lunes, 27 de agosto de 2012

Desintegración y Progreso (Parte I)




P. KRISHNA
(El Prof. P. Krishna, miembro de la S.T. durante muchos años, ha escrito y dado conferencias profusamente. Es Científico Honorario en la Academia Nacional de Ciencia India, Universidad D. A., Indore.)

   Esto será un diálogo entre nosotros, proponiendo la verdad como lo desconocido, e investigando juntos para descubrirla. Las opiniones de cualquier individuo, por grandes que sean, no son importantes.  Estar de acuerdo o no con las opiniones no es aprender.  Krishnaji señaló que incluso lo que él decía no era importante, pero las preguntas sí lo eran.  Es importante investigarlas por medio de nuestra propia observación de la vida y de la consciencia.  Él también señaló que el espíritu en el que investigamos esas preguntas es más importante que las preguntas mismas, porque este inquirir no tiene como fin encontrar una respuesta.  Las respuestas, ideas, y soluciones son cosas triviales, porque no contribuyen con la sabiduría, lo hacen sólo con el conocimiento.  Cuando sabemos la respuesta, se convierte en una idea, un trozo de conocimiento en nuestra cabeza. Pero ese conocimiento no trae sabiduría, considerando la sabiduría como un subproducto del auto-conocimiento. El auto-conocimiento no es conocimiento sobre el yo, sino esa comprensión a la que uno llega, por nuestra propia percepción de la verdad.  Es algo real para uno y no meramente una idea.  Es sólo este conocimiento, si es que podemos llamarlo conocimiento de alguna manera, que contribuye a la sabiduría, a una real transformación dentro nuestro. Es un cambio orgánico en el modo en que uno se relaciona con la gente y las cosas, con todo el mundo, y también con uno mismo.

   El dilema que enfrenta la sociedad moderna es que hemos progresado tremendamente en conocimiento, en ciencia, tecnología, en las artes, filosofía, historia, geografía, el medioambiente, y todo lo demás, pero no hemos progresado psicológicamente. Por medio de nuestro conocimiento hemos obtenido mucho poder que nos ha permitido cambiar externamente el modo de vivir. Entre la forma en que vivíamos en 1905 en todo el mundo, y el modo en que vivimos hoy, hubo un cambio tremendo.  Afirman que la sociedad cambió más en los últimos cien años, que en los miles de años anteriores.  Pero no todo cambió.

   Krishnaji hacía la pregunta: ¿Hubo alguna evolución psicológica? Nos hemos vuelto más sabios en los últimos 1.000 o 2.000 años?  Hemos leído el Mahâbhârata y nos hemos familiarizado con sus personajes. ¿Somos más sabios hoy, o somos todavía como Duryodhana, Bhima, Sakuni, Arjuna y otros?  Algunos de nosotros podemos ser un poco más sabios, pero básicamente ¿no vivimos todavía con las mismas divisiones, el mismo odio, la misma tendencia a la guerra, la misma malicia y avaricia que existían 5.000 años atrás?  Esto significa que no hubo evolución psicológica en absoluto. El hecho de que hayamos alcanzado un tremendo poder sin crecer en sabiduría explica por qué la sociedad se ha vuelto tan peligrosa, por qué hay degeneración a todo nuestro derredor.

   En nuestra comprensión y sabiduría todavía somos primitivos, pero ahora tenemos todo el poder derivado del así llamado progreso, haciendo a la vida más peligrosa. ¿Es la cantidad de odio o violencia interna en nuestra consciencia diferente de la que tenían nuestros antecesores?  Ciertamente su manifestación, que depende de cuánto podemos tener, cambió un millón de veces, y eso es lo que ha hecho la situación tan peligrosa. La pregunta fundamental a hacerse es: ¿Por qué no hemos crecido en sabiduría? Este dilema fue expresado muy bellamente en un poema llamado La Roca de T. S. Eliot.



¿Dónde está la vida que perdimos en vivir?

¿Dónde está la sabiduría que perdimos en el conocimiento?

Los ciclos del Cielo en veinte siglos

nos alejan de Dios y nos aproximan

al Polvo.



   ¿Es el progreso una ilusión? ¿Somos realmente inteligentes? Si lo somos, entonces ¿por qué estamos enfrentando esta degeneración?  Krishnaji señaló que no hay inteligencia sin amor y compasión.  Entonces, ¿hemos definido a la inteligencia sin inteligencia? Estoy presentando estas preguntas para que las consideremos; las respuestas no son importantes, pero las preguntas sí lo son.  Aprendimos de Krishnamurti la importancia de permanecer con las preguntas, y explorarlas en nuestra vida diaria por medio de la observación de nuestra propia consciencia y cómo responde en varias relaciones, sin llegar a ninguna conclusión o formar opiniones fuertes. En esa exploración existe la posibilidad de que con una mente despierta, nos acerquemos al tema con humildad, lleguemos a una percepción más profunda que no es meramente una conclusión del pensamiento. Es esa percepción directa profunda la que produce la transformación en la consciencia. Todo lo demás es sólo un cambio de ideas, que no contribuye a la transformación, ni al auto-conocimiento o a la sabiduría.

   Exploremos esta cuestión con ese espíritu, sin el deseo de encontrar respuestas, meramente comprender todas sus implicancias y comprender lo que es. “¿Qué es?” no es solamente lo que está visible en la superficie. Cuando uno investiga profundamente, uno descubre que hay mucho más que lo que uno ve en la superficie o por medio del análisis y el argumento. Entonces, al darnos cuenta que realmente no sabemos la verdad, y con un estado de mente que no está apegado a ninguna opinión, exploremos lo que es por amor a la comprensión. Esa es la esencia de la mente que aprende, que también es la mente religiosa, la religión como la búsqueda de la verdad, y la verdad como lo desconocido.

   Una de las preguntas es: ¿Por qué todo lo que el hombre toca, descubre o inventa, se vuelve tan complicado?  Inventamos el dinero, esto parece un elemento muy simple, inteligente, inventado como eficaz para el cambio. Pero hoy ese invento se ha vuelto un vasto sistema económico con intereses y tarifas de intercambio de dinero extranjero, especulación en las acciones de mercado, e inversión, y nadie puede predecir qué va a ocurrir. Lo peor es que eso que se inventó ahora regula nuestra vida. Determina qué verán y leerán nuestros hijos, y qué educación recibirán. Ya no son libres de hacer lo que les gustaría hacer porque el dinero se mueve frente a ellos, y ellos se dirigen en esa dirección. De modo que nos hemos vuelto esclavos de nuestro propio invento.

   Tomemos la sexualidad: no la inventamos, sino que la obtuvimos como un don de la Naturaleza. Los animales y las plantas también la tienen. Ha venido por la evolución. Pero ningún animal ha hecho de ella algo tan complejo como nosotros, un mundo lleno de pornografía, de abuso infantil, y de la búsqueda del placer a cualquier costo. Incluso si queremos comprar un auto o una tostadora, ¡el sexo se usa para promocionarlo!

   Einstein descubrió la ecuación e=mc2. Es una gran verdad que la masa es simplemente otra forma de energía. Pero inmediatamente el hombre dijo: “¿Puedo usar esto para hacer una bomba?”  Esto procede del odio en nuestra conciencia. Aproximadamente el sesenta por ciento del total del presupuesto científico procede del Departamento de Defensa. Esto significa que todo el esfuerzo científico no está meramente dirigido a descubrir la verdad acerca de la Naturaleza, sino a matar. Lo llaman “defensa”!  Un humorista dijo una vez: “Nunca creas nada hasta que el Gobierno lo niegue”. Entonces cuando lo llaman “defensa”, sabemos de qué se trata.

  ¿Por qué todo lo que tocamos se vuelve corrupto y complicado?  ¿Cuál es la relación entre el mal y el bien? Todo este desorden a nuestro alrededor es el mismo que el desorden en nuestro interior, en nuestra consciencia, y su raíz es el proceso del ego en cada ser humano.  Podemos reprimir su manifestación, y eso es lo que estamos tratando de hacer por medio de organizaciones tales como las Naciones Unidas, la fuerza policial, las leyes, las cortes de justicia, etc. Toda esta división entre ustedes y yo, mi país y el vuestro, mi religión y la vuestra, introduce el asunto de lo “mío” y de lo que “no es mío”.  De esto surge el desorden. Si no lo enfrentamos allí, el resto sigue como lógica consecuencia.

   Sólo estamos tratando los síntomas externamente y reprimiéndolos.  Es como empezar a tener ampollas por todo el cuerpo, e intentar tratarlas y curarlas una por una sin preguntar: “Por qué me están saliendo estas ampollas por todo el cuerpo?”.  A menos que se elimine la causa, la enfermedad continuará. Constantemente estamos teniendo guerras, y existen razones profundamente enraizadas que las ocasionan. Esas razones no son eliminadas por las Naciones Unidas, o la diplomacia, etc., por el contrario, continúan. Los problemas nunca se solucionarán.

   Entonces ¿cuál es la causa más profunda de estos problemas?  Realmente no estamos tratando con el problema inteligentemente.  Debemos preguntarnos: “¿Qué es este proceso del ego? ¿Dónde se origina? ¿Es inevitable? ¿Es de nuestra creación o de la Naturaleza? ¿Es posible finalizar este proceso dentro nuestro y ser libres? Estas son todas preguntas fundamentales y dinámicas. Debemos considerarlas de nuevo, sin preguntarnos si es posible o no. Cuando decimos “es imposible”, se elimina la energía para explorar, porque la mente dice que quiere intentar solamente lo que es posible. ¿Es imposible porque de modo innato es así, o porque no le hemos prestado seria atención al problema? Uno debe hacer esta exploración sin buscar un resultado, lo que significa hacerlo por amor a hacerla, para comprender.

   ¿Qué es este proceso del ego? ¿Está allí en la Naturaleza? Podemos ver que los árboles no tienen ego. Los animales tienen muy poco ego.  Entonces ¿de dónde procede? Puede haber grandes desastres en la Naturaleza. El tsunami que destruyó tanto puede ser inoportuno, pero no viene para matarnos. No existe la intencionalidad en la Naturaleza, y es esa intencionalidad la que constituye al ego. La naturaleza tiene un orden cósmico y sigue ciertas leyes que los científicos están tratando de determinar. Ese orden crea todos los fenómenos, algunas veces de modo conveniente y otras no. Pero no está tratando intencionalmente de crearlos. Ya que no hay un ego en la Naturaleza, ¿por qué existe en nosotros?  ¿Nacemos con él?  Los niños pelean, pero al día siguiente lo han olvidado. No continúan con su dolor, y son amigos nuevamente. Mientras que si son los adultos los que pelean, es tan difícil para ellos olvidar y perdonar, y morir a esa herida.

   Obviamente no nacemos con el ego, lo hemos construido al crecer.  Es difícil para un adulto hacer amigos con otros seres humanos. La mente es calculadora, astuta.  Dice: “¿Lo haría mi amigo o no? ¿Será provechoso o no?”  Sigue constantemente de modos sutiles. En la niñez no hacíamos eso. Éramos amigos con los hijos del vecino o los del empleado. Existía una inocencia que fue reemplazada por el proceso del ego. Entonces, ¿qué es este proceso del ego?  ¿Podemos explorarlo más profundamente?

(Continuará)

domingo, 19 de agosto de 2012

MORANDO EN EL CORAZÓN


(Charla de un Simposium de la Convención, Adyar, 27 de diciembre 2007)

   MARIA PARISEN

La Sa. Maria Parisen es Conferencista Nacional de la Sociedad Teosófica en Norteamérica e integra el personal del Instituto de Teosofía Krotona en Ojai, California.

   El corazón mantiene un lugar central en la Teosofía, en el que a menudo se menciona su importancia espiritual. La sabiduría del corazón fluye del cuerpo, del alma y del espíritu, como la esencia y centro de nuestro ser. El corazón es a la vez un órgano físico de percepción y acción, un campo dinámico de relaciones mentales y emocionales, una esfera de radiante intuición, y el asiento del ser más íntimo. Luz en el Sendero (II: 9-11) aconseja: “Observa sinceramente toda la vida a tu alrededor. Aprende a ver inteligentemente dentro del corazón de los hombres. Observa más profundo aún tu propio corazón”. Recientes investigaciones científicas han comenzado a confirmar el punto de vista teosófico, ayudando a traer el rol del corazón en la conciencia a un público receptivo.

   HPB afirma que de todos los órganos del cuerpo, el corazón es el único de conciencia espiritual. El Ser Espiritual, Âtmâ-Buddhi-Manas, está asentado en el corazón en siete modos de inteligencia, siete ‘cerebros’ en el interior del corazón, los que corresponden a las siete Jerarquías. HPB expresa: “La Escuela Oriental Oculta conoce cada diminuta porción del corazón y tiene un nombre para cada una de ellas. Las llama por el nombre de los Dioses” (CW, XII, 694-6). La Inteligencia Divina y el amor impregnan el corazón humano tan plenamente que nada puede satisfacernos excepto traerlo a la vida. La totalidad de la naturaleza humana está codificada aquí: la historia de la evolución, los patrones aún latentes, la influencia guiadora de seres superiores.

   HPB es clara acerca del rol del corazón en la práctica espiritual (CW, XII, 695-6). Ella señala que el corazón y el cerebro están vinculados energéticamente en polaridad. En la persona ordinaria la actividad del corazón es negativa en relación al cerebro -centro de kâma-manas. Como la corriente eléctrica que fluye de positivo a negativo, las impresiones fluyen del cerebro hacia el corazón. Así vivimos principalmente con pensamientos coloreados por el deseo, y con la intuición y la voluntad latentes en la mayoría de los casos. Un Maestro de Sabiduría observa: “El mundo pulula con los resultados de la actividad intelectual y del decrecimiento espiritual” (ML N° 14/66). HPB advierte que la conciencia espiritual puede prevalecer cuando revertimos la polaridad existente, cuando nuestro corazón es puro y positivo.

   Continuamente se debe realizar el esfuerzo de centrar la Consciencia en el Corazón, y prestar atención a los dictados de la Consciencia Espiritual porque, aunque esté muy lejos el éxito, debemos comenzar y abrir el camino.

   Las investigaciones actuales afirman lo que los místicos y ocultistas conocieron desde hace mucho tiempo: la inteligencia del corazón es sutil pero poderosa. El campo Electromagnético (EM) del corazón es 5000 veces más potente que el del cerebro. Su campo EM puede ser detectado a unos tres metros del cuerpo y se extiende indefinidamente en el espacio. Como el corazón se conecta directamente con los centros intelectuales del cerebro, sus percepciones nos ayudan a encontrar sentido en la sensación, almacenar memoria emocional, resolver problemas, razonar y aprender (Buhner, 40-1). El campo de acción del corazón, de potencial ilimitado, puede influir sobre las personas que están cerca. Los científicos ahora se hacen eco de la sabiduría de los ancestros: para la salud y la curación, centre la conciencia en el corazón. A través de emociones refinadas (bondad, compasión, aspiración) fortalezca la inteligencia del corazón.

   La Evolución Humana implica el despertar de la acción sabia en varios mundos. El mundo físico, donde prevalece la aparente separación y la individualidad, ejerce una atracción muy fuerte. El reino de la conciencia universal, donde la unidad es fundamental, análogamente nos llama hacia sí. Entre estas realidades se extienden vastos mundos intermedios donde la percepción espiritual podría develarse gradualmente. El estudiante de ocultismo debe encontrar un equilibrio emocional y mental porque en estos mundos se encuentra con fuerzas de gran alcance. Como el corazón se expone al sufrimiento y la alegría, a la oscuridad y la luz, al bien y el mal, al deleite y al horror, el corazón debe estar afianzado en la buena voluntad, en el amor. Nuestro campo emocional y mental debe cambiar su inestable confusión hacia un estado rítmico, como las tempestuosas olas que cuando se calman se convierten en regulares y reflexivas.

   Los sentimientos de bondad, compasión, y gratitud generan serenidad, un ritmo sincronizado del corazón que los investigadores llaman “coherencia”, mientras que la ira, el temor, y la frustración generan una imagen áspera y caprichosa, “incoherente” (Kamp, 25). Durante la coherencia, el campo EM del corazón gana en profundidad y poder. Grandes grupos de células en el cerebro comienzan a vibrar al ritmo del corazón, y las ondas cerebrales viajan sobre las ondas del corazón. Como las funciones del corazón y del cerebro cambian, así también lo hacen nuestra percepción y acción (Buhner, 41). La práctica médica está cambiando a la luz de estos hallazgos, dirigiéndose lentamente hacia una vida armoniosa. Al centrarnos en el amor, el campo inferior emocional puede ser tan estable como un péndulo. Las meditaciones que amplían el amor y la compasión son fundamentales para el sendero como base segura para la ecuanimidad, el autoconocimiento, la fraternidad y el servicio.

   Las imágenes metafísicas y religiosas de la conciencia del corazón incluyen nuestros conocidos triángulos entrelazados, la santa cruz, y la rosa o loto totalmente abierto. Todos ellos confieren armonía e integridad en medio de una gran actividad. En el ocultismo oriental el chakra del corazón es el cuarto de los siete centros principales, que es el puente entre el cuerpo físico y los campos sutiles. El chakra del corazón es llamado anâhata, un término sánscrito que significa “no tocado”. El sonido del corazón, su sagrada voz o melodía, surge no de dos cosas juntas que se chocan. Más bien la melodía del corazón afirma una armonía eterna, la sabiduría del amor.

   Los científicos confirman otro principio del ocultismo, que el corazón interactúa con otros campos entrando en una especie de diálogo. Cuando los campos de dos corazones vibran al unísono, ellos comparten información, uno puede liderar o captar el interés del otro, una relación denominada “arrastre”. Durante muchos meses en el útero, el corazón del infante comparte información y propósito en el corazón materno, incluyendo cómo ella se siente acerca de su bebé y el intercambio continúa después del nacimiento. Stephen Harrod Buhner escribe (40-2):

   Todos vivimos inmersos en campos de información llenos de significado. Estos campos fluyen hacia nosotros desde el momento de nuestro nacimiento. Nosotros experimentamos estos campos no como un flujo de palabras en una página, pero sí como emociones, el toque de la vida sobre nosotros. Este intercambio arraigado en nuestro corazón altera nuestras vidas, conforma su calidad, nos recuerda que nunca estamos solos. Nos reconecta con la raíz de nuestro ser, de la cual procedemos, y alimenta en nosotros una natural empatía por el mundo que nos rodea…estamos hechos por la naturaleza única de cada cosa que penetra en nosotros a través de nuestros corazones, el cual almacena recuerdos de ella, y establece un diálogo.

   La sabiduría del corazón es estética. En el pensamiento griego la sensación y la percepción fueron denominados aisthesis -tomar la vida en sí mismo, respirar en ella. La Voz del Silencio usa imágenes similares. En el umbral del sendero, el discípulo debe “vivir en lo eterno…vivir y alentar en todo como en ti alienta cuanto ves, has de sentirte residiendo en todas las cosas, y a todas las cosas en el Ser” (v. 217). Y nuevamente, el corazón debe “estremecerse en respuesta a toda señal y pensamiento de todo cuanto vive y respira” (v. 225).

   El Corazón conoce y actúa mediante una participación estética, a través de la inspiración. Un espléndido atardecer, la sonrisa pura de un niño, un cachorro saltando hacia nosotros para jugar: las cosas simples pueden brindarnos alegría. Purificado y despierto el corazón se funde con lo bello y lo bueno en lo que sea que contemple. El corazón acalla en reverencia ante los mensajeros del poder espiritual sea cual sea la forma que tengan, se presta a gritos de dolor tan fácilmente como el loto busca el sol. El corazón nutre y se renueva dándose a sí mismo. El discípulo debe anhelar un diálogo no de palabras sino de todo su ser.

   HPB habla del lugar silencioso del corazón donde podemos encontrar refugio, un poco de calma, en las horas de meditación (CW,VIII,127-9). Ella aconseja: “Hunde tu conciencia profundamente en el corazón, y llegarás a ese lugar. Incluso en medio de la crisis, de la confusión, de la duda, del cansancio, el santuario silencioso permanece”. Pero HPB nos recuerda que incluso cuando descansamos, no debemos perder de vista la batalla. Hasta que todo sea silencio por dentro y por fuera, hasta que lleguemos a un lugar de completo auto-olvido, el camino continúa. Mientras que buscamos la senda sirvamos a ese Gran Corazón, el Alma Suprema cuyo amor-sabiduría bendice cada paso y cuya paz eterna da a cada peregrino la bienvenida al hogar.



Stephen Harrod Buhner, ´The Heart as an Organ of Perception´ (El Corazón como un Órgano de Percepción). Spirituality and Health, Marzo-Abril 2006, pp. 38-43.

Jurriaan Kamp, ´A Change of Heart Changes Everything´ (Un Cambio en el Corazón cambia Todo), Ode, Junio 2005, pp 23-7.


lunes, 13 de agosto de 2012

EXPANDIENDO NUESTRO CENTRO DE CONCIENCIA


 
                                                                         Pablo D. Sender
  Aunque casi todas las tradiciones espirituales hablan de la naturaleza divina en los seres humanos, la humanidad está envuelta en sufrimiento, brutalidad y egoísmo.  ¿Por qué estamos en tan lamentable condición? ¿Hay alguna salida?  Las filosofías orientales, como también la Teosofía moderna, dicen que la causa de nuestro estado actual es avidyâ, la ignorancia, y que sólo la percepción de la Verdad nos hará libres.  Avidyâ no es ignorancia de conocimientos comunes.  Más bien, es la falta de percepción de quiénes somos realmente y cuál es nuestra relación con el Universo.  Por lo tanto, el remedio último para nuestra enfermedad innata es viveka, o discernimiento espiritual.  Este requisito es definido en muchas formas, pero todas ellas son diferentes expresiones de la misma idea esencial: el discernimiento entre lo Real y lo irreal.  Así, el discernimiento está especialmente relacionado con la facultad de percepción.
Viveka tiene diferentes aspectos, como está expresado en A los Pies del Maestro, y su desarrollo tiene varias etapas, pero nos focalizaremos particularmente en el desarrollo de una capacidad que la Dra. Annie Besant definió como la esencia de la espiritualidad: la habilidad de intuir la unidad de toda la vida.  De un modo similar, Mme. Blavatsky (HPB) dijo que “espiritualidad no es lo que comprendemos por las palabras ‘virtud’ y ‘bondad’.  Es el poder de percibir las esencias espirituales sin forma”1 sin ser engañados por el aspecto grosero del mundo manifestado.
La mayoría de nosotros sentimos en lo profundo que sólo somos nuestra personalidad, es decir, el “yo”, aquél que está leyendo, percibiendo en este momento.  No tenemos real conciencia de la unidad de la vida; no hemos desarrollado “el poder de percibir la no forma”.  En nuestra conciencia de vigilia, sólo percibimos la capa externa del mundo a través de nuestros cinco sentidos, los cuales son muy limitados.  Además, percibimos en términos de lo interno (yo) y lo externo (el otro).  Nuestra percepción está confinada a lo que está sucediendo en “mí”, al nivel personal.  Usualmente no podemos sentir en nosotros lo que está sucediendo dentro de otra persona o ser.  Por lo tanto, naturalmente, aparece el egoísmo, porque experimentamos directamente nuestras necesidades individuales, nuestro dolor, placer, esperanzas, pero sólo nos damos cuenta de los sentimientos de otra persona de un modo indirecto.  Esta limitación es la causa misma de nuestro sufrimiento, ya que quedamos identificados con lo que es frágil, pequeño, separado, transitorio, e incompleto.  Sin embargo las enseñanzas teosóficas postulan que nuestra verdadera identidad es eterna, completa, e incondicionada.  Si pudiéramos percibir esto se desvanecería automáticamente el problema nacido de nuestra identificación con el “yo” limitado.  Pero ¿es posible percibir de un modo no limitado?  Muchos místicos en diferentes culturas y épocas experimentaron que la conciencia es ubicua.  Esta experiencia fue descrita por J. Krishnamurti (JK) como sigue:
Había un hombre arreglando la calle; ese hombre era mí mismo; el pico que sostenía era yo; la piedra misma que estaba rompiendo era una parte de mí; la suave brizna de pasto era mi mismo ser, y el árbol al lado del hombre era yo mismo.  También podía sentir y pensar como el mendigo, y sentir el viento pasando a través del árbol, y hasta la pequeña hormiga sobre la brizna de pasto podía yo sentir.  Los pájaros, el polvo, y el ruido mismo eran parte de mí. . . .  Yo estaba en todo o, mejor dicho, todo estaba en mí, inanimado y animado: la montaña, el gusano, y todos los seres que respiran.2

Así sabemos, a través de la experiencia de los místicos, que el funcionamiento de esta percepción espiritual extraordinaria es una posibilidad para la conciencia humana; que podemos percibir de un modo holístico, sintiendo como si fuéramos parte de cada criatura e incluso de cada objeto llamado “inanimado”.  Examinemos, entonces, cómo podemos acceder a este tipo de percepción.
 
 
El Enfoque Psicológico
 
Cuando consideramos este tema desde un punto de vista Teosófico encontramos dos enfoques: el psicológico y el oculto.  Éstos son complementarios y, para usar las palabras de HPB, nos llevarán a obtener “una clara percepción de la unidad de la energía una, operando en el Cosmos manifestado.”
Vamos a comenzar explorando el enfoque psicológico que tiene como objetivo especial el remover los obstáculos antes de construir un tipo diferente de percepción.  Para tener acceso a esa percepción completa, primero debemos descubrir por qué nuestra conciencia funciona de un modo tan limitado.  En una charla con algunos amigos, JK se refiere a esto:
Espere, señor, yo soy todo eso, el pasado y el presente y el futuro proyectado; yo nací en India con toda la cultura de 5000 años.  Ése es mi punto.  Eso es lo que yo llamo conciencia . . . cuando usted dice que es un hindú y yo soy un musulmán; cuando hay una focalización a través de la identificación, entonces aparece la elección. 3

De acuerdo con las enseñanzas teosóficas nuestra conciencia real, que perdura vida tras vida, está más allá de la mente personal, de las emociones, y del cuerpo físico.  En cada vida nueva ésta construye esos vehículos para su expresión en los mundos inferiores.  Pero entonces esa conciencia queda limitada por ellos durante la encarnación.  De hecho, la focalización de la conciencia limitando su capacidad para percibir desde una perspectiva más amplia, es debida a la identificación con la personalidad.  En su artículo “Moralidad y Panteísmo” HPB escribió:
El punto de comienzo del sistema ‘panteísta’ (usamos esa palabra por falta de una mejor) de moralidad es una clara percepción de la unidad de la energía una, operando en el Cosmos manifestado . . . El principal obstáculo para la realización de esta unidad es el hábito innato del hombre de ponerse siempre en el centro del Universo.  Cualquier cosa que un hombre pueda hacer, pensar o sentir, el irreprimible ‘yo’ será seguro la figura central.  Esto, como se verá, en la mínima consideración, es lo que evita que cada individuo ocupe su propia esfera en la existencia, sólo en el lugar donde él está exactamente y donde no está ningún otro individuo.” 4

Así, el problema principal parece ser el “hábito innato” de identificarnos con nuestros limitados y temporarios vehículos de conciencia personales, con centro en el “yo”.  Esta conciencia personal fue formada durante la infancia como resultado del impacto de impresiones del mundo externo sobre el cerebro.  Desde entonces, esa mente limitada se tornó en el principal medio de percepción durante nuestra conciencia de vigilia.  Estamos habituados a percibir a través de ésta; no conocemos nada más. Como dice JK:
¿Cuál es el problema?  He estado viendo sólo este fragmento (señalando una porción de la alfombra) . . . Pasé toda mi vida observando este fragmento.  Usted viene y dice que éste es parte de un todo, que éste no existiría sin lo otro.  Pero no puedo quitar mis ojos del fragmento.  Estoy de acuerdo en que éste puede existir sólo debido a la totalidad de la alfombra, pero nunca, nunca, he visto toda la alfombra.  Nunca me he movido del fragmento . . . Y no sé cómo mover mis ojos y mirar a toda la alfombra.5

Sabemos, en teoría, que nuestra conciencia personal es sólo una expresión fragmentada de un todo mayor, la Individualidad o Ego Superior, pero somos incapaces de comprenderlo realmente.  Sentimos que somos esta persona, que éste es nuestro nombre, edad, trabajo, características, etc.  No sabemos cómo percibir de un modo distinto, y hay una fuerza que mantiene nuestra percepción limitada al estrecho campo de nuestra vida diaria.  ¿Pero qué es?  JK se expandió sobre esto:
¿Qué es lo que impide una percepción total de esta existencia vasta, compleja? . . . Cuando entro al cuarto, un objeto atrapa mi mirada.  El hermoso cubrecama, y miro a las otras cosas descuidadamente . . . el resto queda en el trasfondo, se torna muy vago . . . ¿Por qué la percepción se ha focalizado en eso? . . . Yo veo todo el campo de la vida sólo en términos de perseguir el placer . . . ¿Es esto lo que previene la percepción total? . . . ¿Cómo puede ver la mente la totalidad del campo cuando sólo existe la búsqueda de placer? . . . ¿Cuál es el factor del placer? . . . El placer es siempre personal . . . Así que, en tanto la mente esté persiguiendo el placer como el “yo”, ¿cómo puedo ver esta cosa total?  Debo comprender el placer, no suprimirlo, no negarlo.  Así, es importante ver el todo, no lo particular. 6

El placer es una sensación surgida en ese limitado centro de conciencia que es el complejo cuerpo-mente.  Y en tanto nuestra conciencia esté persiguiendo la sensación estará atada a trabajar a través de la personalidad.  Damodar K. Mavalankar, uno de los personajes más prominentes entre los Teósofos de los primeros años, escribió:
Los deseos y pasiones son, por así decirlo, cadenas (verdaderas cadenas magnéticas) que atan la mente a esos apetitos y goces carnales.  Y aquél que desea elevarse por encima del Mâyâ que permea este mundo debe hacerlo rompiendo esas cadenas adamantinas que lo mantienen prisionero a este mundo transitorio.7

Entonces, deberíamos examinarnos y preguntar: ¿Cómo estamos viviendo?  ¿Estamos principalmente buscando placer personal en las diferentes actividades en las que tomamos parte?  ¿Nuestra actitud diaria es una de auto-protección, auto-justificación, etc., tratando de no ser perturbados?  Si es así, estamos constantemente fortaleciendo esa fragmentación de la conciencia que es el “yo”, manteniendo nuestra conciencia en la prisión de las sensaciones personales.  No es que debamos rechazar el placer como si fuera pecaminoso.  Si viene, lo experimentamos, de la misma forma que experimentamos las cosas desagradables.  Ambas son parte de la vida.  Pero el hecho de que estemos buscando algún tipo de placer en casi todas las circunstancias significa que las sensaciones corporales tienen una gran influencia sobre nuestra conciencia.  Ésta es la razón de por qué “La primera ilusión básica que se debe superar es la identificación con el cuerpo físico”, como leemos en Ocultismo Práctico. 8  Desafortunadamente, no es sólo una cuestión de estudiar o hablar sobre esto.  En la mayoría de los casos el estudio debe ser el primer paso, porque señala la dirección.  Pero si no hay una verdadera disposición para vivir de acuerdo con éste, el conocimiento es de poca utilidad.  En conexión con esto HPB escribió:
El conocimiento o jñâna está dividido en dos clases … paroksha y aparoksha.  La primera forma de conocimiento consiste en la adhesión intelectual a cierta proposición, la última en la verdadera comprensión de ésta . . . Del estudio de la filosofía sagrada, . . .  se deriva paroksha, el conocimiento (¿o deberíamos decir creencia?) en la unidad de la existencia, pero sin la práctica de la moralidad ese conocimiento no puede ser convertido en la forma de conocimiento más elevada o aparoksha-jñâna . . . . De nada vale captar intelectualmente la noción de que eres todo y Brahman, si no es realizada en actos prácticos en la vida . . . No puedes ser uno con el Todo, a menos que todos tus actos, pensamientos, y sentimientos se sincronicen con el movimiento de avance de la Naturaleza. 9

Ésta es la razón de por qué el verdadero conocimiento espiritual no viene meramente a través del estudio, sino a través de un modo de vida integral que también incluye meditación, auto-conocimiento, y una actitud inegoísta.  Si somos serios en esto, deberíamos entrenar nuestra conciencia diariamente para vivir más allá del centro de placer que es el “yo”.
 
 
El Enfoque Ocultista
 
Hemos visto que, de acuerdo a HPB, “El principal obstáculo para la realización de esta unidad es el hábito innato del hombre de ponerse siempre en el centro del Universo.”  Reflexionemos ahora sobre estas palabras desde una perspectiva ocultista.  El problema aquí es que estamos condicionados por la sensación de ser ese centro ubicado “sólo en el lugar donde estamos exactamente.”  Cómo se dijo anteriormente, la conciencia no está necesariamente limitada por el espacio y la forma, sino que es capaz de estar consciente de lo que sucede en otras expresiones de la Vida Una.  Pero dado que no está habituada a percibir más allá del centro personal, nuestra práctica debería involucrar un intento por descentralizar nuestra conciencia, acostumbrándose a expandirla para una percepción más amplia.  ¿Cómo podemos hacerlo?
La práctica del Diagrama de Meditación de HPB es muy útil en este intento. 10 El Diagrama todo está diseñado para ayudarnos a romper la identificación con nuestra conciencia inferior.  El tema de este Diagrama es muy vasto para ser discutido aquí en su totalidad, y lo exploraremos en un futuro artículo, pero podemos referirnos a una porción de éste.  HPB sugiere que deberíamos habituar nuestra conciencia gradualmente a percibir de una forma descentrada, tratando de vivir con una “Perpetua Presencia en la imaginación en todo el Espacio y el Tiempo.” “De esto” agrega “se origina un sustrato de memoria de universalidad.”  Esto significa que deberíamos tratar de limitar la usual focalización de la conciencia al punto en el que estamos en el espacio y el tiempo.  No es algo fácil de hacer, pero el mismo esfuerzo en esta dirección desarrolla la capacidad de habituar nuestra conciencia a percibir en una forma diferente.  Podemos usar cualquier estrategia que encontremos útil.  Cuando caminamos, por ejemplo, podríamos tratar de sentir que estamos en todo lo que se mueve alrededor, donde “nuestro” cuerpo es sólo uno de esos objetos.  O podríamos sentarnos en el banco de un parque y tratar de sentir que estamos en todas partes, que nuestra existencia no tiene ni comienzo ni forma.  Después, deberíamos incorporar ese sentimiento abstracto gradualmente en nuestra rutina diaria.
Hay otro ejercicio interesante sugerido por C. W. Leadbeater:
Durante la meditación uno debería tratar de pensar en el Ser Supremo estando en todo y todo en éste.  Trate de comprender cómo el ser está intentando expresarse a través de la forma.  Un método de práctica para esto es tratar de identificar su conciencia con la de varias criaturas, como una mosca, una hormiga, o un árbol.  Trate de ver y sentir las cosas como ellos las ven y sienten, hasta que a medida que se interioriza, toda conciencia del árbol o del insecto desaparece, y la vida del Logos aparece. 11

Aquí Leadbeater señala dos cosas importantes.  La primera es: “Durante la meditación uno debería tratar de pensar en el Ser Supremo estando en todo y todo en éste”, que es otro aspecto de la meditación de HPB que acabamos de mencionar.  Y segundo, él nos aconseja identificarnos con las formas de vida inferiores.  De nuevo, no es un ejercicio fácil porque implica entrar en un mundo nuevo, pero podemos encontrar algunas insinuaciones interesantes en las palabras de JK, que también sugirió un experimento similar:
Me parece que una de las más grandes dificultades es que veamos, realmente, claramente, no sólo las cosas externas sino la vida interna. . . . ¿Han experimentado alguna vez con mirar algo objetivo como un árbol, sin ninguna de las asociaciones, sin nada del conocimiento, que han adquirido sobre éste, sin ninguna palabra formando una pantalla entre ustedes y el árbol, lo que evita que lo vean como éste realmente es?  Inténtenlo y vean qué sucede; observen el árbol con todo su ser, con la totalidad de su energía.  En esa intensidad encontrarán que no hay observador en absoluto; sólo hay atención. 12

Para tener éxito en este tipo de ejercicios tenemos que ser capaces de silenciar nuestra conciencia personal.  Todos estos ejercicios pueden ser probados por uno mismo en un espíritu de investigación.  Ellos desarrollarán gradualmente el poder de percepción que está latente en cada uno de nosotros.  Sin duda, cuando este tipo de discernimiento espiritual se despierta, sucede una transformación importante.  Como dijo Leadbeater después de describir su ejercicio:
Cuando sabemos con bastante certeza que somos parte del todo, no nos importa demasiado dónde pueda encontrarse este particular fragmento de ese todo, o por cuales experiencias puede estar pasando. 13

 
 
Referencias
 
1. H. P. Blavatsky, Collected Writings (CW) 12, ‘Gemas de Este’, p. 451.

2. Mary Lutyens, Vida y Muerte de Krishnamurti.

3. J. Krishnamurti, Tradición y Revolución, Diálogo 27: ‘La Inteligencia y su Instrumento’, Bombay, 15 de Febrero de 1971.

4.  HPB, CW 5, ‘Moralidad y Panteísmo’, pp. 336-7.

5. JK, Tradición y Revolución, Diálogo 18: ‘Energía y Fragmentación’.

6. idem.

7. Sven Eek (Comp.), Damodar y los Pioneros de la Sociedad Teosófica, ‘Carta de Damodar a Carl H. Hartmann’, p. 304.

8. HPB, Ocultismo Práctico, ‘Algunas Sugerencias para la Vida Diaria’.

9.  HPB, CW 5, ‘Moralidad y Panteísmo’, p. 337.

10. HPB, The Theosophist, May 2003, ‘Diagrama de Meditación’, pp. 308-9.

11. C.W. Leadbeater, La Vida Interna, ‘Meditación’.

12. JK, Libertad de lo Conocido, cap. 11.

13.  loc. cit.
 

sábado, 4 de agosto de 2012

PREGUNTAS Y RESPUESTAS





Con la Sra. Radha Burnier y el Dr. John Algeo

Convención Internacional, Adyar, 30 de Diciembre de 2005


P1.-  ¿Qué lugar ocupa el humor, sin tonterías ni frivolidad, en la vida de un buscador serio?            

 RB: Si el buscador ha incursionado algo en el sendero, ya será un teósofo que va adquiriendo sabiduría.  A medida que así lo hace se dará cuenta cada vez en mayor medida de lo que es real y lo que no lo es, de lo que es importante y de lo que carece de importancia.  Él se dará cuenta, como lo ha señalado el Sr. Leadbeater, de que nada importa mucho y, en la mayoría de las cosas, no importan nada.  Tener sentido del humor es como tener un sentido de  la proporción, que significa no considerar muy seriamente las cosas sin mayor importancia.   Entonces seremos capaces no solamente de tener sentido del humor, sino también de espíritu tolerante, en el más amplio significado de este término.

 Yo tengo un perro al que le gusta menear su cola en todo momento.  Sería tonto enojarse y decir: ‘es un perro tonto, no debería hacer eso’.  El perro hace eso porque es lo que el ha entendido con respecto a ser un perro amistoso.  ¿Podemos ver los incidentes de la vida de este modo?  Así como no criticamos ni condenamos al perro por menear su cola indiscriminadamente, ¿podemos ver otros acontecimientos con buen humor y sentido de  la proporción?

 Se dice que todos los Maestros de Sabiduría tienen un fino sentido del humor -un humor que no hiere, porque no es frívolo ni tonto.  La gente es tal cual es y debemos aceptarla y sentirnos felices por ello. El humor también involucra un cierto reconocimiento de la Ley que asegura que todo se encamina a su debido momento hacia lo bueno; por lo que no hay necesidad de molestarse o enojarse, no importa lo que suceda; las cosas se corregirán por sí mismas a su debido tiempo.

 JA: Yo creo que es especialmente importante tener sentido del humor con respecto a uno mismo, ser capaz de reírse de si mismo.  El tomarse a uno mismo demasiado seriamente es el camino hacia la expansión del ego.  Si uno se puede reír de sí mismo, se da cuenta de que todos los seres humanos son ridículos.  Y si uno reconoce esto, se ve a sí mismo en una relación apropiada con el resto del universo.  Uds. saben, de la existencia de esa gran figura en el Buddhismo Chino y Japonés – Hotei o Putai, el Buddha sonriente.  De manera que reírse no es inconsistente con una profunda sabiduría.  De hecho, si somos verdadera y realmente sabios, nos reiremos.

 P2.- ¿Es posible aprender Teosofía en otras fuentes además de libros?

 JA: Yo tengo la firme convicción de que si mañana se quemaran todos los libros existentes en el mundo, si todos los que sabemos algo de Teosofía muriéramos, de tal forma que la Teosofía se borrara completamente de la faz de la tierra, no importaría, porque al día siguiente la Teosofía reaparecería.

 La Teosofía no está en los libros; no está en las mentes de los seres vivientes.  La Teosofía está en el corazón del universo y, en consecuencia, en el corazón de cada uno de nosotros y desde ahí es de donde la Teosofía viene.  Podemos aprender acerca de la Teosofía en libros, conferencias, debates, pensando, pero podemos aprender Teosofía solamente si ponemos nuestros corazones a tono con el gran corazón del universo.  Por lo tanto, sí es posible aprender Teosofía en otras fuentes además de en los libros.

 RB: El gran Sankaracharya dijo: ¿Qué utilidad tienen los libros si no te dan sabiduría?  Y si tienes sabiduría, entonces,  ¿qué utilidad tienen los libros?

 Los libros son como el andamiaje, pero no son el edificio.  Varias de nuestras tradiciones han hablado acerca de las limitaciones del conocimiento procedente de libros y de la importancia del auto-conocimiento. Sin el conocimiento de uno mismo ningún otro conocimiento verdadero es posible, ya que existe la tendencia de interpretar todo lo que aparece en los libros de forma que nos satisfaga y esté de acuerdo con nuestras propias opiniones. Por lo tanto, no aprendemos nada de ellos.

 No olvidemos que la misma Naturaleza tiene mucho para enseñarnos.  Madame Blavatsky escribió que si queremos seguir los pasos de los filósofos herméticos, debemos abandonar nuestro conocimiento previo y aprender un nuevo alfabeto en el regazo de la madre Naturaleza.  Krishnamurti también dijo en sus pláticas: ‘Pon a un lado tus libros, bota tus libros’, pero permitía que sus pláticas fueran impresas, mostrando con ello que sus palabras no deberían interpretarse literalmente.  La verdad no está en los libros, ni tampoco alcanzaremos la liberación por el hecho de conocer el contenido de éstos.

 La Teosofía debe aprenderse por medio del estudio de sí mismo, el estudio de la Naturaleza y de toda la vida que nos rodea.  Reflexionar es tan necesario como observar.  Uno de los grandes Upanishads dice que para conocer Brahman, debemos aprender a escuchar, a observar, a meditar y a contemplar.

 P3.- En un mundo gobernado por leyes, ¿cuál es el concepto de misericordia?

 RB: A nuestra vez preguntamos qué quiere decir la persona que hace la pregunta cuando dice un mundo gobernado por leyes, ¿leyes del país o resoluciones de las Naciones Unidas?

El cosmos está gobernado por Leyes Universales inmutables y esas leyes, sin discusión son todas expresiones de la compasión absoluta que es inherente a todo el universo, su vida y su consciencia. La consciencia iluminada es compasión per se, compasión universal.

 Todas estas leyes existen para ayudarnos a progresar espiritualmente. Podemos no aceptarlas porque no las comprendemos y nuestra voluntad personal es demasiado fuerte.  Annie Besant escribió en su autobiografía de las inmensas dificultades con las que ella se enfrentó cuando dejó la iglesia Cristiana –pobreza, abusos, difamación con respecto a su carácter y más. Pero haciendo una retrospectiva de su vida, ella dijo que si le dieran la oportunidad de volver a vivir su vida, no elegiría no tener dificultades, porque cada dificultad le había enseñado algo.  Cada dolor, cada experiencia es una oportunidad para aprender.  La vida busca elevar a cada uno y las leyes del universo operan para hacer surgir lo bueno. Lo Supremo ha sido descrito en India y Grecia como verdad, belleza y bondad. De ahí que la bondad sea una característica de toda cosa natural en el cosmos.

 JA: La palabra inglesa ‘ley’ (law) tiene dos usos.  Así pues, tenemos leyes que son creadas por legislaturas y reglamentos hecho por seres humanos, este es un tipo de ‘ley’.  Luego tenemos la ley natural.  La ley natural no ha sido creada por alguien, sino que es la forma como las cosas son en el mundo.  Si por ‘misericordia’ entendemos eximir a alguien de las consecuencias de haber quebrantado una ley, esto es posible cuando se trata de leyes humanas.  Un juez puede ejercer la misericordia y perdonar a alguien, pero nadie nos puede perdonar por haber quebrantado las leyes de la Naturaleza.  Las leyes de la Naturaleza no pueden quebrantarse, solamente tenemos que cumplir con ellas.

 La palabra inglesa ‘misericordia’ (mercy) viene de la palabra latina misericordia que significa literalmente ‘dulce, suave, afable de corazón’, o, compasión. Afable de corazón y compasión son la misma cosa, permeando la estructura del universo.  Por lo tanto, realmente, no hay diferencia entre ley y misericordia, si es que estamos hablando de leyes cósmicas y no de leyes humanas.

 P4.- Al practicar altruismo nos encontramos con personas que están necesitadas pero que tienen la tendencia de convertirse en parásitos. ¿Cómo se trata con este tipo de personas?

 JA: Yo creo que todos hemos tenido una experiencia similar.  Cuando nos enfrentamos ante la necesidad tenemos que hacer algo inmediatamente que sirva de ayuda.  Pero si es eso sólo lo que hacemos, no hemos quitado la causa y la necesidad. Consecuentemente, tendremos nuevamente que hacer algo más para enfrentarnos a la causa inmediata y a la necesidad.  En esto, no hay fin; por lo que la persona no se vuelve un parásito por algo que haya hecho.  Se vuelve un parásito porque nuestra actitud no fue la apropiada.

 Para ayudar a las personas uno no debe meramente tratar los síntomas, la necesidad inmediata que presiona. Si uno va al médico porque se siente enfermo, el médico tratará los síntomas; si se padece de dolor de cabeza, le dará una aspirina que deberá ingerirse para aliviar el dolor.  Pero si es solo eso lo que el médico hace, no habrá curado al enfermo.  El médico debe localizar la causa de la enfermedad y curarla.

 Similarmente, altruismo involucra tratar los síntomas; debemos prestar ayuda inmediata para aliviar a la persona en la medida que podamos, pero finalmente lo que es necesario que hagamos es ayudar a la persona a que se ayude a sí misma.  Deberemos ofrecerle lo que pueda necesitar para sobrellevar el problema.

 Citando el dicho: si le doy a alguien una libra de harina, lo he alimentado por una semana, pero si le doy una libra de semillas y le enseño a cómo usarlas correctamente para que se reproduzcan, lo he alimentado para siempre.

 Así pues, el mejor altruismo no es simplemente atender las necesidades inmediatas, sino también la causa subyacente de los problemas.  Claro está, la causa de todo generalmente se debe a avidya  o ‘ignorancia’ a determinado nivel.