domingo, 15 de julio de 2012

Nuestro Trabajo en la Sociedad Teosófica



                                                                                                        N. Sri Ram

La sociedad Teosófica es, en varios aspectos, una organización única. No sólo ha funcionado en la mayoría de los países del mundo como un verdadero cuerpo internacional, sino que además cuenta con miembros que pertenecen a las diferentes religiones del mundo, y a diversos contextos culturales y de tradición. Hay también personas de diferentes razas, incluyendo africanos, gente de la raza aria y mongólica, y otros tipos de razas y etnias. Por tanto, no es posible para ninguna Rama o Sección representar completamente el carácter de esta Sociedad. La Teosofía, es también, en varios aspectos, una filosofía de naturaleza única. La única base sobre la cual nos sostenemos como Sociedad, es esa fraternidad universal de la humanidad sin distinciones, como se cita en el primer objetivo de la Sociedad. Por lo demás, el miembro es dejado absolutamente libre para estudiar e investigar siguiendo las líneas que se mencionan en el segundo y tercer objetivos. Eso es en sí mismo un rasgo muy llamativo del trabajo de la Sociedad: que debamos dejar a nuestros miembros completamente libres en su pensamiento, excepto en que deben estar de acuerdo con esta doctrina práctica y ética de la fraternidad universal.


Aunque cualquier persona que acepte estos tres objetivos puede ingresar a la organización, ésta posee un carácter muy definido, y asume este carácter a través de las verdades que son aceptadas por la gran mayoría de sus miembros y propagadas por sus Ramas y Secciones. Pero la aceptación de estas verdades queda por cuenta de la libre elección de los miembros,  ya que nada es impuesto por alguna autoridad.



No hay ningún escrito o documento oficial que defina a la Teosofía, que declare que ésta o aquella son las verdades o principios en los que los miembros deban creer. A pesar de esto, la Sociedad ha sido capaz de consolidarse bajo las bases de verdades que fueron expuestas a los miembros por nuestros fundadores y otros. Si la mente humana está libre de prejuicio, superstición y miedo, posee una irresistible atracción por la verdad. Existe cierta relación entre la verdad y la conciencia del hombre cuando ha sido depurada de todos los impedimentos, nociones preconcebidas y tendencias que se oponen a la recepción de la verdad.



La misión especial de Madame Blavatsky fue tratar de producir esta libertad en la mente humana y proclamar además las verdades esenciales de la filosofía que la mayoría de nosotros aceptamos. Ella se opuso en su tiempo a las ideas de la ciencia moderna que existían en ese entonces, y además al modo en que la religión era concebida y puesta en práctica. Pero desde entonces, la ciencia ha realizado progresos revolucionarios que han alterado completamente la representación del universo. Al poseer un campo de conocimiento mucho más amplio, la ciencia es en la actualidad mucho más tentativa e incierta. Las diversas religiones, ya sea que pensemos en el Hinduismo o en el Cristianismo, son mucho menos fanáticas por estos días. Entre los cristianos pensantes, un tinte de misticismo también matiza su fe.



Vemos así que el mundo ha cambiado mucho durante estos años, no meramente por la tecnología científica o el escenario completamente nuevo que ha sido creado por el hombre, sino además en su modo de pensar, que es mucho más razonable en el presente de lo que solía ser.



Actualmente hay una posibilidad, aunque la realización de ésta pueda ser aún remota, de una clase de religión mundial compartida por todas las gentes pensantes del mundo, de la cual las religiones existentes serán tal vez facetas; o una religión mundial que se basara en las verdades esenciales de las religiones existentes. La Teosofía ha sido descrita por HPB como “la religión sabiduría”, una religión que es la sabiduría.



¿Es la Teosofía una religión o es simplemente un tipo de filosofía? Es muy difícil responder a esa pregunta. No es una religión en el sentido corriente, pero le incumben todas esas cuestiones por las que cada religión se interesa, a saber, el origen del hombre, su destino, cómo debe conducirse, los ideales que deben guiarlo, su relación con sus hermanos los seres humanos, y también con lo que denominamos “Dios”, a pesar de que la palabra “Dios” puede ser entendida por diferentes personas de diferentes maneras. En el Budismo, por ejemplo, no existe el concepto de “Dios”. La idea de una Ley invariable y universal toma el lugar de Dios. Incluso se dice que la naturaleza del hombre está regida por cierta Ley que se halla dentro de sí mismo, y esta ley de su propio ser suplanta al yo que es el producto de muchos recuerdos y que separa a una persona de todos los demás.



El significado literal de Teosofía es “Sabiduría Divina”. Por ende, cuando llamamos a nuestra sociedad la Sociedad Teosófica, se está asumiendo que existe algo como la Teosofía. Es un reconocimiento implícito de un elemento o principio que está completamente fuera del mundo de nuestra experiencia normal. La Teosofía también ha sido llamada “La ciencia del Yo”- el Yo siendo el centro de conciencia en cada cosa viviente, en cada constitución humana, distinta de aquella noción de un yo que nos separa de otros, lo que el Señor Buda llamó Ilusión, una noción inventada, no una que existe en la verdadera naturaleza de las cosas. Las muchas ilusiones del hombre están centradas en esa ilusión fundamental de separatividad que se debe a la forma en que éste piensa.



Puesto que no sabemos lo que es esta sabiduría divina o trascendental, desde nuestro punto de vista la Teosofía puede ser considerada como la síntesis de la verdad donde sea que podamos hallarla; ya sea en la ciencia, cualquiera de las filosofías o sistemas religiosos. La verdad que hallamos en cualquier lugar es parte de la verdad total, que es Teosofía, y en la Sociedad Teosófica, nuestra actitud hacia esta Sabiduría, no debería ser dogmática, ya que no hemos arribado al conocimiento o sabiduría definitivos. Debemos estar abiertos a la verdad.



Los miembros de la Sociedad Teosófica son estudiantes o aprendices. No debemos olvidar este hecho en ningún momento, que hay muchas cosas en el cielo y en la tierra con las que tal vez incluso nuestra filosofía siquiera sueñe. Por lo tanto, debemos mantener nuestros corazones y mentes accesibles a cualquier luz que pueda venir de cualquier parte. Incluso si pensamos en las bien conocidas doctrinas como Reencarnación y Karma, puede ser posible mirar el proceso desde un punto de vista un tanto diferente, desde arriba, desde adentro, y no, como usualmente lo hacemos, desde afuera.



Todo nuestro conocimiento es un conocimiento de la mente y es superficial porque la mente, o manas – un término Sánscrito que es mejor que “mente” – es una facultad que sólo se dirige hacia el conocimiento, no conoce a la cosa en sí, pero la interpreta a modo de vibración, deducción y demás. Si te miro y digo que te ves así, que estás vestido con tal y cual color, que tienes esta expresión en la cara, y así sucesivamente, todo eso es realmente una interpretación de la mente de ciertas impresiones que caen sobre mí desde la porción particular de espacio que ocupas.



Para conocer algo debes ser absolutamente uno con la verdad, con la cosa que quieres conocer. Pero la mente siempre mantiene una distancia, y traduce las impresiones recibidas en diversas imágenes e ideas. De este modo, todo el conocimiento mental que poseemos es conocimiento desde una distancia, por medio de la traducción de impresiones, o por medio de la inferencia, y no de la naturaleza intrínseca de las cosas. Si sólo pudiésemos darnos cuenta de que este instrumento del cual estamos tan orgullosos y que ha sido capaz de lograr muchas maravillas en el mundo físico, está plagado de limitaciones, y que lo que conocemos es más la apariencia o la superficie de las cosas que lo que está por detrás de esa superficie, tal vez todos seríamos mucho más humildes de lo que somos en el presente. Mucha gente se niega a sí mi misma la posibilidad de aprender por estar tan seguros de que ya son muy cultos, que saben todo en su absoluta verdad.



Necesitamos comprender la Teosofía, presentarla y trasmitirla al público para mantener las cosas en la perspectiva correcta, de modo que aquello que es de verdadero valor tenga el lugar apropiado en el número de detalles con los cuales podemos haber cargado nuestros cerebros. Debemos discernir entre pura sabiduría o espiritualidad y psiquismo, mediumnidad y cosas de ese tipo, que son completamente diferentes de aquella realización espiritual interna que por sí sola nos establece en el centro de nuestro ser.

El mundo no va ser salvado por ninguna cantidad de revelación psíquica, aunque ésta tenga su lugar y valor. Pero supongamos que me hablas de cosas que no veo, ¿voy a ser muy diferente en mi accionar, comportamiento y actitud hacia las personas, o enfrentando los diversos problemas de la vida? Es todo muy interesante, así como muchas cosas en la Naturaleza son interesantes, y podemos estudiar todo eso. Pero el mundo será salvado sólo por algunas cosas muy simples, como la genuina bondad. Si ese espíritu de bondad estuviese en el corazón de mucha, mucha gente ¿habría guerras, campos de concentración o la interrogación de prisioneros y todas esas crueldades abominables que se han vuelto algo corriente en nuestros tiempos?



Este espíritu de genuina bondad y pureza de vida es esencial. Significa vivir de tal manera que no desarrollemos una sed furiosa por cosas que nunca podrán satisfacernos. Esa clase de condición psíquica de querer tantas cosas que finalmente probarán que son polvo y cenizas en nuestra boca es más causa de tormento que de felicidad. Es necesaria cierta predisposición para examinar las propias supersticiones e ilusiones. Y lo que salvará al mundo es una actitud diferente hacia todas las cosas; de predisposición para aprender, para examinar nuestras propias ideas y ver qué es verdaderamente valioso en la vida.                                                                                  

 (continuará)



Dicen los Vedas: “Todas las inteligencias despiertan con la mañana”… Para aquel cuyo elástico y vigoroso pensamiento avanza al ritmo del sol, el día es una mañana perpetua. No importa lo que el reloj o las actitudes y tareas del hombre digan. La mañana es cuando estoy despierto y hay en mí un amanecer. Hay millones suficientemente despiertos para las tareas físicas; pero sólo uno en un millón está suficientemente despierto para un efectivo esfuerzo intelectual, únicamente uno en cien millones para una vida poética o divina. Estar despierto es estar vivo… Debemos aprender a re-despertarnos y mantenernos despiertos, no por medios mecánicos, sino por medio de una esperanza infinita en el amanecer, que no nos abandona ni en el sueño más profundo. No conozco un hecho más alentador que la habilidad incuestionable del hombre de elevar su vida por medio de un intento consciente.

Henry David Thoreau, Walden