jueves, 3 de marzo de 2016

Autoconocimiento



Resultado de imagen para verse a si mismo

S.Ramu

(El Sr. S. Ramu es Gerente de la Editorial Teosófica de Adyar)

   Durante gran parte de nuestra vida, buscamos experimentar y adquirir conocimiento de muchas cosas que están fuera de nosotros. Aunque  el conocimiento de ciertas cosas externas tiene ciertamente un valor funcional, tal conocimiento no tiene resultados beneficiosos. La búsqueda  de tal conocimiento no ha liberado al hombre de los problemas básicos de la vida, tales como el temor, la violencia y el egoísmo. Tal conocimiento puede incluso ser una barrera para conocer alguna otra cosa que pueda ser de mayor valor. El conocimiento del mundo material  parece crear su  propia ignorancia! Quizás sea esa la razón por la que ciertas tradiciones de sabiduría han  diferenciado el  conocimiento superior (parâ-vidyâ o brahma-vidyâ, que debe incluir el ´autoconocimiento´) del  conocimiento inferior (´aparâ-vidyâ´ o conocimiento del mundo externo adquirido a través de los sentidos)

   ¿Por qué debería yo tener autoconocimiento? La vida en general, mis experiencias del mundo y sus impactos sobre mí, deben asimismo depender de cuanto conozco de mí mismo. Necesito comprenderme a mí mismo, dado que los valores de toda las cosas externas a mí dependen de mi estimación sobre ellas. Puedo atribuir gran importancia o valor a algo carente de importancia, sin valor o incluso de valor negativo y viceversa. También es posible que los problemas humanos fundamentales (la miseria, el conflicto, el sufrimiento, etc.) y por consiguiente mis propios problemas sean el resultado de la ausencia de ´autoconocimiento´. Como dijo Platón: "Me parece ridículo estudiar cosas externas cuando no me conozco a mí mismo". J. Krishnamurti recomendó: "Usted no tiene que comprender las enseñanzas, usted tiene que  comprenderse a sí mismo". Mientras percibimos y experimentamos el mundo externo, lo que percibo o experimento podría ser tratado como un reflejo  especular de mí mismo, y puedo contemplar tales reflejos para conocerme a mí mismo mediante mis propios pensamientos y comportamiento.

  ¿Cómo arribo a saber quién soy yo? No tengo otra opción que empezar con la pregunta, ¿Quién soy yo? Más aún, cada vez que experimento algo, necesito seguir haciéndome la misma pregunta ("¿Quien está experimentando?") en diferentes formas. ¿Sólo soy un ser físico? ¿Puedo conocer, sin querer comprender sólo lo que quiero? ¿Puedo razonar, sin racionalizar mis deseos? ¿Puede una comprensión intelectual conducir a una transformación que me libere de las cadenas del tiempo, del espacio, de la causa y el efecto, y de las causas fundamentales de las aflicciones humanas? ¿No está constreñida la transformación a las innatas necesidades humanas --existir, conocer, ser feliz (o estar en paz y bienaventuranza)? ¿Cómo puedo ser inspirado para encontrar desde lo interno y desde las abundantes fuentes de la Naturaleza? ¿Cómo debería prepararme a mí mismo como un aprendiz adecuado, y qué cualidades me harían receptivo para comprender? ¿Puedo abrir mi mente y ser capaz de una percepción sin velos?

          ¿Quién soy yo? ¿Soy mi ego, o la individualidad, el espíritu, la conciencia, etc.? No me parece haber tenido algún ego o individualidad como niño aunque alguna tendencia psicológica latente de auto preservación parece haber existido en la infancia. Mi conciencia individual o ego parece haber llegado a existir por reacciones a estímulos externos. Mi ego parece haber  desarrollado una tendencia a reaccionar a los estímulos externos basado en lo que él percibió como favorable o desfavorable, tendencias de atracción o repulsión. ¿Cómo apareció este ego? En otras palabras, una conciencia (o un principio de vida), en un estado muy inactivo en el nacimiento, mediante la experimentación del ambiente y almacenando tales experiencias como memoria, termina por llenarse de recuerdos y pensamientos. Estas experiencias, recuerdos y pensamientos reaccionan hacia el entorno como favorables o desfavorables para su propia existencia, formando un círculo vicioso, en el cual la única preocupación del ego es ganar más experiencia para fortalecerse.

  Tal ego  parece haber desarrollado el miedo como un mecanismo para su propia defensa y para la protección del cuerpo del cual éste depende. Este miedo, que es una forma de inseguridad para el ego, parece manejar todas sus funciones, incluyendo varios mecanismos de defensa. Esto es debido a la falta de inteligencia, una falsa percepción de amenaza para la seguridad del ego, cuando no hay ni seguridad ni algo para ser asegurado. Paralizado por su propio miedo autoinfligido, el ego quiere escapar de la amenaza y el sufrimiento, en vez de enfrentarlos. Mientras haya sufrimiento en la mórbida imaginación del ego, no hay escape de él; la única opción posible es dejar que la inteligencia releve al ego para tratar al sufrimiento mediante la comprensión del sufrimiento. Por lo tanto el miedo es el compuesto de varias percepciones falsas del ego, el cual parece basar las tendencias del ego en una forma fundamentalmente dualista de acercamiento, ¨yo¨ y los objetos externos. Todos los objetos están ampliamente  clasificados como favorables o desfavorables. Es una paradoja que el ego, un mero agregado de experiencias, recuerdos y pensamientos, el cual no tiene substancia, se convierte en ´ser´ junto con el cuerpo a través del cual este agregado parece funcionar.

   La transformación del ego en pensamiento parece imponer una identidad propia, yoidad, en el pensador, que es el mismo que el ego! Por lo tanto, surgen las preguntas: ¿Puedo transformarme a mí mismo a fin de ser diferente de la identidad impuesta por los pensamientos en el ego? ¿Cómo puedo experimentar lo externo sin agregar egoidad? ¿Destruirá este agregado ficticio algún tipo de acción? Si la acción no puede evitarse, ¿cómo puedo actuar sin incrementar al ego? ¿Depende esto de una acción sin motivo, sin la anticipación de un resultado definitivo o siendo afectado por el resultado? ¿Puedo conocer el bien y el mal?

   Entre otras cosas, al formar una frase, no puede evitarse el uso de un predicado o adjetivo predicativo. Decir, " yo soy" no es correcto, aunque es la única verdad; por lo tanto nos estamos formando a nosotros mismos con "yo soy esto" o " yo soy aquello", dándole una identidad al ego. Pensamientos tales como "esto es mío", "estoy disfrutando", "estoy sufriendo", "poseo", "perdí", "soy atractivo", "soy despreciado" y "he logrado", son todos contraproducentes para el auto-conocimiento, porque proporcionan una identidad basada en atributos y en experiencias para el ego.  Los pensamientos y las palabras distorsionan la verdad; la identidad basada en atributos simbólicos se proyecta en vez del yo real, sin atributos, así como la estatua de un dios es proyectada para ese Dios.

   El ego puede hacerse sublime. Detener los pensamientos implica detener el hábito de formar imágenes, juicios, opiniones, incluyendo las de uno mismo,  lo que significa recuerdos de mis experiencias de dolor y placer. El pensamiento vuelto hacia afuera es el ego y, cuando se vuelve hacia el interior, se disuelve en conciencia pura.

   Evitar pensamientos motivados por el ego no es evitar el pensamiento creativo o escapar de pensamientos y acciones problemáticos. Puede satisfacerle al ego ser un (pseudo) jñâni para escapar de pensamientos y acciones molestos. Por consiguiente, no puedo y no debo evitar acciones, pero puedo intentar y limitar mis acciones a la expresión de mi sentido de responsabilidad y no ser impulsado por pensamientos que auto sustentan al ego. La recta conducta primordial es la "impersonalidad" y todo acto se convierte en mala conducta si existe un motivo. Los motivos son las herramientas del ego. Los pensamientos y acciones virtuosos y desinteresados no son del ego, porque las virtudes son hijas de la inteligencia. Las virtudes también tienen su propia inteligencia, y la compasión es la virtud más importante a ser practicada. La compasión tiene su propia inteligencia, como se ve en gran medida en madres de recién nacidos.

   El egoísmo, el sentido de "yo", se convierte en un sistema de respuesta automatizada como una computadora basada en un programa establecido (en el caso del ego, la programación es a través de las experiencias que ha padecido). Tal condicionamiento de la mente contribuye a su sentido de separatividad. Por lo tanto, en las etapas iniciales, el esfuerzo necesario puede bien ser para des-condicionar la mente. Una vez alcanzada la cualidad de no retener imágenes, quizás no se requieran ulteriores esfuerzos.

   El ego y el "Yo" real son opuestos -si uno es verdadero el otro debe ser falso. Lo opuesto a lo real es lo irreal y el ego irreal no tiene una existencia basada en  lo real. Sólo puedo decir que Yo soy eso que no es un objeto para mí. Tengo que avanzar ´partir de quién no soy, a quién soy yo´. Las etapas incluyen una retirada de los pensamientos del conocimiento de todas las cosas externas, para que lo interno pueda ser realizado. En cualquier momento dado, sólo una experiencia es posible. Sólo en ausencia de la experiencia de lo externo, la experiencia de lo "interno" es posible. El trayecto abarca la negación así como el descubrimiento, renunciación así como realización. La renunciación es la del ego, sus pensamientos, su conocimiento y sus experiencias, y la realización es de la naturaleza ficticia del ego y la no viabilidad del concepto de seguridad para el ego.

   Incluso cuando estoy contemplando estos hechos, soy consciente de que no puedo aplicar el pensamiento para ser totalmente consciente de la verdad. ¿Cómo me doy cuenta de estos hechos más allá del pensamiento por la verdad? El ego puede abstraerse cuando éste se proyecta a sí mismo como pensamiento. Debo limitar la atención al pensamiento creativo y al presente. ¿Puede haber atención sin pensamiento? Los pensamientos funcionales que no se pueden evitar, se les puede permitir que partan sin dejar ningún tipo de residuo, como un ave que no deja en el cielo trazas de su vuelo.

   Esto significa que debo estar constantemente auto-consciente (incluso estar consciente del ego) y recordar el hecho de que, al nivel del ego, sólo soy un agregado de un conjunto de experiencias, desprovisto de sustancia real. En este estado, tengo que discernir entre el bien y el mal, siguiendo lo bueno y eludiendo el mal a través de un acercamiento desapasionado, no personal. Mi percepción debería cambiar. Debería intentar y evitar considerar equivocadamente los  "hechos de la vida" como la verdad subyacente en toda la vida. La verdad no es una experiencia estática, y por lo tanto no hay ninguna duda  de alguien como yo que se esfuerza por llegar a la verdad o por ser totalmente consciente de ella, aunque son posibles vislumbres de ella. Cuando tengo un vislumbre de la verdad puede que no necesite concientemente afanarme por el bien, sin embargo no puedo hacer el mal! Aunque no sea totalmente consciente de la verdad, puedo empezar a meditar sobre estos hechos. Estas prácticas bien pueden ser verdaderas meditaciones para el autoconocimiento, a través de las cuales finalmente, Yo, la meditación, y el autoconocimiento pueden convertirse en uno. En esa etapa de unidad, la pregunta "¿quién soy yo?" se desvanece y no queda nadie que pregunte.

                                                                                                                   

Explórate a ti mismo. Aquí se exigen el ojo y el nervio...

No, más aún, sé un Colón de nuevos continentes y mundos dentro de ti, abriendo nuevos cauces, no de comercio pero sí de pensamiento. Cada hombre es el señor de un reino al lado del cual el terrenal imperio del Zar es un pequeño estado, un montículo dejado por el hielo.

                                                                                                          Henry David Thoreau.