viernes, 14 de octubre de 2016

SOBRE EL TEMOR


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Tim Boyd

Uno de los conceptos centrales de la tradición de la Sabiduría Eterna se refiere a la naturaleza multidimensional del universo y de nosotros mismos como individuos – el hecho es que nosotros funcionamos en muchos niveles simultáneamente. La extensión de la consciencia dentro de nosotros y nuestros alrededores es ilimitada -todas las cosas desde los aspectos aparentemente inconscientes de nuestro ser hasta la más elevada consciencia divina están continuamente presentes en un momento dado y forman el núcleo de nuestro ser. Cuando examinamos este concepto más profundamente nos hacemos conscientes de que la dimensión más poderosa de nuestro ser es la parte a la cual parecemos tener el menor acceso de momento a momento. El aspecto superior de nuestra naturaleza es el más oculto. Hay términos y nombres que usamos para describirlo – Yo Superior, el alma, la Chispa Divina, el Ego, la individualidad, Atma.Buddhi-Manas. Algunas de las cualidades que parecen manifestarse cuando este aspecto superior de nuestro ser tiene un mayor predominio en nuestras vidas son la paz, amor, compasión y sabiduría.

 El poeta Lord Alfred Tennyson describe bellamente la cercanía y eterna presencia de este yo superior de esta manera:
‘Háblale a Él, porque El escucha
Y Espíritu con Espíritu pueden encontrarse –
 Él está más próximo que tu respiración
 Y más cerca que tus manos y tus pies’.

Cuando el tiempo continúa, nos hacemos conscientes de que esto no es algo que alguno ha creado como una ficción. Tenemos vislumbres de él, nuestras propias experiencias de esta naturaleza más profunda. Cuando esta consciencia se mueve más allá de ser un mero concepto hasta el nivel de la experiencia actual, nos enfrentamos con un problema. Mirando el mundo poblado por billones de personas como nosotros, en cada uno de quienes habita esa misma Chispa Divina, encontramos que hay un abismo entre la naturaleza superior y nuestra conducta normal. Nosotros vemos guerras, hambre, desequilibrio económico, la totalidad de la gama de problemas centrados en el yo, creados por los humanos. Al igual encontramos tales contradicciones en nuestras vidas individuales.

Así, tenemos que preguntar si en realidad este Superior es el núcleo y base de cada ser, y el que explica nuestro propio comportamiento cuando interactuamos con otros y con el mundo que nos rodea. Es una pregunta importante.  Una de las cosas que H.P.Blavatsky escribió dice para este punto: ‘En cualquier plano que nuestra consciencia pueda estar actuando, tanto nosotros como las cosas que pertenecen a ese plano son, por ahora, las únicas realidades’. Por ejemplo, un pez en el agua está rodeado por las criaturas del mar, vive en un mundo acuoso, y no comprende ni interactúa con las aves que vuelan en el aire o las personas que caminan sobre la tierra.

Se ha dado el mismo ejemplo para nuestra consciencia como individuos. Un ladrón, cuya consciencia y atención está centrada en robar, puede mirar a un hombre santo y todo lo que puede ver es su billetera o la bolsa en su hombro, y verla como una oportunidad de robar. Para un mentiroso, el mundo es deshonesto. Para un santo, cada ser, ya sea una persona santa, un criminal, un mendigo, un sacerdote o un empresario, cada ser y cada cosa son sagradas, a causa del plano de consciencia sobre el que ella funciona.
Un gran pensador griego, Sófocles, dijo algo en una ocasión que habla del mismo concepto: ‘Para quien tiene miedo, todas las cosas murmuran’; todas las cosas se mueven y todas las cosas son una fuente de temor. Podemos imaginar una persona asustada caminando por una calle tarde en la noche, cada sonido aparece en su mente como un aviso de un peligro inminente. La emoción común del temor es compartida por todos. Esto es algo que influencia la vida y el comportamiento de todos en algún punto. Para muchos, el temor puede ser como una ‘sombra que nunca se aparta’.

Algunos dicen que hay sólo cuatro emociones – tristeza, felicidad, ira y temor – y que todas las otras cosas son solo una mezcla de estas básicas cuatro. El temor es una de las emociones centrales que tienen una forma de surgir y aparecer en nuestra consciencia esas veces cuando nos sentimos amenazados y en peligro. Dependiendo de la persona, la lista de cosas que pueden causar tales temores, es larga. Hay algunas para quienes las arañas causarían que salieran de la habitación chillando y llorando. Las culebras, ratones, truenos, y así sucesivamente, son ejemplos comunes, pero nosotros también tenemos la misma respuesta emocional a otras cosas. Muchos tienen un enorme temor a pararse frente a otros y hablar acerca de lo que ellos piensan o creen. El temor al rechazo por parte de otros es un poderoso temor. Muchos otros temen a la muerte.

Nosotros sentimos estos temores en el momento presente, aunque somos mentalmente capaces de proyectarlos al futuro, de modo que las personas pueden estar en un estado de constante temor acerca de las cosas que no han sucedido y nunca sucederán. A menudo sucumbimos a esta condición. El problema es, como muchos estados emocionales, que no es algo aislado de solamente un plano de nuestra consciencia. La emoción fuerte tiene una cualidad penetrante que alcanza a nuestros cuerpos físicos y a nuestras mentes también. Solo desde un punto de vista fisiológico, al momento en que aparece el temor comienzan a suceder cosas dentro del cuerpo. El término que se usa para la respuesta es ‘lucha o huida’. Nuestros cuerpos se preparan para una u otra frente a una amenaza real o imaginaria. Con el surgimiento del temor, se liberan las hormonas en el cuerpo; la gente comienza a sudar, sus corazones se desbocan, se tensan los músculos, aumenta el azúcar en la sangre – todo en preparación para la pelea o escape imaginario.

En nuestra literatura teosófica tenemos descripciones clarividentes de las formas de pensamientos que se generan desde una mente temerosa. Cuando se describen o representan, siempre predomina un tono gris en estas formas de pensamiento. Los colores vívidos asociados con el amor o alguna emoción decisiva, están ausentes. Los clarividentes también describen el aura de la persona asustada como ‘endurecida’ con un tinte gris impidiendo la entrada o salida de las energías superiores. El estado del ser atemorizado tiene una tendencia natural a encerrarlo a uno en la experiencia del aislamiento. El temor puede también contaminar a otros. Tiene una cualidad contagiosa.

En Las Cartas de los Mahatmas repetidamente encontramos advertencias o consejos tales como ‘temor no’ o ‘nunca temor’. En las traducciones de las escrituras de alrededor del mundo hay numerosos ejemplos donde esta misma palabra ‘temor’, se usa para describir un orden superior del ser. No se usa para describir nuestra reacción personal a las serpientes, etc., sino una dimensión completamente superior de la comprensión. En la Biblia hay una declaración que requiere pensar en ella: ‘El temor a Dios es el comienzo de la sabiduría’. Es una curiosa declaración porque está hablando acerca de algo totalmente diferente que nuestro normal sentimiento de temor que sentimos cuando estamos amenazados.

Similarmente, en uno de los capítulos del Bhagavadgita Arjuna pide a Krishna que revele su forma universal. Hasta este punto, Arjuna había estado encontrando a Krisna en el cuerpo físico como su auriga y consejero, pero en ese momento supo que Krishna era no menos que la encarnación de lo Divino y le pidió ese favor de que se le permitiera ver a Krishna en su verdadera forma. Krishna respondió diciendo que ninguna otra persona había visto nunca esta forma, pero el karma de Arjuna era tal que se le permitiría verlo. Lo que Arjuna vio causó que su cabello se erizara. Primero vio el cuerpo de Krishna con bocas por todas partes, y desde cada dirección todas las criaturas vivas desaparecían en su boca siendo devoradas. Tenía ojos en todas direcciones y era tan brillante que quemaba los universos. El efecto de esta visión en Arjuna fue tan profundo que estaba lleno de ‘temor’. La visión fue demasiado que soportar para él, tanto que solicitó a Krishna que regresara a su forma anterior porque la verdadera lo abrumaba.

La palabra usada en el Bhagavadgita para describir el estado de reverente temor, de admiración, de asombro sentido por Arjuna fue la palabra ‘temor’. Este tipo de temor resulta de un reconocimiento que apunta a nuestra completa insignificancia como individuos, que existimos dentro de algo tan grande y omniabarcante. Es quizás algo tremendo  contemplar que la realidad de nuestro propio potencial presente es ilimitado. Este es un temor superior, no temor en el sentido común y corriente, sino una cualidad que tiene grandes potenciales para nuestra exploración.

Así ¿qué hacemos? Hay una expresión que dice que: ‘La enfermedad que está oculta no puede ser sanada’. Primeramente, darnos cuenta de que hay una condición, es el comienzo de su sanación. El conocimiento de este proceso y de cómo funciona en nosotros es un comienzo – su mención y reconocimiento es un comienzo. Cuando un paciente va a un doctor, lo primero que hace el último es examinar, diagnosticar, y mencionar la condición. Entonces podría prescribir remedios, pero cualquier buen doctor también aconsejaría cambios en la dieta del paciente. En otro nivel, podría sugerir ejercicios y en otro nivel sugeriría que el paciente necesita leer algunas cosas que elevarían sus pensamientos, u ocuparlo en orar o en meditar.

Un enfoque similar por estratos podría adoptarse al tratar el temor, probablemente el mejor enfoque sería uno que se dirigiera a la causa. Una de las maneras en que nuestra condición y nuestro estado normal de la mente ha sido descrita es que funcionamos de entre ‘la herejía de la separatividad’. Esto se refiere a la falsa idea de que en alguna forma estamos separados, no sólo uno de otro, sino de la fuente Divina que habita en cada uno y en cada cosa. ¿Qué es   eso que dirige el modo de pensar que parecemos seguir?

Durante la vida de HPB ella habló mucho acerca de la meditación, pero dijo poco en términos de cómo meditar. En 1888, tres años antes que muriera, ella dictó un ‘Diagrama de Meditación’ a uno de sus estudiantes en Inglaterra. Es profundo y tiene amplia aplicación, pero particularmente para la mente que se siente apartada y separada en estados de temor.
Su foco está en la Unidad. De hecho, comienza diciendo: ‘Conciba primero la UNIDAD por la expansión en el espacio y la infinidad en el Tiempo’. Lo primero que ella aconseja es hacer el intento de concebir la Unidad. Por supuesto, es imposible, la Unidad no puede ser un concepto, no puede ser captado por la mente, pero ella nos insta a comenzar con ese intento.

Luego, presenta formas muy específicas de dirigir nuestra atención en la meditación. Nosotros primero deberíamos dirigir nuestra atención hacia ciertas ‘Privaciones’, es decir, una ‘constante negativa a pensar en la realidad de cinco cosas: (1) separaciones y encuentros – la clase de cosas que suceden todo el tiempo, (2) la diferencia entre amigos y enemigos – aquellos que son estimados y los que son rechazados; (3) posesiones, (4) personalidad; y (5) sensaciones. Todas las cosas a las que prestamos nuestra atención que tienden a aislarnos en el sentido que ‘estas son mías’, o ‘estas son mis cualidades’, o ‘estas son las cosas que me hacen diferente y separado’. Tenemos que despojarnos de la corriente mental que atribuye realidad a estas cosas. Ella agrega que la culminación de esta vía de meditación sería la realización de que ‘no tengo atributos’. No hay cualidades que dividan mi consciencia; no hay identidades que me separen de los demás; ninguna de estas cosas. Esta es la primera parte del proceso. Esta es la vía negativa, o el camino de la negación – neti neti en sánscrito.
Ella luego continúa con el otro lado de este proceso, que ella describe como ‘Adquisiciones’. Hay un cierto estado de la mente que vamos a ‘adquirir’, en este caso a través de la meditación sobre tres elementos: (1) Una Presencia Eterna en la imaginación en todo el espacio y el tiempo – un esfuerzo continuo de imaginarnos como universalmente presentes en todo el espacio y tiempo – es una cosa muy difícil de hacer. Obviamente, todo esfuerzo en esta dirección tiene el efecto de disminuir las limitaciones de la personalidad. Ella dice que meditar de esta manera tiene el efecto de desarrollar un estado fundamental de la consciencia que funciona aun cuando estamos dormidos. Así, aun en sueños este estado de la mente permanece activo. Ella agrega que el valor se convierte en la característica de la persona que recorre este sendero, y así no se experimenta temor al enfrentar los variados peligros y tribulaciones que llegan a nuestro camino en la vida. (2) La segunda adquisición que ella enumera es in intento continuo en una actitud de la mente hacia todas las cosas que no es ni amor, ni odio ni indiferencia – un estado de ecuanimidad que considera que todo es igual. No hay división de mejor, superior, esos que amamos o aquellos que rechazamos. (3) El tercer aspecto de que ella habla, es la mente que considera todas las cosas que existen como siendo una expresión de limitación solamente. HPB sugiere estos tres elementos como curativos o medicina para las variadas enfermedades que aparecen de la herejía de la separatividad entre la cual está el temor. Estas adquisiciones culminan con el reconocimiento de que ‘yo soy todo el Espacio y el Tiempo’.

Estas son sugerencias. Aunque, para nuestros presentes propósitos he apuntado a la emoción específica del temor, ellas se aplican universalmente y merecen el intento de explorar más profundamente.