viernes, 4 de enero de 2013

LA NEUTRALIDAD DE LA SOCIEDAD TEOSÓFICA





Por Sidney A. Cook
La Sociedad Teosófica es el vehículo de un mensaje universal. Su plataforma se creó
para transmitir este mensaje, con sus trabajadores dedicados a ello de todo corazón,
utilizando la Sociedad y sus instalaciones para promulgarlo.
Simbólicamente, el mensaje es la luz blanca que brilla a través de una gema
iluminando todas sus facetas. Muchos movimientos diferentes, teorías, y propuestas
para el mejoramiento de la humanidad transmiten un poco de esa luz, pero la Sociedad
Teosófica se relaciona solamente con ese gran rayo de luz que incide sobre la gema, no
con los pequeños destellos de luz y sombras, creados por la luz sobre la joya.
El propósito de la Sociedad Teosófica es aclarar las leyes y principios
fundamentales que caracterizan al rayo y a la joya, para que quienes estudian esas leyes
y las comprenden puedan dedicarse a interpretar los pequeños reflejos de la luz a través
de las diversas facetas.
Yo no concibo que el propósito de la Sociedad Teosófica sea impulsar los intereses
de movimiento alguno, ni de un plan representado por una faceta más que otra, aunque
creo que algunos teósofos están en lo cierto al preocuparse de los reflejos particulares
que más les atraen. Es bueno que todos lleguemos a ser especialistas, mientras no
perdamos la universalidad de nuestra visión. Es correcto que estudiemos por completo,
de una forma individual, alguna faceta en particular, porque lo bueno que ella contiene
da ánimo, mientras que otros teósofos se dedican al estudio de otros destellos que les
sirven de aliento a ellos a su vez, para que todos los teósofos podamos llegar a
conocerlos mejor y adoptarlos para el estudio, el pensamiento, y la aplicación de los
principios universales.
Pero dado que los distintos miembros estarán interesados en diferentes proyectos y
deseosos de adentrarse en diversas teorías —todos igualmente sinceros en su
apreciación de los programas ofrecidos para el mejoramiento humano—, la Sociedad, su
plataforma, y sus funcionarios como tal, serán cuidadosos de que la Sociedad no los
promulgue, sino que se relacione únicamente con el amplio rayo de los principios
universales. Un estudio de los mismos deberá inspirar a los teósofos a aplicar su
conocimiento en otros terrenos, en las plataformas de otras organizaciones, y en otras
formas, para promover y llevar adelante tales programas, ya que éstos reflejan una
parte de estos principios.

Estamos en un período de cambio, y creo que se avecinan cambios reales y
decisivos, pero creo que pasaremos a través de fases de cambio y que ninguna de las
propuestas que al presente se estudian y aplican en varias partes del mundo
representan la solución a nuestros problemas. Todas, sin embargo, sin exceptuar
ninguna —comunismo, fascismo, socialismo, capitalismo, democracia, tecnocracia—
todas están empujando en dirección a un nuevo descubrimiento; todas en dirección
hacia la solidaridad y la unidad; todas están buscando lo mismo. Individualmente,
nosotros respaldamos a una u otra, pero en todas ellas vemos pasos del progreso hacia
un ideal. Éste, sin embargo, no se alcanzará a través de ninguna de ellas, aunque cada
una haya tenido su lugar en tratar de llevar al mundo hacia un determinado ideal.
Nunca podremos estar demasiado agradecidos de tener la Teosofía para ayudarnos
a valorar lo que es verdadero y lo que es falso en todos los movimientos, y pienso que
todos podemos concordar que en todos y cada uno de ellos encontraremos ambos
elementos. Lo que nosotros necesitamos comprender, de manera esencial, es que
ningún sistema puede corregir la condición humana ni resolver los problemas. Eso sólo
puede lograrse cambiando a las personas, no solamente cambiando sus esperanzas, ni
dirigiéndolas por el momento a buscar un refugio diferente. Hay que tocar su
naturaleza intrínseca. Hay que hacerles comprender que dentro de la forma de operar
de un sistema hay profundos principios unificadores que subyacen, y esa comprensión
los unirá. Eso es lo que hace la Teosofía.
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Traducción y Redacción: Eulalia M. Díaz