I.K. Taimni
La mayoría de nosotros
nos olvidamos completamente del hecho que estamos aquí por un breve periodo, y
que somos una parte insignificante de un universo vasto y aparentemente
ilimitado. Un insecto rastrero en los Himalayas tiene comparativamente una
mayor significancia desde el punto de vista puramente físico. Entramos a esta
vida por la puerta del nacimiento y después pasamos unos setenta años sobre
este planeta bajo toda clase de circunstancias y desaparecemos por la puerta de
la muerte. Esta procesión de seres vivos ha estado sucediendo por miles de años
y todavía no ocurre que muchas personas hagan preguntas pertinentes en cuanto a
de dónde venimos, hacia donde vamos y por qué estamos aquí. Nuestro gusto por
la vida, sea placentero o desagradable, nuestra
absorción en el interés que hemos desarrollado, es tan completa que no
nos damos cuenta del gran problema de la
vida que enfrentamos todo el tiempo, que
un abrumador misterio nos rodea.
No solamente estamos persiguiendo nuestras pequeñas
aspiraciones personales en un mundo aparentemente sin sentido ,de una manera
casual, sino que mostramos la misma falta de inteligencia al tratar con el
problema mayor de la humanidad. Hay una completa falta de principios o ideas
guiadoras indicando la dirección en la cual tenemos que ir. Hay una vaga idea
de que tenemos que promover el bienestar de la humanidad, pero lo que significa
un real bienestar y cómo va a obtenerse, son preguntas acerca de las cuáles,
hay una amarga controversia y un conflicto mortal. Tanto es así, que estamos
tranquilamente dispuestos a destruir en una guerra atómica a la mayor parte de
esta precisa humanidad por cuyo
mejoramiento se supone que estamos trabajando y luchando! ¿Podría haber
una ilustración más adecuada de esta
prevaleciente falta de inteligencia, a pesar de los extraordinarios
logros intelectuales de la ciencia y de la indudablemente elevada capacidad
mental, de aquellos que guían los destinos de las naciones?
Muchos de nosotros ,que
estamos persiguiendo sinceramente estas
metas temporales en búsqueda de la felicidad, sabemos teóricamente que esta
búsqueda es inútil y que la real felicidad puede encontrarse solamente dentro
de uno mismo, elevando la conciencia a niveles superiores y trascendiendo
gradualmente, las ilusiones y limitaciones de la vida inferior. Pero todavía no
hacemos nada para producir los cambios necesarios en nuestra vida. La razón
para estas conductas anómalas, de acuerdo a nuestros sabios, se halla en el
hecho de que la percepción de las verdades más profundas de la vida y el
significado interno, aún de los sucesos comunes que entran en contacto cada
día, depende, no de la razón o del ejercicio de la mente inferior, sino de la
facultad espiritual superior que se llama buddhi y es vagamente referida
como intuición en la Psicología occidental. El intelecto puede conocer todos
los hechos, pero a menos y hasta que sea iluminada por la luz de buddhi fracasará
en ver su significancia más profunda. A esto se debe que la actitud de los
filósofos que hablan cada día de los problemas más profundos de la vida , no
difiera apreciablemente de la actitud del hombre de la calle. A esto se debe,
por qué los científicos, que diariamente
examinan los cielos y miran las profundidades más lejanas de este vasto
universo, no puedan ver la insignificancia de nuestra vida humana ,desde el
punto de vista puramente físico. A esto se debe ,por qué encontramos a tantos
instructores religiosos predicando la Vedanta a sus seguidores y viviendo sus
vidas, como si esta filosofía fuera un asunto de puro interés académico. Esta gente parece saber todas las cosas y
aún realmente no saber nada. Su conocimiento
está solo en el plano del intelecto. La facultad de buddhi no se ha
desarrollado o permitido que funcione en un grado adecuado. Su conocimiento aún
no se ha convertido en realización, por medio de la iluminación de buddhi.
Esta falta de
percepción interna ,no es el único resultado de la obscuración de la facultad
buddhica.. Cuando se le ha permitido a esta facultad dormirse hasta un grado
extraordinario, por las malas tendencias y acciones, puede resultar en un
fenómeno que parece verdaderamente asombroso, desde el punto de vista
psicológico. De otro modo encontramos que las personas normales y sensibles se
comportan como lunáticas en ciertos asuntos. Encontramos una notable
comprensión intelectual de las verdades espirituales, existiendo lado a lado con
depravaciones morales de la peor especie. Es difícil comprender tales anomalías
a menos que reconozcamos este diferencia entre el intelecto y buddhi. Tales
casos se deben a anormalidades en el
funcionamiento de buddhi ,producido ya sea por un desarrollo desequilibrado del intelecto, o por permitir
desviarse lentamente por malos caminos
La iluminación
buddhica no se necesita solamente para guardarnos de errar el camino o caer
en malos pasos, sino también en el campo de sadhana o práctica espiritual
,cuando nos embarcamos con recta seriedad en la aventura divina de la
auto-realización. Muchas personas creen honestamente, que todo lo que tienen
que hacer para asegurar su progreso
espiritual, es encontrar un maestro espiritual
o Guru adecuado, quien los guíe en todas las cosas y se haga responsable
por su bienestar espiritual.
Sin embargo, el
hecho es que ningún hollar real del
sendero espiritual es posible ,hasta que el aspirante haya desenvuelto su buddhi suficientemente, para
encontrar dentro de si mismo toda la guía que necesita para su progreso
espiritual. El maestro puede ayudarlo en asuntos cruciales, o en ocasiones
especiales ,pero no puede estar muy cerca del discípulo para ayudarlo en cada
dificultad o prueba severa. De hecho,
mientras más avanza el discípulo en el Sendero, más tiene que aprender a ser
independiente de su maestro. La luz del
Sendero debe provenir desde adentro. Una luz así, la cual es el resultado de un
sano funcionamiento de la facultad buddhica, puede provenir desde adentro
,solamente cuando la mente está suficientemente purificada por la correcta
vida y la auto-disciplina yógica, como
señalada en los Yoga-sutras (II,28).
‘De la práctica de los
ejercicios constituyentes del yoga, sobre la destrucción de las impurezas,
surge la iluminación espiritual que se desarrolla en la percepción de la
Realidad’
Esta luz, la cual es
esencialmente de la naturaleza de la percepción espiritual, permite al
aspirante entrar en el Sendero de
Santidad. Lo guía a través de las diferentes etapas de la larga y difícil
jornada ,y lo guarda en contra de peligros y tentaciones de todas clases, y es
esta luz nuevamente, la que le permite desgarrar el último velo que oculta el
rostro del Amado. Así, necesita la iluminación buddhica desde el momento en que
entra al sendero, hasta que cruza el umbral del nirvana.
La verdad es
esencialmente simple y para comprenderla
no requerimos explicaciones engorrosas formuladas en lenguaje abstruso,
sino de un intelecto agudo, ansioso y purificado, el cual, con la luz de
buddhi, pueda reflejar la Verdad dentro de si.
Cualquiera que mire a
través de la vasta literatura de la religión y filosofía Hindú, puede ver a la
vez que una considerable parte es meramente una multitud de acrecencias que han
crecido alrededor del núcleo de las verdades esenciales y vitales ,durante el
curso de miles de años. Al inicio de cualquier movimiento espiritual, aquellos
que le dieron el impulso inicial, tienen al menos un conocimiento directo
de las verdades, y tratan de
incorporarlas en lenguaje condensado, simple y prolifico. Esta literatura es
meramente el vehículo de las verdades reales que han experimentado, y refleja esas verdades tanto como puede
hacerse a través del tosco e imperfecto
medio de cualquier lenguaje.
Con el paso del
tiempo las cosas cambian. Los conocedores directos son reemplazados por
conocedores de segunda mano y meros eruditos, para quienes la verdad se
convierte en solo un asunto de conocimiento y discusión intelectual. Habiendo
perdido el contacto directo con las realidades de las verdades que ellos
estudian y exponen, se llegan a interesar más y más ,y a involucrarse en
asuntos de expresión e interpretación. Así, crece un montón de literatura
artificialmente creada, por consideración de satisfacer el intelecto. Algo de
esta literatura tiene todavía algún valor, porque se elabora y sirve para
explicar en alguna medida, las verdades primordiales. Pero mucha de ella no
tiene valor alguno, no teniendo relación con los hechos involucrados. El
buscador que discierne puede intuitivamente
clasificar las diferentes clases de producciones y separar lo vital de
lo adulterado.
Al estudiar un tema de
profunda significancia tenemos que considerar sus variados aspectos desde
puntos de vista diferentes ,para obtener una adecuada comprensión del tema,
como un todo. Esto no es fácil porque mientras más profundo entre una persona
en los problemas de la vida, mayor será el número de puntos en los que toca
a la vida y sus manifestaciones y más
difícil se vuelve estudiarlos por completo. En realidad, la vida es una en
esencia, y por lo tanto, comprender un aspecto de ella debidamente, requiere el estudio de todos los
otros aspectos. Es verdad que para conocer el total, debemos conocer todas las
partes constituyentes, pero es también verdad que para conocer una parte
perfectamente, debemos conocer el total.
Todas las cosas están conectadas con otras, aunque pueda que no seamos
capaces de ver esta conexión. A esto se debe
por qué los sabios Hindúes no se preocupan de estudiar con gran detalle
los fenómenos de la naturaleza, como lo hace la ciencia moderna. Ellos saben,
que aún cuando cuidadoso nuestro estudio de cualquier parte del universo
manifestado, no podremos nunca conocerlo completa y verdaderamente. Ellos se
volvieron al Total, a la Realidad
fundamental, sabiendo que todas las cosas podían conocerse en esencia y
realidad y en la correcta perspectiva. Porque todo quien conoce la Totalidad,
conoce esencialmente todas las partes innumerables que la constituyen, y si
para algún propósito se hace necesario conocer los detalles superficiales de un
aspecto particular de la vida, esto puede hacerse muy fácil y efectivamente.
La totalidad del
universo cognoscible es la expresión
externa de una Realidad trascendente que está más allá de los sentidos y más allá
del campo del intelecto. Esta Realidad,
la que en lenguaje común, es referida como a Dios, se manifiesta por un
lado como el universo inanimado, el cual vemos que se extiende a nuestro
alrededor por todos lados y en diferentes planos, y por el otro, en la forma de
innumerables mónadas individuales (jivatma-s) que son esencialmente de la
naturaleza de la conciencia, y que pueden considerarse como centros activos en
esta Realidad trascendente.
Estos centros eternos
de la conciencia dividida se encuentran
incluidos en el universo manifestado y luchando por comprender su
verdadera naturaleza ,a través de un largo curso de evolución que se extiende a
lo largo de una serie de vidas. Cuando esta evolución alcanza su consumación, cada mónada individual comprende
que es divina, eterna, auto-suficiente y una en esencia con la Realidad
fundamental del universo, y que las tribulaciones, pesares y dolores que ha sufrido, eran parte de una
gran ilusión, que es una parte necesaria del proceso evolucionario.
No es necesario
entrar aquí en cuestiones metafísicas. ¿Cuál es la naturaleza del universo y
las mónadas? ¿Por qué se incluyeron estas mónadas inicialmente en este proceso
global? Estas son preguntas interesantes ,pero están realmente más allá del
campo del intelecto y, por lo tanto, nunca pueden contestarse
satisfactoriamente en términos del intelecto. Son preguntas fundamentales (atiprasna) que pueden
aclararse – o más bien resolverse – solamente por medio del Conocimiento de si mismo ,dentro
del silencio y la profundidad de nuestra propia conciencia. De cualquier modo,
no estamos interesados con estas preguntas ahora. Estamos interesados solamente
con el asunto básico y práctico, en cuanto a cómo estas mónadas o centros
de conciencia divina, que se
encuentran comprometidos con el
sufrimiento e ilusión, pueden
desenredarse de estas limitaciones y condiciones dolorosas ,por medio de
un proceso progresivo de Auto-realización.
Un estudio objetivo
y científico de la constitución total de estas mónadas, y el lado oculto del
universo manifestado por los métodos del yoga, han mostrado a estos sabios,
muchos de quienes eran hombres perfectos, (siddha-purusha-s) que aunque cada
mónada en su naturaleza esencial y más íntima ,no es sino un centro en la
conciencia divina universal, está asociada con la materia de los diferentes
planos que constituyen sus cuerpos o kosa-s. A
través de estos cuerpos, la conciencia de la
mónada o jivatma, funciona en los planos respectivos del universo manifestado,
físico y superfísico.
Aunque en los planos
espirituales superiores, la mónada percibe su verdadera naturaleza, la cual es
indicada por la frase sat-chit-ananda (Ser-Conciencia-Felicidad) cada descenso
en los planos inferiores limita y oscurece en un mayor grado su conciencia, de
modo que en el plano físico, el cual es el inferior, sus limitaciones son lo
más grande posible, y está ausente. la percepción de su naturaleza divina . La
totalidad del ser humano puede, por lo tanto,
considerarse mejor ,como una manifestación centralizada de la Realidad,
a través de un conjunto de vehículos de creciente intensidad, los que
progresivamente oscurecen su conciencia y limitan sus poderes. Cómo esta
oscuración progresiva de conciencia tiene lugar pasando a través de diferentes
medios n puede comprenderse por medio del siguiente experimento basado en el
fenómeno de la luz.
Si un rayo de luz se
hace pasar a través de diferentes clases de medios exitosamente, cada medio
disminuirá la intensidad y alterará la composición de la luz, y la luz que
sale finalmente será afectada por la absorción y deformación de todos
los medios que intervienen como lo que se muestra en el siguiente diagrama:
Vidrio
Deformaciones
|
alcohol
Tintes
Coloreados
|
agua
Sedimento
|
Aire
Polvo y
Humo
|
¿Cómo podemos minimizar
las modificaciones producidas por el medio? Simplemente removiendo las impurezas y deformaciones que
existen dentro de él. Saquemos el humo
del aire por absorción, saquemos el color del alcohol por medios químicos,
quitemos el sedimento del agua por centrifugación, y quitemos las deformaciones del vidrio por el
temple, y la luz que saldrá, prácticamente será tan brillante y pura como lo es
originalmente.
Podemos imaginar la
conciencia superior de la mónada afectada en una forma análoga al pasar a
través del medio de diferentes vehículos, de modo que cuando emerge finalmente
dentro del cerebro humano, ha sido enormemente modificada y oscurecida por
todos los vehículos que intervienen. Algunas de estas modificaciones y
limitaciones son inherentes al funcionamiento de la conciencia a través de los
respectivos vehículos ,mientras otras se deben a las imperfecciones de los
vehículos o impurezas o deformaciones producidas durante el curso de la
evolución. Las anteriores permanecen mientras la conciencia permanece
encarnada; las últimas pueden quitarse
por medio de las prácticas espirituales y la
auto-disciplina yógica.
Cuando el proceso de la
perfección y purificación se ha completado, la conciencia puede funcionar a
través de los vehículos sin oscuración ni limitaciones; en tanto esto es
posible dentro de las limitaciones referidas arriba. Esto es liberación en
tanto en el cuerpo (jivanmukti). Cuando los vehículos inferiores se dejan, aún las últimas clases de
limitaciones desaparecen y se alcanza la
liberación fuera del cuerpo (videhamukti).
Ya que la liberación o
iluminación puede considerarse como una expresión de la conciencia sin ser
indebidamente estorbada ni oscurecida
por sus vehículos, las prácticas para alcanzar el estado de iluminación deben
estar fundamentalmente interesadas en la reorganización y purificación de los
vehículos. Básicamente, aún la conciencia común que encuentra expresión a
través del cerebro físico, deriva de la conciencia pura y perfecta de Brahman,
y por lo tanto, todas las expresiones de la conciencia, son expresiones de la
Conciencia Divina. Pero las limitaciones impuestas en esta conciencia por los
vehículos inferiores son de tal drástica naturaleza ,que difícilmente hay algo
en común entre las expresiones de los planos inferiores y superiores.
La primera tarea
del aspirante (sadhaka) es por lo tanto, no tratar de alcanzar la iluminación
sino quitar las pesadas oscuraciones impuestas por los vehículos inferiores ,de
modo que pueda trabajar a la luz que llega a través de los vehículos más
sutiles en los planos espirituales. Es esta luz, que es la luz de buddhi. Por un largo tiempo,
el aspirante tiene que trabajar a la luz de esta conciencia espiritual, y es
solamente cuando el proceso de purificación y perfección se ha completado, que
está en una posición de traspasar los velos más sutiles y alcanzar la
iluminación.
También sigue de
lo que se ha dicho arriba, que la liberación del jivatma o mónada, debe ser un
proceso gradual y progresivo y no es necesario para el aspirante esperar los
resultados hasta que se alcance la última etapa . De hecho, tan pronto como
comienza el proceso de purificación y armonización, comienza a aparecer un cambio en la conciencia, aunque
puede que este no se manifieste en la forma que él espere o desee. Por ejemplo,
muchos aspirantes al comienzo de su práctica de cualquier tipo, esperan ver
visiones y cosas de esta clase. Pero generalmente, no sucede nada de este tipo.
Todo lo que el aspirante probablemente va a experimentar ,es un espacio interno
y fuerza y capacidad para ver los problemas de la vida y sus ilusiones, sus
debilidades y tonterías, más claramente. Algunas veces cuando hay una gran
cantidad de impurezas ocultas dentro de los vehículos inferiores, las correspondientes debilidades pueden ser arrastradas a la superficie y el aspirante
puede en efecto, sentir un aumento
transitorio de desorden y deterioración moral. Pero si toma estas cosas como un
asunto de dirección y presiona hacia su
meta con determinación e inteligencia, estas nubes están destinadas a
dispersarse gradualmente y permitir que atraviese más luz.
The
Theosophist, Febrero de 2004.
Tradujo:
Perla