viernes, 20 de marzo de 2015

La práctica de la Teosofía: saber y ser


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S. SUNDARAM

Secretario General de la Sección Inda de la ST. Charla dada en el Congreso Indo-Pacífico, en Bali, noviembre 2013

 La Sociedad Teosófica, por medio de la comprensión de su Lema, y los tres Objetivos declarados, ha intentado liberar al mundo de sus divisiones y desacuerdos, y ha estimulado a sus miembros a desarrollar una visión y un enfoque positivos hacia la vida. Lo que más importa en este intento es el esfuerzo sincero y la dirección en la que el conocimiento y la energía se canalizan. Como sabemos, con el pasar del tiempo se da cada vez más importancia a los valores materialistas en la sociedad en general. Los intereses individuales, principalmente económicos pero también locales, a diario están separando a las personas. Lo individual se pierde en la multitud privada de su sentido de pertenencia. Por lo tanto, han aumentado las responsabilidades de los miembros de la ST para llevar a cabo el trabajo. La gente comprometida en la liberación espiritual debe estar igualmente interesada en la ética social, así como en las responsabilidades sociales. Cuando la vida se armoniza con un sentido de tal obligación moral, entonces la transformación del individuo y un cambio en la estructura social pueden hacerse presentes de modo simultáneo. Pero esto requiere de un tremendo auto-sacrificio y servicio social, integridad personal y una fuerte consciencia social.

 Recuerdo unas palabras expresadas por Acharya Vinoba Bhave. Él manifestó que no estaba preocupado respecto al pensamiento de Gandhi, porque eso es una filosofía viva, y siempre permanecerá como una fuente constante de inspiración, “es universal y siempre relevante”. Estaba seriamente preocupado respecto a la conducta ”gandhiana” que se va debilitando a diario. Y todos sabemos que mientras haya una brecha entre el pensamiento y la conducta, una división entre el conocimiento y la acción, no seremos capaces de encontrar una solución, ni para sí mismo ni para los demás, para salir de una situación difícil y complicada. Sea cual sea el conocimiento que obtengamos o lo que estudiemos, debe estar imbuido e internalizado como una experiencia en nuestra consciencia. Porque la Teosofía “continúa siendo significativa hoy y permanecerá así en el futuro”.

 ¿Qué estructura mental humana producirá ese entorno ético? Esto continúa siendo un desafío. Más que un desafío, es una gran responsabilidad para todos los miembros y no sólo para los miembros sino para toda la humanidad.

 Tagore, en una de sus conferencias, señala la diferencia entre “perfección en hacer” y “perfección en ser”. Una persona con un talento y entrenamiento inherente en un campo específico, puede ser capaz de desempeñar su trabajo o presentar su arte muy sistemática, metódica y eficientemente. Un profesor de Religión y Filosofía puede ser muy bueno para explicar las enseñanzas del Gita, Buddha, Gandhi y J. Krishnamurti, pero afuera del aula puede no ser veraz en sus asuntos diarios y en su relación con los demás. Entonces es esencial que seamos veraces de corazón en la conducta. Es sumamente necesario tener y desarrollar ciertas características básicas, humanas y benevolentes para avanzar en el sendero, de lo contrario, todo lo que estudiemos y escuchemos permanecerá solamente en un nivel académico. Como dijo Gandhi, “Satyagraha no es algo para practicar en las cuevas de los Himalayas. Se debe manifestar en la acción de nuestra vida diaria”. Sólo una transformación esencial en nuestro ser interno puede ayudar a producir un cambio en el mundo externo. La transformación interna es la fuente del cambio externo, de la revolución externa. Transformar las características personales en valores sociales es la revolución. Sólo un cambio interno puede producir un cambio en nuestra actitud y en el mundo externo. Que una persona sea genuina y profundamente conocedora, o no, se puede saber al ver si es más humilde, compasivo, sensible, paciente y con un sentimiento de amor y fraternidad hacia todos los seres vivos.

 “El principal propósito de la ST es la regeneración de la consciencia humana por medio del Amor Universal”. Si uno desea comprender, examinar y juzgar la Sociedad Teosófica, entonces puede hacerlo no por conocer el número de miembros sino por el modo en que ellos viven y las cualidades que se manifiestan en su comportamiento. Tendremos que buscar y ubicar nuestra fortaleza y vitalidad en las cualidades de los miembros porque en la formación de un nuevo sistema de civilización humana estas cualidades supremas tendrán el rol principal, el más prominente.

 La Sociedad Teosófica pone gran énfasis en la búsqueda de la verdad, en un compromiso con la verdad, y en poner todo nuestro esfuerzo y energía para vivir esa verdad. Este compromiso con la verdad despierta la sensibilidad, un sentido de percepción y un sentido de urgencia por una causa. Cuando existe un compromiso intenso y completo a la verdad, entonces el Agraha personal, las consideraciones personales, desaparecen automáticamente, pero la intensidad se canaliza en una forma creativa, constructiva y  positiva.

 La Historia está repleta de ejemplos de que quienquiera que haya tratado de comprender y descubrir la verdad, de seguir la verdad, manifiesta que una persona amante de la verdad es siempre inquisitiva, tiene una mente investigadora y trata de conocer, comprender y percibir la verdad en su verdadera perspectiva, en su totalidad. Quiere profundizar en el significado inherente, en el motivo y en el mensaje de la verdad. La Teosofía incentiva el espíritu de búsqueda, ayuda a explorar modos de contestar las preguntas fundamentales de la vida, y provee claridad a nuestro pensamiento. Un hombre con ese estado o nivel mental, permanece veraz a sí mismo, veraz a su sociedad y a la naturaleza. En otras palabras, permanece veraz hacia todo el mundo. El descubrimiento, estudio, meditación y reflexión sobre la verdad es posible sólo cuando uno lleva una vida simple, limpia y pura, comprometida con elevados ideales. Es una recompensa para la cual tendremos que esforzarnos con gran sinceridad, y nuestras creencias deben ser el resultado de nuestro propio estudio, observación y conocimiento interno. La Teosofía presenta una filosofía en su totalidad, que puede hacernos comprender la vida y practicar el arte de vivir. La verdad siempre se manifiesta por medio del bienestar, la justicia y la buena conducta. Por lo tanto, es necesario que tengamos un compromiso total con la verdad, y que también intentemos generar sinceramente este sentido de compromiso en los demás.

 Por nosotros mismos debemos ver, comprender y juzgar el progreso, la profundidad interna, la evolución y la transformación, según nuestra propia forma de pensar y de vivir. Estos se deben reflejar en nuestras actividades e interacciones. ¿Cuánto somos capaces de insistir en la verdad bajo situaciones adversas y desafiantes? ¿Cuál fue nuestra contribución en la promoción de la causa del movimiento Teosófico? El criterio de juzgar la integridad de alguien, es si es honesto consigo mismo. Su honestidad no es por los principios, sino porque es simplemente honesto. Entonces, sus acciones también se manifiestan en consecuencia. Mejorará la intensidad de su compromiso y participación y también expandirá su área de actividades teosóficas.

 Los Pacificadores han enfatizado el discernimiento. El hombre tiene la habilidad de distinguir y decidir qué está bien y qué está mal, qué es justo y qué no lo es, qué es adecuado o no. Pero en vez de tener la capacidad de discernir entre lo recto y lo incorrecto, vemos que muchas personas son incapaces de practicarlo en la vida real, y les resulta difícil actuar en consonancia. Porque tener sólo el poder de discernir entre lo verdadero y lo falso, entre lo recto y lo incorrecto, no nos lleva a ningún lado. Viveka, si está sola, es defectuosa, y entonces es necesario comprender y darnos cuenta de la fuerza de Vairagya y Tyaga (templanza saludable y sacrificio) junto con la capacidad de discernir. No es huir de la vida, sino estar en medio de la vida, sin estar apegados a ella. En otras palabras, elevarse sobre esos límites que esclavizan al hombre y le impiden avanzar en su viaje hacia lo espiritual.

 Alguien podría decir que es muy difícil vivir y sobrevivir con tales nociones ideales. No es posible practicarlas en los asuntos de la vida diaria. Entonces surge la pregunta, ¿para qué vivimos? ¿Por qué no somos capaces de cambiar la visión de otros hacia la vida por medio de nuestro propio modo de pensar y vivir? Como lo expresó Tagore, “Una lámpara nunca puede iluminar otra lámpara a menos que continúe ardiendo su propia llama… La Verdad no sólo debe informar sino también inspirar”. En otras palabras, “si la inspiración desaparece, y sólo se acumula la información, entonces la verdad pierde su frescura y vitalidad. La vida es un proceso de síntesis continua, y no de adiciones.”

 La vida no iluminada que estamos viviendo no tiene un verdadero significado y verdad. Debemos tratar de concentrarnos en pensamientos y acciones que puedan ayudar a alguien a moverse de una consideración personal “hacia un yo moral y espiritual”. Proponerse no hacer ningún daño a nadie, es una idea muy buena. Pero un paso más positivo sería ver de qué manera puedo hacer el bien a los demás. Debemos trabajar y cultivar la tierra dentro de nosotros para que se vuelva fértil, receptiva y vulnerable para recibir y nutrir las semillas internas de transformación que florecerán y trascenderán volviéndose un ser que tiene Unidad de visión, pensamiento y acción.

 Ahora la pregunta es: ¿Qué es lo que obstaculiza, impide y aparece en el camino del viaje de ascenso? Para una transformación en nuestra psique, para un cambio en nuestro ser total, la preparación interna es indispensable.

 Como expresó HPB de modo categórico, la Teosofía es “el verdadero ocultismo” y “altruismo”. Necesita de una “gran renunciación al yo”. Cuando estamos comprometidos en una noble misión, entonces, el trabajo de la misión es importante y no la glorificación personal. A menos que nos liberemos de los pensamientos y acciones que fortalecen nuestro ego, las consecuencias indefectiblemente serán lo que hoy presenciemos en varios lugares del mundo. El verdadero espíritu religioso es “vivir y ser consciente” del sentido de responsabilidad que tenemos hacia metas más elevadas, hacia nuestra organización y hacia la sociedad en general. Además, es un ejemplo de cómo uno debe responder a tales situaciones si existe un fuerte deseo de conducirlas de modo teosófico.

La clave del desarrollo es la transformación, el cambio completo. Ciertas experiencias e incidentes producen un gran cambio en la vida del individuo. Todos sabemos cómo Gandhi fue arrojado del compartimento de un tren en Sudáfrica. Antes de este incidente, e incluso después de él, a varios pasajeros de piel oscura le deben haber prohibido entrar a los compartimentos del tren o a otros lugares debido a la discriminación racial prevaleciente en ese momento, pero sólo ha existido un Gandhi en la historia. Hay muchos otros ejemplos similares que muestran que para una mente crítica, observadora, investigadora, el espíritu de búsqueda es necesario para comprender nuestro yo real, para comprender los misterios de esta maravillosa tierra, la verdad cósmica, y principalmente la unidad de todo el fenómeno de percibir que la  consciencia Una, que es la energía suprema, impregna cada partícula en cada ser de este cosmos. Este cambio no se produce sin dolor e incomodidad. Cuanto mayor sea la intensidad del cambio, mayor será el dolor. Sin embargo, el ser que emerge después de padecer ese dolor y sufrimiento intenso es un ser iluminado, que tiene la claridad de la percepción y el resplandor de la sabiduría. La vida del Señor Buddha revela que después de ver un anciano, un enfermo, una mujer que lloraba, etc., experimentó el dolor y el sufrimiento y luego tuvo que luchar con fuerza para descubrir la Verdad.

 En el caso de la Dra. Annie Besant, encontramos que el sufrimiento personal en etapas cruciales de su vida, hizo que ella comprendiera el sufrimiento humano en general. El sufrimiento de su hijo, su sufrimiento por el niño, resultó en el despertar de la compasión por la humanidad. ¿No fue un momento revolucionario? Las acuciantes preguntas y dudas sobre la existencia misma de Dios, con la profundidad de la Sabiduría, se convirtieron en una fe inmensa, inconmensurable, en el Poder Divino y en la humanidad. De modo que su dolor, el sufrimiento, tristeza, conflictos, dudas y preguntas, finalmente resultaron en que su personalidad se volviera un manantial de amor ilimitado, compasión y profundo interés por todo el mundo.

 Me gustaría mencionar un incidente para tratar otro tema. El mecanógrafo en la biblioteca del Instituto de Investigación donde yo trabajaba estaba muy interesado en escuchar relatos religiosos y con moral, en saber sobre el contenido de las charlas dadas en nuestra Rama Teosófica en la Sección Inda de la Sede Internacional, o en charlas dadas durante la Convención Internacional. Cuando le mencioné sobre la afirmación dada en A los Pies del Maestro:

 Es bueno hablar poco, mejor aún no decir nada, a menos que uno esté seguro de que lo que va a decir es verdadero, amable y útil… piensa cuidadosamente si lo que vas a decir tiene estas tres cualidades.

 A la mañana siguiente cuando llegué al Instituto, me dijo que durante las últimas dieciséis horas sólo pudo decir tres oraciones. Luego, pensé que él había estado experimentado con lo sugerido en el libro. Debe haber ahorrado mucha energía al no permitirse decir chismes, o hablar sin necesidad. Ahora lo único que debe hacer es utilizar esa energía en la dirección correcta. Porque lo que más importa en esta tarea es el esfuerzo sincero y la dirección en la cual se canalizan el conocimiento y la energía. Lo más importante es la dirección en la que nos dirigimos. La pregunta es, ¿cuántos lectores que leyeron ese párrafo, realmente experimentaron con él?

 Cuanto más uno practica o desarrolla el hábito de pensar correctamente, y de actuar correctamente, mayor será la posibilidad de comprender y descubrir los valores correctos de la vida. Después de todo, el hombre tiene cierta moral y capacidades espirituales que pueden mantenerlo bajo un control razonable. Por lo tanto, la comprensión y el conocimiento para discernir entre la vida que evita causas, y la vida que promueve fuerzas, es esencial. Y esto es posible sólo cuando uno está preparado para escuchar a su voz interna y está listo a ser guiado por la voz de su consciencia. Como lo expresó el Prof. Rege durante la Convención Teosófica Internacional en 1990:

 La práctica de los valores humanos, la purificación de la mente individual y la búsqueda del conocimiento espiritual van a la par. Uno es el soporte necesario del otro. No pueden buscar la liberación espiritual, estando separados de la ética y las responsabilidades sociales.

 La vida y trabajo de la Dra. Annie Besant nos dan la lección de que todo ciudadano respetuoso de la ley debe aceptar la obligación moral de controlarse en todos aquellos pensamientos y acciones que crean obstáculos en el camino hacia la unidad, la integración y la fraternidad. Ella nos inspira a trabajar por toda la humanidad.

 Tendremos que preguntarnos, ¿qué es lo que obstaculiza, impide y aparece en medio del camino del viaje de ascenso? ¿De qué forma somos diferentes a otros? ¿Cuáles son los cambios que han tenido lugar en nuestras vidas después de ingresar a la Sociedad Teosófica? ¿Estamos aquí en la ST sólo “para generar información” o “para generar comprensión”? Cada uno de nosotros tendrá que dialogar consigo mismo para descubrir cuánta Teosofía se ha vuelto realmente parte de nosotros. ¿Cómo enfocamos un problema? ¿Cuán diferente a otros es nuestra forma de abordar un tema? ¿Cómo creó un impacto positivo sobre la gente común nuestra forma de tratar una situación? Éstas, y muchas otras preguntas pueden ayudarnos a comprender dónde realmente estamos, y qué más es necesario hacer. La Teosofía ayuda a ampliar nuestro horizonte mental. Su comprensión genuina conduce a la unión de la mente y el corazón. Nos fortalece desde el interior. Cuanto más profundamente indagamos, mayores son las posibilidades de transformación. Cuanto más tratemos de ponerlo en práctica, mayor será la posibilidad de vivir una vida basada en la armonía, la cooperación, la compasión, la fraternidad y el amor. Sin embargo, no esperemos pasivamente a que la inspiración nos sea servida. Trabajemos arduamente y hagamos nuestros mejores esfuerzos para transformarnos. Como lo expresó HPB:

 Sin demora pon en práctica tus buenas intenciones, no dejes que ni siquiera una permanezca sólo como intención.

 Entonces, la armonía, la sabiduría y la verdad innatas, por sí mismas se desarrollarán en nosotros. Para hacer una contribución positiva, debemos ser fuertes. Si estamos determinados a hacer de la Teosofía una fuerza viva en nuestra vida, no hay razón para que no haya un efecto multiplicador. Así, tal vez, no habrá necesidad de explicar la importancia de la Teosofía porque la presencia misma de un teósofo reflejará la Teosofía en su sentido más profundo y total.

 Me gustaría finalizar con unas pocas líneas de Hazrat Inayat Khan:

 Existen dos cosas: saber y ser. Es fácil conocer la verdad, pero es muy difícil ser verídico. No es por conocer la verdad que se logra el propósito de la vida. El propósito de la vida se logra al ser verídico.