miércoles, 24 de diciembre de 2014

La auto-preparación para la regeneración



M. P. Singhal
 
El Sr. M. P. Singhal es el Vice-Presidente internacional y ex Secretario General de la Sección Inda de la Sociedad Teosófica. Charla dada en la Convención internacional, Adyar, Diciembre 2011
 
   La Sra. Radha Burnier, Presidenta internacional, al pronunciar su discurso en la Convención de la ST el 26 de diciembre de 1986, dijo: “No puedo resumir mejor el propósito de la Sociedad, que usando las palabras ‘Regeneración Humana’, la revolución interna que purifica la mente.”

   Para terminar con el sufrimiento, el Buddha sugirió el óctuple sendero de la rectitud. Pero mayor que eso es el objetivo de la regeneración espiritual de la humanidad. N. Sri Ram dijo: “Es de importancia fundamental, porque cuando esto acontece, todo lo demás le sigue. Las fuerzas que aparecen en la regeneración producirán su efecto en las condiciones externas. Producir un cambio externo solamente no es suficiente. Es como enseñar buenos modales.”

   Mientras Krishnamurti estaba siendo iniciado, su maestro le dijo: “La Voluntad, la Sabiduría y el Amor son los tres aspectos del Logos y por lo tanto elementos esenciales en la auto-preparación para la regeneración.” Sin embargo la Voluntad, la Sabiduría y el Amor son meras palabras y su esencia debe ser internalizada y reflejada en nuestros pensamientos, palabras, actos y comportamiento. Para aprehenderla tenemos que vivir estos aspectos en la vida diaria diligentemente, con nuestra consciencia plena.
   Todo trabajo, grande o pequeño, necesita preparación. La Convención actual es tal vez el resultado de una preparación larga y persistente. La misión de la NASA de hacer que un hombre aterrizara en la luna en los años sesenta, fue llevada a cabo en trece misiones Apolo realizadas durante esa década. Estos son ejemplos de trabajos en la esfera física. La purificación de la mente pertenece a un área más sutil y la preparación puede extenderse por varias vidas.

   Al igual que un árbol, que aunque lo corten puede crecer una y otra vez  si sus raíces no están dañadas y son fuertes, nuestra alma es la raíz imperecedera de nuestra vida y puede regenerarse, vida tras vida. El aspirante tiene la seguridad de la posibilidad de la regeneración por una gran verdad: “Que el alma del hombre es inmortal y su futuro es el futuro de algo cuyo crecimiento y esplendor no tiene límites.” Ahora el aspirante hace de la regeneración su propósito definitivo en la vida y realiza acciones deliberadas para lograr su meta.

   Durante la sesión de Preguntas y Respuestas en el Noveno Congreso Mundial de la Sociedad Teosófica en Sydney, Australia, se nos dijo que la compasión es superior a la sabiduría. Si hay que elegir entre la sabiduría y la compasión esta última es la que se debe elegir, dijo el Ven. Prof. Rinpoche, un panelista, porque si la compasión está presente la sabiduría le seguirá. 

   Asoka, el emperador mauryano de India en 265-238 a.C., conquistó el país Kalinga (estado Orissa del norte), pero los terribles sufrimientos que la guerra ocasionó a los derrotados lo conmovieron tanto, que renunció a la conquista armada para siempre. Por lo tanto el poder de la compasión lo transformó completamente. Se puso en contacto con el budismo, lo adoptó, hizo los votos de predicar el dharma (principio de la vida recta) y de servir a toda la humanidad siguiendo una nueva política de “conquista por medio del Dharma”.

   El primer paso en la auto-preparación para la regeneración es practicar diligentemente el Yoga Ashtânga de Patañjali: Yama, Niyana, Âsana-s, Prânâyâma, Pratyâhâra, Dhyâna, Dhârana y Samâdhi. Entrena nuestros cuerpos físico, mental y emocional; también purifica, disciplina, energiza y sensibiliza estos cuerpos. Uno puede vivir desde el interior, que implica vivir en constante contacto con nuestro Yo Superior, haciendo de cada vehículo un instrumento dispuesto y eficiente de ese Yo Superior. Más aún, cada vehículo actúa solamente en respuesta a los impulsos que vienen del interior y es positivo respecto a los impulsos que proceden del exterior. 

   El segundo paso es la auto-consciencia. El aspirante debería estar consciente del contenido de su consciencia que puede tener temor, ansiedad, celos, deseos, ira, pereza, avaricia, apegos, mala voluntad, dudas, sentimiento de culpa, rencor, confusión y conflicto. Estar consciente de ellos es un paso esencial para eliminarlos de la consciencia. Además necesitamos fortaleza, desapego, fuerte poder de voluntad, y especialmente compasión. Necesitamos sustituir con el opuesto lo que queremos depurar. Si queremos eliminar la pereza tenemos que practicar una constante actividad. La pereza se debilitará y será sustituida por la actividad. Para mejorar la auto-consciencia, necesitamos practicar el silencio hasta que el hábito de enfocar instantáneamente la atención se desarrolle. 

   Observemos el mundo natural en su proceso de regeneración. En 1995 mi esposa y yo tomamos de Adyar varias plantas de vincapervinca y las plantamos en macetas en Delhi. Nunca les pusimos ningún tipo de fertilizante. Periódicamente las regamos y las podamos cuando termina su floración. Se han regenerado año tras año en el suelo original, estando al sol y al aire natural. Sólo cuidamos que las raíces estén protegidas de las hormigas blancas y de otros organismos dañinos.

   Tomando este ejemplo de la naturaleza, el cuerpo físico se puede considerar similar al suelo, y el alma a la raíz de la vida; necesitamos mantener el cuerpo físico en buena salud, libre de enfermedades, debidamente hidratado, y sentir el alma con su poder de voluntad, amor y compasión. Este es el tercer paso en la regeneración. 

   El cuarto paso es adquirir sabiduría. Esto es posible si vivimos de acuerdo a la Escala de oro, practicando y perfeccionando cada paso de la misma diligente y pacientemente. Los primeros cuatro pasos deben ser dominados e incorporados en nuestra vida antes de continuar avanzando. El servicio generoso enriquecerá y ampliará la sabiduría, el observar la naturaleza y la vida inteligentemente ayudará. El quinto paso en la regeneración es desarrollar la voluntad por medio de la serenidad, y practicar el no reaccionar.

 Consideremos la mentalidad de Gandhi y de la Madre Teresa. A su regreso a India procedente de Sudáfrica en 1915, Gandhi viajó extensamente por tren para conocer las condiciones de la gente y su dura pobreza. Viajó siempre en la clase más baja, la tercera. En cierta ocasión un periodista le preguntó a Gandhi: “Señor, por qué viaja usted en tercera, ciertamente usted no es tan pobre”. Gandhi le contestó que era porque no había clase cuarta disponible para poder viajar en ella. En otra ocasión cuando fue a Inglaterra a un Congreso con debates, y estando vestido con lo mínimo, un periodista inglés le preguntó: “Señor, ¿cómo se presentará usted ante su Majestad el Rey con esa ropa que se puso?” Y Gandhi contestó: “Seguramente el Rey se pondrá una cantidad suficiente como para compensarlo.” Ambas respuestas reflejan el factor dominante de la pobreza de India en su mentalidad y un profundo interés para amoldarse y actuar en consecuencia. 

   Una americana vino a India a ver a la Madre Teresa y le pidió que la entrenara en su Âsrama. La Madre Teresa dijo: “No tenemos nada que enseñarle. Debería regresar a su país y comenzar a servir al primer hombre que encuentre en la calle.” Comience ahora, donde usted está. Ella creía en la acción, sin demora alguna.

   Para modificar la mentalidad, necesitamos ejercitar la constante presión de la voluntad, llenando continuamente la mente, el corazón y el alma con compasión. Pronto, las cualidades de auto-determinación, auto-dependencia, paciencia, tolerancia y resistencia se reflejarán en la actitud y en el comportamiento, en una transformación de la personalidad. 

   El amor es el afecto que comienza con la atracción hacia la verdad, la belleza y la bondad en las personas o los objetos. Cuanto más aplicamos estas virtudes en nuestra vida generosamente, más se fortalece el lazo de amor. Y su fuerza no tiene límites. La compasión se puede desarrollar por empatía con las miserias existentes en los hechos o las personas. 

Por  ejemplo, existe el relato de la situación inhumana de los prisioneros de guerra americanos e ingleses que fueron obligados a construir la línea del ferrocarril con un puente sobre el Río Kwai en Tailandia durante la segunda guerra mundial; la historia de la persecución de los judíos por parte de los alemanes; la del hundimiento del Titanic en 1912; una visita a una residencia para enfermos terminales donde personas generosas y dedicadas cuidan a los pacientes; éstos y otros casos similares evocarán empatía. Gandhi solía iniciar un ayuno cuando se sentía profundamente tocado por el sufrimiento humano. Un castigo auto-infligido le ayudaba a identificarse con el sufrimiento de otros y lo purificaba espiritualmente, evocando un profundo sentido de unidad de vida, y transformándolo completamente.

   El practicante, renovado de este modo, evolucionará de lo personal a lo universal, de la ausencia de interés a la compasión. A tales seres regenerados, la satisfacción aparecerá como la mayor riqueza. Vivir en lo eterno traerá paz, conocer el Yo como lo Uno dará fortaleza. Y como nos transformamos por el poder regenerador de la compasión, realmente veremos lo que vemos, escucharemos lo que oímos, sentiremos lo que sentimos, haciendo realidad el llamado que HPB le hizo a los delegados reunidos en una Convención americana: “La Teosofía nos ordena trabajar por la Humanidad”, el sello distintivo del hombre regenerado.