domingo, 26 de abril de 2015

El Sendero Hacia la Perfección


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Geoffrey Hodson

INTRODUCCIÓN  (Libro).

EL HOMBRE, como hombre, es un fardo de debilidades, una concatenación de incapacidades. EL HOMBRE SUPERHUMANO, es una condensación de fortaleza y está por fuera de todas las limitaciones humanas. La diferencia entre esas dos clases de Seres es casi imposible de calcular por el hombre quien sea como sea, lleva en sí mismo el germen de la Superhumanidad. El cambio de hombre a Superhombre, si se quiere efectuar con rapidez normal, demanda el mayor esfuerzo posible. El hombre tiene el poder de hacer el cambio rápidamente, pero el completo buen éxito estará fuera de su alcance mientras ponga en su empeño apenas una mediana voluntad. Las alturas son tan colosales y los esfuerzos requeridos son tan formidables, que solamente será posible el buen éxito cuando se dedica todo el Ser sin reservas a la consecución de este Gran Propósito. El aspirante debe evocar todos los poderes del Alma y dirigirlos con la mayor sinceridad; y con toda su voluntad hacia ese sublime objetivo; pues únicamente así podrá el hombre alcanzar la superhumanidad.

 La insinceridad se cuenta entre los mayores obstáculos en el Sendero Oculto. La insinceridad corroe la integridad del Alma; destruye cualquier progreso nuevo tan rápidamente como se consigue, y ensucia la belleza del capullo que empieza a abrirse y cuyo corazón devora. La insinceridad pone fuertes barreras al paso de la razón pura cuando ésta intenta iluminar el cerebro. La falta de entusiasmo hace imposible el desarrollo oculto; pues solamente aplicando toda su Alma, toda parte de su naturaleza y toda su voluntad a su gran propósito, puede el aspirante escalar las alturas antes del tiempo normal. Los Superhombres existen. Ellos en un tiempo fueron hombres. Hace ya largas edades ellos despertaron y emprendieron la Búsqueda; sintieron bullir el fuego Monádico y reuniendo fuerzas gradualmente, emprendieron la subida de la empinada y estrecha Senda que sabían habría de conducirlos a su Objetivo. Soportando pacientemente fatigas, raramente cediendo y con creciente autodominio escalaron las alturas y lograron alcanzar la meta.
 
 La existencia y la victoria de los Superhombres son prueba segura para todo hombre de que existe una Meta y que esa Meta es alcanzable. Así pues, que nadie lo dude. Que no haya desconfianza, ni se ponga en tela de juicio lo relativo a este Supremo Propósito. El buen éxito está completamente asegurado para todos los que con constancia perseveren hasta el triunfo final. Hay una recompensa indeciblemente gloriosa para los que la alcanzan. Habiendo sobrepasado, ya toda posibilidad de sufrimiento, tienen capacidad de aliviar el sufrimiento humano. Habiendo pasado victoriosamente por toda lucha, pueden llevar la paz al corazón de todos los hombres. Estando ya iluminados son portaluces para la Humanidad, e instructores de todos los que quieran oír. Habiendo ganado la salvación eterna, salvan a la Humanidad; Guardianes de la Sagrada Luz de la Verdad, iluminan con la Verdad las mentes indagantes de los hombres. Sus corazones siempre abiertos a todas las alegrías y penas de los hombres, son el refugio de los corazones heridos y de los que viven atemorizados.

 No hay nada que venza a los que son ya vencedores. No hay nada qué atemorice a los que han conquistado todos los enemigos internos y externos a los que han superado todos los obstáculos y coronado todas las alturas. Ellos que han conocido lo peor, que han combatido y vencido los mayores peligros que puedan amenazar a la humanidad, que han derrotado todo cuanto asalta al Alma buscadora, serenos en el conocimiento de la omnipotencia en lo referente a sus vidas, son seguro escudo y auxilio infalible para todos los que buscan su ayuda. Haber obtenido esto es su gran recompensa. Alcanzar otro tanto es la recompensa cierta para todos aquellos que recorren victoriosamente el Camino de la Santidad, el Sendero hacia la Perfección. Ellos querrían decir a todos los que quisieran seguirlos hasta las alturas en donde ellos se encuentran: “¡Levantaos todos los que deseéis llegar. Elevad vuestras voces pidiendo luz, y entrad sin temor a la empinada cuesta!. ¡Es para vosotros. Ella os invita. Triunfar es vuestro destino!. Os esperan quienes os ayudarán.

 Vuestro Maestro está cerca de vosotros y os vigila. No miréis atrás sino adelante, y veréis Su rostro. Los Superhombres de la Tierra esperan a los hombres terrenos, listos a auxiliar a todo el que responda a su llamada y con sinceridad y de todo corazón se dedique íntegramente a la Búsqueda de luz, poder, y Verdad, aspirando ardientemente a llegar a ser un servidor y salvador del Mundo”. “¿Es la vida mundana todavía tan atractiva, que os ate al mundo?. ¿Es la luz terrestre tan bella, que os ciegue a la belleza del Cielo?. ¿Estáis tan apegados al mundo, que separaros de él os parezca todavía imposible?. Si así fuere, entonces no os ha llegado la hora todavía. Pero si todo falla a vuestro alrededor y la vida parece una mascarada tonta, y las ganancias mundanas el poder, una farsa, entonces ya llegó vuestra hora.

Levantaos y buscad solamente lo que es permanente y real, la vida espiritual con su corona de poder espiritual, y una serena felicidad que nada en la vida puede perturbar. “Tomad vuestra resolución, no con ligereza sino con profunda sinceridad. Pesad vosotros mismos las dos alternativas, y escoged entre la vida mundana con sus goces efímeros y ganancias temporales, y la vida espiritual con su perpetua bienaventuranza y paz. Escoged entre la impotencia para remediar vuestras propias necesidades y las ajenas, y la omnipotencia para conquistar el propio ser y guiar a otros a igual victoria, no debiera ser difícil. Haced esa decisión y venid a aumentar las filas de aquellos que hicieron esa selección hace ya largo tiempo, y que con constancia persistieron hasta el triunfo final sobre el propio yo, para sumergirse y unificarse con el YO de Todos”.