domingo, 25 de agosto de 2013

Un bello poema chino



 MARY ANDERSON

Ex-Vice Presidente internacional de la Sociedad Teosófica

 El bello poema chino que doy a continuación fue escrito por Seng-Ts’an:



El camino perfecto es difícil sólo

   para quienes seleccionan y eligen;

Que no te guste o te disguste y

   todo se aclarará.

Una pequeña diferencia, y el cielo

   y la tierra se separan;

Si deseas ver claramente la verdad

   frente a ti, nunca estés a favor o

   en contra.

La lucha entre ‘a favor’ y ‘en contra’

   es la peor enfermedad del espíritu.

Mientras no comprendamos

   el profundo significado,

Es inútil pensar sobre la paz.

Vacío y sin límites como el espacio,

   sin muy poco y sin mucho.

Sólo porque aceptemos y rechacemos,

   esto no parece así.

La verdad final respecto a ambos

   extremos es que son el vacío.

En este vacío los dos ya

   no se diferencian.

Cada uno contiene solo dentro de sí

    las diez mil cosas.

El más grande es el más pequeño

   cuando los contornos no son visibles.

El ser es un aspecto del no-ser,

   el no-ser es un aspecto del ser.

Y cuando esto no es así,

   en esas regiones de pensamiento,

   el espíritu no debería permanecer.

El Uno no es nada más que el Todo,

   el Todo no es nada más que el Uno.

Toma esto como tu posición y el resto

   se dará naturalmente.

Confiar en el corazón (la naturaleza búdica

   fundamental de cada uno) es

   la no-dualidad; la no-dualidad es

   confiar en el corazón.

He hablado pero en vano, porque

   ¿qué pueden decir las palabras sobre

   cosas que no tienen ayer, mañana ni hoy?


   Podemos considerar este poema línea por línea y reflexionar sobre lo que dice.


El camino perfecto es difícil sólo

   para quienes seleccionan y eligen;


   ¿Qué es ‘el camino perfecto’? Lo que llamamos el Sendero Espiritual, el Camino de la Santidad, aunque sea un sendero o camino, es sólo un símbolo. El sendero espiritual también es el filo de la navaja, debemos mantener equilibrio, sin desviarnos. Un proverbio Zen expresa: “¡Camina o detente, pero no te tambalees!”

   Aquí se dice que el camino perfecto es difícil sólo para quienes seleccionan y eligen. Al seleccionar y elegir, ¿en qué nos basamos? ¿No elegimos con las emociones, basados en nuestros gustos y aversiones? La mente también participa en nuestra elección, pero a menudo es la mente calculadora basada también en nuestras emociones, en nuestros gustos y aversiones. Incluso cuando pensamos que somos sensibles y razonables, es la mente dualista la que está involucrada, la mente que ve dos opuestos, que elige uno y rechaza el otro, porque elegir implica también rechazar, incluye algo emocional. Esto sin embargo, no debería significar que nunca deberíamos elegir, por ejemplo, una línea de acción que nos puede parecer mejor por motivos razonables. Es el factor emocional, el apego y el rechazo violento lo que nos lastima a nosotros y al mundo.



 Que no te guste o te disguste y

   todo se aclarará.



   Entonces, si podemos hacer caso omiso a nuestros gustos y aversiones, o mejor aún, si no tenemos gustos y aversiones emocionales, veremos más claramente. Entonces podemos juzgar objetivamente. Los gustos y las aversiones son como las cataratas en los ojos, que impiden o distorsionan nuestra visión.



Una pequeña diferencia, y el cielo

   y la tierra se separan;



   Si el cielo y la tierra, o Nirvâna y Samsâra, se separan y vivimos sobre la tierra, es decir en Samsâra, entonces no podemos estar en el cielo o en Nirvâna al mismo tiempo, por lo menos no en conciencia. Sin embargo, en un sentido más profundo se dice que Samsâra es Nirvâna y Nirvâna es Samsâra, porque esencialmente todo es uno, todo es Nirvâna; estamos en Nirvâna pero no somos conscientes de estar en Nirvâna, porque nuestra consciencia está en el nivel de Samsâra, de la ilusión. Aquí dice que existe una pequeña diferencia.

   En algunas cosmologías el comienzo del universo se describe como la separación del cielo y la tierra, que originalmente eran uno. Sin embargo, la tierra siempre está dentro del Cielo. Siempre estamos dentro del cielo, dentro de Nirvâna. Nuestro verdadero ser está en Nirvâna, pero nuestra consciencia se ha deslizado dentro de Samsâra. ¿Cuál es el modo de superar esta ilusión? ¿Nos da la respuesta la próxima línea del poema?



Si deseas ver claramente

   la verdad  frente a ti,

   nunca estés a favor o

   en contra.



   Por supuesto, vemos distinciones y sabemos qué evitar. Pero lo que nos impide ver la verdad es estar “a favor”, es decir el apego por una parte, y estar “en contra”, es decir enemistad por la otra. Esto nos impide ver la verdad, de modo que no podemos verla claramente frente a nosotros. Y si fuera posible verla “frente a nosotros”, significaría que está allí constantemente.



La lucha entre “a favor” y “en contra”

   es la peor enfermedad del espíritu.


    Es este apego y esta enemistad lo que constituyen la peor enfermedad del espíritu. Esa “lucha entre una y otra actitud” conduce a la división en las familias, en la vecindad, en ciudades, entre los seguidores de diferentes religiones, diferentes ideologías, diferentes partidos políticos, incluso diferentes filosofías; esto ciertamente lleva  a guerras locales e internacionales, como vemos en Irak entre Sunnis y Shias, a veces y lamentablemente también en India entre hindúes y musulmanes (en Irlanda del Norte, en el pasado, entre católicos y protestantes).

   La próxima línea de nuestro poema toma el tema de la paz:



Mientras no comprendamos

   el profundo significado,

Es inútil pensar sobre la paz.



   ¿Qué es “el profundo significado”? Tal vez quiera decir “el significado de la vida”. “La búsqueda de significado” a veces preocupa a los jóvenes por una parte y a los filósofos por la otra. A menudo decimos que la Teosofía le da significado a la vida, y la doctrina fundamental de la Teosofía es la Unidad inherente en todo y por lo tanto fundamentalmente la no-dualidad. La percepción de esto conduce a la paz en nuestros corazones, y la paz en nuestros corazones y en muchos otros corazones debe finalmente conducir a la paz mundial. El desarrollo o la evolución ocurre de adentro hacia fuera. No podemos forzarla desde afuera.



Vacío y sin límites como el espacio,

   sin muy poco y sin mucho.



   El espacio es un aspecto de la Divinidad, plena y vacía al mismo tiempo.



Sólo porque aceptemos y rechacemos,

   esto no parece así.



   Nuestras emociones, que nos hacen aceptar y rechazar, nos ciegan al Espacio Divino, sin muy poco y sin mucho.



La verdad final respecto a ambos

   extremos es que son el vacío.

En este vacío los dos ya

   no se diferencian.



   Entonces, finalmente, los extremos u opuestos no tienen significado. Si dos opuestos regresan a su origen, nuevamente son uno, porque son los dos extremos de la misma cosa. La luz y la oscuridad relativas que conocemos son opuestos extremos de la Gran Luz que también, a su vez, es la Gran Oscuridad.



Cada uno (de los dos extremos) contiene

   solo dentro de sí las diez mil cosas.



   Las “diez mil cosas” es una expresión que significa todo. Si los dos extremos provienen de un origen, cada uno refleja ese origen. Cada uno de ellos contiene dentro de sí las diez mil cosas.



El más grande es el más pequeño

   cuando los contornos no son visibles.



   ¿Qué hace parecer a una cosa grande o pequeña? Sus bordes, que son a su vez sus límites. Si no existen los bordes, no hay límites, todo se ve como uno.



El ser es un aspecto del no-ser,

   el no-ser es un aspecto del ser.



   Cuando escuchamos la expresión “un lado de”, podemos pensar en una moneda. Una moneda no puede tener sólo un lado. Debe tener dos lados. El no-ser no tiene sentido excepto que también tenga el ser, y ¿tiene sentido el ser sin el no-ser? Tal vez se resuelven y unen en lo que HPB denomina la “Seidad”.



Y cuando esto no es así,

   en esas regiones de pensamiento,

   el espíritu no debería permanecer.



   “Cuando esto no es así”, es decir, cuando el ser y el no-ser no son como los dos lados de una moneda, sino que parecen ser opuestos, no deberíamos permanecer allí.

   Podemos recordar las palabras de La Voz del Silencio: “Si pretendes cruzar sano y salvo el segundo (significa el segundo Vestíbulo, el mundo psíquico), no te detengas a aspirar el aletargador perfume de sus flores…”(v.29) porque en ese Vestíbulo “encontrará tu alma las flores de vida, pero debajo de cada flor una serpiente enroscada.” (v.26). Nuevamente tenemos la dualidad: la placentera fragancia de las flores de la vida y la serpiente enroscada debajo de ellas, lista para mordernos con su mortal veneno, el que obstaculiza la espiritualidad.



El Uno no es nada más que el Todo,

   el Todo no es nada más que el Uno.



   Desde nuestro punto de vista limitado, el Uno y el Todo son opuestos. La visión del místico, el vidente verdadero, es diferente. Dios, dicen los místicos, es a la vez el vacío, la vacuidad, y la totalidad o el pleno, simbolizado por el cero y el infinito respectivamente, que son sin embargo reflejos mutuos, dos formas de ver la misma cosa, que presentan de este modo una imagen total y no dos alternativas exclusivas.



Toma esto como tu posición y el resto

   se dará naturalmente.



   Si podemos ver las cosas de este modo, ver los opuestos aparentes como complementarios, el resto seguirá naturalmente. ¿Qué se dará naturalmente? Intentémoslo, por lo menos meditemos seriamente sobre esto y veamos qué puede suceder, aunque sólo sea por un segundo.



Confiar en el corazón (la naturaleza búdica

   fundamental de cada uno) es

   la no-dualidad; la no-dualidad es

   confiar en el corazón.



   ¿Qué nos dice nuestro corazón? No el corazón que es sentimental, sino el corazón que es las profundidades de nuestro ser. Pero, según un artículo de Edi Bilimoria en Holistic Science and Human Values (Ciencia holística y valores humanos), incluso nuestro corazón físico refleja nuestro corazón en su significado simbólico. Cito de ese artículo:



El cráneo (es decir, lo que protege al cerebro), puede ser el órgano más inteligente, pero cuando hablamos de magnetismo, la materia gris en la cabeza puede tener cierta competencia. Según la nueva ciencia de la neuro-cardiología, tenemos un SEGUNDO CEREBRO, con la forma de un racimo denso de NEURONAS en el CORAZÓN, y su campo electromagnético es cinco mil veces más fuerte que el cerebro. De modo que no se sorprendan si la próxima persona que les diga ‘siga su corazón’ es su médico.



   Cuando se dice “Confiar en el corazón (la naturaleza búdica fundamental de cada uno) es la no-dualidad, la no-dualidad es confiar en el corazón”, tenemos un indicio sobre cómo podemos proceder. O confiamos en nuestro corazón, es decir comenzamos a partir de lo mejor de nuestros sentimientos, nuestras emociones (podríamos decir que empezamos del amor), llegamos a alguna percepción de unidad detrás de la aparente dualidad, y nos reconocemos como “uno con todo lo demás” (este podría ser el sendero del místico) o tratamos de concebir la no-dualidad, comprender con la razón, tal vez con la intuición, con sabiduría, comprender que detrás de la dualidad debe haber un origen común de dos opuestos aparentes y llegar a confiar en el corazón, que podría ser el camino del ocultista. La próxima línea del poema dice esto: “La no-dualidad es confiar en el corazón”. El corazón no significa sentimentalismo, emoción, sino ese amor profundo que también es Sabiduría.



He hablado pero en vano, porque

   ¿qué pueden decir las palabras sobre

   cosas que no tienen ayer, mañana ni hoy?



   El poeta es conciente de las limitaciones de las meras palabras, de su inhabilidad para expresar lo inexpresable. Citando Las Cartas de los Mahatmas, tratar de describir lo indescriptible es como usar un hacha para hacer una talla fina.

   Lo que el poeta se esfuerza en trasmitir no tiene ayer, mañana ni hoy. Es eterno. Las palabras pertenecen al tiempo y la mente cotidiana piensa en términos de tiempo, en términos de palabras. Las palabras hablan de una mente a otra, de un pensamiento a otro, y no pueden describir lo que está más allá del pensamiento, más allá de la mente. Las palabras son prisioneras del tiempo. Necesitan tiempo para ser expresadas, y necesitan  tiempo para ser comprendidas.

   Sin embargo, en esta forma tan poética, las palabras pueden trasmitir algo a quienes tienen ojos para ver y oídos para oír. Regresando a la primera línea del poema: “El camino perfecto es difícil sólo para quienes seleccionan y eligen.” Mencionamos que el camino perfecto podría significar el sendero espiritual, y ese sendero también conduce por el filo de la navaja. Es como caminar sobre la cuerda floja. Exige un delicado equilibrio, que no acepta ni rechaza emocionalmente, o caeremos de un lado o del otro de la cuerda. Caminar sobre esa cuerda exige constante vigilancia, auto-observación, auto-conocimiento, no de modo auto-centrado sino observándonos a nosotros mismos, como observaríamos nuestros pasos al caminar sobre la cuerda floja, al mantener un delicado equilibrio.

   El Camino Perfecto también ha sido llamado en el Budismo, el Sendero del Medio, que evita los dos extremos. Esto no significa que mezcla los dos extremos de modo pasivo, o que vamos de un extremo al otro. Pero podría significar que nos elevamos sobre los opuestos, hacia lo Absoluto, esa Unidad que emanó de sí misma en dos para producir el mundo relativo, el mundo de la dualidad en la que vivimos, el mundo de la luz y la oscuridad relativas, calor y frío, bien y mal, el mundo de la ilusión relativa.

   Para escapar de la dualidad o elevarse sobre ella (esos opuestos que los poetas chinos nos advierte evitar), debemos elevarnos sobre ambos opuestos hacia su origen en la Unidad. La luz relativa que conocemos y la oscuridad relativa que conocemos, ambas se originan en esa Luz Absoluta que nuestros ojos mortales no pueden ver porque los cegaría, y la Oscuridad Absoluta, siempre invisible a nuestros ojos mortales, según somos ahora.