miércoles, 28 de diciembre de 2016

Olcott ‘Thatha’


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LAURA RODRÍGUEZ

 Trabajadora voluntaria en Adyar proveniente de Argentina.

Conferencia dada en el Día de Adyar, 17 de febrero 2016.

 Se dice que si en algún momento miramos los sucesos ocurridos en nuestras vidas, podemos conectar claramente esas experiencias que nos han conducido a lo que somos hoy. Del mismo modo, podemos hacer esto cuando exploramos la vida de esos pocos individuos sobresalientes cuya naturaleza interna los obligó a trabajar en beneficio de toda la humanidad.
            Mucho se ha dicho sobre el Coronel Olcott y quizás ustedes sepan más, sin embargo, permítanme rememorar a este extraordinario ser exponiéndoles algunos hechos.
            Nació en 1832 en el estado de New Jersey y creció en una granja como el mayor de seis hijos. En su juventud adquirió fama al establecer un modelo de granja de agricultura científica y, poco después, una escuela pionera de agricultura donde se usaba un entrenamiento sistemático. A los veintitrés años el gobierno de Grecia le ofreció la Cátedra de Agricultura Científica en Atenas, la cual rechazó. Poco después le ofrecieron la Dirección del Buró de Agricultura en Washington DC, que también denegó. Jugó un rol importante al erradicar la corrupción en el Ejército de EE.UU. y también ganó reputación como periodista.
            La ex Presidente Radha Burnier, en su artículo titulado ‘Coronel Olcott – un Hombre Superior’ dijo:

Este extraordinario éxito prematuro se debió a su iniciativa, energía y devoción por el bienestar de la humanidad. Lo que hizo no fue por el deseo de distinguirse o de beneficiarse; un puro espíritu altruista animó sus acciones.

            Luego, en 1875, fundó la Sociedad Teosófica junto a H. P. Blavatsky y otros y viajó por todo el mundo. Como expresó en su último mensaje, él quería que los miembros de la sociedad ‘prosiguieran la gran labor de proclamar y vivir la fraternidad de las religiones...’ y de ‘infundir en todos los hombres de la tierra que no hay religión más elevada que la verdad,… y que en la fraternidad de las religiones reside la paz y el progreso de la humanidad’. Radhaji dijo también: ‘Él dejó su huella en muchas áreas porque, dondequiera vivió y trabajó, manifestaba cualidades tales de mente y corazón que le hacían merecedor del apelativo de “Hombre Superior”, un término utilizado por Confucio’. Podemos observar que estas cualidades dirigieron cada acción que realizó en su vida.
            No voy a describirles en detalle los muchos roles que desempeñó durante toda su vida, sin embargo, me gustaría destacar su extraordinaria contribución a la elevación de la humanidad por medio de su más profunda y mayor preocupación – el desamparado y su educación. Cuando Olcott arribó a la India en 1879, no sólo estaba interesado en la educación en general, sino, particularmente, en la educación y en el fortalecimiento de la comunidad Harijan de la India, que eran conocidos en aquellos días como los Pariahs o los Panchamas.
            Sus primeros esfuerzos organizativos en esa dirección se realizaron a comienzos de 1890 en conexión con el movimiento de educación Budista en Ceilán y el renacimiento de la educación religiosa entre las castas hindúes superiores. Por el establecimiento de las Escuelas Teosóficas Budistas en Sri Lanka y las Escuelas Sánscritas en India, inició un movimiento que buscaba educar a la población local a través de sus lenguas nativas, el Sánscrito y el Pali, e instruirlos en su copiosa tradición, cultura y filosofía. Su objetivo era revivir en la dignidad india su propia cultura, que habían perdido, y un sentido de valor intrínseco de sus propias artes y oficios.
            En 1880, cuando Olcott arribó a Ceilán, su gran cultura se encontraba en un estado deplorable. Sólo existían tres escuelas Budistas en todo el país, aún cuando la población era predominantemente Budista. El sistema educativo estaba dominado por las iglesias Cristianas. Esto era así porque había una ley en Ceilán que evitaba la creación de cualquier escuela en un perímetro determinado de millas, donde hubiera otra. Como existían escuelas misioneras en cada sector, monopolizando los mejores lugares, esto significaba que las Escuelas Budistas no podian ser fundadas en modo alguno, o sólo en lugares muy lejanos. Entonces se fue a Londres y allí señaló la infamia de una ley que le negaba a una nación la educación de sus niños en su propia religión. El Gobierno cedió ante el grito de justicia; la ley fue abolida a pesar de todos los esfuerzos de los misioneros para evitarlo y los Budistas quedaron libres para construir sus propias escuelas en sus propias aldeas. Además, él ayudó al movimiento Budista no sólo en Ceilán, sino en todo el Sudeste Asiático.
            Luego, en 1894, Olcott inició un movimiento por la educación de los niños menos privilegiados en Chennai y sus alrededores. Este grupo social estaba al margen de las cuatro castas del Hinduismo, era llamado la quinta, o los Panchamas. Estaban considerados como marginados y coloquialmente eran llamados Pariahs o ‘intocables’, una palabra considerada extremadamente ofensiva en la actualidad. El hijo de un Pariah no podía ni soñar con asistir a la escuela, ni siquiera en aquellas escuelas dirigidas por el Gobierno Británico. Por medio de su movimiento, se establecieron varias escuelas gratuitas Panchamas (Harijan) contratando docentes calificados que eran teósofos, quienes rechazaban el sistema dominante de castas y de los marginados.
            Aunque la primera escuela comenzó en 1895 con 55 alumnos, en 1906 habían crecido a 5 escuelas con 731 estudiantes. Los nombres de las escuelas eran Damodar School, Olcott School, HPB Memorial School, New School y Tiruvalluvar School. Con el transcurrir del tiempo y debido a dificultades financieras, fue imposible continuar la labor en todas las escuelas. En consecuencia, tres de las escuelas en el área Municipal de la Ciudad de Madrás fueron transferidas a las autoridades locales y en 1930 sólo quedaban dos de ellas. Después, en 1933, de la misma manera, la HPB Memorial School fue entregada a la Administración Laboral de la Ciudad de Madrás y sólo quedó una, la Escuela gratuita Olcott Haijan, que luego del fallecimiento de Olcott en 1907 fue rebautizada con el nombre de Olcott Memorial School en su honor. La escuela está completamente subsidiada por donaciones de teósofos y de otras personas en la India y en otros países.
            Es inspirador leer algunos de los recuerdos y experiencias de personas que pasaron por la Olcott Memorial School, que estudiaron y trabajaron en la Escuela. Por ejemplo, esta es una anécdota de un docente retirado, C. Iyakannu, quien dijo:

El Coronel Olcott acostumbraba visitar la Escuela a menudo e indicaba a los docentes los métodos adecuados para la enseñanza de los niños. Al recibir tal educación, muchos estudiantes adquirieron un conocimiento general, también habilidades en algún oficio y fueron capaces de progresar en la vida. Muchos se hicieron docentes, buenos escritores o verdaderos trabajadores. Me siento muy complacido al decir que soy uno de los estudiantes formados en la Escuela y que así tuve éxito en la vida. Trabajé como docente en la Escuela desde 1909 hasta 1950, cuando me retiré.

            La actual directora de la Escuela también es graduada de Olcott School.
            Otro recuerdo conmovedor se relaciona con Felix Layton, el ex-director y corresponsal de Olcott Memorial School durante la presidencia de Sri Ram. Cuando Sri Ram, que era Director del Consejo Administrativo de la Escuela, le solicitó al Sr. Layton que asumiera como Director, él aceptó con alegría. Cuando Layton estaba por retirase, dijo:

Aproximándose el fin de mi servicio en la Escuela, reflexionaba con tristeza sobre cuánto valor verdadero había tenido este trabajo, entonces mi viejo amigo P. S. Krishnaswami me dijo: ‘Es un gran placer visitar Olcott School estos días’. ‘Oh’, le dije, ‘¿Y eso por qué?’ ‘Porque’, me respondió, ‘veo tantos rostros sonrientes y, los estudiantes y docentes lucen tan felices’. Y luego comprendí cuánto valor tenía este trabajo. Porque cuando los docentes y los estudiantes trabajan con entusiasmo y por los ideales de la Escuela y cuando son felices al hacerlo, puedes estar seguro que se hace mucho por el futuro de los estudiantes y del país’.

            Permítanme compartir una experiencia realmente hermosa que me hace sentir agradecida con Olcott y su legado. Tuve la oportunidad de hablar con una niña que asistió a Olcott School hace algunos años y quería saber qué significaba para ella haber estudiado en la Escuela. Tuvimos una agradable conversación; me contó sobre las actividades que tenían, todo lo que aprendió a hacer y también cuán gentiles y esmerados eran los docentes y el Director. Además, expresó cuán afortunada se sintió por la oportunidad, después de graduarse, de continuar su educación a nivel universitario gracias a una beca otorgada por el Director y la Escuela. Al final de nuestra conversación, luego de un breve silencio, le dije: ‘Entonces, tienes buenos recuerdos de la escuela’, y ella me contestó, ‘Sí, dulces recuerdos’.
            Hemos conectado unos pocos eventos de la vida de Olcott, pero probablemente los suficientes para comprender el extraordinario ser que fue. En este Día de Adyar, decidí mencionar sus contribuciones a la educación y rendirle homenaje a este inusual ser y a su labor. Esto es porque él inspiraba en otros la misma urgente necesidad de educación, amor, y compasión. Hoy, a 121 años de la fundación de la Escuela, Olcott Memorial Higher Secondary School, con más de sus 450 estudiantes, es indudablemente uno de sus mayores legados.
            Para citar al Coronel Olcott nuevamente, quisiera finalizar con su aspiración:

¿Cuál es el mayor bien al que aspiramos? ¿Cuál es el mayor bien, sino conocer algo del hombre y sus poderes, descubrir los mejores medios para beneficiar a la humanidad, física, moral, espiritualmente? A este bien aspiramos: ¿podemos  concebir una ambición más noble?
         


[1] ‘Abuelo’ en Tamil. Olcott Thatha es el titulo asignado a un pequeño libro ilustrado en memoria del Coronel H. S. Olcott, creado por estudiantes de la Escuela Secundaria Olcott Memorial en julio 2015 en colaboración con estudiantes graduados de la Universidad George Washington del curso de Terapia del Arte.