero ser, es la base de todos los valores fundamentales. El hombre es en esencia divino, aunque pueda estar limitado por las vestiduras con las cuales se cubre y la misma naturaleza de lo divino es tomar la forma de la Verdad, la Bondad y la Belleza. Éstos son los atributos del ser perfecto, como también lo son la Bienaventuranza y la Conciencia pura.

Estos atributos divinos son siempre co-existentes. En el estado absoluto ninguno de estos atributos existe sin los otros. En realidad, son meramente aspectos o facetas de la divinidad, reflejos de la misma luz. Por consiguiente no es posible llegar a un conocimiento de belleza, verdad o bondad absoluto, a menos que la conciencia que conoce estos atributos esté en una condición más pura, no sujeta a tentaciones y variaciones superfluas. Y en ese estado de conocimiento o de ser, también se encuentra la Bienaventuranza, que es un regocijo del Espíritu, muy alejado del placer que sólo es su débil sombra.

La verdadera naturaleza del hombre, al ser divina, mientras esté en este mundo de percepciones sensoriales, está siempre impelida a buscar entre las sombras aquello que le recuerda una realidad que alguna parte profunda de él mismo ha conocido. Por lo tanto se dice en India que la percepción de la belleza, en cualquier medida en que pueda ser, es una convergencia de la pasada experiencia del alma.

Como la Belleza que es absoluta es siempre co-existente con la Bienaventuranza, es natural que en la mente de las personas el placer esté conectado con la belleza relativa que perciben en las formas, porque como se dijo antes, el placer es la contraparte grosera en el mundo de las sensaciones de un regocijo del Espíritu, que es Bienaventuranza.

Por lo tanto cuando el placer se obtiene de un objeto particular, o cuando la mente reconoce la posibilidad del placer en un objeto, puede parecer hermoso. Quien está enamorado de una mujer en la que reconoce una fuente de placer para él mismo y a la que desea poseer, encuentra todo tipo de belleza en ella, que no es visible para los demás. La misma mujer no le parecerá estar repleta de toda la belleza con la que previamente su mente la dotó, cuando por la saciedad cese de ser un objeto de gratificación.

Toda forma y objeto que sea aparentemente hermoso, si el sentimiento de belleza se funda en el placer de los sentidos y de la mente, antes o después pasa a perder su encanto. Aún la belleza derivada de los placeres más sutiles de los sentidos, libres del deseo de posesión, tales como la belleza que se siente al mirar un paisaje o al escuchar una pieza musical, desaparece después de un tiempo. Aquéllos que viven constantemente en un lugar muy hermoso, o cerca de algo hermoso, pronto no les emociona más como lo hacía antes, cuando el objeto por primera vez entró dentro de su visión y estimuló sus sentidos. Con frecuencia, por supuesto, sucede que un individuo piensa que él debería apreciar la belleza, y por consiguiente periódicamente dará expresión verbal a una belleza que realmente ya no le impresiona interiormente, porque él ha cesado de ser estimulado por ello. No nos estamos refiriendo a tales expresiones verbales, sino a la respuesta interior.

La naturaleza misma del placer y por lo tanto de la belleza que está asociada con el placer es aquélla que cansa y deja de gustar, o siempre está buscando mayor estimulación. Un crítico muy conocido, Eric Newton, declara que la prueba de la presencia e intensidad de la belleza es el placer causado por la gratificación del deseo de repetir la experiencia. En contradicción a esto, otro escritor renombrado, Jacques Maritain, dice que la percepción de la belleza produce regocijo “pero es el elevado deleite del espíritu, lo absolutamente contrario del placer, o la agradable cosquilla de la sensibilidad”.

Cuando la Belleza pura es tocada aunque sea por un instante, la conciencia está en un estado de liberación, por ese momento, de los impedimentos y limitaciones que normalmente la deforman y restringen. Y en ese periodo de liberación existe siempre el deleite del espíritu, porque tanto la belleza como el verdadero regocijo son coexistentes con la conciencia en su estado puro, como lo mencioné antes.

Esta experiencia de libertad y regocijo momentánea que acompaña a la percepción de la belleza, actúa como un estimulante en aquél que ha tenido la experiencia, y busca repetirla. No son sólo las formas groseras del placer, tales como el deseo de poseer físicamente objetos atractivos, lo que el hombre desea tener una y otra vez. Sino que él tiene una sed de experiencias que comienzan en el nivel más grosero y luego, a medida que va creciendo en evolución, requiere entretenimientos más sutiles.

Por tanto, hay personas que están ocupadas con lo que piensan es algo hermoso. Ellos quieren derivar de ello una continua satisfacción, buscan el placer de la estimulación, están tan completamente absortos en el deseo por la repetición de este tipo de experiencia y la excitación que brinda, como otros están concentrados en la estimulación que el conocimiento intelectual brinda.

El deseo por la repetición de la experiencia crea, por supuesto, un hábito y una adicción, aunque la experiencia que se busca repetir sea hermosa y elevada. La sed de experiencia de cualquier naturaleza es el verdadero obstáculo que impide la realización de la Belleza y Bienaventuranza divina, porque tironea a la mente en una permanente búsqueda, que modifica siempre a la conciencia.

Aún cuando no está el anhelo de repetir la misma experiencia, existe  la expectativa de una experiencia similar, basada en la memoria de lo que se conoció previamente. La mente está por tanto en una condición de inquietud. La conciencia se vuelve insensible y cesa de reflejar lo divino, al ser envuelta por la oscuridad de las cosas finitas.

“El que se abalanza sobre las bellezas inferiores, como si fueran realidades, cuando sólo son como imágenes hermosas que aparecen en el agua, sin duda, como en la fábula, al estirarse hacia la sombra, se ahogan en el lago y desaparecen”, dice Plotino.

La Belleza pura, la Belleza de lo Divino, no puede capturarse por desearla. Uno no puede ver la belleza porque está la intención de verla. No es la revelación de algo nuevo, sino la revelación de algo que existe siempre, que sucede cuando el que percibe de alguna manera participa de su naturaleza, es decir, cuando él mismo se libera de todas las impurezas que surgen en su ser a partir de las actividades de la mente nacidas del deseo. En palabras de Wordsworth:

Piensa en esta  suma poderosa
De cosas que siempre dicen
Que nada surgirá de sí mismo,
Aún así ¿debemos seguir buscando?  

Así, aprender a ver la Belleza en todo su esplendor no es sólo apreciar objetos bellos o cultivar un gusto por ciertas cosas. Algunos antiguos indos lo han descrito como el regocijo que nace con la cesación de la sed. “Existe una belleza que no ofrece estímulo… Uno contacta esa belleza, no a través del deseo, del querer, de tener anhelos por la experiencia, sino sólo cuando todos los deseos por las experiencias han llegado a un fin”, dice Krishnaji.

Esto no significa retirarnos del mundo y negarnos a mirar las maravillas de la creación: los árboles, los ríos, el cielo, los rostros de las personas, etc., todo lo cual expresa la Belleza Una, sino observarlos con una mirada diferente, “depurada de las brumas de los sentidos”.

“Debemos despertar y adoptar un ojo interno más puro, que todos los hombres poseen, pero que sólo pocos usan”.

Este ojo interno se abre sólo cuando hay un estado de mente que tiende hacia el objetivo humano más elevado, que es la libertad. Es un estado de mente en el cual las transformaciones causadas por los apegos llegan a su fin, cuando no hay dependencia de algo externo y las limitaciones causadas por el sentido del tiempo, del espacio, del nombre y de la forma, se rompen en pedazos. Estas limitaciones existen porque hay apego a objetos y formas particulares, a su memoria y al deseo por más placer. Cuando el alma o el espíritu se libera de estas limitaciones, entonces adopta su propia y verdadera forma, que es la forma de la más pura conciencia, que brilla por sí misma con belleza y refleja lo divino. Por consiguiente, uno de los más grandes escritores indos sobre el tema de la Belleza ha dicho que el que quiera verla debe tener un corazón que, al estar libre de impurezas, brille con claridad. A menos que el corazón esté limpio como el cristal y sea delicado y sensible como el capullo de una flor, no será capaz de vibrar en armonía con la vida, de trascender la limitación de la existencia separada.

Miguel Ángel dijo: “La Belleza es la purgación de las superfluidades”. Él probablemente se refería al trabajo de un escultor que hace surgir la belleza a partir de una piedra al retirar lo innecesario. Pero la cita se aplica más acertadamente a lo que tiene lugar dentro de cada individuo. La belleza no es ni objetiva ni subjetiva, porque está en todos lados, esperando ser descubierta. La percepción llega cuando cualquier individuo se mira a sí mismo como un escultor mira la piedra sobre la cual va a liberar una belleza invisible, y entonces procede a quitar lo que es superfluo, cortando y puliendo hasta que asume una Belleza nunca vista hasta ahora.

Cuando no hay belleza interior tampoco la hay en lo exterior, sólo puede haber una apariencia de belleza. Pero si a través de la recta percepción y conocimiento uno comienza a liberar el alma o el Ser de la sórdida prisión construida por un aumento de los deseos del cuerpo y de los sentidos, entonces hay una percepción cada vez mayor de la Belleza inmortal. Y con cada percepción, hay una claridad en aumento, porque aún una momentánea visión de lo Real es como una ablución purificadora. Por lo tanto en el proceso de liberar la Belleza, la Belleza se convierte en el Liberador.

“El hombre miserable no es el que descuida la búsqueda de bellos colores y hermosas formas corporales, quien es privado de poder y cae de la dominación y el imperio, sino sólo el que es destituido de esta posesión divina, por la cual debe renunciar y olvidar la amplia dominación de la tierra y el mar y el aún más extendido imperio de los cielos, si despreciando y dejando éstos bien atrás, intentamos siempre arribar a la felicidad substancial por medio de la contemplación de la Belleza misma.”
                                                                                                                      Plotino.


 Los Aspectos principales de la Belleza son la Luz y la Proporción. El Cristo en ti es ambos: la Luz, y la Sabiduría de Dios. Entonces vives Bellamente cuando esta Luz circula a través de tus Pensamientos, Sentimientos, Acciones, brillando en todo y haciendo a todas las cosas proporcionales a sí misma.
                                                                                     Meter Sterry

lunes, 21 de diciembre de 2015

Impresiones de Adyar




ROBERT BÉLAND

Miembro de la ST de Canadá.

Charla dada en el Cierre de la Convención Internacional, Adyar, 31 diciembre 2014.

 Quisiera compartir las impresiones que me dejaron mi estadía en Adyar y la Convención Anual. Hay tres o cuatro puntos que me gustaría compartir con ustedes.

Lo primero que me impactó y emocionó, al caminar por el campus de Adyar, fue que, sin importar a quién conocía, siempre estaba ese sentimiento de hermandad o calidad humana sin distinción de raza, color o género. Esto parece obvio dado que es nuestro lema. Pero siempre es conmovedor ver implementado, en el diario vivir, lo que estudiamos en libros, verlo en un grupo de personas tan grande y diverso, y que es a veces difícil de aplicar con la familia y amigos. También me impresionó ver el respeto por todos los animales y las plantas en el campus.

Lo segundo que quiero comentar es que asistí a la Escuela de la Sabiduría. Descubrí una fantástica oportunidad para conocer grandes maestros y otros estudiantes que ahora son mis amigos. Es también maravilloso tener la ocasión de adquirir conocimiento de gran calidad, que está incluso más allá del conocimiento. Esto es algo que puedo traer conmigo a casa y compartir con mis colegas por el bien de la Teosofía en nuestras ramas, grupos de estudio y con cualquiera que desee aprender más. De nuevo, insisto en lo asombroso que fue que, a pesar de que éramos muchas personas de diferentes orígenes y culturas, y con asignaturas de estudio a veces sensibles, siempre se trabajó con un espíritu de respeto y calidad humana.

Ahora la convención. El tema principal que se trató fue el cambio en el mundo y en la Sociedad Teosófica. Las siguientes no son estadísticas científicas pero, alrededor del 50% de las personas están concientemente atemorizadas por el cambio y otro 49,9% están atemorizadas a nivel inconciente o se sienten incómodas con el cambio porque las lleva a lo desconocido. Lo que me impactó fue ese espíritu de respeto entre todos. Los que quieren que ocurran cambios no parecen empujar o tironear a los otros. Aquellos que prefieren no cambiar, o al menos no tan rápido, se muestran abiertos a escuchar.

Siempre vuelvo al tema de la hermandad o la calidad humana, pero ¿no eso lo que falta en este mundo? Muchas personas están hambrientas, y sin embargo hay suficiente comida, muchas personas son pobres, pero hay suficiente dinero. ¿Qué está faltando? El profundo deseo de compartir… fraternidad entre humanos. Este último mes he visto y experimentado una calidad humana a diario.

Resumiendo, he viajado antes por Norte y Sudamérica, Europa y Asia, pero este último mes que pasé aquí en Adyar, en la Sede Internacional de la ST, fue una de las mejores experiencias de mi vida.

"Quiero que todos sean dichosos, porque la alegría es indispensable tanto para un Adyar feliz como para un Adyar eficiente. Como el gran centro mundial para la hermandad y específicamente para la Sociedad Teosófica, y los muchos movimientos que nuestra Sociedad dio a luz, Adyar ocupa un lugar único en la vida del mundo. Por la fuerza del ejemplo fuerte, Adyar casi puede guiar al mundo a seguir el camino hacia la dicha, en el sentido de que un ejemplo fuerte desde este centro seria tan convincente en su poder y atractivo que el resto del mundo sería irresistiblemente atraído a seguir el ejemplo."
 Annie Besant

miércoles, 16 de diciembre de 2015

La Necesidad Actual



Tim Boyd


Me gustaría compartir unas ideas sobre este momento actual y sobre cuál podría ser la necesidad que tenemos.

¿Podemos reconocerla y responder? ¿Cuál es la oportunidad de esta época, dada nuestra etapa particular de desarrollo? Nuestra comprensión inicial del significado de la “Teosofía” nos la ofreció extensamente H.P.  Blavatsky. Su trabajo fue difícil. Durante su vida vivió sin muchas cosas en el aspecto de riqueza material, pero pudo participar en la fundación de algo que ha ido creciendo y ha llegado a enraizar actualmente en setenta países, con unos recursos que incluyen, además de las finanzas y las propiedades, con lo más importante, 26.000 miembros que han encontrado un significado y un valor en la Teosofía. HPB no se engañó creyendo que su obra iba a ser aceptada fácilmente.

Fue una suerte porque, durante su vida, lo que encontró fue un rechazo y unas acusaciones que hubieran detenido en seco a otras personas más corrientes. Pero ella, por más enfadada que pareciera cuando hablaba, estaba dispuesta una y otra vez a recomponerse y a volverlo a intentar. Decía que el mundo al que se dirigía no iba a entender las enseñanzas teosóficas, y que sus enseñanzas no empezarían a comprenderse hasta el siglo veinte. El escenario humano necesitaba todavía crecer algo más. Una parte de ese crecimiento ya ha tenido lugar en el ámbito del planteamiento científico. Así, la Teosofía que ella presentaba y el movimiento que se inició a través de sus esfuerzos estaba dirigido al futuro. Por lo que podemos ver, parece como si ese futuro fuera ahora, porque la posibilidad de que esas enseñanzas den raíces de manera significativa para el mundo en general es este momento que ahora vivimos. Hay una expresión africana que dice: “La  enfermedad que está oculta no puede curarse”. Me gustaría examinar algunos de los obstáculos ocultos para la expresión total de esta visión teosófica del mundo, reconociendo que allí donde encontremos obstáculos, necesariamente encontraremos oportunidades.

Durante los cuatrocientos o quinientos años pasados nuestra manera de ver el mundo ha cambiado. Nuestra visión actual lo abarca todo, aunque no nos demos cuenta, pero es una visión que nos guía en cada decisión y que se ha convertido en algo de ámbito mundial. Tiene sus raíces en el desarrollo de la visión de la ciencia contemporánea. El planteamiento científico del mundo es relativamente nuevo. Hace cuatrocientos o quinientos años la forma particular de ver el mundo que describimos como “científica” era relativamente desconocida. El planteamiento que impera hoy en día respecto a la ciencia se ha llamado “reduccionismo” o “reduccionismo materialista”. Este planteamiento que se ha adoptado y promovido es reduccionista porque, por definición, el campo de estudio de la ciencia contemporánea es el reino material.

El cosmos que  se examina, se observa y se estudia, es el reino físico. Pensar en lo que es Divino, o conciencia, no es algo que se pueda medir. Tal vez lo sean sus efectos, pero la conciencia en sí misma ha sido excluida del planteamiento reduccionista. Este es uno de los factores que han representado una limitación. No sería un problema tan difícil si no fuera que, en realidad, este planteamiento tan limitado ha llegado a ser tan  predominante, que ahora es casi la religión del mundo. Una de las dificultades en el concepto que considera el mundo físico como el universo total es que nos encontramos ahora en una situación que antes nunca había existido. Ni un solo momento en toda la historia humana, el cosmos se había considerado como algo que no fuera sagrado.

Pero ya no es así. Se le ha descrito como un cosmos “desacralizado” y esto tiene sus implicaciones. La base principal de nuestra forma de llegar a decisiones sobre algo responde a los valores que hemos cultivado. Estos valores se han visto minimizados. Otra corriente que ha convivido con el reduccionismo también tuvo sus principios hace quinientos o seiscientos años. Empezó en la época de la Reforma Protestante en Europa, cuando la Iglesia tenía la última palabra.

Con la caída de ese sentido de centro y de valor establecido por Lutero (que inició todo el movimiento), algo se extendió al extranjero. Lo que se ha desarrollado es una mala interpretación del concepto fundamental incluido en la Declaración de Independencia de los Estados Unidos de América, el de que “todos los hombres son creados iguales”. No ha quedado aislado en Occidente. Ha llegado a todo el mundo. Esta tendencia va más allá del simple individualismo, que forma parte del ciclo natural espiritual en el que el individuo es capaz de establecer su propia esencia central y actuar desde allí.
En su forma ideal, el individuo desarrolla esta esencia para poder después darle la vuelta y convertirlo en un servicio consciente para el todo. Estudié en una escuela americana y me tuve que aprender esa Declaración de memoria: “Sostenemos que estas verdades son evidentes por sí mismas, que todos los hombres son creados iguales”.
Es una frase muy profunda si la comprendemos desde el nivel en el que está. En términos de nuestra Divinidad cada uno de nosotros es igual. Compartimos la misma fuente: no hay separación, ni división. Desde la perspectiva divina incluso la igualdad es un término inadecuado. Todo es uno. No hay nada que dividir, que comparar ni contrastar. A nivel del debate popular, esta idea se ha perdido. Todos sabemos que en el mundo hay grandes seres cuya sabiduría, experiencia, conocimiento, educación y desarrollo excede en mucho a la norma.

Sin embargo, estamos en una etapa en la que la frase “todos los hombres son creados iguales” ha llegado a significar “¿Por qué tengo que escuchar a esta persona si yo soy igual que él?”. Afortunadamente es una actitud no muy frecuente en  nosotros, pero está claro que en el mundo es la que predomina. En la época del profeta Mahoma, le preguntaron a uno de sus seguidores lo siguiente: “¿Qué tiene Mahoma que sea tan importante? Si no es más que un hombre como cualquier otro”. La respuesta de esa persona sabia fue: “El profeta es como los demás hombres de la  misma manera que un rubí es como las otras piedras”. Hemos de volver a despertar nuestra sensibilidad hacia estas realidades internas. Ante la corriente de pensamiento predominante, esta sensibilidad se nos escapa de las manos. Tenemos, pues, estas dos tendencias activas en el mundo de hoy en día: la reducción materialista de nuestra visión junto con un individualismo egocéntrico. Esta manera de ver el mundo da lugar a toda una serie de consecuencias evidentes. Hay numerosas crisis  en el mundo que todos tenemos que afrontar y que cada vez son peores. Algunos de los problemas que vemos a nuestro alrededor, como el calentamiento global, el cambio climático, la deforestación, los desiertos que crecen muy rápidamente, la escasez de agua, la urbanización rápida y sin control, la contaminación de la tierra, el aire y el agua, todo esto está aumentando a un ritmo alarmante.

En 64 países del mundo hay 600 grupos diferentes que están en guerra en este momento. Son hechos. Este es el mundo en el que vivimos y los problemas que debemos gestionar. Si decidimos no hacerlo, entonces experimentaremos las consecuencias y lo transmitiremos a las generaciones futuras.

Sin necesidad de desarrollar ninguna teoría o tecnología nueva, cada uno de estos problemas acuciantes ¡tiene una solución disponible ahora mismo! El conocimiento necesario está aquí. Deberíamos entonces plantearnos una pregunta: “Si el conocimiento está disponible para la solución, ¿por qué no se solucionan estos problemas? ¿Por qué siguen persistiendo?”.

Parece que por más grande que sea nuestro conocimiento, tal vez el conocimiento por sí solo no sea suficiente. Es demasiado pequeño para los grandes problemas. Se requiere algo que exceda el simple conocimiento, algo que formó parte del motivo de la fundación de la ST. Me gustaría compartir dos citas, una de Albert Einstein y la otra de H.P. Blavatsky. La primera dice: “Ningún problema puede solucionarse en el nivel de conciencia en el que se creó”. Otra forma de decirlo sería la siguiente: “No sabemos quién descubrió el agua, pero sabemos que no fue un pez”. Nadamos dentro de los confines de un océano de pensamiento, una banda estrecha determinada de pensamiento y emoción que identificamos como “el mundo real”. Nosotros somos esos peces, pero no lo sabemos.
La cita de HPB respondía a la pregunta de “¿Qué es el mundo?” Y ella dijo “El mundo es el hombre que vive en su naturaleza personal”. Son citas similares. Lo que percibimos como el mundo real es simplemente el reflejo de nuestras naturalezas personales colectivas. Pero es un mundo con limitaciones muy claras que hay que tener en cuenta.

Como ejemplo de las limitaciones del simple conocimiento, pensemos en el caso de las guerras que tienen lugar en el mundo, en la violencia, el terrorismo, etc. ¿Cuál es la solución que aplicamos actualmente? Todos sabemos que la solución es una mayor violencia, y si eso no basta para acabar con el adversario, recurrimos a niveles de violencia tan extremos que no puede haber ninguna respuesta en ese punto.
Esto es lo que imaginamos como solución, que la paz puede venir de la guerra. Obviamente, la historia del mundo demuestra que eso no funciona. ¡Pero eso no significa que no hayamos seguido insistiendo!

La lógica elemental nos diría que el hacer daño y destruir la vida de los seres queridos de otra persona no puede tener ningún resultado positivo. Las hijas, hijos, familia, vecinos y amigos de esas personas no pueden sentir nada bueno hacia nosotros. Estos medios pueden suprimir temporalmente una mayor violencia, pero no pueden dar lugar a una paz genuina. Desde el punto de vista teosófico somos conscientes de que con las muertes repentinas que ocurren en la guerra, el cuerpo muere, pero la conciencia no desaparece.
Esta continúa y se convierte en una parte de la atmósfera que nos envuelve, en el océano donde nadan los peces, pero es una conciencia ahora marcada por el miedo, por la ira y el odio. ¿Es esta la solución para alcanzar la paz?  Sencillamente no funciona.

Podemos aplicar este mismo análisis a nuestro planteamiento del estudio espiritual y el sendero. Inicialmente, la mayoría de nosotros nos sentimos atraídos por lo espiritual porque en nuestro interior experimentamos un intenso sufrimiento de distintas maneras. Para algunos es algo físico, para otros es emocional y para otros es algo que está en la mente, pero el sufrimiento es universal. Cuando empezamos a descubrir que tal vez haya un rayo de esperanza en esa línea de la práctica espiritual, ¿cómo empezamos?

Se dice que en la raíz de todos nuestros problemas hay una profunda y fundamental ignorancia. Respecto a esta ignorancia, nuestro problema no es una falta de conocimiento, porque ya sabemos muchas cosas. El problema de esta ignorancia fundamental es que lo que sabemos y vemos es erróneo. El ejemplo que se utiliza muchas veces es el del hombre que ve una cuerda enroscada en la carretera y piensa que es una serpiente. El corazón le empieza a latir de prisa y está a punto de salir corriendo porque las serpientes le dan miedo.

Sus procesos mentales y físicos responden de esa manera porque la “realidad” que percibe es errónea. Cuando se da cuenta del error de su percepción, sus respuestas cambian. En nuestro esfuerzo por tratar esta ignorancia, ¿cuál es el planteamiento que adoptamos? Nuestro pensamiento normal nos dice que la ignorancia se remedia con más conocimiento. Tenemos la sensación de que necesitamos estudiar más.
Y entonces escogemos los libros adecuados. Después de terminar uno, necesitamos estudiar otro, y luego otro y otro más, esperando que haya una solución cuantitativa al cambio cualitativo de percepción que estamos buscando. Cuando reducimos el  mundo a un mundo material, entonces la respuesta al problema es “más”. Claramente es necesario cambiar algo en este planteamiento.
Annie Besant nos contaba la historia del viaje que hizo a Chicago en tren. Estaba medio dormida, cuando de repente la despertó una sensación muy fuerte de tristeza y de desespero. No había llegado todavía a Chicago y no sabía la causa de aquella sensación. Chicago en esa época era definida como “el matadero del mundo”. Mataban a millones de animales. Se dio cuenta de que lo que sentía era aquella atmósfera tétrica que exhalaba la ciudad. Ya se sabía que en la vecindad de aquellos mataderos el nivel de violencia y delincuencia era mucho más alto. Muchas veces en los delitos cometidos ¡se utilizaban como armas las mismas que en la industria del matadero! La atmósfera en la que vivimos nos afecta. ¿Cómo vamos, entonces, a tratar el tipo de problemas que tenemos en el mundo actualmente? El Sr. A.P. Sinnett, uno de los primeros teósofos y receptor de numerosas cartas de los Maestros, escribió varios libros, uno de los cuales fue el Budismo Esotérico.
En él describe los métodos tradicionales de la enseñanza del ocultismo y la vida espiritual. Escribió que esos métodos intentaban dejar impresa cada nueva idea en la mente, “provocando la perplejidad” que aquella nueva idea acababa por resolver. Es una bonita manera de decir que la experiencia del aprendizaje, en términos de la vida de una persona que emprende el sendero espiritual, pasa por una progresiva creación y resolución de crisis. Esto ocurre con nosotros en nuestro ciclo individual de desarrollo. Y también ocurre en el ciclo planetario. El mundo está en un período de crisis, una perplejidad que ha sido provocada por una limitada línea de pensamiento que se ha impuesto en el planeta y sus habitantes, y que ahora ha llegado lo más lejos que podía llegar. La nueva idea que tiene que imprimirse en la mente de la humanidad es nueva solamente en el sentido de que nuestras crisis actuales nos están preparando para verla y adoptarla.
Es tan antigua como la humanidad misma. Es la idea de que es posible experimentar la unicidad, la unidad y la fraternidad. Y nosotros, los teósofos, ¿cómo vamos a ir más allá de esta etapa particular en la que estamos, donde somos ricos en conocimiento pero pobres en soluciones? Lo primero es darnos cuenta de que el conocimiento por sí solo no será suficiente. Hay  algo más grande que conocemos como “sabiduría”. Esta sabiduría no la poseen únicamente los grandes seres que viven fuera de nuestro reino. Por su misma naturaleza, forma parte de nuestro ser, “más próxima que el aliento, más cerca que las manos y los pies”.
En La Voz del Silencio HPB describe los paramitas, las perfecciones, entre los cuales el más grande y final es prajna, o sabiduría. Dicen que cada una de estas perfecciones es un antídoto para diversas aflicciones de la mente y el corazón. La paciencia, uno de los paramitas, es un antídoto para la ira, la violencia etc. También dicen que la sabiduría es el antídoto de cada posible enfermedad que existe y que un poco de realización de la sabiduría es suficiente para aliviar muchos problemas.
Todos hablamos de la sabiduría. Probablemente sea lo mejor que podemos hacer porque no la conocemos. La sabiduría podría describirse como la percepción de lo que es real. No es nada extraño para nosotros. Compartiré un poema sobre la experiencia que tuvo un hombre. Lo escribió un gran poeta que también fue miembro de la ST: William Butler Yeats. A los cincuenta años tuvo una breve experiencia. La describió en un hermoso poema corto. Es una experiencia que probablemente todos podamos reconocer:

Mi año cincuenta vino y se fue,
Me senté, en soledad,
Un libro abierto y una taza vacía
sobre le mesa de mármol.
En la calle veía a la multitud,
Y mi cuerpo de repente ardió;
Y durante unos veinte minutos
Tan grande era mi gozo,
Creí estar bendecido y poder bendecir.

 Este poema es la experiencia que tuvo alguien de un descenso de buddhi, la intuición. Los veinte minutos de esa conciencia bendita le cambiaron la vida. Creo que todos lo hemos experimentado en alguna medida. Tal vez no hayamos conseguido mantenerlo veinte minutos, o tal vez fue un breve momento en el que, por alguna razón, nuestro egocentrismo normal desapareció y algo vino a rellenar ese vacío. Mirando esa experiencia en retrospectiva, podríamos definirla como un momento maravilloso.

Podríamos decir “estaba feliz”, “estaba en paz”, pero la base de la experiencia es que, de alguna manera, fue un momento en que esa voz egocéntrica que nos roe y grita constantemente se había desvanecido. Y es suficiente para durar toda una vida. Es sólo un indicio de la sabiduría de la que habla la Teosofía. Y en la Biblia tenemos un Salmo que describe este tipo de experiencia. Leemos lo siguiente:

“El emite su voz y se derrite la Tierra”. Esos momentos que son muy reales en nuestra vida son los que ocurren cuando la Tierra aparentemente sólida desaparece de la vista y nos encontramos con algo profundo que desafía nuestras últimas descripciones, y que sin embargo seguimos intentando describir. Esta es la base de la respuesta a esta necesidad actual. Sepamos lo que sepamos, no será suficiente. Sean cuales sean nuestros talentos específicos, no serán suficientes. Cualquier cosa que poseamos en términos económicos, en recursos, no serán suficientes para responder a la necesidad que tenemos delante. Pero independientemente de lo que tengamos, ya sea un grano de arena o un millón de dólares, cuando quede tocado por la bendición de esa conciencia iluminadora que hay dentro de nosotros, y que todos hemos experimentado en cierto grado, entonces quedará transformado. Esa es la transformación que tiene lugar, la necesidad que tenemos delante. Lo que hemos de hacer ahora es aprender a vivir hasta nuestro límite. Todos sentimos que somos seres limitados e intentamos confinarnos dentro de estos límites, sin alejarnos demasiado. ¿Cómo sabemos dónde están nuestros límites? Porque si estamos con personas que no conocemos y empezamos a sentirnos incómodos, entonces nos damos cuenta de que tal vez ese sea un muro del que no éramos conscientes. Cada vez que vemos distintos tipos de sufrimiento y tenemos ganas de apartarnos, reconocemos que hay un muro.

 Cuando nos sentamos en nuestra práctica meditativa y ese día en particular, a diferencia de otros días, una sensación de expansión desconocida empieza a invadir el límite de nuestra conciencia, y nos estremecemos cuando eso pasa porque no sabemos lo que representa, aparece otro límite, aparece una frontera. Esos son los lugares en los que hemos de aprender a vivir, porque lo que veremos, si nos acercamos a esos límites, es que retroceden. Ninguno de ellos puede encerrarnos. Con el proceso en el que hacemos frente a una limitación, desarrollamos nuestra capacidad de enfrentarnos a la siguiente. Hay una necesidad de algo para lo cual fue fundada la Sociedad Teosófica: encontrar los medios para lograrlo dentro del corazón de cada uno de nosotros. 

No falta nada, no se necesita nada más. Lo que pediría a cada uno de nosotros es que la brújula que aplicamos a nuestra vida tiene que ser fiable. Las herramientas de la ciencia, de nuestras distintas formaciones y talentos, son útiles a su manera, pero el único punto claro que nos guiará es nuestra  propia experiencia de lo que hemos percibido como profundo y como verdadero. Lo que quisiera pedir a cada uno de nosotros, al enfrentarnos a la necesidad siempre presente de este mundo, es que nos remitiéramos continuamente a ese centro interno. Eso es lo que nos une los unos con los otros, y es lo único que puede  aportar las soluciones que nos conduzcan a la siguiente vuelta de este ciclo del crecimiento de la humanidad.

jueves, 10 de diciembre de 2015

El Dr. Wu Ting Fang y la historia de la ST en China


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Chong Sanne
Vice-Presidente de la Federación Indo-Pacífica, Representante Presidencial de Asia Oriental y Suroriental,
y Presidente de la Rama Singapur.

No se encuentra mucha información en los anales de la Sociedad Teosófica respecto a la Teosofía en China, salvo una corta referencia en Una Breve Historia de la Sociedad Teosófica de la Sra. Josephine Ransom en el año 1922:

Se ha formado la primera Rama China, con el gran estadista y embajador chino, el Dr. WuTing Fang, como Presidente, pero que falleció en junio. Él estaba muy ansioso de que la Teosofía echara raíces en su propia tierra, ya que deseaba que la nueva China fuera construida sobre la base de la fraternidad.

En El Libro Dorado de la Sociedad Teosófica de C. Jinarajadasa, hay una foto en la Fig. 204  con la leyenda “Dr. Wu Ting Fang, autor del primer Manual Chino sobre Teosofía”.

Pero ¿quién era el Dr. Wu Ting Fang? No aparece más información en las publicaciones teosóficas respecto a este pionero chino de la Teosofía. Aunque es un nombre distinguido en la historia moderna de China, pocos se dan cuenta la significancia de este nombre o el alcance de su grandeza. Wikipedia lo describe como “un diplomático y político chino que sirvió como Ministro de Asuntos Exteriores y por poco tiempo como Primer Ministro Interino durante los primeros años de la República de China, abogado y calígrafo”. La edición china de Wikipedia y la Enciclopedia Baidu china brinda considerablemente más información sobre los antecedentes ilustres del Dr. Wu Ting Fang. Lo que no es conocido o no se manifiesta es el hecho de que el Dr. Wu fue verdaderamente el Padre de la Teosofía en China.

Se informa que Wu Ting Fang nació el 30 de julio de 1842, curiosamente, en Singapur, que era entonces conocida como las Colonias del Estrecho. Sin embargo, a la edad de tres años, regresó con su padre a China donde lo esperaba un destino más grande. Tuvo su educación temprana en Hong Kong. En 1874 fue a estudiar Leyes a Londres - Inglaterra, en University College y se inició en el ejercicio de la abogacía en Lincoln Inn en 1876. Se convirtió en el primer abogado de origen chino en la historia. En 1877 tuvo la distinción de ser el primer chino que obtuvo el Doctorado en Leyes, LLD. Es interesante notar que en el momento en que la Sociedad Teosófica fue fundada en Nueva York con su consiguiente publicidad en Londres, el Dr. Wu estaba de hecho viviendo en Inglaterra. Sin embargo, no se sabe si tuvo algún contacto con los primeros miembros de la Sociedad Teosófica.

Después de iniciarse en el ejercicio de la abogacía en Inglaterra, el Dr. Wu regresó a Hong  Kong en 1877 para ejercer como tal. Se convirtió en el primer Miembro no oficial de origen chino del Consejo Legislativo de Hong Kong nombrado por Gran Bretaña en 1880, cargo que ocupó hasta 1882.

El Dr. Wu fue nombrado por el Emperador Guangxu y sirvió bajo la Dinastía Qing como Ministro en los Estados Unidos, España y Perú desde 1896 a 1902. Regresó a los Estados Unidos para servir como Ministro chino para los Estados Unidos, México, Perú y Cuba desde 1907 a 1909. Durante este tiempo se hizo amigo del Presidente Theodore “Teddy” Roosevelt y también se reunió con el científico e inventor, Thomas Edison. En marzo de 1910, el Dr. Wu dejó los Estados Unidos para ir a Europa, Singapur, y Hong Kong en ruta a Beijing.

El Dr. Wu residió en Occidente por un considerable período de tiempo, unos cuatro años en Inglaterra y ocho años en EEUU. Su dominio del idioma inglés y su conocimiento sobre temas actuales a nivel mundial se pueden observar en el maravilloso libro que escribió, América a través de los anteojos de un Diplomático Oriental. Este libro es de fácil lectura. Curiosamente, él fue persuadido a escribirlo, su único libro en inglés, por una amiga americana. Como dice en el prefacio:

Una raza así ciertamente debe ser muy interesante de estudiar. Durante mis dos misiones en América donde residí casi ocho años, se me pidió repetidas veces que escribiera mis observaciones e impresiones de América. No me sentí justificado a hacerlo por varias razones: primero, no tenía tiempo para tal tarea en medio de mis deberes oficiales; segundo, aunque estuve viajando a través de muchas secciones del país, y entré en contacto oficial y socialmente con muchos tipos de personas, podía haber algunas características del país y algunos rasgos de las personas que hubieran escapado a mi atención; y tercero, aunque vi mucho en América que despertó mi admiración, sentía que aquí y allí, había mucho por mejorar, y verme obligado a criticar a personas que habían sido generosas, corteses y amables era algo que no deseaba hacer. En respuesta a mis escrúpulos se me dijo que no se esperaba que escribiera sobre América de una manera parcial o injusta, sino exponer impresiones sobre el lugar tal cual las había tenido. Una amiga, por cuya opinión tengo el más alto respeto, dijo en efecto, “queremos que escriba sobre nuestro país y hable de nuestra gente de una manera imparcial y cándida, no queremos que elogie lo que no se lo merece, y cuando encuentre algo que merezca crítica o condena no dude en mencionarlo, porque queremos que se nos señalen nuestras faltas para que podamos reformarlas.” Admito la validez del argumento de mi amiga. Muestra la amplitud mental y la magnanimidad del pueblo americano. Al escribir las siguientes páginas he seguido uniformemente los principios establecidos por mi amiga americana. No he tenido escrúpulos para expresar franca y libremente mis opiniones, pero espero no haberlo hecho con ningún espíritu criticón, y confío que los lectores americanos me perdonen si encuentran algunas opiniones que no aprueban. Les aseguro que no fueron formadas apresuradamente o con poca amabilidad. En verdad, no sería un amigo sincero si fuera a representar vuestro país como un paraíso perfecto, o fuera a pasar por alto lo que me parece ser vuestros defectos.

Este ameno libro es ingenioso, divertido, a veces satírico, pero escrito con gran humildad. Fue escrito en 1914 cuando el Dr. Wu había aceptado un importante cargo de Ministro en la nueva República de China.

El Dr. Wu Ting Fang apoyó la Revolución Xinhai y negoció en nombre de los revolucionarios en Shanghai. Sirvió brevemente como Ministro de Justicia para el Gobierno Provisional de Nanjing a principios de 1912, donde argumentó fuertemente por un sistema de justicia independiente, basado en su experiencia por el estudio de las leyes y por sus viajes al extranjero. Luego de este breve nombramiento, el Dr. Wu se convirtió en Ministro de Asuntos Exteriores para la RDC. Prestó servicios por poco tiempo en 1917, como Primer Ministro Provisional de la República China.

El Dr. Wu se unió al Movimiento de Protección Constitucional del  Dr. Sun Yat-sen y se hizo miembro de su comité de gobierno. Aconsejó al Dr. Sun que no se volviera  el “presidente extraordinario” pero siguió con el Dr. Sun luego de la elección. Luego prestó servicios como ministro de asuntos exteriores para el Dr. Sun y como presidente provisional cuando el Dr. Sun se ausentaba. Fue Ministro de Asuntos Exteriores desde septiembre de 1917 a junio de 1922 y simultáneamente Ministro de Finanzas desde mayo 1921 a junio 1922. Murió poco después de la rebelión de Chen Jiongming contra el Dr. Sun.

Fue durante los últimos tres años de su vida que realizó el mayor trabajo para la Sociedad Teosófica mientras aún mantenía ambas carteras, como Ministro de Asuntos Exteriores y Ministro de Finanza. En 1920, a la edad de 78, mientras residía en Shenjiang, Shanghai, promocionó activamente a la Sociedad Teosófica. Inicialmente llamó a la Teosofía Daodetongshenxue y la renombró Tianrenmingdaoxue hasta que finalmente la llamó Zhengdaoxue. Todos los jueves invitaba a miembros chinos y occidentales a una reunión en su casa para estudiar las verdaderas enseñanzas de varias religiones, el profundo misterio y secretos del cielo y de la tierra (la Naturaleza), la constitución del hombre, etc., en definitiva, Teosofía. De acuerdo a sus seguidores, siempre que él tenía algún tiempo libre luego de sus deberes oficiales, el Dr. Wu hablaba con entusiasmo a los miembros chinos y occidentales sobre Teosofía y enseñanzas y ciencia ocultas.

Evidentemente, el Dr. Wu dio charlas públicas sobre Teosofía mucho antes que se constituyera oficialmente la primera Rama china. Está registrado en la prensa que el 12 de marzo de 1916  el Dr. Wu, en su condición de Teósofo, fue invitado por el Shanghai Shangxian Tang (El Instituto Internacional de China) para dar una charla sobre “La Relación entre el Alma y el Cuerpo” ante una audiencia de cientos de personas.

En junio 1921, el Dr. Wu tradujo y publicó Información para Buscadores de Annie Besant. En julio 1921, escribió y publicó Bosquejo de Teosofía.  En la última publicación dio las razones para la elección del nombre final Zhengdaoxue con una explicación reveladora. El 14 de febrero de 1922, publicó Lecciones Elementales sobre Karma que tradujo de los escritos de Annie Besant. Este último fue publicado cuatro meses antes de su fallecimiento el 23 de junio de 1922.

El 8 de marzo de 1923, la Rama Sun de la Sociedad Teosófica de Shenjiang publicó en forma póstuma Diálogos del Dr Wu Ting Fang sobre Teosofía. Estos diálogos eran respuestas grabadas del Dr. Wu a preguntas sobre Teosofía. En el prefacio de este libro, se le rinde homenaje “como un gran sabio de la República China que llevó una vida con obras y palabras llenas de consideración, y que no buscó el lujo. Todo lo que hizo fue basado en la moralidad como regla.” Este libro fue publicado junto con una compilación de sus otros tres trabajos, a saber, Bosquejo de TeosofíaLecciones Elementales sobre Karma, e Información para Buscadores. Esta compilación de las obras del Dr. Wu sobre Teosofía puede encontrarse en los archivos de la Biblioteca Nacional de China aunque los dos últimos títulos parece que se han perdido.

El Dr. Wu vivió en la época de la fundación de la Sociedad Teosófica y la primera mitad del siglo de su existencia. Fue contemporáneo de los primeros líderes de la Sociedad. No se sabe si alguna vez conoció a alguno de ellos, pero evidentemente tuvo gran admiración por líderes tales como Annie Besant, que, curiosamente, era cinco años más joven que Dr. Wu. En América a través de los anteojos de un Diplomático Oriental, publicado en 1914, hace referencia a Annie Besant más de una vez:

Las leyes inmigratorias vigentes en Australia son, se me informa, aún más estrictas y severas que aquellas de los Estados Unidos. Equivalen a casi una prohibición total, porque están dirigidas no sólo contra los trabajadores chinos sino que son tan rígidas que la admisión a los comerciantes y estudiantes chinos también es prácticamente rechazada. En el curso de una conferencia dada en Inglaterra por la Sra. Annie Besant en 1912 sobre “La ciudadanía de las razas de color en el Imperio Británico”, mientras condena los prejuicios de raza de su propio pueblo, resaltó un hecho que será interesante para mis lectores, especialmente los australianos. Dice, “En Australia se está produciendo un cambio muy curioso. El color se ha acentuado mucho en ese clima, y los australianos se han vuelto muy amarillos, por lo tanto, se vuelve un problema, si después de un tiempo, a las personas se les permitirá vivir en su propio país. La gente blanca está mucho más coloreada que algunos indios.” Ante este hecho evidente ¿no es el momento, que por su propio bien, los australianos disminuyan sus reclamos contra las personas amarillas e induzcan a su Parlamento a abolir, o al menos a modificar, sus leyes inmigratorias con respecto a la raza amarilla?

El Dr. Wu fue también un defensor del vegetarianismo. En el capítulo final del mismo libro, Capitulo 17, sobre los Deportes, escribe:

Como un ferviente creyente en la vida natural, saludable y compasiva, me interesé en encontrar en la Enciclopedia Británica cuán frecuentemente los vegetarianos han ganado en deportes atléticos. Ganaron la competencia de caminata de Berlin a Dresden, una distancia de 125 millas, la Copa Carwardine (100 millas) y la carrera de ciclismo Dibble Shield (6 horas) (1901-02), el campeonato amateur de Inglaterra en tenis (4 años sucesivos hasta 1902)  y raqueta (1902), el campeonato de ciclismo de India (tres años), el campeonato de la media milla corrida en Escocia (1896), los record del mundo de ciclismo amateur, desde los de cuatro horas a los de trece horas (1902), el campeonato de las 100 millas de Yorkshire Road Club (1899, 1901), medalla de oro en tenis (cinco veces). No tengo acceso a estadísticas posteriores en este tema pero conozco que es lo contrario a lo que se dice, como el profesor Gautier de la Sorbona, una fundación católica en Paris, recientemente dijo que los vegetarianos “sufren de falta de energía y fuerza de voluntad.” Los hechos mencionadas antes refutan esto, y en oposición al Prof. Gautier, cito al Dr. J. H. Kellogg, el eminente doctor y Superintendente del Sanatorio Battle Creek en Michigan, EEUU, que ha sido vegetariano estricto por muchos años y que, aunque tiene más de sesenta años, es tan fuerte y vigoroso como un hombre de cuarenta; él me dijo que diariamente trabajaba dieciséis horas sin la más mínima fatiga. La Sra. Annie Besant, Presidente de la Sociedad Teosófica, es otro ejemplo. Se me informó de buena fuente, que ella había sido vegetariana por lo menos treinta y cinco años y que es dudoso que alguien que coma carne, que tenga sesenta y cinco años, pueda igualarla en vigor. Sea lo que sea que los vegetarianos carezcan, no es de energía.

Aquí nuevamente, se menciona a Annie Besant.

Fue realmente una pérdida para la Sociedad Teosófica que el Dr. Wu falleciera sólo tres años después de que formara la primera Rama en China. Al ser un académico chino altamente competente tanto en el idioma inglés como en el chino y en una posición de poder e influencia, estaba preeminentemente calificado para traducir la literatura teosófica, para difundir la teosofía por toda la Gran China. Por otro lado, él ya tenía 80 años cuando murió. Sin embargo, su legado fue preservado y el nombre que eligió para la Sociedad Teosófica fue mantenido activo hasta la Segunda Guerra mundial.

En el Libro del 75º Aniversario de la Sociedad Teosófica de Josephine Ransom tenemos esta afirmación en el año 1936:

El Sr. A. F. Knudsen fue nombrado Agente Presidencial para Asia Oriental. Él y su esposa hicieron de Shanghai su centro, “un lugar mejor que Hong Kong para ponerse en contacto con la China real”. Una apreciable cantidad de literatura Teosófica ya fue traducida al chino.

Ciertamente, el Sr. Knudsen presentó uno de esto libros traducidos, Teosofía, en chino, a Adyar el 21 de enero de 1938. No se sabe cuándo el libro se publicó por primera vez. El nombre del traductor se da en chino como Yuanhujinhuilian que parece ser una transliteración de un nombre occidental. Este es un libro bastante completo y lo más próximo a un manual teosófico chino.

Dos versiones de A los Pies del Maestro se hallaron con el título Shixun. Uno de ellos tiene un prefacio por el Sr. Knudsen fechado el 17 de abril de 1937. Sin embargo, no se menciona el traductor. La otra versión no tiene fecha pero evidentemente es una versión más antigua traducida por Lin Haohua.

Nuevamente, en Una Breve Historia de la Sociedad Teosófica en el año 1937, se informó lo siguiente, respecto al Sr. C. Jinarajadasa a su regreso de Japón:

En su viaje de regreso pasó un largo tiempo en Shanghai, donde dio una charla pública y a la Rama varias veces, y además dio una conferencia sobre Budismo a la “Sociedad Karma Pura”, la que fue traducida al chino.

En el Libro del 75º Aniversario de la Sociedad Teosófica en el año 1939, tenemos este informe:

En Shanghai el Sr. Knudsen estuvo preparando, con la ayuda de estudiantes, traducciones al chino de Principios Fundamentales de Teosofía, de C. Jinarajadasa, y La Sabiduría Antigua, de Annie Besant.

No sabemos si las traducciones realmente se realizaron, ya que no se encontraron traducciones chinas de estos libros.

Luego vino la II Guerra Mundial. En el Libro del 75º Aniversario, en 1944, estaba el ominoso pronunciamiento:

En Birmania, en las Indias Orientales Neerlandesas y la Islas Filipinas, la Sociedad fue prácticamente extinguida por los japoneses, como lo fueron las Ramas en Shanghai (China), Hong Kong y Singapur.

Después de la Segunda Guerra Mundial y la Gran Revolución Cultural del proletariado del pueblo de la República de China, que tuvo lugar desde 1966 hasta 1976, la Sociedad Teosófica dejó de existir en China. Sin embargo, otra versión de A los Pies del Maestro con el título chino de Lizugongtinglu traducida por el Sr. Maurice Chu fue publicado en Hong Kong por un grupo privado en 1961 y reimpreso en 1972. Hasta entonces, la Sociedad Teosófica aún era mencionada por el nombre chino dado por el Dr. Wu, Zhengdaoxuehui. Este libro, junto con los ya mencionados siete, son los únicos ocho libros chinos que hay en la Biblioteca de Adyar y el Centro de Investigación y se cree que son los únicos existentes.

La Sociedad Teosófica no está actualmente presente en el país con la mayor población en el mundo. Como es ciertamente la misión de la Sociedad “popularizar el conocimiento de la Teosofía”, no debemos descuidar a China, con una población de 1,37 billones de personas. Con respecto a esto, bajo el auspicio de la Federación Indo-Pacífica de la Sociedad Teosófica, se armó un Equipo del Proyecto Chino, en diciembre de 2011, en la Rama Singapur para promover la Teosofía entre la población china alfabetizada del mundo, principalmente en China. Para este fin, hemos desarrollado un Website dedicado a los chinos www.chinesetheosophy.orgcomo vehículo para la difusión de las enseñanzas teosóficas. Afortunadamente, China tiene elevados conocimientos en informática. De la población de 1,37 billones, se estima que hay unos 621 millones de usuarios de Internet de acuerdo a las estadísticas realizadas a partir del 30 de junio de 2012. Este es el 50% de todos los usuarios en Asia. La tarea del Equipo del Proyecto Chino consiste en una continua traducción de literatura teosófica al chino, lo cual es progresivamente subido al Website. El Equipo también facilita foros en línea para debates interactivos de temas teosóficos. El trabajo recién empieza. Hemos subido imágenes de los ocho libros chinos que la Biblioteca de Adyar y el Centro de Investigación facilitaron a nuestro Website chino. Esperamos lograr más en un futuro cercano.

Y hemos vuelto a utilizar el nombre chino Zhengdaoxuehui y lo difundiremos, el que fue compuesto por el Dr. Wu como el nombre oficial para la ST y de tal manera preservar su legado. Después de todo, ese nombre ha sido reconocido como el nombre chino oficial para la Sociedad Teosófica desde 1920 hasta al menos 1972. Es un giro interesante en la historia, que el Equipo de Proyecto Chino debería establecerse en Singapur, el país de nacimiento del Dr. Wu, para continuar su obra teosófica en China.

Referencias:

Ransom, Josephine, Una Breve Historia de la Sociedad Teosófica.
Jinarajadasa, C., El Libro Dorado de la Sociedad Teosófica.
Ransom, Josephine, El Libro del 75º Aniversario de la Sociedad Teosófica.
Wikipedia

Baidu Encyclopedia (Chino)
Wu, Ting Fang, América a través de los anteojos de un Diplomático Oriental (en inglés)
…., Información para Buscadores (traducción china de los escritos de Annie Besant)
…., Bosquejo de Teosofía (chino)
…., Lecciones Elementales sobre Karma (traducción china de los escritos de Annie Besant)
…., Diálogos sobre Teosofía del Dr. Wu Ting Fang (chino)
ST en China, Teosofía (chino) (1938)
…., A los Pies del Maestro (chino) (sin fecha)
…., A los Pies del Maestro (chino) (17 de abril de 1937)
Chu, Maurice, A los Pies del Maestro (chino) (1972)
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