Joy Mills
(Conferencia Convención Adyar, 26 de Diciembre de 2004)
Una frase muy popular hoy día nos
dice que debemos ‘caminar la conferencia’, lo que simplemente es decir que necesitamos
practicar o poner en práctica las ideas de las que hablamos. En otras palabras,
podemos muy fácilmente hablar acerca de las grandes ideas de la Teosofía –
fraternidad, la vida una, reencarnación, karma, los estados después de la
muerte, etc., - pero a menos que estos magníficos conceptos hayan afectado
nuestras vidas de alguna manera, de modo que vivamos de un modo diferente,
todas nuestras charlas tienen poco significado para aquellos a quienes podamos
estar hablando. El poeta y ensayista norteamericano, Ralph Waldo Emerson, lo
dijo bellamente: ‘Lo que tú eres lo dices tan fuerte, que no puedo escuchar las
palabras que dices’.
Lo que estoy proponiendo que
pensemos no es ni nuevo ni radical. Las escrituras sagradas de todas las religiones,
los tratados filosóficos y espirituales de cada cultura, canciones y slogan
populares, todos nos mandan a ‘caminar
la plática’, a vivir de acuerdo con nuestros profesados ideales. ¿Por qué,
entonces, bien podemos preguntar, nuestras acciones fallan en reflejar esos
ideales? ¿Por qué, por ejemplo,
reconocemos tan fácilmente el principio fundamental de la fraternidad, sobre el
que se estableció la Sociedad Teosófica, y todavía actuamos, pensamos, sentimos
a veces de modos no fraternales? Es mucho más fácil conversar sobre la
fraternidad que ser todo el tiempo y bajo todas las circunstancias genuinamente
fraternal! Sin embargo, no propongo comprometernos en un diagnóstico analítico
de por qué parece haber tan a menudo una brecha – algunas veces una muy grande
– entre nuestras profesadas creencias o convicciones y nuestras acciones. Más
bien sugiero lo que puede ser la manera de nuestro caminar para cerrar o al
menos estrechar esta brecha.
Recordemos la pregunta de
Arjuna en el Bhagavadgita, ‘¿Cuál es la señal de quién es de mente estable, (de
quien es) firme en la contemplación...El de mente estable ¿cómo habla, cómo se
sienta, cómo camina?’ (II,54). Cuando Krishna comienza su enseñanza, Arjuna
quiere saber cuál es el efecto de la enseñanza en un individuo, ¿es su vida
diferente, son sus actividades normales de sentarse, caminar, hablar, de algún
modo de una cualidad diferente porque ha
llegado a ser ‘de mente estable, firme en la contemplación?’.. De nuevo,
Arjuna pregunta a Krishna, ‘¿Cuáles son
las señales de quien atravesó lastres cualidades? ¿Cómo actúa...?’ (XIV,21).
¿Hay alguna manera por la cual podemos identificar al individuo quien ha
dominado las cualidades inherentes de la materia de este mundo y parece vivir
en otra dimensión, por así decir, o en lo que podemos llamar el dominio de la
verdad, de la sabiduría?
La literatura
teosófica, como también los textos de escrituras sagradas en virtualmente toda
tradición., están repletas de
referencias a un sendero, un camino, una forma de caminar que, por sus misma
naturaleza, es transformadora o regenerativa. Lo que se indica es que si
seguimos un sendero o camino particular, nuestras vidas serán inevitablemente
diferentes o al menos deberían ser diferentes. Al mismo tiempo, se nos aconseja
frecuentemente, que no es tanto seguir un camino particular, sino más bien
llegar a ser ese camino, ese sendero, porque tenemos que reconocer que el mismo
término, sendero, no es sino un metáfora para un modo de vida, para una manera
de pensar, sentir, actuar en el mundo de acuerdo a principios o ideales que
reflejan lo que en nosotros es esencialmente nuestra verdadera naturaleza.
Podemos llamar esta naturaleza espiritual esencial o divina, o plenamente el
aspecto humano de nosotros mismos, por el que significamos una naturaleza que
de algún modo sentimos que es nuestro verdadero Yo.
Puede que todos estemos
familiarizados con la bella declaración de H.P.Blavatsky en La Voz del
Silencio: ‘No puedes recorrer el Sendero antes que tú te hayas convertido
en el Sendero mismo’ (Fragmento I,v.58). Y luego agrega en una nota, ‘Este
Sendero’ se halla mencionado en todos los tratados místicos. Como dice Krishna
en el Dhyaneswari: ‘Cuando este Sendero es percibido..., ya parta uno
hacia la magnificencias del Oriente o en
dirección de las cámaras del Occidente, sin moverse...está el viajero en este
camino. En este Sendero, a cualquier lugar adonde uno quiere ir, aquel lugar se
convierte en el propio yo de uno mismo’.¡ Puede sugerirse que ‘convertirse en
el Sendero no es otra cosa que ‘caminar la plática’?. El mismo concepto fue
expresado por el monje Budista Vietnamita, Thich Nhat Hanh, en una conferencia
con los miembros del Congreso de EEUU en Septiembre de 2003, cuando dijo, ‘No
hay un sendero hacia la paz. El sendero es la paz’. Correctamente, si camináramos un sendero de
paz, deberíamos ser la paz. Y aún, cuando hablamos de convertirnos en la paz
nos acordamos de la declaración de J. Krishnamurti que ‘ la Verdad es una
tierra sin sendero’. Quizás, podemos decir, que solo cuando colocamos nuestros
pies en el dominio de la verdad aparece un sendero: somos el sendero, creamos
el sendero, nuestro mismo caminar descubre el camino que estamos tomando.
Al mismo tiempo, podemos tomar conocimiento de las muchas declaraciones de
HPB refiriéndose a la jornada evolucionaria que todos debemos tomar. Concluyendo su comentario en las Estancias
que describen la Cosmogénesis, HPB escribió del
‘“Camino” agotador cercado por
las espinas, que desciende, primero, y luego –
......serpentea
cuesta arriba todo el camino
Sí, hasta el
mismo fin...” ‘
Y habiendo citado estas
líneas de Christina Rossetti, HPB agrega: ‘Comenzando la larga jornada
inmaculada; descendiendo más y más en la
pecaminosa materia , y habiéndose conectado con cada átomo en el Espacio
manifestado – el Peregrino, habiendo luchado y sufrido en cada forma de vida y
existencia, está solamente en el fondo
del valle de la materia, y en la mitad de su ciclo, cuando se ha identificado
con la Humanidad colectiva...Para progresar hacia arriba y de regreso al hogar,
el “Dios” tiene ahora que ascender el fatigoso sendero cuesta arriba del
Gólgota de la Vida’ (La Doctrina Secreta, I, p.268). Y hay otros numerosos
pasajes de la pluma de Blavatsky que podrían citarse.
Sin embargo, es la
paradoja de caminar un sendero y ser el sendero que está siempre con nosotros
que es mi presente interés. Porque la misma vida es movimiento, un caminar
desde aquí a allá, ya sea desde una habitación a otra, desde el horno al
lavaplatos, desde la casa a la oficina y de vuelta nuevamente, o desde un
estado de no-conocimiento a uno de conocimiento, del sueño de la ignorancia al
despertamiento de la sabiduría. Sin embargo, percibimos la existencia de un
sendero o aún su no-existencia, la verdad de la materia es que nuestras vidas
diarias están llenas de movimiento, un movimiento desde una posición a otra, no
solo físicamente, sino emocional y mentalmente también. Esto ciertamente es
evidente por si mismo. La cuestión entonces llega a ser si el movimiento es
significativo, si me está llevando hacia delante de una manera significativa
hacia cualquiera que haya llegado a ser mi meta, mi aspiración, mi intención.
O, más simplemente, ¿está mi movimiento en el mundo efectivamente ‘caminando la
plática’ la que tan prontamente expreso en palabras pero de algún modo he
fallado muy a menudo de mostrar en mi
vida?
Citando de nuevo a
Thich Nhat Hanh, cuya práctica incluye no solamente respiración atenta, sino
caminar atento:
‘Estoy seguro que no
ofendería
a Buddha o Dios
contándole un secreto.
Si pudieras dar
tranquilos y ansiosos-
Pasos libres mientras
caminas en la tierra,
No habría necesidad de
que fueras
A la Tierra Pura o al
Reino de Dios.
Hay una simple razón
para esto.
Samsara y la Tierra
Pura
Provienen de la mente.
Cuando tú eres
tranquilo, alegre y libre,
Samsara se transforma en la
Tierra Pura.
No necesitas ir a
ninguna parte.
Todo lo que se
necesita que aprendas
Es a liberarte.
Libérate de tus
penas.
Libérate de tus
preocupaciones.
Este es el secreto de
caminar en la
Tierra Pura’.
De Guide to Walking Meditation
Mientras nos
convertimos en el sendero, caminamos paso a paso a través de nuestra existencia
diaria. Y la metáfora se vuelve siempre más rica cuando exploramos la dirección
de nuestro caminar, siempre atentos a cada paso, lo que es estar atento a cada pensamiento,
cada deseo, cada sentimiento, cada acción. Porque cuando estamos constantemente
atentos, descubrimos que no necesitamos ir a algún lugar para encontrar
sabiduría o felicidad o la ‘Tierra Pura’ o cualquier otra cosa que podamos
llamar este estado interno donde la verdad , bondad y alegría se dice que
moran. Sin ir a ninguna parte, aunque caminando; tenemos que tomar un sendero
que no tiene sendero; las imágenes nos llaman a considerar cómo estamos
viviendo nuestras vidas aquí y ahora.
Como hemos dicho,
hay un caudal de literatura descriptiva
de un sendero, un camino, una vía a tomar. Uno puede viajar en el sendero como un peregrino, como
un turista, o en un número de otros roles. Pero no consideremos el sendero o la
jornada como tal, sino más bien los pasos que puede tomarnos en nuestro caminar
por el sendero, cuando nos comprometamos en el verdadero caminar atento, como
lo llama Thich Nhat Hanh. Estar atento a cada paso cuando nos movemos en nuestro
camino a través de la vida: ¿es posible tal atención? Porque finalmente un
sendero es para caminar y aún si no hay sendero o el camino ante nosotros
parece no tener sendero, aún así la misma vida exige que caminemos. Cualquier
otra cosa que pueda hacer, pensar o sentir, pongo unpie ante el otro con cada
movimiento que hago a través del día, y si estoy atento a este hecho o no,
puede, algunas veces, hacer toda la diferencia entre caminar derecho o simplemente caer.
Usando esta muy práctica
y demasiado obvia descripción de la manera en que tiene lugar el caminar,
podemos sugerir que en otro nivel los pasos son metáforas, lo mismo que el
concepto de un sendero es en si mismo una metáfora, para el camino en el que se
emprende la jornada de la vida. Desde tal punto de vista, ¿cuáles son los pasos
que deben darse?.No hay descripción más clara o más bella de los pasos que
están metafóricamente ante nosotros que la entregada al mundo por HPB y
conocida simplemente como ‘La Escala de Oro’. Originalmente entregada a sus
estudiantes en Londres, y desde allí publicada como parte de sus instrucciones
a esos estudiantes, ‘La Escala de Oro’, dijo HPB, proviene de una ‘Carta de un
Maestro’ (Ver CW, Vol.XII, pp. 503 y 591). El pasaje entero se lee:
‘Contempla la verdad ante
ti: vida limpia, mente abierta, corazón puro, intelecto despierto, percepción
espiritual sin velos, afecto fraternal para el condiscípulo ,presteza para dar
y recibir consejo e instrucción, leal sentimiento del deber hacia el
Instructor, obediencia voluntaria a los mandatos de la Verdad, una vez que
hayamos puesta nuestra confianza en ese
Instructor y creamos que El la posee; valeroso ánimo para soportar las
injusticias personales, enérgica declaración de principios, valiente defensa de
los que son injustamente atacados y
mirada siempre fija en el ideal del progreso y de la perfección humana que nos
revela la Ciencia Secreta (Gupta Vidya) – tal es la Escala de Oro por cuyos
peldaños el estudiante puede ascender para llegar al Templo de la Sabiduría
Divina’.
Consideremos,
primero, la conclusión: las palabras finales os dicen la meta del sendero que
estamos recorriendo, así en este sentido los pasos dados tienen una dirección.
Cada uno de los pasos tiene que conducirnos hacia el ‘Templo de la Sabiduría
Divina’. De hecho se nos está diciendo que si deseamos verdaderamente encontrar
este’Templo’, llegar a la Sabiduría que llamamos Teosofía, entonces aquí tienen
que darse los pasos. Si estamos en alguna otra búsqueda, si nuestra meta es
otra que la sabiduría – dinero, fama, posición, etc. – entonces mejor busquemos
un sendero diferente. Otras tres ideas son significantes en las palabras
finales del pasaje: primero, los pasos
comprenden una escala de oro. El oro siempre ha sido el símbolo del
tesoro espiritual y así podemos decir que la escala es de oro porque conduce al
tesoro oculto del Espíritu, la misma Sabiduría. Segundo, los pasos está reservados al estudiante, a quien está
empezando y está dispuesto a aprender la dirección en la cual caminar, el
individuo que está, como el clásico espiritual, Luz en el Sendero, nos
dice, listo ‘para entrar al estado en el cual el aprendizaje se hace posible’..
Entrar a tal estado pide una genuina humildad de espíritu, buena voluntad para aceptar dirección, para admitir que uno no sabe y
estar abierto para recibir consejos de aquellos quienes están adelante en la
jornada. Tercer, y muy significativamente, en las palabras finales se nos dice
que tenemos que ascender. Los pasos no solo están a nivel de la tierra; tenemos
que ascender. Como enunciado en La
Voz del Silencio, ‘Largo y penoso es el camino que tienes ante ti,
discípulo. Un solo pensamiento acerca de lo pasado que dejaste en pos de ti, te
arrastrará al fondo, y tendrás que emprender de nuevo la subida’. Si no estamos
preparados para subir, para movernos al menos figurativamente cuesta arriba
hacia nuestra meta, entonces los pasos no son para nosotros. Escalar hacia
arriba, paso a paso, no siempre es fácil, pero un sendero es para caminar y una
vez determinados en nuestra meta, no tenemos opción sino que seguir por más
difícil que sea el ascenso.
Habiendo considerado la
conclusión de ’La Escala de Oro’, podemos ahora volver al comienzo, pero aquí
necesitamos notar que aún antes que los pasos se enumeren se nos dice que
miremos lo que se halla ante nosotros: ‘Contempla la verdad ante ti’ son las
palabras con las que se abre todo el pasaje. Debemos abordar la escala con ojos abiertos, debemos
mirar lo que está justo ante nosotros, porque la verdad no está en una visión
distante, ni en un tomo antiguo, ni
enterrada en una tierra remota. La verdad, la que es la realidad delas cosas
tal como son, está aquí, ante nosotros, si abrimos nuestros ojos. Como HPB lo
puso muy simplemente, debemos aprender a ‘mira con los ojos del espíritu las
cosas de la materia’, tener, como dice La Voz del Silencio,’la correcta
percepción delas cosas existentes’. Cuán a menudo en este magnífico poema de la
jornada que todos debemos tomar, La Divina Comedia, llamada por HPB ‘una
verdadera Revelación Oculta en verso’, se le dice a Dante que mire, que
contemple, que observe bien. No era solo un llamado para mantener sus ojos
abiertos, sino a ver realmente lo que estaba ante él, porque ver verdaderamente
es comprender. ‘Contemplar la verdad ante ‘ nosotros es también prestar
atención, como nos manda Luz en el Sendero que hagamos en el mismo comienzo de ese texto. En los
Upanishads encontramos el mandato ‘Despierta, levántate!, la que no es sino
otra forma de apelarnos como aspirantes en el sendero, que miremos,
contemplemos, prestemos atención, nos demos cuenta de lo que se halla
inmediatamente ante nosotros cuando recorremos nuestra jornada. La ‘verdad’ que
está ante nosotros, si miramos, es la escala que tenemos que subir, los pasos
que tenemos que dar aquí y ahora.
Hay otro punto que
parece implícito en las palabras de apertura de ‘La Escala de Oro’: toda la
instrucción está dirigida a ‘ti’, un pronombre, incidentalmente que es el mismo
en Inglés para el singular y el plural. Podemos sugerir que ‘tú’ significa cada
uno de nosotros en nuestra condición presente, no ‘tú’ o nosotros como seremos,
no solo unos pocos selectos que pueden estar
ya en lo que se llama el sendero espiritual, o quienes han sido
especialmente escogidos para algún gran beneficio.. La verdad que se halla ante ‘ti’ es la verdad para toda la
humanidad, para cada uno que esté dispuesto a emprender el trabajo con los ojos
abiertos, por así decir, dispuestos a ver
lo que debe efectuarse si se entra en el ‘Templo de la Sabiduría
Divina’.
Ahora se nos habla de los
trece pasos, cada uno de los cuales puede parecer formidable de ascender, pero
sugerimos que en esencia consisten de tres grupos de cuatro cada uno, con uno
que se concentra en la clase de visión
que tenemos que desarrollar para el ascenso.. Los primeros cuatro pasos, ‘vida
limpia, mente abierta, corazón puro, intelecto despierto’, describen lo que
podemos llamar un norma personal de vida ética. Limpieza, apertura de mente,
pureza de corazón y anhelo de búsqueda
intelectual,, son características de muchas personas en el mundo quienes no
están necesariamente comprometidas en caminar un sendero espiritual. Están
interesados en el desarrollo y control de nuestra naturaleza mental, emocional
y física, y son en si mismos los aspectos necesarios de una buena vida, por la
cual significamos una vida que esté fundada en los más elevados principios
morales y éticos.
Puede sugerirse que los
pasos iniciales, cuatro en número, pueden incluirse bajo el tema general de lo
que Sócrates se refiere como la vida examinada. Como sabemos, de acuerdo a
Platón, fue Sócrates quien propuso que la vida no examinada no es digna de
vivirse. Así es que habiendo sido llamados a ‘contemplar la verdad’ ante
nosotros, debemos ahora mirar la manera en que vivimos.. Estamos verdaderamente
llevando una ‘vida limpia’, la que no solo significa limpieza física, sino una
vida desprovista de todo lo no-esencial, limpia de todas las impurezas,
ordenada, de modo que toda la personalidad sea útil, eficiente y efectivo
instrumento para el ser interno.. Una mente abierta es también una mente
limpia, podemos decir, una mente que no
esté manchada por el prejuicio o las
predilecciones, nunca adherida en el cieno de los motivos personales o
egoístas. Luego una pureza de corazón, la que es u7na limpieza de nuestros
sentimientos, nuestras emociones. La naturaleza de los deseos se examina para
asegurar su libertad de todas las impurezas de la codicia, la ira, etc. Un
intelecto despierto es más que solo una mente abierta, receptiva; involucra un
cierto ardor en la búsqueda del conocimiento, sino un ardor, un entusiasmo,
esto es ‘limpieza’, que nuevamente tiene que ser sin un propósito egoísta.
Al mismo tiempo
podemos ver que estos pasos iniciales incluyen una vida ética y examinada,
podemos reconocer que son realmente los prerrequisitos para el quinto paso,’una
percepción espiritual sin velos’. Cuando uno limpia la vida de uno, por así
decir, parece haber un gradual adelgazamiento de los velos que nublan nuestra
visión interna; nos volvemos más sensibles al mundo que nos rodea, comenzamos a
ver más profundamente, y comienza a tomar lugar una reorientación interna.
Estamos más abiertos al campo de la intuición espiritual, del discernimiento
espiritual, de la conciencia de lo finalmente Real. Ahora, la vida de uno está
gobernada más por los valores internos que por las circunstancias externas. Nos
volvemos más responsivos al llamado del
Yo Inmortal y así del Yo Unico que mora
en todos los seres. Como dije anteriormente, verdaderamente ahora miramos ‘las
cosas de la materia con los ojos del espíritu’ Con una percepción espiritual
despierta, nuestra mera bondad o bondad pasiva que resulta de haber examinado
nuestra vida, ahora se traduce en servicio activo para el benéfico de otros.
Cuando vemos claramente, ya no es suficiente solo llevar una ida limpia, tener
una mente abierta o pureza de corazón, reconocemos que tenemos una
responsabilidad hacia todas las formas de vida que nos rodean y nuestras
vidas asumen un propósito más profundo,
una dirección más definida. Hay un cambio de énfasis, por decirlo así, en
nuestra vida, en nuestro caminar, aún un despertamiento a una comprensión de
las leyes espirituales que sustentan
nuestra existencia encarnada en el mundo.
Con este
despertamiento interno, este quitar el velo
a nuestra percepción espiritual o buddhica, encontramos que surge una
nueva comprensión o relación,, y los próximos cuatro pasos concentran nuestra
atención en lo que podemos llamar correcta relación. Primero una fraternidad
para todos, porque todos son nuestros compañeros estudiantes, nuestros
condiscípulos. Recordemos las palabras del Fragmento III de La Voz del Silencio: ‘Así estarás en
perfecta armonía con todo cuanto vive; amarás a los hombres, como si fuesen
todos ellos tus compañeros y hermanos, discípulos de un mismo Maestro, hijos de
una misma tierna madre’ (v.220). Cuando existe la comprensión de una
fraternidad con toda la humanidad, está presente una presteza para dar y
recibir consejo e instrucción , porque comprendemos que podemos aprender de
todos como también ayudar a todos quienes caminen en la misma dirección que
nosotros. ¿Y quién es el ‘Maestro’ de
que se habla en La Voz del Silencio,
la ‘misma tierna madre’ a quien debemos un leal sentimiento del deber?
La descripción puede parecer adecuada para la misma Naturaleza, y seguramente
todos somos hijos del universo o
Naturaleza en su aspecto universal, y por lo tanto, debemos obedecer sus leyes,
que son los ‘mandatos de la verdad’.. El
‘maestro’ puede también considerarse nuestro propio Yo superior o aún este principio universal,
Atman, o como La Voz del Silencio propone ‘Alaya, el Alma Universal’,
que es, de nuevo, el mismo padre universal de toda la humanidad. Y debe haber
confianza en ese ‘Maestro’, y por lo tanto, una correcta relación con la verdad
tal como se nos revela a través de nuestra percepción espiritual despierta. Sí,
como nos dice La Voz del Silencio, ‘De maestros hay muchos’, pero cuando
comprendemos esto, paradójicamente, ‘todos son nuestros maestros’ como declara Luz en el Sendero, al igual que todos son nuestros
‘condiscípulos’, sin embargo no hay sino un Maestro Supremo, entonces hay
verdaderamente una obediencia voluntaria a la misma verdad, a la ley universal
que sostiene el universo y todo lo que contiene en amoroso abrazo.
Así comenzamos
a percibir un movimiento natural en nuestros pasos ascendentes. Podemos
recapitular nuestro progreso hasta
ahora, resumiendo los pasos dados por otras sugerentes palabras. Los primeros
cuatro pasos representan la adquisición de capacidades personales, un
refinamiento de nuestra vida mental, emocional y física, que conduce a una
remoción delas obstrucciones, los velos, que han nublado nuestra visión interna
y esto es seguido por una manera de volverse hacia fuera para reconocer la
naturaleza de nuestra relación con todos los que recorren el sendero con
nosotros. Primero una fraternidad que incluye a todos, porquela percepción
espiritual sin velos debe traer una comprensión de nuestra unidad espiritual
con toda la humanidad, que no caminamos solos, nunca podemos caminar solos. Y
caminando, puede haber momentos en que podamos dar útil consejo a otro,, aunque
nunca urgiéndolo a aceptar este consejo, sino ofreciéndolo libremente, amable,
afectuosa, compasivamente. Entonces aprender
a aceptar un consejo, no siempre es fácil, pero escuchar voluntariamente
lo que otros pueden tener que decirnos y aceptar lo que nos parece ser
verdadero. Dar y recibir realmente están entre las mutuas alegrías de la
verdadera relación, o la relación fraternal. Más allá de lo que podemos llamar
una relación horizontal, indicada por la palabra ‘fraternidad’, hay una
relación vertical, por así decir, que incluye nuestra aceptación de un maestro,
ya sea afuera o dentro de nosotros, en quien ponemos nuestra confianza y por lo
tanto obedecemos voluntariamente. Aún en una relación común
maestro-alumno, aprender es un acto de
confianza y fe mientras reconocemos, con nuestra percepción espiritual
despierta, la validez de las lecciones puestas ante nosotros.
Ahora nos movemos hacia los
cuatro pasos finales como los entregados por HPB en ‘La Escala de Oro’, pasos
que podemos considerar como expresiones constituyentes del Yo superior o
interno, expresiones en la acción y servicio. Porque estos pasos son cualidades
que tienen una profundidad de significado para
el escalador serio en el camino
hacia el ‘Templo de la Sabiduría Divina’. Ellos son resistencia,
valentía, valor o fuerza en oposición a la injusticia, y una
constancia unidireccional, de visión
única en percibir la meta hacia la cual toda la humanidad se está moviendo, sea
o no consciente de ello. Resistencia: es la capacidad para continuar en el
ascenso no importa la oposición que se encuentre a nuestra subida. Si sentimos
que hemos sido tratados injustamente, que en alguna forma hemos sido despreciados y nos sentimos heridos por lo
que se ha dicho acerca de nosotros, deberíamos reconocer que nada puede
llegarnos que no sea parte de nuestro propio karma. Y no hay espacio para la
auto-defensa , la defensa del yo personal. A menudo el silencio es la mejor
defensa, porque si sentimos que hemos sido injustamente tratados, entonces
debemos mirar hacia adentro y tratar de ver lo que en nosotros ha pedido el ataque personal.. Las pruebas
llegan en los pequeños incidentes como también en los grandes y necesitamos
frenar lo que parece un deseo innato de defendernos o excusarnos. Nada
debe apartarnos de nuestro caminar en el
sendero que hemos escogido. Se nos ha dicho
al principio que sería una jornada cuesta arriba y todos quienes han
caminado antes que nosotros nos han dicho que el caminante necesita valor .
Muy a menudo cuando
nos movemos en nuestros alrededores de cada día, nos cuestionamos acerca de nuestro conocimiento y aún de nuestra
comprensión delos grandes principios a los cuales hemos entregado nuestra lealtad Otros pueden
aún menospreciar nuestras creencias, ridiculizar
las ideas que queremos. ¿Somos lo suficientemente valientes para sostener
nuestras convicciones, sin buscar imponerlas a los demás? ¿Podemos ser amables
y discretos al declarar firmemente lo que verdaderamente creemos, sin ser
agresivos o defensivos? No siempre es fácil declarar los principios por los que
vivimos, sino que se pide una valentía de espíritu, junto con un reconocimiento
de la oportunidad de nuestra respuesta.. Puede que haya un momento para hablar
y un momento para callar, así bien puede requerirse discernimiento,
discernimiento del momento oportuno para hablar . Nuestos principios a menudo
son examinados, algunas veces en maneras
muy sutiles, pero si somos serios no
podemos ser lo que pueden llamarse ‘Teósofos de salón’, renuentes a defender esos principios y
conceptos que significan tanto para nosotros. No siempre necesitamos
etiquetarlos, es decir, por ejemplo,, ‘yo soy un teósofo, así creo en la
reencarnación o karma o en la unidad de la vida, etc.’. Uno puede hablar de los
principios de uno con una gentileza que no ofenda al otro. Finalmente nuestras
vidas deben ser la expresión, la ‘voz’, de nuestras convicciones internas,
porque es por ‘sus frutos que ellos
serán conocidos’, como nos dicen las escrituras.
Y si vemos a otros
siendo atacados injustamente, ¿cómo respondemos?¿Cómo defendemos a la Sociedad,
por ejemplo, o a HPB quien todavía es muy a menudo atacada por la crítica?
Cuando vemos a otra persona que está sujeta
a la crítica injusta, ¿cuál es nuestra respuesta? ¡Nos enojamos, nos
volvemos violentos? ¿O simplemente permanecemos silenciosos? Cada individuo
debe decidir su propia respuesta, por supuesto,
mucho depende delas circunstancias de cual pueda ser esa respuesta..
Sobre todo ¿podemos permanecer fraternales aún cuando defendemos al otro?
Entonces consideremos nuestra respuesta cuando
‘esos injustamente atacados’ son los animales. Puede que necesitemos
defender a aquellos que consideramos
indefensos, pero la forma de nuestra defensa debería estar de acuerdo
con nuestros principios. Hay mucho que
pensar acerca de dar este paso.
A través de todo
nuestro ascenso de la escala de oro, ha habido un sentido de dirección, una
cierta visión que nos ha guiado, una visión agudizada en verdadera percepción
espiritual. A cada paso que se da, un propósito se vuelve más evidente, hemos
visto más claramente hacia adónde nos dirigimos. Sabemos lo que tenemos que
hacer, primero en el refinamiento de
nuestra propia naturaleza personal, luego en el desarrollo de habilidades en la
relación, y finalmente en la
adquisición o fortalecimiento de
ciertas cualidades en el servicio de
otros. Aunque al principio puede que no hayamos definido claramente
nuestra propia meta, tenemos que volvernos aumentadamente conscientes de que
nuestro movimiento no ha sido a la ventura. Y ahora, cuando nos acercamos al
‘Templo de la Sabiduría Divina’, emerge una visión siempre más clara, una
visión mayor que abarca toda la humanidad. Mientras cada uno de nosotros,
individualmente, debe dar cada paso,, cada cual quien se halle en el sendero
espiritual, llegamos a reconocer que nuestra constancia de propósito, nuestra
dirección interna, no ha estado en la satisfacción de algún objetivo personal,
sino que ha sido para el beneficio de todos los seres humanos. La ‘mirada
siempre fija’ referida en el paso final en la secuencia que nos da HPB, tiene
que estar en el ideal del posible logro para toda la humanidad, la comprensión
por parte de toda las personas, del principio de la fraternidad universal.
Todos debemos finalmente recorrer este sendero, aunque, paradójicamente, no es
el mismo sendero para todos. Nuestro
enfoque está ahora en el futuro, la posibilidad de la perfectibilidad humana
para cada unidad individual en nuestra oleada de vida humana. Sin embargo, la humanidad ahora parece lejos de tal
estado, aún cuando lejos parezcamos estar de esta condición que podemos llamar
calidad de maestro, calidad de mahatma, Budhado, o por algún otro
nombre, sabemos con una certeza pasados
todos los cuestionamientos, que con toda la humanidad estamos en esta larga
jornada tan bellamente descrita en textos tales como La Doctrina Secreta, como también en las
escrituras sagradas del mundo.
Hay mucho más en
‘La Escala de Oro’ de lo que he sugerido aquí, pero su secuencia e
intención indican una manera de caminar
para cada uno de nosotros. No es un sendero arbitrario sino un proceso natural
de moverse hacia delante, pao a paso, hacia lo que sería, ser Teósofos más que
de nombre. Todo el mundo, toda la experiencia de vida constituye la ‘Escala de
Oro’ y siempre es un paso a la vez, porque es la forma de caminar. No es
suficiente, por supuesto, que hablemos acerca de los pasos, que describamos la
escala; debemos, realmente, ‘caminar la plática’, vivir el camino, convertirnos
en le sendero. Y pienso que es ni
siquiera que buscamos seguir las huellas de los Grandes, aquellos a quienes
llamamos Maestros de Sabiduría, porque
lo que nos muestras sus vidas es que es posible alcanzar lo que ellos han
alcanzado. Afortunadamente nos han dejado
señales, marcadores que pueden
ayudarnos, per es para que cada uno de nosotros recorramos nuestro propio camino, limpiemos nuestro propio sendero. Y
podemos saber que como Krishna aseguró a Arjuna, ‘De cualquier modo que los
hombres se Me acerquen, les doy mi bienvenida, pues esmío el sendero que por
doquier toman los hombres’ (Bhagavadgita, IV,11).
Una antigua historia
que he contados antes, pero que puede ser apropiada aquí, nos habla de un viajero
en un país montañoso cuyo guía parecía conocer con completa seguridad el camino
que tomar para alcanzar su meta. Para el viajero, el camino adelante siempre
parecía ser confuso con vegetación exuberante que tenía que removerse
y ningún sendero que atravesara el valle o subiera las montañas parecía patente. Finalmente una noche preguntó a su
guía como era que parecía avanzar tan confiadamente aunque no era visible
ningún sendero. El guía dijo muy simplemente, ‘Quizás es porque tengo la
mirada en lo inmediato y en lo lejano.
Con una veo el paso inmediatamente ante mi; con la otra guío mi rumbo por las
estrellas’. Así, cuando encontramos el sendero que tenemos que recorrer, puede
que tengamos la mira inmediata y la lejana. Con una, veremos el paso próximo
ante nosotros, el paso que dar justo ahora en este momento. Y con la otra, la
visión lejana, podemos guiar nuestros pasos por las estrellas, ajustando la metáfora a los Grandes de
nuestra humanidad cuyas vidas tan verdaderamente han ejemplificado el ‘caminar
la plática’.
Cerremos con las
palabras del gran Neo-Platónico, Proclus, palabras que han sido traducidas como
un ‘Himno Común’:
‘Y los senderos
divinos se descubren cuando subo.
Dáme para ver esos rayos de gloriosa luz,
Que ayudan al alma
desde la noche de la Generación...
Mientras atado al
hogar muevo
Impacientes las
velas,
Impulso mi embarcación por la
principal tormenta de la vida,
Hasta el
hermoso puerto de la Piedad llego;
Porque allí mi alma
con poderosas herramientas
Pisoteadas
Encontrará su largo –
largo Paraíso de descanso’.
The Theosophist, Enero de 2005
Tradujo: Perla