domingo, 30 de marzo de 2014

EL PUNTO DE RETORNO





Mary Anderson

(Charla Convención Adrar, 29 de Diciembre de 2003)

                            Un punto de retorno es un punto en el espacio o el tiempo que vira algo, es decir, que cambia ligera o completamente la dirección que está enfrentando o moviéndose. O puede ser que seamos nosotros que cambiamos de dirección.
                            Simbólicamente, esto podría significar una transformación que ocurre lenta o rápidamente. Hay puntos de cambo en la Naturaleza, aquellos que esperamos, como la transición entre las estaciones y entre el día y la noche, y aquellos que no esperamos, tales como el repentino estallido de las tormentas, tsunamis, fuegos forestales, terremotos, y así sucesivamente. Hay puntos de retorno en nuestras vidas individuales cuando comienza algo nuevo. Nuevamente, algunos se esperan y otros no. El nacimiento es un punto de cambio, como ir a la escuela, la pubertad, iniciar una profesión, el matrimonio, el nacimiento de los hijos, mudarse de casa, etc. La muerte también es un punto crítico que deberíamos esperar, pero ¿realmente lo tomamos en cuenta? Los puntos de cambio inesperados pueden incluir pobreza o riqueza repentina, una enfermedad  invalidante en uno o en un ser querido o una desgracia.
                          Puede que seamos capaces de arreglárnosla con los puntos de cambio en la Naturaleza o en nuestras propias vidas, que podemos esperar pero menos fácilmente con aquellos que no esperamos y que pueden llenarnos de temor y ansiedad – o con alegría y alivio. Pueden ser retos y  pruebas que prueben nuestro temple o fuerza para adaptarnos no solo a nuestra forma de vivir sino  nuestra actitud total. Pueden producir insospechados talentos. Los fracasos aparentes con los que nos arreglamos, también tienen lecciones para nosotros.
                           En el pasado hubieron dramáticos puntos  críticos en el estado de la tierra: el comienzo y el final de las edades de hielo, las transiciones entre la Edad de Piedra, la Edad del Hierro y la Edad del Bronce. Los científicos hablan de la repentina desaparición de todas las especies. ¿A dónde se fueron los dinosaurios? Ellos hablan de mutaciones, de cambios fundamentales, tales como el surgimiento de nuevas especies. Esto puede suceder en la Naturaleza. Algunos científicos quizás quieren hacer que suceda, pero pueden crear un monstruo de Frankenstein!
                           Madame Blavatsky escribe en La Doctrina Secreta, en términos de muchos millones de años, de grandes eras pasadas en nuestro planeta, tales como las eras de Lemuria y la Atlántida, cuando la configuración de grandes extensiones de tierra y también el clima en diferentes partes del globo, eran radicalmente diferentes de lo que llegaron a ser posteriormente. Ella  atribuye tales cambios del clima y la configuración de la tierra, en parte a cambios en el eje de la tierra. Ya sea que  aceptemos o rechacemos lo que dice,  o mantengamos una mente abierta, los científicos puede que un día  confirmen que estaba en lo cierto.
                   En la historia tal como la conocemos, la que retrocede solamente unos pocos miles de años, los eruditos distinguen grandes cambios externos que algunas veces cambiaron la actitud de la humanidad en general. Los arqueólogos hablan de etapas de cazadores y recolectores nómades, luego de colonos cultivando  el suelo y domesticando animales, y del surgimiento , a su debido tiempo, de aldeas y  pueblos, siendo antiguos ejemplos, lo que ahora es Pakistán, Mohenjo-Daro y Harappa en el Valle Indo, civilizaciones que surgieron y  decayeron entre  la mitad del segundo y tercer milenio antes de la EC y fueron finalmente  destruidas por los invasores Arios del Asia Central. Siguieron muchas nuevas invasiones  en la historia inda antigua y más moderna: invasiones del norte por los Persas, Escitas, Hunos, Arabes, Turcos y Mongoles. Tales invasiones fueron puntos críticos, al menos localmente. Posteriormente Portugueses, Británicos y otros llegaron por el mar desde el occidente, primero como comerciantes, luego como colonizadores.
                      Estos puntos críticos atañen a la historia India, pero un fenómeno notable,  perdurando por algunos siglos y extendiéndose por el entonces mundo civilizado. Fue lo que Kart Jaspers llamó ‘la Era Axial’, de alrededor del 800 al 300 antes de la EC. Este fue el periodo durante el cual, citando a Radhakrishnan: ‘El hombre por primavera vez, simultánea e independientemente en Grecia, China e India cuestionó el modelo tradicional de vida’ (Radhakrishnan: Los Principales Upanishads, p,22).
                       En Grecia la Era Axial incluía la era de Homero y luego de Pitágoras, Platón, Aristóteles y otros. En China testimoniaba la época de Lao-Tsu y Confucio En India el Budismo se originó con el Señor Buda y el Jainismo con el Señor Mahavira. En el Hinduismo el período Védico de los primitivos Arios fue seguido por la era de los Upanishads representando ‘la Vedanta en su pura forma original…’(p.22), significando ‘el final de los Vedas, la conclusión como también la meta de los Vedas’ (p.24).
                        ‘Himnos a dioses y diosas son reemplazados por una búsqueda de la realidad  implícita en el flujo de las cosas. ‘¿Qué es aquello, que siendo conocido, llega a conocer todas las otras cosas’?...Mientras los Poetas de los Vedas nos hablan de lo mucho en que la radiación del Supremo se ha dividido, los filósofos de los Upanishads hablan de la Realidad Una detrás y más allá del flujo del mundo…’(p.48).

                       ‘La Verdad está dentro de nosotros. Los diferentes dioses Védicos  se consideran subjetivamente. ‘Todos estos dioses están en mí’… En los Upanishads encontramos una  crítica a la religión ritualista vacía y  estéril.  Los sacrificios son relegados a una posición inferior… Cuando todas las cosas son de Dios, no hay  sitio para ofrecerLe algo, excepto nuestra voluntad, nuestro ser…Los sacrificios se vuelven acciones desinteresadas…(p.49).’
                 
                      En el Occidente, rastreamos el surgimiento y desaparición de las civilizaciones Egipcia, Griega y Romana, las invasiones desde el Asia Central de los Celtas y, por ejemplo, de los Hunos y otras tribus, dando  el toque de muerte al degenerado imperio Romano. En el curso de la Era Cristiana, la Edad Oscura fue seguida por el Renacimiento, la Reforma, la sí llamada Edad de la Iluminación, la Edad del Descubrimiento y, por otra parte, el florecimiento y la sangrienta represión de los bárbaros Cristianos de la civilización  Mora en España –la que ha sido una era de oro verdaderamente- y la cultura Albigense en el sur oriente de Francia. Las eras de oro locales surgían y morían: el teatro y la poesía Isabelina en Inglaterra, la pintura Italiana y la música Alemana.
                   Grandes puntos críticos sociales incluyeron la desaparición del sistema feudal en Europa, algunas veces siguiendo tales movimientos caóticos como las Revoluciones Francesa y Rusa, y el surgimiento de la democracia o pseudo-democracia. ¿Podemos hablar de democracia cuando más de la mitad del mundo padece de hambre?
                   Más recientemente hemos entrado a la era científica, la era de la tecnología, la era atómica, la era espacial, la era cibernética. ¡Qué cambios han producido estas, aunque gradualmente, no solo externamente en la estructura de la sociedad, sino también internamente en las mentes de los hombres, en sus actitudes! ¿O fué un cambio en la consciencia, en la actitud, que efectivamente produjo muchos cambios externos?
                     Este parece ser el caso si damos una mirada más amplia, si consideramos la evolución de la vida. Para el teósofo grandes puntos críticos en la evolución de los seres vivos, serían la transición de la vida y la consciencia   residentes desde la etapa del mineral a esa del vegetal, desde el vegetal al animal, del animal a la etapa humana de evolución. Estos son puntos críticos no solo ni principalmente en la apariencia externa sino también y sobre todo en la sensación, sentimiento y pensamiento, en la consciencia de la vida que mora.
                   El autor Griego Kazantzakis relata en la historia de su vida cómo llegó a esta percepción. Cuando escolar se le había enseñado en la iglesia que el hombre era una creación especial de Dios. Así, estuvo muy perturbado cuando su profesor de ciencias le explicó más bien crudamente que los seres humanos descendían de los monos. Uno se acuerda de la conversación entre un niño y su abuela: ‘Abuela, ¿fuiste un mono alguna vez?’ ‘No, nunca!’ ‘¿Y mi mamá?’ ‘Oh, no!’ ‘¿Entonces, quién fue un mono? ¿Lo fue el abuelo?’ ‘Por Dios –no!’ ‘Oh, bien! Debe haber sido mi otra abuela!’
                    Volviendo a Kazantzakis, su visión del mundo  era al revés! Si solo hubiera sabido cómo explican estas cosas las enseñanzas teosóficas. Posteriormente,  sin embargo, con la intuición del poeta, llegó a una bella percepción de la evolución y escribió lo siguiente:

                   ‘ Entre el cielo y la tierra y en nuestros corazones y el corazón de cada criatura  soplaba un poderoso aliento que llamamos Dios. Una gran exclamación.  El vegetal deseaba dormir, inmóvil en el agua estancada, pero  el clamor de la rosa  subió por él y lo estremeció hasta sus raices: ‘Escapa!’ Libérate de la tierra! Muévete!’ El árbol había sido dotado con la palabra, habría exclamado: ‘Me rehúso! ¿Dónde me empujan? Están pidiendo algo imposible!’
                     ‘Así el clamor siguió por siglos; y he aquí, del anhelo, de la vibración, la Vida se liberó del árbol inmóvil. Apareció el animal y se radicó en su hogar acuoso, en el lodo, como un gusano. ‘Estoy cómodo aquí, aquí hay paz, seguridad; me quedaré aquí!’ Pero el terrible grito taladró su espalda: ‘Libérate del lodo, párate, da nacimiento a uno más grande que tú!’ ‘No lo haré! No puedo!’ ‘Tú no puedes, pero yo sí; párate!’
                     Pasaron milenios, y he aquí!- allí surgió, temblando sobre sus inestables pies, el Hombre. El mundo es un centauro (mitad humano, mitad caballo); las pezuñas del caballo se adhieren a la tierra , pero el cuerpo, desde el pecho a la cabeza, es amasado y atormentado por el grito  despiadado y lucha de nuevo por milenios para emerger, como una espada, desde la envoltura del animal.. ‘¿Adónde iré?’ grita el hombre con desesperación, ‘he alcanzado la cima de la montaña; delante de mi hay solamente caos’ – (Y el clamor que es Dios exclama:) ‘Delante de ti estoy yo, levántate!’ (traducido del Alemán: Rechenschaft vor El Greco, pp.252-3)

                    Aquí tenemos la clara percepción que el punto crítico fundamental se halla en la consciencia, en el Espíritu. La carne indolente parece reacia, resistente, pero finalmente produce el vehículo capaz de expresar este espíritu, esta consciencia atravesando un punto crítico, entrando a una nueva fase.
                   Nos hemos referido hasta ahora a los puntos críticos que podemos ya sea ver o imaginar porque son visibles o fácilmente comprendidos. Pero hay puntos críticos en la consciencia, en nuestra percepción de las cosas como individuos. Estos pueden parecer  que son precipitados por los sucesos externos, pero pueden surgir independientemente de tales sucesos, si se cumplen ciertas condiciones. Tales puntos críticos pueden ser superficiales o profundos, graduales o repentinos. Algunos o muchos leves y graduales , aún inconscientes  puntos críticos pueden conducir a un punto crítico revolucionario de 180 grados. Como dice Krishnamurti, hemos estado caminando hacia el sur y repentinamente giramos y caminamos hacia el norte! Los puntos críticos graduales en la consciencia pueden consistir de cambios imperceptibles en nuestra actitud que conducen y florecen en palabras o acciones que pueden  aún sorprendernos.
                   Tales cambios en la consciencia a menudo se asocian con la espiritualidad. El término Cristiano es ‘conversión’ (el primer paso en el Sendero Místico), que simplemente significa girar. Tenemos ejemplos de tales conversiones en todas las religiones. El término ha sido  degradado e igualado con estados altamente neuróticos, sentimentales o alterados, a menudo inducidos por evangélicos carismáticos.
                  ¿Cuál sería una completa conversión o punto crítico – de 180 grados – producido en el mundo? En algunos aspectos conduciría a lo opuesto de lo que sabemos en el presente. ¿Y qué sabemos en el presente en el mundo? A pesar de todos los afeites superficiales y las varias venditas que se aplican, el mundo es insano, infeliz, injusto, violento y está en grave peligro.
                    La vasta mayoría de los seres humanos son infelices y enfermos, careciendo de las necesidades fundamentales para siquiera el bienestar físico y algunas veces la supervivencia. Podemos decir que esto es el karma, pero es sin embargo injusto a causa del resultado de este sufrimiento. Un muy pequeño porcentaje de la humanidad disfruta de la mayor parte de la riqueza disponible. ¿Y es al menos este pequeño porcentaje feliz? ¡No! Los países más prósperos tienen los más elevados porcentajes de suicidios. ¿No es esto también karma? Y la violencia en el mundo, incluyendo el posible uso de las así llamadas armas de destrucción masiva, es a menudo una reacción en contra de la injusticia.
                  Pero quizás la más grande amenaza a la supervivencia proviene de la contaminación: la contaminación de la atmósfera (el agujero en la capa de ozono, las emisiones de los reactores atómicos, el efecto invernadero), la contaminación de los océanos con los desperdicios atómicos, derrames de aceite y así, y contaminación de la tierra (la desertificación por una parte y por la otra las posibles inundaciones, como el derretimiento de los hielos polares). Y la fuente de todas estas amenazas es la codicia de la humanidad y su corta visión al saquear la tierra.
                    Aún más peligro se halla en la intromisión del hombre en la Naturaleza, no solo en la superficie, talando árboles, pescando en exceso y así, sino interfiriendo con los cuerpos, la vida y la consciencia de los seres vivos. ¿Adónde llevará la clonación y la manipulación genética de los cultivos y animales, quizás aún a su debido tiempo de la consciencia humana (afectando su instrumento, el cerebro)? Por atraparte, los científicos hacen descubrimientos que apuntan a la Unidad de toda Vida y su santidad. Por otra parte, son pagados para comprometerse en investigaciones que podrían conducir a una situación de ‘Enfrentar al nuevo mundo’.
                        Tal es el mundo hoy día, a pesar del lado más brillante: las posibilidades abiertas por las comunicaciones perfeccionadas y el correcto uso de la tecnología para socorrer al desvalido y para difundir el conocimiento de la fraternidad universal.
                         Buddha declaró que la vida es dolor. Esto no ha cambiado desde su época. ¿Por qué no? Porque los seres humanos no han cambiado. Como Mefistófeles, el demonio, dice en el prólogo de Fausto de Goethe: ‘el pequeño dios del mundo permanece el mismo y es tan peculiar como el del mismo primer día…’ Y un gran maestro  observó que la naturaleza humana ha sido la misma por un millón de años.
                         ¿Cuál es la raíz del dolor de la humanidad y del mundo? Buddha apuntó a nuestros deseos, nuestros anhelos. Pero ¿qué es eso que desea y anhela? ¿No es nuestro cuerpo, nuestras emociones, nuestras mentes, con las cuales nos identificamos? Nuestro cuerpo  anhela la excitación de los sentidos, para la satisfacción de sus apetitos o por comodidad. Las emociones también anhelan la estimulación y satisfacción y sobretodo la satisfacción de si misma. La mente también lucha por la auto-satisfacción con más y más conocimiento. Pero siempre es mi cuerpo, mis emociones, mi mente. Finalmente los humanos a menudo son egoístas en su presente  estado de conciencia. Los individuos siguen ‘la ley de la selva’: ‘cada hombre para si mismo’, porque se sienten separados de los demás. Pueden formar alianzas con sus parientes, sus amigos, sus connacionales y sus creyentes, pero tales alianzas, aunque a menudo motivadas en parte por genuino afecto, siempre son en parte al menos interesadas en él mismo, superficiales y  frágiles, cuando son alianzas para el beneficio de nuestros cuerpos, nuestros sentimientos y nuestras creencias y teorías.
                       Encontramos muchos ejemplos escandalosos de alianzas por interés propio en la política, pasada y presente.  Aunque mientras como individuos, ustedes y yo, formamos alianzas, o de otro modo actuamos sobre la base del interés propio, ¿quiénes somos para acusar a los políticos? Pero aún las alianzas interesadas en si mismo son quizás reflejo de una naturaleza más profunda en nosotros, una naturaleza que está débilmente consciente de la existencia de esta profunda unidad interna.
                        La humanidad ha causado la desesperada situación del mundo por una actitud de egoísmo, cada uno sintiéndose separado de los demás. ¿No s halla también la solución en la humanidad? El punto crítico que brindaría ayuda sería la comprensión de que no estamos separados de los demás. Aún físicamente, compartimos los mismos genes, los mismos  órganos humanos. Shylock de Shakespeare  apela contra el discriminación que sufre, exclamando:
                    ‘¿Un Judío no tiene ojos? ¿Un Judío no tiene manos, órganos, dimensiones, sentidos, afectos, pasiones? ¿No se alimenta con el mismo alimento, no se hiere con las mismas armas, no está sujeto a las mismas enfermedades, no se sana por los mismos medios, no se entibia y enfría por el mismo invierno y verano como lo hace un Cristiano? ¿Si nos pincha, no sangramos? Si nos hace cosquillas, ¿no reímos?. (El Mercader de Venecia, III.1)’.
                    Sin embargo, Shylock es duramente  descrito de acuerdo con los prejuicios religiosos de la época, lo que él dice es verdad y nos llega al corazón. La humanidad es una. Todos los seres son uno. Cada momentánea comprensión de esta unidad por parte de más y más individuos y una negativa resultante a oponerse a los demás en   una competencia inexorable podría conducir a un quiebre, a un punto crítico global.
                      ¿Qué es una verdadera conversión, un punto  crítico espiritual? ¿Cómo podemos describir algo de lo cual puede que hayamos experimentado solamente la sombra? ¿Pero no tenemos también grandes tradiciones concernientes a aquellos que han atravesado un punto crítico espiritual?
                    Al principio del Bhagavadgita, Arjuna es atormentado por la duda, indeciso si pelear en contra de los tiranos, los usurpadores, quienes son sus parientes y amigos – o, simbólicamente, en contra de su propia familiar naturaleza personal. Después de escuchar las enseñanzas de Krishna, representando su Ser espiritual, y experimentando la abrumadora realidad de Krishna, está dispuesto a seguir su dharma: ‘Destruído está mi engaño…Estoy firme; mis dudas huyeron’ (XVIII,73).
                      La iluminación de Buddha bajo el árbol bodhi fue un poderoso punto crítico:
                      ‘Habité muchas moradas de la vida, buscando siempre al que construyó estas prisiones de los sentidos llenos de aflicción, y mi combate incesante fue penoso. ¡Pero desde ahora, a Ti constructor de este tabernáculo, a Ti te conozco! No construirás ya estos muros que contienen el sufrimiento, no levantarás ya la techumbre de tus artificios no colocarás nuevas vigas sobre la arcilla: ¡Tu casa está destruida, y su principal sostén roto! ¡Es la ilusión quien la construyó! Desde ahora voy a caminar sin cesar para alcanzar la liberación’(Luz de Asia, parte 6).
                     En nuestra  época, tenemos el ejemplo de un punto crítico en la vida de Krishnamurti, cuando, en la embarcación que regresaba a India, después de recibir noticias de la inesperada muerte de su amado hermano Nitya, lloró y sollozó durante tres días, salió entonces de su camarote, transformado y alegre, y declaró: ‘Mi hermano y yo somos uno’.
                     Un verdadero punto crítico espiritual es una expansión de consciencia. En el Budismo Zen se conoce como satori. Pero es reconocido que hay también un falso satori, emocional y transitorio.
                      Los libros teosóficos se refieren a lo que se llaman ‘Iniciaciones’, significando literalmente ‘comienzos’.  Desgraciadamente,  a menudo se usa la palabra en un sentido  trivial en estos días, para significar la aceptación de un presunto discípulo, por un así llamado gurú. Pero una verdadera iniciación significaría una permanente transformación, un genuino punto crítico, que sucede solamente cuando la persona interesada está lista. A menudo  se refieren cinco iniciaciones , correspondiendo en el Budismo a entrar en la corriente (sotapanna), destinado a renacer solamente una vez (sakadagami), a no renacer (anagami), arhat y asekha  o Maestro. Ciertos sucesos en la vida de Jesús se dice que simbolizan estas cinco iniciaciones: nacimiento, bautismo, transfiguración, crucifixión y resurrección, y ascensión. Estas iniciaciones son los grandes puntos críticos que llevan a una persona más allá del reino humano.
                    En años futuros ciertamente veremos muchos desarrollos que conducirán a puntos críticos, esperados e inesperados, graduales y repentinos, en el mundo y en nosotros mismos.

                                                 The Theosophist, Enero de 2004
                                                  Tradujo: Perla