domingo, 20 de julio de 2014

El llamado de Dharma




                                          B. SANDHYA RANI

 Intentemos comprender qué es el “Deber”. Según el diccionario “deber” significa responsabilidad, obligación, lo que tenemos que hacer, tarea asumida, función.

   Luego tratemos de comprender qué representa el Dharma. Según el diccionario es la Ley Eterna del cosmos inherente en la naturaleza misma de las cosas. En el antiguo Egipto la palabra significó Religión, en Persia simbolizó la Pureza, en Caldea era Ciencia, en Grecia expresó Belleza, en Roma manifestó la Ley, y en India era la palabra Dharma. Dharma significa sintetizar el todo en uno. Este es el significado de la palabra Dharma para todo el mundo.

   Karma y Dharma son los dos lados de una misma moneda. Debemos llevar a cabo nuestro Karma a fin de establecer el Dharma. Dharma es la nota clave de toda la raza Arya. Esa nota clave fue dada por el Espíritu Planetario de la tierra. El Dharma está desde el principio al fin del kalpa de la raza Arya. Por lo tanto, este Dharma debería regir nuestra vida como Verdad: satyân nasty paro dharmah, que significa: “No hay Religión más elevada que la Verdad”, que es el reflejo de la Verdad en nuestra vida diaria, conducta y todo eso; si seguimos el sendero de la Verdad, debería estar en consonancia con la Verdad. El deber y dharma no son diferentes. No deberíamos separar el dharma, del deber. Dharma significa deber. Dharma manifiesta deber, y la actividad es Amor.

   La evolución se produce de dos formas, descendiendo y ascendiendo. La separación es la característica del descenso en la materia, y la unión es la marca del ascenso al Espíritu; en otras palabras, pravrtti y nivrtti.

   Actualmente, en la evolución, hemos avanzado de la etapa animal a la del ser humano; de la etapa humana debemos avanzar más para alcanzar la fase super-humana. Este es el propósito o meta en nuestra etapa actual en la vida. Por lo tanto debemos seguir el sendero de nivrtti para alcanzar el objetivo.

   En el sendero nivrtti, el Deber es diferente en cada alma, según el nivel de evolución y Karma. El deber del salvaje no es igual al del hombre culto y desarrollado, el deber del Maestro no es el del rey, el deber del mercader no es el del guerrero, pero el principio siempre es el mismo y es progresivo. En uno de sus libros, la Dra. Annie Besant dice: “Asume las obligaciones que sientas razonable para ti”. Debemos desempeñar el deber sin ningún orgullo o esperando recompensa. Debemos cumplir con nuestro propio deber sin interferir con el de otros seres.

   En La Clave de la Teosofía, HPT expresa:



Deber es lo que se debe a la Humanidad, a nuestros semejantes, vecinos, familia y, especialmente, el que tenemos hacia todos aquellos que son más pobres y más desamparados que nosotros. Esto es una deuda que si dejamos de pagarla durante la vida, nos convertirá en insolventes espiritualmente, y nos llevará a la bancarrota moral en nuestra siguiente encarnación.



   Todos sabemos que no somos este cuerpo físico solamente; somos Alma, parte de Dios, donde la Conciencia Superior se debe manifestar a sí misma en todo su poder.

   En A los Pies del Maestro se dice: “Cualquier hombre rico puede alimentar el cuerpo, pero sólo quienes saben, pueden alimentar el alma. Si tú sabes, es tu deber ayudar a otros a saber. Lo realmente importante es que los hombres conozcan el plan Divino. Porque Dios tiene un plan, y ese plan es la Evolución. Una vez que el hombre realmente lo reconoce, no puede sino identificarse con sus designios y trabajar de acuerdo con él, porque es tan glorioso como bello. Así conociéndolo, permanece al lado de Dios, firme para el bien y resistente contra el mal, trabajando para la evolución y no por egoísmo”.

   La ley del Deber es la primera verdad que todos nosotros tenemos que obedecer, si deseamos elevarnos a la vida espiritual. A todos los que contactamos les debemos algo, el deber de reverenciar y obedecer a quienes son superiores y están sobre nosotros; el deber de ser amable, afectuoso y útil con quienes están cerca de nosotros y a nuestro propio nivel; el deber de protección, bondad, servicio y compasión con quienes están en un nivel inferior al nuestro. Estos son deberes universales y ninguno de nosotros debería fallar, por lo menos en el intento de llevarlos a cabo. Sin cumplirlos no habrá una vida espiritual para nosotros.

    Luego surge la pregunta: ¿Qué es espiritual? Es la vida de la Conciencia que reconoce la Unidad, que ve el Yo en todo y todo en el Yo. H. P. Blavatsky expresa que “la ley fundamental en la Ciencia Oculta es la Unidad radical de la esencia última de cada parte constituyente de los compuestos en la Naturaleza, desde una estrella a un átomo mineral, del Dhyan Chohan más elevado, al organismo más diminuto”.

   Para vernos en todo y todo en el yo, existe un camino. Es el del SERVICIO. El Dharma no es sólo un código de conducta, es la obediencia voluntaria a nuestro Yo Superior. No importa en qué lugar nacen las almas, cuando han pasado por las primeras etapas, luego su naturaleza interna exige la disciplina del servicio, y lo que debería aprender por medio del servicio para alcanzar las cualidades necesarias para la próxima etapa. Cuanto más servimos más sabios nos volvemos porque la sabiduría no se aprende por medio del estudio sino viviendo.

   En A los Pies del Maestro se afirma: “El intenso deseo de servir ha de llegar al máximo, hasta el punto de estar siempre a la mira para aplicarlo alrededor de vosotros, no tan sólo a las personas sino a los animales y a las plantas. Debéis prestar vuestro servicio hasta en las pequeñas cosas de la vida diaria de modo que se establezca el hábito de servir. Pues si deseáis llegar a ser uno con Dios, que no sea para vuestro propio beneficio, sino para convertiros en canal por donde fluya Su amor para alcanzar a vuestros semejantes”.

   En esta obra también se afirma: “Quien está en el Sendero, no existe para sí mismo, sino para los demás, se ha olvidado de sí mismo (no existe el yo o el egoísmo) para poder servirlos. Es como una pluma en la mano de Dios por la que fluye Su pensamiento y tiene expresión aquí abajo, lo que no podría suceder sin ella. Es a manera de un canal de fuego viviente que derrama sobre el mundo el divino Amor que llena su corazón”.

   Según la tradición Hindú, se deben realizar cinco tipos de sacrificio cada día:

1.      Sacrificio a los Veda-s, a los Rshi-s, a Brahman: Brahma Yajña, Enseñanza (Estudio); cultivar la inteligencia y compartir el conocimiento con otros es un deber que todo hombre le debe al Supremo.

2.      Sacrificio a los Deva-s: Deva Yajña, Homa: verter ghee sobre el fuego (cuidar la Naturaleza).

3.      Sacrificio a los Pitr-s: Pitr Yajña Tarpana, ofrecer agua (bienestar y cuidado a los padres).

4.      Sacrificio a Bhuta-s: Bhuta Yajña-bali (alimento), deber hacia nuestros hermanos menores.

5.      Sacrificio al Hombre: Manusya Yajña, hospitalidad y servicio a la humanidad.

   Al cumplir con nuestro deber hacia nuestra familia, debería ser de acuerdo con el Dharma, según la Verdad. El Maestro dice que si tú quieres cumplir tu deber con tu familia, debes sacrificar diariamente lo que no sea Dharma. Para sacrificarnos a Dios, debemos alcanzar la perfección, siguiendo nuestro propio Dharma al desenvolver la semilla de la vida divina interna.

   Este deber se debería desempeñar no sólo hacia nuestra familia con un espíritu de Auto-sacrificio. Es la conquista diaria del yo. Aquí “yo” significa lo que nos separa de la verdadera naturaleza. “Yo” es Âtmâ, para realizar este Yo con mayúscula debemos sacrificar el “yo”, el pequeño yo. Todo lo que hemos acumulado en cada encarnación, se interpondrá en el camino para comprender la Verdad. Esto se llama auto-sacrificio. Debemos sacrificar la actitud que tenemos hacia el reino inferior, actitudes negativas tales como prejuicio, pasión, crueldad, etc., y desarrollar actitudes positivas como caridad, justicia, tolerancia, bondad, generosidad, compasión, etc., de modo que nunca nos equivoquemos al ayudar a nuestros Hermanos.

   Si cumplimos con nuestro deber hacia los deva-s invisibles, entonces los Deva-s que son la encarnación de la Divinidad nos ayudarán. Comparados con la humanidad, ellos han avanzado más que nosotros en términos de evolución: Nuestra actitud hacia ellos debería ser de reverencia. Reverenciar la naturaleza superior de la que ellos han evolucionado. Cuando los reverenciamos y les mostramos nuestro respeto y consideración, ellos nos bendicen y por medio de nosotros, a todo el universo. Existe un flujo libre de vida psíquica y espiritual. El Deber y Dharma se han unido.

   El Dharma es la naturaleza interna que alcanzó en cada hombre cierta etapa de desarrollo y desenvolvimiento. Es esta naturaleza interna que moldea la vida externa, que se expresa por medio de pensamientos, palabras y acciones, la naturaleza interna que nace en un ambiente adecuado para su crecimiento. Dharma no es algo externo como la ley, la religión o la justicia. Es la Ley de la vida que se desenvuelve, la que moldea todo lo que está fuera de ella para su misma expresión.

   El Dharma es el mismo para todos los que están en la misma etapa de evolución y en las mismas circunstancias, y existe cierto Dharma común a todos. A su vez, el Dharma de un individuo es diferente del Dharma de otro. Lo que es correcto para uno, puede ser malo para otro. Por lo tanto, es mejor nuestro propio Dharma ¡que el Dharma de otro!

   Después de alcanzar esta etapa, nuestra actitud hacia la vida cambia. Siempre que una persona llegue a nuestro círculo, dejará el anterior volviéndose mejor. (Por ejemplo: un hombre ignorante tendrá más conocimiento; una persona que sufre se sentirá mejor; un indefenso se fortalecerá). Nos volveremos una fuente de sosiego y de paz, de modo que todos puedan caminar con más seguridad cuando lleguen dentro del círculo de nuestra influencia, porque el hombre no tiene una existencia individual separada sino que está interrelacionado e interconectado y es interdependiente. Seamos cuidadosos para que el mundo pueda ser más puro, mejor, más feliz, por el hecho de que nosotros vivamos en él. Podemos juzgar nuestra espiritualidad por nuestro efecto en el mundo. Estamos aquí para ayudarnos, amarnos y elevarnos mutuamente. Al producir este tipo de Karma, podemos establecer en el mundo el Dharma dado a la India por la raza Arya.