domingo, 6 de mayo de 2012

LA ESCALERA DE JACOB

                                                                          


                                                                                               Mary Anderson

 En el libro del Génesis, en el Antiguo Testamento bíblico, se relata cómo Jacob, el hijo de Isaac y nieto de Abraham, vagando en el desierto se acostó a dormir usando piedras como almohada: ʺ. . . Y vio, en sueños, una escalera posada sobre la Tierra, cuya parte superior llegaba al cielo, y vio los ángeles de Dios que subían y bajaban por ella.ʺ (Génesis, 28:12). ʺY vio al Señor de pie por sobre ésta . . .ʺ. (ibid., 28:13).
Toda la descripción—la escalera, los ángeles que suben y bajan por ella, y el Señor de pie por sobre la misma—puede sugerir muchas interpretaciones simbólicas relacionadas con las enseñanzas y la vida Teosófica.
¿Qué enseñanzas podrían estar involucradas? Podemos pensar en las siguientes:
1. "Creación"una emanación divina.
2. Evolución.
3. Los reinos de la Naturaleza.
4. Reencarnación.
5. La constitución del ser humano.
6. El progreso humano.
7. El sendero espiritual.
8. La importancia de los sueños en general.
9. La omnipresencia de lo Divino.
Consideremos cada uno de estos puntos, uno por uno:

1. “Creación”—Una Emanación Divina
Según las enseñanzas Teosóficas el origen de nuestro Universo fue un Principio Fundamental Uno, que puede ser llamado Dios, lo Absoluto, la Base del Ser, Parabrahman, etc. Esto puede estar simbolizado por el Señor en el sueño de Jacob, de pie en la cima de la escalera. El Principio Divino Uno emanó dos aspectos de sí mismo, siendo el origen de lo que llamamos Espíritu o Conciencia y Materia. Esta emanación puede representarse por los ángeles que bajan la escalera. Siendo aspectos del uno, Espíritu/Conciencia y Materia siempre están conectados. Pero su conexión radica en que el Espíritu/Conciencia es envuelto en o sofocado por la materia. Esto se conoce como “involución”.

2. Evolución
“Evolución” significa literalmente “desenrollar”, del latín ex, que significa hacia fuera, y volvere, enrollar. Pero si algo se desenrolla, debió estar enrollado de antemano. Si desenrollamos una bufanda de nuestro cuello, o una venda de nuestro dedo, primeramente la debimos haber enrollado allí. De la misma manera, la evolución implica in-volución, “en-rollar” antes de que la e-volución, o “des-enrollar”, pueda tener lugar. La involución, o el espíritu/conciencia “envolviéndose” en la materia, puede ser representado por los ángeles que descienden la escalera; y el movimiento de los ángeles ascendiéndola simbolizaría la evolución, o el espíritu/conciencia liberándose de la materia.

3. Los Reinos de la Naturaleza
La evolución ocurre a través de los diferentes Reinos de la Naturaleza que podemos simbolizar—como lo hace Geoffrey Barborka en The Divine Plan (El Plan Divino)—como los escalones de una escalera representando los diversos reinos (comenzando desde la parte inferior): mineral, vegetal, animal, humano y super-humano. Es la misma vida, conciencia o espíritu, que sube la escalera atravesando todos estos reinos de la Naturaleza, a través de inmensos periodos de tiempo.
Así, existe un continuo movimiento de ascenso y descenso de la escalera: el espíritu/conciencia penetrando cada vez más profundamente en la materia, o descendiendo la escalera; para luego liberarse gradualmente de las ataduras de la materia, ascendiendo la escalera.

4. Reencarnación
También puede recordarnos los movimientos descendentes y ascendentes de nuestras encarnaciones, nuestras vidas y muertes: nuestro descenso en la materia, en un cuerpo físico al nacer; y nuestro ascenso hacia los reinos de materia más sutil, luego que dejamos el cuerpo al morir. Goethe escribió un hermoso poema expresando esto:
El alma de hombre es como el agua
Viene del cielo
Hacia el cielo se eleva
Y una vez más
Debe retornar a la tierra
En un cambio constante.
Nuestras vidas en la Tierra y estadía en un reino celestial pueden compararse con el día y la noche, el verano e invierno, la marea alta y baja, y a la aparición y desaparición de los universos. La Primera Proposición Fundamental en La Doctrina Secreta establece que el universo manifestado está penetrado por la dualidad, como luz y oscuridad, caliente y frío, etc. Y el constante movimiento de un extremo al otro es llamado, en la Segunda Proposición Fundamental, la “ley de periodicidad”. Así, los ángeles que bajan y suben la escalera en el sueño de Jacob pueden representar esos movimientos en la Naturaleza, en el que todas las criaturas están comprometidas.

5. La Constitución de un Ser Humano
En este respecto, nosotros somos la escalera de Jacob. La escalera de nuestro ser se extiende desde el Espíritu en la parte superior de la misma—por así decirlo—donde el Señor está de pie en la historia bíblica, hacia abajo a través de la visión espiritual, Sabiduría y Amor (buddhi), a través del intelecto (manas) en su aspecto superior (buddhi‐manas) unido con la Sabiduría y el Amor o, en su aspecto inferior (kāma‐manas), con nuestras emociones, deseos y egoísmo, y finalmente descendiendo hasta el cuerpo físico.
Subir la escalera significaría que nuestra conciencia asciende desde el nivel físico hasta el llamado astral o emocional, donde se manifiestan la mayoría de los sueños, y de allí hasta los niveles más altos y espirituales, en los que se pueden experimentar ciertos sueños proféticos, como en el caso de Jacob. Generalmente estamos parados en la escalera conscientes sólo en los niveles físico, emocional y mental; pero los otros niveles están presentes, aunque mayormente en forma inconciente. Ellos existen, son realidades en la Naturaleza. En teoría, se encuentran accesibles en cualquier instante dado. Podemos subir la escalera interna en todo momento. Quizás subimos y bajamos los escalones inferiores todo el tiempo. El anterior Presidente, N. Sri Ram, compara al ser humano con una soga que cuelga, como una escalera de soga. En esa soga hay siete nudos, como los peldaños de una escalera, y cada nudo representa uno de los siete principios humanos. Madame Blavatsky señala que todos los siete principios están presentes en nosotros, pero que normalmente cada Principio se desarrolla totalmente sólo luego de un vasto periodo de tiempo. Pero cuando sentimos gran devoción o aspiración podemos elevarnos y quizás lograr remontar un peldaño de la escalera, y uno podría decir que entonces un ángel de gracia o inspiración descendió para encontrarnos.

6. Progreso Humano
El ascenso de la escalera puede simbolizar el camino de la humanidad a través de etapas de completa inocencia, ignorancia e inactividad—fase tamásica—pasando luego por estados de actividad, pasión, materialismo e incluso violencia—fase rajásica—elevándose finalmente a una etapa de armonía, paz, amor y sabiduría: sattva.
¿Somos ayudados en nuestro ascenso? ¿Se extienden desde lo alto manos auxiliadoras? Quizás sólo en la medida en que ayudamos a ascender a aquellos que están detrás de nosotros, extendiendo nuestra mano auxiliadora hacia ellos. Se cuenta una historia acerca de cierta señora que era muy mezquina; pero que una vez le dio una zanahoria a un mendigo. Después de su muerte, la zanahoria la llevó en dirección al cielo. Pero muchas pobres almas se aferraron al borde de su vestido tratando de ascender también al cielo. Ella no sentía su peso, pero entonces miró hacia atrás y se sintió muy molesta cuando los vio. Así que sacudió su vestido liberándose de ellos. Pero en la sacudida, dejó ir la zanahoria y perdió su única oportunidad de salvación.
Por supuesto, todos atravesamos fases de codicia y posesividad; pero tendremos otras oportunidades hasta que aprendamos a compartir y a dar.

7. El Camino Espiritual
La escalera puede representar la culminación de la evolución humana, el camino espiritual que conduce a la perfección; llevándonos más allá de la etapa humana. Hay una referencia al camino espiritual como una escalera en La Voz del Silencio:
La escalera por la cual asciende el candidato está formada por peldaños de sufrimiento y dolor . . . ¡Ay de ti, discípulo, si queda un solo vicio que no hayas dejado atrás! Porque entonces la escalera cederá bajo tus pies y te precipitarás . . . Sé precavido, no sea que pongas un pie todavía manchado en el peldaño inferior de la escalera. (V. 69)
La vida espiritual es a menudo referida también como un camino, una corriente o una escalinata, por ejemplo, Los Escalones De Oro. Una escalera, como también una escalinata, es un símbolo apropiado porque sugiere que, para alcanzar la cima de la misma, debemos subir, hacer un esfuerzo, persistir. Tanto una escalera como una escalinata no son como la escalera mecánica o el elevador, y mucho menos una vía férrea en la montaña que nos lleva hasta la cima, a nuestro destino o meta, ya sea el próximo piso o la cima de la montaña. Debemos trabajar para llegar allí. (Los ángeles pueden tener el privilegio de ascender y descender la escalera aparentemente sin esfuerzo ¡pero no la humanidad! Sin embargo, se dice que los ángeles deben todos, algún día en el futuro, pasar a través del reino humano, si es que ya no lo han hecho en el pasado).

8. ¿Y qué hay acerca de los sueños en general?
Jacob vio la escalera en un sueño. En la filosofía hindú, el estado de sueño o trance de la conciencia es conocido como svapna, el segundo de los estados de conciencia o avāstha; siendo el primero jāgrat, o la conciencia de vigilia; mientras que el tercero, sushupti, corresponde al sueño sin ensueño. Finalmente, el cuarto estado, turiya, es la etapa trascendental, más allá de cualquier cosa que podemos imaginar.
Madame Blavatsky señala que hay diferentes tipos de sueños: proféticos, alegóricos, aquellos enviados por adeptos (buenos o malos), sueños retrospectivos, de advertencias para otros, sueños confusos, imaginaciones o imágenes caóticas debidas a la indigestión, a algún problema mental u otra causa externa (HPB Teaches, p. 433 et seq.).
Ella también menciona que “ningún Adepto avanzado sueña. . . . Un sueño . . . es una ilusión” (ídem, pág. 433). Krishnamurti dijo que él nunca soñaba. Desde un punto de vista más elevado, los sueños son ilusorios . . . así como algún día podrá parecernos nuestra presente vida en la Tierra o el actual manvantara. Las siguientes palabras de La Tempestad, de Shakespeare (IV.i), podrían referirse al fin de un manvantara o cualquier periodo de actividad:
Nuestra fiesta ha terminado. Éstos nuestros actores,
Como ya te lo he dicho, eran espíritus todos y
Se han disuelto en el aire, en el sutil aire:
Y, como el inconsistente material de esta visión,
Las torres coronadas de nubes, los espléndidos palacios,
Los solemnes templos, el inmenso mundo mismo,
Sí, todo lo que éste hereda, se disolverá
Y, así como se desvaneció este insustancial espectáculo,
No dejará ruinas por detrás. Somos de la misma
sustancia que los sueños, y nuestra breve vida
culmina en un dormir. . .
En nuestra presente etapa imperfecta, los sueños a menudo son intentos de finalizar asuntos inconclusos, o de resolver problemas no resueltos durante el día. Por esta razón algunos psicólogos modernos, probablemente comenzando con Freud, han prestado gran atención a los sueños. C. G. Jung y otros han señalado su importancia, y con la ayuda de la simpatía e intuición, han sido capaces de identificar los problemas y las causas que habían sido reprimidas por sus pacientes, llevándolos a la confusión, depresión y enfermedad mental. Cuando los pacientes—que tienen que realizar mucho del trabajo por sí mismos—comprendieron y aceptaron lo que habían reprimido y que había surgido en sueños, en muchos casos se produjeron curaciones.

9. La Omnipresencia de lo Divino
Ésta es, quizás, la lección más inspiradora que el sueño de Jacob nos aporta.
Cito de un libro cuyo autor estuvo familiarizado con y fue marcado por el sueño de Jacob a una temprana edad (Laurens van der Post, Jung and the Story of our Time):
Este sueño . . . comienza por definir. . . lo que es el proceso del soñar . . . declarando simplemente que representa el camino entre la vida y su significado último.
Porque esto, creo, es lo que trata de comunicar la imagen de la escalera y su posicionamiento entre el Cielo y la tierra. Afirma que por su intermedio el hombre y la fuente de su significado estarán, por siempre, en comunicación. Eso es lo que sospecho que representa el movimiento de ángeles en la escalera, ya que los ángeles son mensajeros . . . (pág. 8)
En otras palabras, siempre estamos potencialmente en contacto con el Infinito, pero no nos damos cuenta de ello.
No importa cuán abandonado y sin ayuda esté, tanto sí mismo o en el mundo que lo rodea, el sueño—utilizando el estado de Jacob y el grande y peligroso páramo a través del cual huye temiendo por su vida como imaginario para representar a aquél que se encuentra al límite de sus posibilidades—afirma que el hombre nunca está solo. . .
Y Jacob ni siquiera tuvo que pedir ayuda . . . el sueño le trajo la promesa instantánea de ayuda desde las fuentes mismas de la creación. . . (pp. 8‐9)
Además, se dice que el movimiento del Espíritu es una cuestión bi-direccional, ya que los ángeles no sólo están descendiendo desde lo alto, sino también que ascienden por la escalera. Así se simboliza la posibilidad de un diálogo entre Dios y el hombre; indicando que lo Divino siempre está accesible. Después de todo, nuestra naturaleza más interna es Divina. Una genuina súplica a lo Divino, que en última instancia está dentro de nosotros, nunca pasa desapercibida (aunque esto deja espacio para el auto‐engaño). Así, el poeta Francis Thompson escribió:
Llora, y sobre tu penosa pérdida
Brillará el movimiento de la escalera de Jacob
Apostada entre el cielo y Charing Cross[2].
Charing Cross, en medio de la congestionada ciudad de Londres, y Cielo, con sus huestes angélicas . . . ¿qué podría parecernos más distinto o más opuesto? Pero lo Divino está en todas partes, no sólo en un templo, una mezquita o en una iglesia, sino también en las congestionadas calles de una prolífica ciudad capital. Depende de nosotros. De nuevo, Francis Thompson lo expresa apropiadamente:
Los ángeles siguen en sus ancestrales lugares
Sólo levanten una roca, y empiezan un vuelo
Son ustedes, sus enajenados rostros
Que se pierden aquello de muchos esplendores.
El sueño puede llevar la comprensión de que la escalera de Jacob está allí, aunque no somos en su mayor parte conscientes de ello. Los ángeles, los mensajeros del Señor, de Ātmā, de lo Divino, están siempre allí. Nunca estamos solos; y quizás aún menos cuando más solitarios nos sentimos.
Hay una conocida historia de un hombre que estaba caminando con Dios en la playa. De repente sintió que estaba solo, y al mirar hacia atrás pudo ver que hasta cierto punto en la arena había dos series de huellas. Pero entonces observó lo que él asumió eran sólo sus propias huellas. Preguntó en su desesperación: “¿Dónde has estado, Señor, cuando caminaba solo?” Y la respuesta fue: “Estaba llevándote en andas.”
Como Madame Blavatsky señaló, vivimos en un mundo de dualidad. Lo relativamente bueno y lo relativamente malo existen en el mundo de la dualidad, un mundo de ilusión, lo cuale no significa que podemos desafiar sus leyes, porque somos parte de él. Nuestro actual yo consciente, que es consciente en ese mundo, también es ilusorio, en el sentido de que no es nuestro verdadero yo espiritual. Pero este mundo ilusorio—o más bien, quizás, sólo relativamente verdadero—es un reflejo de lo que es absolutamente real. Nuestro mundo está en el fondo de la escalera que estamos ascendiendo.
Para comprender la naturaleza engañosa del mundo de la dualidad y empezar ascender la escalera de Jacob, puede ayudarnos el reconocer la naturaleza ilusoria de muchas de las dualidades que creamos o sostenemos cuando hablamos del bien y el mal, la luz y la oscuridad, etc., sobre todo si usamos esos términos para criticar a otros. No podemos buscar la unidad sólo verticalmente, es decir, la unión con nuestra naturaleza más profunda, sin buscarla también horizontalmente, con nuestros compañeros, los seres humanos.