domingo, 19 de mayo de 2013

NO HAY OTRO SENDERO POR EL QUE IR.


NO HAY OTRO SENDERO POR EL QUE IR.


NO HAY OTRO SENDERO POR EL QUE IR.

          Mary Anderson

                 Esta bella frase de los Upanishad-s puede al principio sorprendernos ¿.Es un principio fundamentalista, semejante a la declaración de aquellos que toman las palabras de la Biblia literalmente, de que solamente a través de la creencia en Jesús puede uno ‘salvarse’? ¿No es cada uno de nosotros, único? ¿Puede que no escojamos nuestro sendero de acuerdo a nuestro propio temperamento? ¿No se dice a menudo que hay tantos senderos como hay peregrinos? Ambas declaraciones – de que todos tienen su propio sendero y de que hay solamente  un sendero – son verdaderas. Es una de las paradojas de la vida espiritual, un intento de expresar a través de una aparente contradicción, algo que no puede ser declarado en palabras o explicado al intelecto.
                Si hay solamente un sendero, ¿qué es lo que llega a ser libre voluntad? ¿Estamos obligados a seguir un cierto sendero? ¿No tenemos opción en el asunto?. Consideremos primero el asunto dela opción y en qué medida la tenemos.
               ¿Tenemos una opción si  estamos en las garras del apego emocional, deseo o adicción? Entonces probemos con todas nuestras fuerzas de satisfacer nuestros deseos. No tenemos opción. Nuevamente, ¿tienen opción el santo o el sabio, la persona que ha vencido el egoismo? Tal persona ya no está cegada por sus deseos personales, ypor lo tanto, es capaz de ver las cosas como son y juzgarlas de acuerdo a esto. Para quien tenga perfecto discernimiento no hay alternativa, sino hacer lo correcto. El sigue el sendero que es a la vez amor y sabiduría, y por lo tanto, justicia. No hay contradicción  ni opción.
              Por supuesto, la mayoría de nosotros no somos ni esclavos de nuestros deseos ni sabios iluminados. Estamos en alguna parte entre ellos. Somos torturados de aquí para allá por nuestros deseos de comodidad,  agitados o la paz interna por una parte, y por la otra por lo que sentimos que es nuestro deber. O dos deberes pueden parecer estar en conflicto: nuestro deber para la familia y amigos, y nuestro deber con la verdad; el curso de nuestra acción sugerido por nuestra conciencia, y ese sugerido por el sentimiento. Algunas veces este estado asume las proporciones de un dilema y tenemos noches insomnes, sopesando los pros y los contras de las diferentes posibilidades que se abren ante nosotros. A menudo tenemos que escoger, pero esta opción puede ser una tortura, quizás una tortura necesaria, a través de la cual tenemos que  abrir nuestro camino  al discernimiento.
                ¿Y qué hay de la libre voluntad y de la libertad de pensamiento? Excepto cuando estamos en las garras de  nuestra naturaleza de  deseos, cuando somos notablemente parecidos, ¿no seguimos todos nuestro propio único sendero?
               La frase ‘no hay otro sendero por el que ir’ podría tomarse individualmente.. Cada uno tenemos nuestro sendero único que seguir, el cual es nuestro dharma.. Así, para cada uno de nosotros no hay otro sendero sino el propio. De acuerdo a nuestro dharma y temperamento, podemos ser hombreso mujeres de acción, sentimiento o pensamiento.. Así, los senderos que seguimos serían karma-marga (el sendero de la acción), bhakti-marga (el sendero dela devoción), o jñaña-marga (el sendero del estudio, del conocimiento, llevando a la sabiduría). Todos nosotros tenemos un cuerpo físico y actuamos con él, y todos tenemos sentimientos y pensamientos; ellos son parte de nuestra composición.. Asi, no hollamos exclusivamente el sendero de la acción, sentimiento o pensamiento, aunque podemos inclinarnos más a uno que a otro.
                 Cuando uno avanza en uno de estos senderos, manifiesta más y más de los otros senderos, hasta que finalmente  se reúnen, quizás en el Raja Yoga, el Yoga de la Voluntad, porel cual todos los senderos son medios para la misma meta: el fin dela separatividad, el regreso ala Unidad. Así, estos senderos o yogas puede decirse que inicialmente son diferentes pero internamente el mismo. En este sentido, verdaderamente, ‘no hay otro sendero porel que ir’.
                En otro aspecto, podemos decir que no hay otro sendero por el que ir: Las descripciones del sendero de santidad en diferentes religiones tienen características muy fundamentales en común. No podría ser de otro modo, si todas las religiones  surgen de la misma Filosofía Eterna fundamental.
                 Todas las religiones tienen un ideal sea la liberación, Cristo,, el Bodhisattva o Dios, ya sea como un padre personal o como el Absoluto, la Causa Sin Causa, la Raíz de todas las cosas, o la Unidad de todos. Este ideal produce, pasivamente, devoción hacia algo  más grande de lo que somos o podemos concebir, y, activamente, aspiración de acercarnos a este ideal, de ir más allá de lo que podemos sentir, pensar o concebir. En todas las religiones existe la percepción, aunque vaga, de algo más allá que nos atrae hacia delante.
                Si eso que está en el corazón de todas las cosas es la Unidad, entonces al aproximarnos inevitablemente nos acercaremos a todos los otros seres y cosas. Nosotros sentimos más y más parentesco, amor y compasión hacia otros. Tal amor y compasión se enseñan en todas las religiones.
               Acercándonos a otros, nos alejamos de nosotros, nos volvemos menos egoístas y más desinteresados. Alejándonos del yo espontánea y naturalmente –‘olvidarse del yo por amor al hombre’ – conduce a la pureza , porque  lo que nos  mancha es el egoismo. Tal pureza es la esencia de la ética,, la que también se acentúa en todas las religiones. La ética es eminentemente práctica, teniendo que ver con la forma en que vivimos, y sobre de lo que tanto depende. Citando a Aldous Huxley (La Filosofía Perenne,p.2):
               ‘...la naturaleza de (la) Realidad Una es tal que no puede ser directa e inmediatamente  aprehendida excepto por aquellos que han escogido cumplir ciertas condiciones, volviéndose afectuosos, puros de corazón, y pobres de espíritu’.
                El agrega: ‘¿Por qué esto debería ser así?. No sabemos’. Pero podemos aventurarnos  a adivinar. Si nuestros corazones están llenos de pensamientos del yo, del cual podemos aún no estar conscientes, no hay lugar en ellos para ninguna otra cosa.
                Si no observamos ciertos principios éticos, no estamos siguiendo el sendero espiritual, porque los principios éticos tienen su base en el inegoísmo. Huxley cita a William Law (Id.,p.279):
                ¿Sabe usted de dónde es que han aparecido tantos falsos espíritus en el mundo, quienes se  engañan a si mismos y otros con falso fuego y falsa luz, tendiendo a exigir información, iluminación y aperturas a la Vida divina, particularmente para maravillarse bajo el extraordinario llamado de Dios?’ Es esto: se han vuelto hacia Dios sin apartarse de ellos mismos; sería vivir en Dios antes de morir a su propia naturaleza...’
                 Quien se aproxima a la Unidad, apartándose del yo, se acerca no solamente a todos los otros seres, sino también a las cosas tal como son. Ver las cosas como son  es Sabiduría. El yo, con sus ideas preconcebidas, ya no obstaculizan la visión clara.
                  Un maestro Zen  sirvió una taza de té a su supuesto  discípulo. Continuó vertiendo el té en la taza mucho tiempo después que se había desbordado. Así ilustró la inutilidad de tratar de instruir a quien no es capaz de recibir esta instrucción por que no hay espacio en él para ella. Uno que está lleno de pensamientos del yo y deseos egoístas no puede escuchar, déjenlo aprender solo
                   Para resumir, la aspiración y la devoción a lo sagrado, amor y compasión por todos los seres, el altruismo, una vida ética pura y sabiduría: Estas características son comunes al sendero espiritual como retratadas en todas las religiones en su forma más pura. Si uno va a llevar una vida verdaderamente religiosa, verdaderamente ‘no hay otro sendero por el que ir’.

                Como declaré antes, la ética es eminentemente práctica y tiene que ver con nuestra vida diaria. Nuestra vida diaria es lo que está más cerca de nosotros, y podemos comenzar el peregrinaje espiritual solo desde donde estamos. ‘No hay otro sendero por el que ir’. Un Inglés preguntó a un  Irlandés el camino a Cork y recibió la respuesta: ‘Si fuera usted, no comenzaría desde aquí’. Y por supuesto el Inglés no podía hacer otra cosa que comenzar desde donde estaba! No podemos! Pero primero debemos saber donde estamos, es decir, conocernos, como somos en nuestra naturaleza externa; en otras palabras, conocer nuestras imperfecciones.
               ¿Por qué tantas instrucciones espirituales son formuladas negativamente, no? Quizás porque, diciéndonos lo que no hacer, nos haría conscientes que lo que estamos haciendo, pensando o sintiendo no es lo que debería ser si deseamos hollar el sendero espiritual!
                 En una definición de las enseñanzas Budistas  se nos dice primero: ‘Cesa de hacer el mal’,y solamente entonces ‘Aprende a hacer el bien, limpia tu propio corazón; esta es la enseñanza de los Buddhas’.
                 Ejemplos de nos son los Mandamientos en la Biblia (Exodo,20, 12-17):
                 ‘No mates.
                  No cometas adulterio.
                  No robes.
                  No digas mentiras  en perjuicio de tu prójimo...
                  No codicies la casa de tu prójimo...etc.’
                  Los cinco yamas, la primera rama de las ocho del Raja Yoga, las auto-restricciones o votos de abstención, son extrañamente similares a los mandamientos bíblicos:
                 ‘abstente de matar/dañar (ahimsa)
                   abstente de la falsedad  (satya)
                   abstente de robar          (asteya)
                   abstente de la incotinencia sexual  (brahmacharya)
                   abstente de la posesividad, de la adquisición (aparigraha)
                   Estas normas de conducta  puede que no parezcan muy ambiciosas. ¿Quién entre nosotros tiene el hábito de matar, mentir, robar, etc.? Pero tienen implicaciones más profundas y más amplias. Ahimsa, abstenerse de matar o dañar, implica que voluntariamente no infligimos daño , sufrimiento o dolor a cualquier criatura viva por medio de la palabra, pensamiento o acción. Satya, o verdad meramente no significa no mentir, sino también no decir ‘pequeñas mentiras’ –dar una falsa impresión, mentir en pensamiento o mentirnos a nosotros mismos, practicando el auto-engaño. Asteya es abstenerse no solamente de robar, sino también de codiciar lo que no es nuestro o de tomar sin dar algo a cambio – aún si es ‘solamente’ gratitud. Brahmacharya es evitar la incontinencia sexual no solamente en la acción sino también en el pensamiento (Mateo, 5:28).
                    ‘...pero yo les digo que cualquiera que mira con deseo a una mujer, ya cometió adulterio con ella en su corazón’.
                    Una historia Budista Zen relata cómo dos monjes, en su peregrinaje , llegaron al banco de un río. Una joven les imploró que la ayudaran a cruzar el agua. El monje de más edad la cruzó en sus brazos. El monje más joven estaba escandalizado y no habló por algún tiempo. Entonces, al final acusó a su compañero: ‘No puedo comprender como usted, un monje, pudo tocar a una mujer!’ El más viejo respondió: ‘Yo la bajé en el banco del río. Tú aún la estás cargando!’
                  Aparigraha puede extenderse a significar no simplemente a codiciar lo que no es nuestro, sino a desear algo para nosotros exclusivamente.
                 El Diagrama de Meditación de H.P.Blavatsky también contiene nos en la forma de lo que llama ‘Carencias’. Somos constantemente instruídos de rehusarnos a pensar en la realidad de:
                ‘Separaciones y Encuentros, Asociaciones con Lugares, Tiempos y Formas. (Así deberíamos evitar el apego a las cosas transitorias).
                 La diferencia: Amigo y Enemigo (Este es el rechazo del apego a nuestra concepción temporal de los demás).
                 Posesiones
                 Personalidad
                 Sensación’.
                 Así nos hacemos conscientes y nos separamos del apego a las cosas transitorias.
                 Los yamas – los noes- son morales y prohibitivos; ellos forman la base ética del yoga o de la vida espiritual. Los niyamas u observancias nos dicen qué hacer positivamente. Indican la disciplina que adoptar en la organización de la vida de uno. Los noes  limpian el lugar de la construcción, demuelen la vieja y ruinosa casa y cavan los cimientos del nuevo edificio; los niyamas o los que hacer, nos dan el anteproyecto para el nuevo edificio que erigir. Consisten de:
                 Pureza                   (Sauca)
                 Contentamiento    (samtosha)
                 Austeridad            (tapas)
                 Estudio de si mismo (svadhyaya)
                 Sumisión a Dios   (Isvara-pranidhana)
                 Estas observancias tienen que practicarse no por el bien de uno, sino por el bien delos demás. No deberían forzarse, sino ser la segunda naturaleza. Así, la pureza no es una actitud de ‘más santo que tú’ sino una necesidad interna.
                    El Ser interno espuro, pero su expresión a través de los vehículos externos es débil. Son los vehículos los impuros. Podemos  empezar a purificarlos – el cuerpo físico, las emociones, los pensamientos – eliminando los elementos más groseros y reemplazándolos por materia más refinada. Este trabajo sobre los vehículos puede ser necesario para permitir  que la vida moradora se manifieste. Sin embargo, es solamente cuando se manifiesta así que se produce  la verdadera pureza – desde adentro. La pureza entra en existencia cuando hay inegoismo y siempre un espontáneo y gozoso auto-sacrificio.
                  El reemplazo de la materia más grosera en todos los vehículos  sucede a través de tapas , asociado con la austeridad física (tal como la habilidad de ayunar), en la que, sin embargo, los sentimientos y pensamientos no pueden sino también incluirse. Aquí la voluntad trabaja completamente hasta el plano físico. Podemos asociar tapas sobre todo con el  Raja Yoga pero también con el Karma Yoga.
                 Isvara-pranidhana o devoción es el gran limpiador de las emociones, junto con ser una poderosa ayuda para la concentración y la unidireccionalidad. Su vehículo son las emociones, en cuanto a que llegan a ser un verdadero reflejo de buddhi como Amor.
                 Svadhyaya es el conocimiento más profundo, el conocimiento de nuestra propia verdadera naturaleza. Su vehículo es la mente, kama-manas, dejándose llevar más y más hacia  buddhi-manas, la mente pura, el vehículo de la Sabiduría.
                  Podemos intentar practicar el contentamiento, pero es más bien un  producto secundario de nuestros esfuerzos en el sendero, un termómetro de nuestro progreso, aunque no debemos confundirlo con la indiferencia.
                 Para resumir y al mismo tiempo buscar las implicaciones más amplias de la frase, ‘No hay otro sendero por el que ir’: Finalmente, el único sendero que seguir es el sendero que conduce desde lo externo a lo interno, en otras palabras, desde la personalidad a la Mónada, del materialismo a la espiritualidad, de la distracción a la unidireccionalidad, del egoismo al desinterés, del pequeño ‘yo’ al Uno.
                  Esto se aplica a nosotros mismos individualmente y a la evolución de la humanidad, de la cual somos una parte inseparable. Podemos aplicarlo a la evolución del cosmos entero. Ahora que hemos – no hace mucho, en una escala cósmica – pasado el nivel más bajo, el punto de retorno entre la involución y la evolución, entre el hundimiento más y más en el materialismo y el ascenso de nuevo una vez más  a la espiritualidad, ‘no hay otro sendero por el que ir’ para nuestro mundo entero., y el sistema al que pertenece. Estamos en el sendero hacia arriba, camino a casa.
                       Este sistema contiene innumerables ‘círculos dentro de círculos’. Algunos de nosotros estamos, en  algunos particulares,, en el ‘arco descendente’, cuando sentimos codicia, odio y también temor. Pero la tendencia  íntima de nuestra naturaleza es superar esos obstáculos.
                       El camino es largo, pero el final es seguro. Y esta es una forma de aumentar la alegría, cuando desechamos  las cadenas del materialismo y del egoísmo y abordamos la libertad del Espíritu. ‘No hay otro sendero por el que ir’, y más tarde o temprano debemos seguir este camino, no porque estemos obligados a hacerlo así, sino porque hacerlo así es nuestra naturaleza, si vamos a ‘llegar a ser lo que somos’.


                                             The Theosophist, Noviembre de 2001
                                              Tradujo: Perla