viernes, 22 de mayo de 2009

Articulos Teosóficos




MEDITACIÓN ES RENUNCIACIÓN

Radha Burnier

‘The Theosophist’, abril de 1989

Tomado de ‘Selección Teosófica’ de octubre de 1989

No es de sorprender que la meditación se haya vuelto un tópico de interés popular en estos días. En esta era de creciente complejidad, superorganización e intensa rivalidad, la gente sufre de un sentimiento de soledad y tensión mental, y se vuelve hacia cualquier cosa que prometa ser un medio de alivio y sosiego sicológico.

Aquellos gurúes que tientan a sus discípulos con la seguridad de resultados rápidos, reúnen un gran séquito. Discípulos a quienes poco se les exige excepto dinero y conformidad, se hacen fáciles víctimas de los falsos instructores de espiritualidad que los embaucan a pensar que pueden quitarse la responsabilidad de sus propias vidas y confiar en que el gurú los conduzca a la felicidad de olvidarse de sí mismos. La popularidad de una enseñanza o técnica en estos casos está en proporción directa con su superficialidad o falta de mérito.

Pero según el punto de vista Teosófico, la meditación no es una forma de compensación por dificultades sufridas, un escaparse de responsabilidades, un medio de tranquilizar la mente, o una técnica para adormecerse en un sentimiento de seguridad mediante la creencia en la gracia de alguien, fórmulas rutinarias, un régimen físico o habilidad para ejecutar trucos como la levitación.

La verdadera meditación exige que se preste atención a la calidad de los pensamientos y ocupaciones diarios de uno mismo, y también una disposición a sacrificar la personalidad en el altar de una vida más grande.

Estudiantes teosóficos que han estudiado el Diagrama de Meditación de Madame Blavatsky, se darán cuenta de que meditación implica derribar los linderos de la yoidad y entrar en la inmensidad de la unidad. Hay que anular sin equivocación el yo como sensación, personalidad, posesión, separatividad, apegos, etc. Aquietar las fluctuaciones de la mente, como se enseña en yoga, es en verdad esto, pues las ondas de perturbación que constantemente giran en la mente emanan del yo separativo. Cada fluctuación es un síntoma de que el yo está operando, ya sea que tome la forma de querer algo, desear, buscar comodidad, o lo que sea. Algunas de estas manifestaciones pueden ser sutiles y otras no, pero hay que notarlas y dejarlas aun lado.

Meditación implica también vaciar la mente de recuerdos inútiles y de imágenes y conceptos escondidos en el subconsciente.

El deseo de vida está en la raíz del apego al pasado. Desde tiempos antiguos los verdaderos instructores han hablado sobre la necesidad de libertar la mente de su tendencia a proyectar imágenes fútiles (vikalpa) y todas las formas de querer para sí mismo. Esto significa que debe haber observación serena, objetiva y sostenida, y penetración en la hondura de la naturaleza de uno mismo. Por constante vigilancia la mente debe purificarse de toda intención egoísta.

Meditación es no sólo renunciación del yo sino realización de la vida universal única. La mente debe despertar a la necesidad de ser libre, y hacerse sensitiva, alerta, armoniosa, capaz de responder a lo sutil y lo profundo. Sin una disciplina espontánea, a la vez física e interna, este estado mental no puede existir.

Muy pocos se preocupan por vivir la clase de vida y optar por la disciplina necesaria para la meditación en el sentido real del término, que es Raja Yoga y camino a la Sabiduría Divina. Para aceptar disciplina y hacer trabajo duro, hay pocos. Por tanto no puede esperarse que muchas personas vengan a la Sociedad Teosófica para aprender qué es meditación. Sólo los que tengan el celo de seguir el sendero genuino serán atraídos al camino que mostramos.

La meditación real no puede enseñarse a otros, porque es un proceso de despertar, una transformación interna de ser a no ser, del yo al no yo. Sólo líneas guiadoras pueden ofrecerse a estudiantes que son serios y a los que se les alienta a hacer el trabajo ellos mismos. Semejantes líneas guiadoras están disponibles en abundancia en literatura teosófica, a partir de La Voz del Silencio y Luz en el Sendero, y seguidas por un número de otras enseñanzas.

En años recientes J. Krishnamurti ha hablado sobre la belleza y profundidad de la meditación en términos inspiradores que indican tanto lo que es meditación como lo que no es.

Los que están listos recibirán, otros pueden decir que la Sociedad Teosófica no tiene nada que ofrecer, ...pero eso no importa.