martes, 30 de junio de 2015

Desde la Atalaya


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 TIM BOYD
                                     Presidente Internacional de la Sociedad Teosófica.

Convergencia

Tengo un claro recuerdo de mis primeros días en la universidad, ocurrido durante una sesión de clases. La escuela era notable por el número de profesores que habían ganado el Premio Nobel. Además de este grupo estelar, había muchos otros profesores altamente reconocidos en sus diferentes áreas. En el ámbito universitario normal, por lo menos en ese momento, había gente de la que uno oía hablar pero no se encontraba nunca, a no ser que se estuviera buscando un grado avanzado en un postgrado específico. Lo que era distinto en la escuela a la que yo asistía, era que a todos estos profesores se les requería dar alguna licenciatura, normalmente un prerrequisito para un título de grado educacional. Lo que era un enfoque brillante porque al comienzo de la vida universitaria de un estudiante podían ponerse en contacto con gente cuyo pensamiento, investigación e ideas estaban formando a la sociedad.

El momento que recuerdo tan claramente tuvo lugar en una clase de astrofísica. A pesar de mi aversión inicial contra la materia en cuestión, me fascinó rápidamente el método y la forma de pensar aplicadas en el intento de comprender el universo físico. Parte de mi entusiasmo respecto a la asignatura fue la animada e interactiva presencia del profesor. Estaba involucrado en una investigación de última vanguardia sobre la idea del Big Bang. Durante una clase hice una pregunta al profesor, no recuerdo exactamente qué. Lo que recuerdo es que en ésta empleaba la expresión “por qué”. Supongo que el profesor vio en esto una oportunidad para trasmitir un mensaje a toda la clase, a este grupo de jóvenes de mentes frescas e impresionables. No intentó siquiera responder la pregunta, pero habló directamente sobre mi uso de “por qué”. Él dijo que el explicar el porqué  no era tema de la ciencia, y que si este era el tipo de preguntas que me interesaba, estaría mejor hablando con alguien de filosofía o en la escuela de teología.

Algunos días después me encontré con un amigo que estaba haciendo un doctorado en la escuela de teología. Compartí con él mi reciente experiencia de la clase de astrofísica y le pregunté cómo se analizaba tal pregunta en su disciplina. Aunque ahora su respuesta no me afectaría tan profundamente, en ese entonces era suficientemente joven e ingenuo para estar sorprendido. Me dijo que el “porqué” tampoco era tema de análisis en la escuela de teología. El estudio de la teología en la escuela, analizaba los “cómo” y los “cuándo” tales “porqués” se suscitaron en la historia, los movimientos y pensamientos que se formaron alrededor de ella, y las consecuencias sociales e institucionales; pero cualquier intento de una respuesta intelectual o experimental para esa pregunta no les competía. La escuela de teología era “una escuela para graduar a profesionales de la religión, ya que allí estudiaban religión”.

En tiempos recientes, en los últimos cuatrocientos o quinientos años, se ha producido un cambio en la forma en que la sociedad humana evalúa y procesa el conocimiento. Al principio de los tiempos, los individuos que eran fundamentales en la formación de los asuntos del corazón y la mente eran considerados sabios. Siempre fueron personas con una  gran visión y amplias experiencias, gente que ha pensado, ha experimentado y llegado a conclusiones sobre la variedad de los procesos de la vida. Muchos de estos individuos podrían ser descritos con el término de eruditos, gente cuya experiencia abarca un número significativo de temas y áreas. En la cultura del mundo Occidental nombres como Da Vinci, Miguel Ángel, Galileo, Copérnico, Francis Bacon, Ibn Sina (Avicenna) y Omar Khayyam son ejemplos de gente con este enfoque sintetizador del conocimiento. La expectativa en lo que respecta a los sabios era que ellos poseyeran una visión expansiva. Una profunda conciencia de la ciencia, el arte, matemáticas, poesía, filosofía, medicina, y la espiritualidad era la norma de estas personas.

Uno de los íconos de nuestra época actual es el alto grado de especialización que ha tenido lugar en prácticamente todos los campos del conocimiento. Antes de crear el término “científico” a finales de los 80, las personas comprometidas con el estudio de la naturaleza y el universo físico eran llamadas filósofos naturales. La filosofía natural era el intento de describir y comprender los procesos de la naturaleza y del universo. Como esfuerzo filosófico no estaba enfocado en resultados prácticos. Sin embargo, la aplicación sí surgió del fermento de la observación y el análisis. Durante el siglo 19 la ciencia se volvió una profesión acompañada de las instituciones necesarias para sustentarla.

Actualmente, el momento de los eruditos ha pasado. Dado el alto grado de especialización, particularmente en la ciencia, se ha vuelto prácticamente imposible para una persona ser un experto en más de un campo de estudio. Incluso el proceso del descubrimiento científico requiere el esfuerzo de equipos de personas. Esta situación ha sido la fuente de admirables descubrimientos y un constante crecimiento exponencial en la base de nuestro conocimiento general. También es la fuente de significativos problemas. Mahatma Gandhi previó algunas de las consecuencias de esta tendencia en el comportamiento y los valores humanos. Es conocido lo que afirmó: “El experto sabe más y más, sobre menos y menos, hasta que sabe todo sobre nada”. Este pensamiento fue expresado en forma distinta por el filósofo Zen Shunryu Suzuki: “En la mente del principiante hay muchas posibilidades. En la mente del experto hay muy pocas”. En la carta del Maha Chohan en 1880 se describen los dos polos dominantes de la dirección del pensamiento humano como “materialismo brutal y superstición”. En esa época la ciencia guiaba el cambio hacia la visión materialista global. La tendencia predominante que ha dominado el campo científico durante los últimos trescientos  o cuatrocientos años ha sido llamado “materialismo reduccionista”. Y se denomina reduccionista por un par de razones:

1.- reduce el universo y el pensamiento sobre el universo al ámbito físico solamente, y

2.- basa sus análisis de ese universo en la comprensión de las partículas más pequeñas de la materia física, como unidades de todo lo demás. Estas pequeñas partículas fueron una vez pensadas como átomos, pero ahora se han reconocido como subatómicas. Esta línea de pensamiento y el necesario final al que estaban llevando a la humanidad eran claramente reconocidos cuando se fundó la Sociedad Teosófica, de hecho, fue una de las razones por las que se creó.

En la actualidad, la ciencia se ha convertido en la voz de la autoridad en prácticamente todas las cosas. El abismo entre la religión y la ciencia se ha ensanchado. Este predominio se ha logrado porque, a diferencia de lo que postulan muchas religiones, los postulados de la ciencia pueden y deben ser demostrados. Aunque el rango del descubrimiento científico y el desarrollo de tecnologías de amplio alcance es impresionante, todavía trata solo de la realidad física. No puede comentar sobre el mundo de los valores, la percepción interna, el amor, la intuición o la concienciación. Trata con el mundo del conocimiento, no de la sabiduría, sobre el cómo y no el porqué.

En la carta del Maha Chohan se trató el resultado predecible de una continuación en la siempre creciente tendencia ante la guía científica materialista. Él pregunta: “¿Cómo se refrena el instinto natural combativo del hombre de infringir como hasta ahora una crueldad insólita, y enormes tiranías, injusticias, y mucho más, si no es por la influencia contenedora de una fraternidad y la aplicación práctica de las doctrinas esotéricas del Buddha?” El claro mensaje fue la necesidad de una influencia espiritualizadora del mensaje teosófico para reaccionar de modo práctico sobre el… código moral. La teosofía y el movimiento que siguió a su reintroducción no se vio sólo como un sistema mejor de información, sino, como un agente activo capaz de formar valores, influenciar “las ideas de veracidad, pureza, auto negación, caridad, etc.” Hoy los conceptos de la Teosofía han entrado en la corriente principal del pensamiento de formas que sólo pocos habrían imaginado. Las ideas centrales de hermandad, unidad de toda vida, de la naturaleza multidimensional de la realidad, karma, reencarnación, son ideas familiares para la mayoría de las personas alrededor del mundo. Tradicionalmente, se las veía sólo como ideas metafísicas o filosóficas.

En las Cartas de los Mahatmas, el Maestro KH declara que “la ciencia moderna es nuestro mejor aliado”. Particularmente en el campo de la física cuántica, el lenguaje y pensamiento científico se están alineando con algunas de las enseñanzas esenciales de la teosofía. La eterna sabiduría está encontrando nuevos términos, esta vez científicos, para expresar sus profundas ideas. En el lenguaje de la física cuántica, la no localidad o entrelazamiento, la observación cuántica fundamental de que dos objetos separados en el espacio reaccionan uno sobre el otro, es una indicación científica del hecho de la Unidad o fraternidad. Nada está separado. La dualidad onda/partícula como un aspecto del concepto cuántico fundamental de complementariedad describe el “colapso” de ondas de posibilidades en las partículas. Desde la perspectiva de la conciencia, estas partículas se perciben como cosas, sucesos, gente o  vehículos de conciencia. En la terminología teosófica podríamos hablar de las “posibilidades” de Atma colapsando en una expresión de Buddhi, y del mismo modo de Manas a Kama, y así sucesivamente. La discontinuidad, que se observa en el fenómeno del ´salto cuántico´ de un electrón hacia un mayor o menor nivel energético, se repite en la experiencia interna de la percepción creativa, o iluminación.

Estamos en un periodo de convergencia, donde las antiguas “ideas radicales” encarnadas en la Teosofía encuentran mayor aceptación. Aunque el significado más profundo de estas ideas es en gran parte poco apreciado, se está desarrollando un lenguaje común para adentrarse en el anteriormente prohibido territorio de la conciencia. El trabajo necesario de difundir ideas, de preparar el terreno, no ha finalizado, pero se ha realizado de modo efectivo, como para que estos conceptos no solo echen raíces, sino para que también comiencen a florecer.

miércoles, 24 de junio de 2015

Hombres y Animales


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ANNIE BESANT

Reimpreso de Evolución y Ocultismo, Ensayos y Conferencias, 1913.

    La relación del hombre con los animales inferiores es comprendida sólo parcialmente, principalmente porque los animales son generalmente considerados como ‘desprovistos de alma’, y por lo tanto como separados del hombre por una brecha insuperable. En Italia esta idea se ha generalizado tanto que incluso la crueldad se justifica, bajo la excusa “Non e Christiano”, “No es cristiano”, ¡como si la ausencia de una vida futura justificara hacer miserable la vida actual! Pero incluso entre gente cariñosa existe una idea muy frecuente de que los animales son meramente algo agregado al hombre, y como a menudo se expresa “Dios hizo a los animales para uso del hombre”. Por lo tanto el animal se considera sólo en función de su utilidad para el hombre, y tener en cuenta el bienestar y la evolución de los animales como un ser separado sería absurdo para la mayoría de las personas.

   Sin embargo no es absurdo si el animal, como el hombre, fuera una criatura en evolución, si el animal de algún modo tuviera un ‘alma’. En el animal encontramos afecto maternal, capacidad de amor, miedo al dolor, y una inteligencia emergente, y en algunos vemos una gran valentía, resistencia, fidelidad y devoción a su amo. Grandes como son las diferencias entre éstas y las cualidades pertenecientes en un hombre civilizado, son diferencias en grado más que en la clase, y un mejor carácter moral se puede encontrar en un perro domesticado que en un tipo inferior de hombre primitivo.

   Un perro cariñoso y valiente, fiel hasta la muerte, parece más digno de inmortalidad que un salvaje sangriento, cruel y traidor. Sin embargo la ortodoxia común condena al primero hasta la extinción y le otorga inmortalidad al otro.

   Es verdad que existe una diferencia importante entre un animal y un hombre, ambos están vivificados por un Espíritu inmortal cuyos poderes están más o menos desarrollados y activos, pero el puente entre el espíritu inmortal y el cuerpo perecedero, al que a veces llamamos ‘el alma’, el ‘Yo’ inteligente, auto-consciente, está presente en el hombre, incluso en el hombre más primitivo y brutal, y está normalmente ausente en el animal.

   Tomemos un rebaño de ovejas, una manada de ganado, cualquier grupo de animales similares, salvajes o domesticados, y podemos observar entre ellos una marcada similitud en el pensamiento, sentimiento y acción. Están guiados básicamente por instintos que comparten en común, y comparativamente poco por un razonamiento individual, es como si hubiera un ‘alma común’ guiándolos a todos.

   Pero cuando uno de los animales más avanzados se pone en estrecha relación con los hombres, por ejemplo un perro o un gato, un cambio gradual es visible para el atento observador. Si el animal es un espécimen favorable de su clase y está fuertemente apegado a su dueño, gradualmente se separará de los de su tipo y comenzará a mostrar marcas de individualidad; desarrollará fuertes gustos y aversiones, tendrá actitudes propias, manifestará poderes de razonamiento en aumento, y cualquiera que pueda usar visión clarividente verá que se ha producido un cambio en los cuerpos super-físicos de tal animal.

   Un hombre, aunque sea poco desarrollado, por primitivo que sea, muestra un cuerpo astral, un cuerpo mental y un cuerpo causal, con el espíritu custodiando y vivificándolo todo. Pero un animal muestra un cuerpo astral, una indefinida nube que representa un cuerpo mental embrionario, y el espíritu vigilando; el cuerpo causal, lo que hace posible el ‘yo’ auto-consciente, está ausente. Aquí está la diferencia entre el animal y el hombre, entre el animal común más noble y la persona más brutal.

   Pero cuando un animal altamente desarrollado se vuelve intensamente unido a algún ser humano, y se apega a él con una fidelidad intensa e inquebrantable, la influencia de la inteligencia humana auto-consciente estimula la inteligencia incipiente y acelera el desarrollo del espíritu en el animal, y finalmente como si fuera un destello, surge una chispa eléctrica cruzando la separación entre el espíritu vigilante y el cuerpo mental embrionario, un puente de luz cruza la separación, el cuerpo causal se forma, nace el ‘alma’. A partir de este momento ese animal se separa de los de su especie, y termina su etapa de evolución animal. A su muerte le seguirá un inmenso periodo de descanso y de crecimiento interno, y nacerá de aquí a un lejano futuro en alguna humanidad para comenzar el largo curso de la evolución humana.

   Estos animales individualizados son ciertamente raras excepciones, pero todos los animales están transitando el sendero que los conduce a la individualización, y su progreso es acelerado o retrasado por los seres humanos con los que se ponen en contacto. El perro, el gato y el caballo son los tres animales capaces de beneficiarse más por su asociación con el hombre, y su progreso en el reino animal se puede acelerar bastante por el entrenamiento firme, sabio y favorable que sus hermanos mayores, los hombres, les dan. Incluso cuando ellos no pueden alcanzar el punto de la individualización, pueden acercarse a ella, y se produce un vínculo entre ellos y sus amos que en el futuro será fuente de beneficio y felicidad para ambos.

   La diferencia práctica que la adopción de esta idea sobre los animales produciría en la relación entre ellos y los hombres no sería la renuncia de sus servicios, ni la pérdida de su utilidad. Serían usados tanto como ahora, pero siempre se los trataría de modo amable, considerado, firme y sensato. El entrenamiento de los animales sería considerado tan útil para el animal como para el hombre, evitando golpes impulsivos e innecesarios, y un lenguaje salvaje, y el castigo violento de caballos o perros se consideraría como una muestra de la incapacidad del dueño para entrenarlos y educarlos correctamente. Todo método cruel de entrenamiento sería abandonado, y se estimularía la confianza y la fidelidad por parte del animal, y escucharíamos mucho menos de ‘caballos incurablemente envilecidos’, dificultad que es mayormente el resultado de la estupidez y crueldad humana.

   Gradualmente el hombre debe aprender a considerarse como el gobernante del mundo animal designado divinamente, usando sus grandes poderes para elevar y entrenar sus sujetos, no para aplastarlos y aterrorizarlos. Debe dejar de apreciarlos como existentes sólo para su uso y comodidad, y considerarlos como sus hermanos menores en la familia divina, sabiendo que él es el representante del Ser Divino ante ellos, por los que debe responder al ejercitar la tarea puesta en sus manos.

domingo, 21 de junio de 2015

Realizar el Ser


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Pradip Satpathy

El Sr. Pradip Satpathy es miembro de la Rama Gwalior, reside actualmente en Kolkata

 W. Sommerset Maugham es bien conocido por crear historias alrededor de caracteres de la vida real. En su novela El Filo de la Navaja vivifica la vida de un piloto americano traumatizado por la muerte de un amigo en una guerra.  Él se siente asfixiado bajo el velo del mundo irreal y se embarca en el viaje de la vida para encontrar su verdadero significado.  En la búsqueda para encontrar respuestas a sus preguntas renuncia a una envidiable oferta de trabajo, a una brillante carrera, y a una bella propuesta de matrimonio, y emprende la vida de un vagabundo.  Viaja a diferentes lugares visitando librerías y leyendo libros.  Su insaciable deseo por alcanzar lo absoluto lo lleva de los pasillos del conocimiento a una aventura espiritual más sutil en India.

Siguiendo el sendero mostrado por los grandes seres, se mueve de los confines de los libros a la vasta expansión del universo; de un estado de intenso deseo a un estado de total ausencia de deseos; del conocimiento a la autorrealización.  El autor se encuentra con el héroe de su novela en los intervalos del tiempo, y en su última interacción lo encuentra liberado de la ilusión del mundo irreal, libre de ataduras — un alma realizada.

 El epígrafe del libro dice, ‘El borde afilado de una navaja es difícil de pasar, por eso los sabios dicen que el sendero de salvación es difícil’.  Esto está tomado de un verso del Katha Upanishad que dice:

 Levántate, despierta, y aprende aproximándote a los grandes seres, porque el sendero es agudo como el filo de una navaja, impasable y difícil de transitar, dice el sabio.

 ¿Quién soy yo?  ¿De dónde vengo?    ¿Para dónde iré?  Estas preguntas han estado inquietando a las mentes humanas desde la historia de la civilización.  Uno puede encontrar numerosos ejemplos en mitologías, historia, y narraciones basadas en vidas reales, en donde personas han renunciado a las acogedoras comodidades de la vida familiar, amigos, sociedad, y aun reinos, en la búsqueda para encontrar respuestas a sus preguntas.  ¿Pero por qué hay gentes que generalmente huyen del entorno familiar para ir en su búsqueda de lo desconocido?  ¿Es el acoso de las preguntas lo que las inquieta tanto que encuentran imposible continuar viviendo la vida que han estado llevando, o es que ese entorno relativamente extraño les da el tiempo y el espacio para canalizar sus energías internas?  Puede haber muchas explicaciones.

 En la mitología Hindú hay un ejemplo excepcional en el rey Janaka, que alcanza el estado de autorrealización siendo aún un miembro de familia, y que también desempeñaba todos los deberes de un rey.  El proceso de liberación está descrito a través de la conversación entre el rey Janaka y el rishi Astãvakra, popularmente conocido como Astãvakra Samhita.  En este tratado clásico, la conversación comienza con tres preguntas del rey Janaka. ¿Cómo puede adquirirse el conocimiento?  ¿Cómo puede obtenerse la liberación?  ¿Cómo es posible la renunciación?

 Las respuestas a éstas y subsecuentes preguntas están en línea con la filosofía mística Vedanta.  Pero lo que hace que el tratado se destaque entre otros es la simplicidad y ausencia de ambigüedad con que se desarrolla el tema.  Astãvakra aconseja primero beber el néctar de tolerancia, sinceridad, compasión, contento y veracidad, y huir de los objetos de los sentidos como veneno.  Él explica que el Ser no es creado de los cinco elementos (tierra, fuego, agua, espacio y éter) ni pertenece a ninguna casta o credo.  El Ser no es nada que el ojo pueda ver.  Es perfecto, libre, conciencia sin acción, el testigo omnipresente, sin ataduras a nada, sin deseos y siempre en paz.  Uno debe quemar el bosque de ignorancia con el fuego de comprensión de que ‘Yo soy la conciencia pura’.  Astãvakra toca el acorde más fundamental con las palabras más sencillas,

 Si uno piensa de sí mismo como libre, uno es libre, si uno piensa de sí mismo como atado, uno está atado, porque como uno piensa en eso se convierte.

 Dolor y placer, justicia e injusticia, deseo e ira, éxito y fracaso, son creaciones de la mente y no asuntos del Ser.  El Ser es infinito, como el espacio, y por lo tanto uno debe comprender que ‘Yo estoy en todos los seres, y todos los seres están en mí’.  Una persona que ha obtenido tal conocimiento está contenta, con sentidos purificados, y siempre disfruta de la soledad.  No está atada a las cosas que ha disfrutado, ni anhela cosas que no ha gozado.  Nunca está afligido.

 Una vez que este conocimiento ha sido plenamente realizado no quedará nada para renunciar.  Habiendo obtenido ese estado, no quedará ningún deseo, ni aún el deseo de liberación, porque cautiverio es el amor de los sentidos, y liberación es indiferencia a los objetos de los sentidos.  Sabiendo que el universo es irreal y el Ser es perfecto, que la miseria y la felicidad, la esperanza y la desesperación, la vida y la muerte son lo mismo, uno puede entrar en el estado de disolución.

 Con cada etapa de las enseñanzas, la reacción, comprensión y realización del rey Janaka son descritas en detalle.  La detallada descripción de la brillante expresión del rey Janaka da una vívida idea de los sentimientos de un buscador que sigue el proceso de realización.  En otras palabras, el texto proporciona un barómetro por medio del cual un buscador puede hacer una evaluación de su posición de etapa en etapa en este viaje de fe.  Mediante la belleza de la poesía el texto ha tratado de responder las preguntas inherentes que vienen a quienquiera que recorra el sendero.

 Otra pregunta que surge de esta conversación es que si las enseñanzas pudieron transformar al rey Janaka, ¿por qué la misma experiencia no me sucede a mí?  Tal vez, para responder esta pregunta, Astãvakra ha explicado que una persona de inteligencia pura puede lograr la meta por las instrucciones más casuales, mientras que otra puede buscar conocimiento durante toda su vida y permanecer aún confundida.  Es comprensible que el rey Janaka era ya un alma elevada y las enseñanzas del Rishi Astãvakra le ayudaron a abrir la puerta para la salvación.  Sin embargo, lúcidas como pueden parecer las enseñanzas, la esencia radica en la preparación que el buscador tiene que tener para tal realización.

 Cuando las corrientes de nuestra naturaleza inferior están oscilando incesantemente hacia el sentido de gratificación, mantenerse en el campo apropiado parece imposible.  Pero aquí uno tiene que nadar contra estas corrientes y elevarse por encima de las fuerzas inferiores.  Es por eso que los Rishis han comparado este sendero con el filo de una navaja.  Hay un sentimiento común de que uno tiene que renunciar a su propia familia y sociedad y llevar la vida de un sanyasi para lograr iluminación espiritual, pero la historia del rey Janaka plantea las aspiraciones de aquellos que se empeñan en tales objetivos mientras llevan una vida normal.

 Las montañas, las cuevas, el bosque, pueden proporcionar un medio conductivo para tales prácticas, pero para aquellos que están cumpliendo sus deberes dentro de los confines de la sociedad, las palabras de oro de la señora Annie Besant pueden suministrar la perfecta respuesta:

 Puede decirse que para servir en la evolución del hombre es como sirven el palo de golf o las pesas el propósito del atleta.  Él no puede fortalecer sus músculos a menos que haya algo contra lo cual se ejercite.  No puede adquirir vigor muscular a menos que haya fuerzas opuestas que vencer para que los músculos se fortalezcan.  El valor no está en el peso mismo, sino en el uso para el cual es puesto, y si un hombre desea que sus músculos físicos, los músculos de sus brazos se fortalezcan, la mejor manera de fortalecerlos es tomar el palo o las pesas y ejercitar diariamente los músculos contra la fuerza opuesta.  En esta forma Tamas, negligencia, o tinieblas, juega su parte en la evolución del hombre; tiene que vencerla, desarrollar su fuerza en la lucha; los músculos del alma crecen poderosamente en la medida que supera la negligencia, la pereza, la indiferencia, que es la cualidad tamásica en su naturaleza.

 La misma analogía puede tomarse para los obstáculos que uno tiene que enfrentar hollando el sendero espiritual mientras cumple los deberes familiares.  Cuanto más obstáculos, más oportunidades hay para fortalecer el alma y suavizar el sendero que es tan infranqueable como el filo de una navaja.

miércoles, 17 de junio de 2015

Progreso espiritual


Progreso espiritual

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LINDA OLIVEIRA

 La Sa. Linda Oliveira es la Vice-Presidenta internacional de la Sociedad Teosófica.

   La mentalidad global general del mundo refleja los intereses actuales con objetivos, logros, y cuantificando muchos aspectos de la vida ya sea que se relacionen con asuntos humanos o mundiales. Los parámetros de medida son muy importantes cuando se comparan las capacidades de diferentes máquinas y aparatos, que calculan el crecimiento económico, determinan resultados educativos, etc. Muchas personas quieren más posesiones, más vacaciones, y tal vez más hogares. Todo esto actúa como extensiones del yo personal. Luego está el síndrome de ‘cuanto menos es mejor’. Se logra cierto prestigio inventando elementos computarizados con mayor funcionalidad y capacidad, pero con presentación más pequeña y elegante. La medición también es crítica para el proceso científico. Como herramienta, es válida y necesaria tanto en la vida física como en la social.

   Sin embargo, la medición física y social se vuelve virtualmente sin significado en el reino subjetivo de la naturaleza espiritual, porque lo espiritual no puede medirse como tal. Mientras que la experiencia espiritual parece poseer ciertas características universales, es esencialmente un proceso intensamente individual. Uno puede tocar tal experiencia de vez en cuando. Esto es una cosa. Pero luego existe el progreso espiritual, que es nuevamente diferente.

   Un conocido poema de Christina Rossetti expresa:

 ¿Sube serpenteando el camino constantemente?

Sí, hasta el final.

¿Toma el viaje todo el día?

Desde la mañana hasta la noche, mi amigo.

   Este camino en ascenso puede ser una metáfora para el Sendero espiritual, un estado en el que el progreso espiritual ocurre en serio. La experiencia espiritual puede ser un acontecimiento ocasional. Pero cuando hay progreso espiritual, entonces la experiencia espiritual se vuelve un aspecto más durable de nuestra consciencia, en vez de ser ocasional. Lo que inicialmente se da interrumpido, se vuelve algo continuo. Y este tema del progreso espiritual tiene cierta fascinación permanente. Hace mucho tiempo, cuando se hacían declaraciones sobre el estado espiritual de ciertas personas dentro de la ST, las debilidades humanas saltaban a la vista. Sentimientos de celos o de incompetencia pueden aparecer en tales situaciones. Por otra parte, el no obsesionarse con escuchar sobre nuestro propio ‘progreso’ espiritual, real o imaginario, preserva nuestro propio desarrollo misterioso y ayuda a mantenernos más humildes y enfocados en lo que necesitamos hacer en la vida.

 Un movimiento en la Consciencia

   ¿Qué podemos decir sobre el progreso espiritual en general? Consideren en primer lugar, que es un movimiento en la consciencia diametralmente opuesto a la fuerza magnética de la vida mundana. Las prioridades se alejan de lo personal, y de lo mundano. En vez de estar realzada, la personalidad se contrae voluntariamente de modo que la individualidad más profundamente arraigada puede emerger de la relativa inactividad. Las prácticas diarias en la vida de un individuo avanzado espiritualmente, pueden muy bien ser disciplinadas y restrictivas en cierta forma, mientras que la consciencia paradójicamente se vuelve más flexible y menos restringida. Hay un aumento en la sensibilidad, los sentidos internos se despiertan, el corazón y la mente se unen más y más, y un influjo de energía espiritual renovable se vuelve la fuerza estimulante de todo lo que hacemos.

    Las enseñanzas teosóficas tienen varias cosas para decir sobre este tema. El término “iniciación” se usa en nuestra literatura, y las iniciaciones se enumeran en secuencia, por conveniencia. Sin embargo, no estamos interesados con ningún tipo de medición estándar aquí. Por el contrario, estas experiencias están relacionadas con cambios cualitativos marcados dentro del ser humano. Las Iniciaciones denotan una serie de nuevos comienzos, expansiones de consciencia como parte de ese camino ascendente que es el Sendero espiritual. Necesitamos considerar por nosotros mismos si la posibilidad de una evolución creciente suena convincente. Reflexionemos también sobre unos pocos comentarios importantes de Madame Blavatsky y la Srta. Clara Codd.

 Subyugación de la naturaleza inferior

   HPB escribió un artículo titulado ‘Progreso Espiritual’ que aparece en su Collected Writings (Recopilación de Artículos). Ella describió cómo la Doctrina Esotérica en diferentes edades y lugares incluía una regla inflexible que obligaba al neófito: ésta era el completo sometimiento de la naturaleza inferior, por medio de la superior. Esto implica el total control o dominio, por medio de la naturaleza superior o interna, sobre la naturaleza inferior o personal. Ella observó que este principio regía desde el tiempo de los Veda-s y los Upanishad-s hasta que se escribió Luz en el Sendero. También se ve reflejado en la literatura Teosófica desde entonces. Según lo expresó HPB, el único modo en que podemos obtener una percepción espiritual verdadera es ¡difícil, doloroso, arduo!

   Respecto a la rara y desafiante vida del chelado, sus siguientes palabras pueden resultar familiares:

 Apenas es (un chela) ‘aceptado’, su personalidad debe desaparecer, y debe volverse una mera fuerza benéfica en la Naturaleza.

 Y luego:

 Es imposible emplear fuerzas espirituales si existe el más mínimo indicio de egoísmo en el aspirante.

   Esta afirmación es llamativamente fuerte, en contraste con la sensibilidad general del mundo moderno en el que florecen las personalidades. ¿Qué significa decir que la personalidad debe realmente ‘desaparecer’ en este contexto? Un chela o discípulo vive en el mundo físico y todavía tiene que funcionar por medio de los vehículos más densos de la consciencia. Sin embargo, las fluctuaciones y reacciones de la personalidad necesitan estar bien y verdaderamente bajo control, para que la naturaleza interna la utilice como un instrumento activo de su trabajo. Si los vehículos más densos están alterados, entonces, lógicamente ninguna influencia interna puede manifestarse. La personalidad necesita estar limpia, como un lago claro, para reflejar nuestras profundidades internas. Las enseñanzas de la Sabiduría indican que un chela es alguien en quien el progreso espiritual se produce con rapidez inusual. Un chela genuino debería tener humildad, minimizando activamente la antigua energía de vidas pasadas, asmitâ o egoísmo, que está dominada por el orgullo, y traer una energía renovada y carente de egoísmo, a la vida diaria.

   Se deduce, lógicamente, que los chela-s son poco comunes. Unas pocas palabras generales sabias en relación con esto fueron escritas por Swami T. Subba Row, y citadas en El Sendero del Discípulo:

 Sólo unas pocas naturalezas especialmente organizadas son aptas para este sendero… Es, por lo tanto, más sabio no buscar el sendero del chelado, si el hombre es apto para ello, su karma lo conducirá hacia él de modo imperceptible e infalible; porque el sendero… busca al chela y no fallará en encontrarlo, cuando el hombre adecuado se presente.

    Sin embargo, incluso un individuo medianamente común que tenga alguna aspiración espiritual, puede desarrollar algunas cualidades ‘similares a las del chela’. ¿Cómo? Viviendo más para los demás, e invocando ciertos principios de serena percepción, prestándole atención a cualquier tarea que se presente, y no promocionando el yo personal de modo innecesario. En otras palabras, haciendo que la personalidad se disipe, la naturaleza más profunda se puede manifestar.


Desafíos, dolor y progreso espiritual

   Un indicador del progreso espiritual puede ser el grado de dificultad general en nuestra vida. La Sra. Codd mencionó que el sendero de la ciencia secreta (Gupta Vidyâ) es el camino empinado y directo para ascender la montaña. Si un montañés asciende directamente una montaña, el proceso claramente será más difícil que el de quien sube a la cima serpenteando gradualmente alrededor de la montaña. Por analogía, la vida del aspirante espiritual dedicado es diferente al “modo lento, seguro y normal de crecimiento y desarrollo gradual, a través de muchas vidas”. También se dice que es sólo adecuado para ciertas naturalezas preparadas. Por lo tanto, si no nos hemos preparado moralmente lo suficiente, imaginar que estamos haciendo progreso espiritual, es posible que sólo sea eso: imaginación.

   Podemos inspirarnos pensando que el progreso espiritual es fundamentalmente inevitable para todo aquél que serena, diligente y altruistamente adopta cierto modo de vida. Dada la semejanza existente entre la humildad genuina y el verdadero progreso espiritual, es posible que un individuo que afirma tener cierto estado espiritual públicamente, simplemente se engañe a sí mismo. Porque alguien que realmente está en el Sendero espiritual nunca promocionaría esto. Este principio está bien comprobado por un encuentro que se informó sobre un monje budista que, cuando se le preguntó sobre los Arthats, admitió que ellos existen. Pero agregó que sería muy difícil identificarlos, porque es una Verdad universal que ¡nunca tal individuo admitiría ser un Arhat!

   El progreso espiritual se obtiene mediante luchas mayores o menores que típicamente implican por lo menos algo de dolor. Sin embargo, ¿qué produce el dolor realmente? HPB lo expresó así. Ella sugirió que la razón principal del dolor es el modo en que perpetuamente buscamos lo permanente y lo eterno. Ella observó que actuamos como si ya hubiéramos encontrado lo inmutable. Por supuesto, todavía vivimos y nos movemos en reinos en los que existe un constante cambio.

   Podemos acercarnos a lo permanente y sentirnos elevados, pero luego experimentamos cierto tipo de cambio que nos saca de esa condición. Esa transición puede constituir cierto tipo de dolor. Por ejemplo, durante un periodo de meditación podemos alcanzar cierto grado de paz mental e incluso sentir que hemos tocado reinos más elevados. Sin embargo, ¿qué pasa después de un tiempo? Regresamos a este reino que percibimos por medio de nuestros sentidos, y experimentamos mayor serenidad durante algún tiempo, hasta que en cierto momento aparece algún problema que nos recuerda que todavía estamos participando del mundo del cambio. Nos damos cuenta que todavía no tenemos suficiente equilibrio para permanecer inafectados por las condiciones externas, todavía no hemos echado raíces en lo permanente. Se experimenta alguna sensación como que ‘explota nuestra burbuja’, por así decirlo. Se puede presentar como una intromisión dolorosa, como por ejemplo un ruido molesto o una reacción emocional.

   HPB mencionó que para crecer experimentamos trastornos. El ser interno continuamente tiene que romper la estructura o caparazón que lo encierra. Nos recuerda la serpiente que debe desechar su piel periódicamente para crecer. El tipo de trastorno al que nos referimos aquí puede causar dolor mental también. Durante el transcurso de nuestras vidas, ella mencionó que cualquiera sea el problema que tengamos, “siempre lo consideramos como el más severo que podría ocurrir, que dificilmente lo podemos soportar”. ¿Podemos considerar por nosotros mismos si esta afirmación es válida?

   Cuando se produce el crecimiento, puede que tratemos de romper nuestra estructura en su punto más vulnerable. Sin embargo, la Sra. Blavatsky mencionó que nuestro crecimiento, para que sea real, debe avanzar uniformemente. Si alguna parte de nosotros se descuida, como consecuencia se sufrirá mayor dolor por la expansión de la parte descuidada. Se asemeja a ir a la escuela. Para finalmente graduarse, necesitamos obtener un resultado mínimo en varias asignaturas. Pero si no nos dedicamos lo suficiente a una materia en particular, y ésta queda a la zaga, entonces, finalmente, cuando tratemos de dominarla, el proceso será más doloroso. ¡Puede que muchos de nosotros estemos en esta situación!

 Silencio, una cualidad rara

   Cuando progresamos espiritualmente, se desarrollan varias cualidades. El silencio se puede considerar como una de ellas. Mantenerse en silencio es parte del lema del verdadero Ocultista que se menciona en Las Cartas de los Mahatmas. Se expresó de este modo: “Saber, atreverse, y GUARDAR SILENCIO”.

   ¿Qué significa guardar silencio? La respuesta obvia es, no hablar. Pero aquí no sólo estamos refiriéndonos a no hablar, o no hablar de ciertas cosas. El hecho es que el mundo está lleno de ruido. Si lo admitimos, somos co-creadores de este ruido, y también responsables del mismo. El ruido global invade nuestra consciencia más de lo que podríamos imaginar. Se extiende más allá del sonido físico, a esas ‘nubes’ emocionales y mentales que se dice rodean el planeta de modo invisible. Son creadas y sostenidas por muchas personas, y a su vez, nos afectan mal, especialmente a los moradores de las ciudades, donde se intensifica la atmósfera mental. Inconscientemente nosotros alimentamos esa nube de ruido y puede que la estimulemos, dependiendo de la calidad de nuestros propios pensamientos. Participantes activos de un fenómeno planetario, del que puede que ni siquiera estemos conscientes.

   Continuando este tema en términos prácticos, podemos crear mucho más ruido físico del que imaginamos. ¿Cómo enfocamos incluso los aspectos mundanos de la vida? Cuando movemos objetos, ¿hacemos mucho ruido? ¿Caminamos haciendo ruido, nos sentamos en una conferencia y nos movemos continuamente, o desempeñamos las tareas con más ruido que lo necesario? Estas cosas puede que parezcan superficiales, pero en el contexto del progreso espiritual, pueden tener una significación valiosa. No es sin una buena razón que varias religiones sugieren la meditación y la oración. Ellas profundizan nuestra cualidad de vida, al tener un efecto general pacificador, cuando se practican regularmente.

   Cultivar el silencio puede ser beneficioso para cualquiera de nosotros, no sólo para los chela-s. A veces, puede ser útil permanecer deliberadamente en silencio, o simplemente hablar cuando alguien nos habla primero. Nuestra energía interna se vuelve más fuerte y más vital cuando no se desperdicia demasiado.

   Si se hace un verdadero progreso espiritual, entonces existe una percepción espiritual que despierta, un orden de la consciencia que ilumina cada vez más la oscuridad en que vive la humanidad. Hasta que tal percepción despierte, podemos pensar que la condición general de la humanidad es normal y natural. Pero una percepción espiritual en aumento, muestra el mensaje del Señor Buddha, al afirmar que este mundo es de dukkha, de sufrimiento o insatisfacción. Cuando realmente examinamos nuestro mundo humano, se lo puede ver por lo que es. A la vez, tal percepción ilumina la vida y nos lleva cada vez más al mundo de lo Bueno, lo Verdadero y lo Bello, si usamos términos platónicos.

 Resumen

   No necesitamos ser un chela para progresar espiritualmente, por lo menos hasta cierto punto. La consideración del tema no ha sido exhaustiva. Sin embargo, hemos considerado unas pocas características de la vida de un individuo que vive el progreso espiritual auténtico:

-          Las prioridades en la vida cambian.

-          Aumenta la sensibilidad, junto con la energía espiritual.

-          La naturaleza personal es sometida por la naturaleza superior o interna, la personalidad ‘desaparece’. Este punto se aplica particularmente a los chela-s.

-          Se produce dolor. Lo experimentamos porque actuamos como si ya hubiéramos encontrado lo inmutable. También, el crecimiento de aspectos descuidados en nosotros puede producir dolor.

-          El silencio crece desde el interior.

-          Hay una percepción espiritual despertando que realmente puede detener la oscuridad espiritual en la que la humanidad está inmersa, y que cada vez brilla más la luz sobre lo que realmente importa, lo Bueno, lo Verdadero y lo Bello.

   El interés sobre un tema como el del progreso espiritual puede volverse contraproducente si nos preocupamos por nuestro propio estado espiritual. Esta es una forma de auto-centrismo que es anatema para el verdadero progreso espiritual. Si por el contrario, pensamos en términos de servicio, y lo traducimos en acción, entonces tal progreso ocurrirá inevitablemente de todos modos, ¡tal vez incluso sin que nos demos cuenta de ello!

 Surgimiento espiritual

   El término ‘progreso espiritual’ se ha usado mucho desde la época de HPB. Se refiere a cambios cualitativos en la consciencia, y a la pérdida de ciertos grilletes, como resultado de lo cual nuestra naturaleza espiritual brilla cada vez más. Otro término para el amplio proceso que hemos considerado, tal vez podría ser ‘surgimiento espiritual’.

viernes, 12 de junio de 2015

¿QUÉ ES LA TEOSOFÍA?


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Annie Besant.
NOTA PRELIMINAR: Esta conferencia es la primera de las seis que se dieron en la
Residencia General de Adyar, en mayo de 1910, con objeto de bosquejar de una manera sencilla
las ideas básicas de la SABIDURIA ante un público culto e instruido pero no familiarizado con
estos conceptos.

En estos últimos meses se han hecho tantas preguntas acerca de la Teosofía que consideré
conveniente alargar mi estancia aquí para dar una tanda de conferencias que trataran de los
principales puntos y enseñanzas de la tan traída y llevada Teosofía; y con el fin de que los que
todavía son profanos en la materia puedan hacerse cargo de la relación general de las ideas y del
plan de conjunto que hemos de explicar en las siguientes conferencias. procuraré expresarme de la
manera más sencilla evitando, en lo posible, los tecnicismos, con objeto de que todos cuantos
posean algún grado de cultura y educación no encuentren difícil comprender los preliminares de
este tema. No pretendo que la gente inculta o faltada de un buen criterio comprenda la Teosofía en
todos sus aspectos, pero las personas medianamente cultivadas e instruidas, acostumbradas a
desenvolverse en los asuntos de la vida, no necesitarán un talento extraordinario para comprender
las principales enseñanzas teosóficas y para coordinarlas en una síntesis. Algunas de estas
enseñanzas son tan sencillas que incluso el común de la gente es capaz de comprenderlas y
asimilarlas para guía de su conducta; pero la relación entre unas enseñanzas y otras, y la manera en
que todas ellas constituyen una grandiosa síntesis de la Vida, es un concepto asequible únicamente
a los que poseen cierto grado de preparación cultural.

La Teosofía, en su actual modalidad, apareció en el mundo en el año 1875; pero la Teosofía
en sí es tan antigua como la humanidad civilizada y pensadora. En el mundo se la ha conocido con
nombres diversos en todos los idiomas, y aunque nombres e idiomas difieren unos de otros,
siempre tuvieron el mismo significado. El motivo especial de su proclamación en nuestros días
fueron los rápidos y perniciosos progresos del materialismo en las naciones impulsoras de la
civilización mundial. A medida que la ciencia iba avanzando, más se iba extraviando por los
vericuetos del materialismo. El calificativo de "agnóstico" se había convertido en el epíteto
característico del científico; y en esa época crítica, en las condiciones especiales del pensamiento
europeo, se esparció la idea de que, si bien el hombre podía conocer todo lo que correspondiera al
campo de la observación de los sentidos y todo lo que su razón fuera capaz de deducir de estas
observaciones, más allá de los sentidos y de la inteligencia el hombre no poseía ningún medio para
adquirir conocimiento y relacionarse con el mundo exterior, por lo que resultaba imposible que
pudiera descifrar los profundos y eternos problemas de la vida sin conocer nada de su origen ni de
su finalidad; sin conocer nada de lo que atañe a los nombres de Dios, Inmortalidad y Espíritu.
Esta tónica mental influyó también en Oriente y en los países colonizados donde
predominaban las ideas europeas, con la amenaza de invadir el mundo entero. Entonces, los
Guardianes de la Humanidad, consideraron oportuno proclamar las antiguas verdades de una forma
nueva que se adaptara a la actitud y al desarrollo mental de los hombres de la época; y así como
antes las religiones fueron reveladas una tras otra, de acuerdo con el paso de uno a otro
desenvolvimiento nacional, igualmente en nuestros días se volvieron a proclamar las bases
fundamentales de todas las religiones, de modo que, sin privar a ningún país de las ventajas
especiales que su propia fe le proporciona, se tuviera en cuenta que todas las religiones tienen el
mismo e idéntico significado, y que todas son ramas de un mismo árbol.

Esta manera de exponer al mundo moderno el concepto religioso era sumamente necesario e
importante porque la ciencia exponía la misma enseñanza pero de distinta manera y con diferente
fin, catalogando las diversas manifestaciones religiosas con el título de Mitología Comparada. Un
cuidadoso examen de las reliquias del pasado, las investigaciones arqueológicas y las de la
paleontología, el estudio de las literaturas y civilizaciones de la antigüedad, los resultados
obtenidos de las excavaciones y la interpretación científica de las inscripciones antiguas,
demostraron con irrebatible evidencia la identidad substancial de todas las doctrinas religiosas;
demostraron que sus códigos morales eran los mismos en análogas etapas de la civilización y que
las vidas y los hechos de sus fundadores se parecían estrechamente unas a otras. Incluso las
ceremonias externas, las fórmulas, ritos y sacramentos de las diferentes religiones sólo difieren en
los pormenores de su vestimenta y encierran una similitud de ideas fundamentales. Pero esta
similitud servía de argumento a los incrédulos para combatir y desacreditar todas las religiones,
diciendo que todas ellas eran fruto de la ignorancia del hombre, aunque posteriormente se hubieran
pulimentado, y que a medida que el conocimiento del hombre fuera aumentando se descubriría el
vacío de su contenido.

Esa era la situación del mundo occidental cuando se proclamó la sabiduría antigua. Como sea
que la obra de la Teosofía se inició en los Estados Unidos y en Europa fue preciso buscar un
nombre griego que expresara la antigua idea. Poco tiempo después del advenimiento de Cristo los
neoplatónicos emplearon el nombre de Teosofía que significa SABIDURIA DIVINA y a partir de
entonces esta palabra la utilizaron las sucesivas escuelas de filosofía y todos los místicos europeos,
de manera que entraña un significado lo bastante explícito para darlo a entender a cuantos
estuvieran versados en cuestiones religiosas, místicas o filosóficas. En el nombre de Teosofía latía
su antigua acepción. y las mentes cultivadas lo aceptaron totalmente en su pleno significado.
Si nos remontamos con anterioridad a la era cristiana descubriremos el mismo concepto, aunque
no con la palabra griega de Teosofía, sino con el vocablo sánscrito de Brahmavidyâ que
significa Sabiduría Suprema.

Uno de sus discípulos le preguntó a un gran Maestro qué era el conocimiento y el Maestro le
respondió que había dos clases de conocimiento: el conocimiento inferior y el conocimiento
superior. Todo lo que el hombre podía enseñar al hombre, todas las ciencias y todas las artes, todo
lo escrito, incluso las Escrituras y los mismos Vedas, se inscribían en la categoría de conocimiento
inferior; y que el conocimiento del Ser encierra toda otra clase de conocimiento, el conocimiento
superior. Este conocimiento es la Teosofía. "Y esta es la vida eterna, que te conozcan a ti, el solo
Dios verdadero." (Juan. 17:3)

Contra la afirmación científica de que todas las religiones tienen su raíz en la ignorancia
humana se opone la victoriosa proclamación de que ellas no derivan de eso, sino que provienen del
conocimiento divino. Las religiones constituyen las diferentes vías por las que el hombre camina
buscando a Dios. ¿Qué es la religión? Es el perpetuo anhelo del espíritu humano por lo divino, el
anhelo del hombre por Dios. Mirad la historia por donde queráis, examinad cualquier civilización o
cualquier país, id desde los confines de Oriente a los de Occidente, deteneos en cualquier lugar y en
cualquier época y en todas partes encontraréis la inexhaustible sed del hombre por Dios. Este es el
grito que instintivamente brota de los labios de la humanidad. Con acierto, el poeta hebreo
exclamó: "Como el bramido del ciervo por la corriente del agua, así clama por ti el alma mía. ¡oh!
Dios". (Salmo 42: 1).

Giordano Bruno utilizó un símil apropiado al comparar el anhelo del hombre por Dios con el
esfuerzo del agua para encontrar el nivel de donde saliera. De este modo, el espíritu humano anhela
constantemente elevarse hacia la Divinidad de la que procede.

Pero, si en lugar de limitaros a esperar, a anhelar y a creer, conocéis con tan firme convicción
que nada pueda quebrantar, ya no buscaréis al Espíritu fuera de vosotros, sino que lo buscaréis en
vuestro interior. No os dirigiréis al científico porque éste sólo podrá hablaros de las leyes
inalterables de la naturaleza; ni tampoco al teólogo, porque sólo os proporcionará evasivas cuando
necesitáis conocimiento; ni al artista, porque si bien os hablará de la belleza divina, ésta no es más
que un solo atributo de Dios, pero no es Dios por entero; ni tampoco os dirigiréis al filósofo, porque
éste se limitará a hablar de abstracciones. Tenéis que dirigiros hacia adentro y no hacia afuera.
Tenéis que sumergiros sin miedo en lo profundo de vuestro propio ser; buscad entre los repliegues
de vuestro corazón el misterio oculto que bien merece la pena escudriñar y allí, y sólo allí,
encontraréis a Dios. Pero cuando le encontréis os daréis cuenta de que todo el universo canta su
nombre y su gloria. Descubrid a Dios primero en vuestro Ser y después lo veréis por todas partes.
Esta es la verdad fundamental, la Verdad de las verdades. Esta es la sabiduría divina a la que
denominamos Teosofía. Esta es la proclamación en el mundo moderno de la Realidad más antigua
y vital.

 Por otra parte. la Teosofía nos enseña dos doctrinas capitales: primero, la inmanencia de
Dios que está en todas las cosas y en todas partes. En cualquier Escritura antigua podemos
encontrar esta verdad, aunque hoy en día haya desaparecido de la memoria del mundo occidental y
a muchos, cuando vuelven a escucharla, aunque sea desde los púlpitos cristianos, les parezca una
enseñanza nueva, extraña y rara. En el Bhagavad Gita. tan familiar y apreciado por nosotros,
leemos:

"Porque ni lo que se mueve, ni lo que no se mueve, nada hay que pueda existir sin Mí".
(Estancia X, 39.)
"Después de formar el universo entero con un átomo de mi Ser, sigo existiendo". (Estancia X,
42.)
Si de las antiguas Escrituras pasamos a los autores modernos, encontraremos expresada la
misma afirmación. Incluso Tennyson, cuando, ingeniosamente, pone en comunicación su propio
Espíritu con el Espíritu de Dios, puesto .que "el Espíritu puede encontrar al Espíritu", dice que "el
Espíritu Divino está más cerca que las manos y los pies; más cerca que el aliento".


Nada, sino Dios está en todas partes. Nada, sino Dios en la multiplicidad de las formas. El es
toda conciencia, todo pensamiento, porque es el único, el solo, la Vida eterna. Está en nosotros y
esa es la prenda de todo cuanto podemos ser, la prenda de nuestra vida inmortal. Porque, ¿qué es la
inmortalidad? La inmortalidad es la interminable sucesión del tiempo, edad tras edad. El hombre es
algo más que inmortal o imperecedero, pues lo que en el tiempo empieza, en el tiempo ha de
concluir. El hombre es eterno. Aquí está la fe, la seguridad de un progreso interminable. El hombre
es eterno, como es eterno Dios. "El espíritu no puede matar ni morir. Porque nunca tuvo principio
ni fin; ni habiendo sido dejará jamás de ser, y no muere cuando muere el cuerpo". Bhagavad Gita,
II, 19, 20.

 La muerte sólo significa despojarse de una vestidura y acomodarse a otra. Mientras Dios
exista, el hombre no puede morir.

La segunda doctrina capital va unida, invariablemente, a la primera, y es la solidaridad de
todo cuanto vive y existe. Si sólo existe una vida y una conciencia, si Dios está inmanente en toda
forma, se deduce que todas las formas han de estar recíprocamente entrelazadas. Ese es el corolario
inevitable de la inmanencia de Dios; la solidaridad o fraternidad universal. Si Dios está inmanente
en todo, ha de estar presente en todas partes, y el daño que se inflige a un ser se inflige a todos los
seres. Dondequiera que haya una vida, dondequiera que haya una forma, ahí está Dios. Nada puede
quedar eliminado de la vasta solidaridad de todo lo existente; y esta solidaridad, esta vida común,
es la base de la moral. Todas las cosas han de tener vida en un universo donde la vida es inmanente
y omnipotente. Así como la inmanencia de Dios es el fundamento de la religión y es la justificación
de que el hombre busque a Dios, así, el corolario de la solidaridad universal, la unidad de vida y
conciencia, es el fundamento de toda moral. No podéis dañar al prójimo sin dañaros a vosotros
mismos, como no podéis poner veneno en vuestra boca sin que éste se difunda por la sangre y los
tejidos y envenene todo el organismo. De este modo, cualquier pensamiento malévolo o cualquier
acción delictiva envenena a toda la humanidad, sin que nadie sea capaz de prever su alcance. Sobre
estas dos verdades capitales descansan la religión y la moral, y ahora la Teosofía las vuelve a
proclamar de nuevo.

Antes dijimos que las diversas religiones son los procesos que sigue cada uno para buscar a
Dios, y en esto estriba la necesidad de su diversidad, porque unos siguen un proceso y otros otro
distinto. Tenemos diversos temperamentos y diversos tipos de mentalidad y por lo tanto, tenemos
necesidades diferentes. Por otro lado, nos encontramos en etapas distintas de evolución. Unos
somos adultos, otros niños. Nadie es igual. La verdad siempre es la misma, pero hay cien maneras
diferentes para expresarla. Y sin embargo, nadie la expresa con acabada perfección. Todos estos
modos de expresión merecen el respeto de los que comprenden las dos verdades capitales y cada
uno de nosotros debe seguir, sin parar, el proceso que mejor le convenga. Además, no se puede
consentir que ninguna de las religiones del mundo, antiguas o modernas, se extingan, porque cada
una de ellas tiene su característica peculiar de perfección y el hombre perfecto debe asumir en sí
todas las perfecciones. No nos hemos de lamentar por la diversidad de religiones, antes bien,
debiéramos alegramos de que la verdad sea lo bastante grande y omniabarcante para ofrecer
tantísimos aspectos diferentes, todos ellos hermosos. Cada religión tiene su mensaje característico,
algo propio que dar a la humanidad.

Por lo tanto, la Teosofía entra en el mundo con un sentido pacificador, diciendo: ¿Por qué
pelear? Dios es el centro del círculo, y desde cualquier punto de la circunferencia podréis llegar
hasta él. Sin embargo, en el camino, cada uno tomará direcciones distintas hacia el centro según el
punto de donde parta. Así ocurre con las diferentes religiones. Todas ellas son caminos para llegar a
Dios. Los que deseen ir a Madrás podrán dirigirse allí desde cualquiera de los cuatro puntos
cardinales y, sin embargo, todos terminarán por encontrarse en el mismo lugar, aunque sigan
direcciones distintas.
Una antigua religión dijo:

 "Por muchos caminos vienen a Mi los hombres y por cualquiera que vengan los recibo.
porque míos son todos los caminos".
Y la religión más moderna de todas dice:
 "Nosotros no distinguimos de profetas. Los caminos de Dios son tantos como los alientos de
los hijos de los hombres".

No todos los hombres son iguales. Lo que a uno le sirve de alimento, a otro ni siquiera le
sirve de estímulo. Dejad que cada cual tome el Pan de Vida bajo el nombre y en la forma que mejor
se adapte a su temperamento. Por variadas que sean las formas de las vasijas, el agua de la fuente
de la que se llenan es la misma. Que cada uno beba el agua espiritual en la vasija del credo que
prefiera. Uno puede beberla en la preciosa ánfora griega; otro en el sobrio odre egipcio; aquel
puede servirse de la copa de oro de un emperador y el otro del cuenco de un mendigo. ¿Qué
importa la vasija con tal que el agua de la corriente cristalina refresque la seca garganta? ¿Por qué
discutir sobre la forma y consistencia de la vasija, cuando el Agua de Vida es la misma para todas?
Esa es la posición de la Teosofía en el mundo de lo religioso. Afirmar que, cada una en sí,
todas las religiones son buenas y que de todas hemos de aprender para aprovechar sus diferencias
en la ampliación de nuestros conceptos, en lugar de ver en ellas enemigos para el combate.
Por lo tanto, la Teosofía no se presenta sólo como una base para la religión y la moral, sino
también como una base para la filosofía de la vida, porque abarca los conocimientos relativos a las
cuestiones de las que trataré en otras conferencias, cuando llegue el momento de hablar de las
grandes jerarquías que llenan el espacio; de los agentes visibles e invisibles; de la evolución o la
reencarnación, tal como la llamamos y por cuya virtud el mundo avanza; de la ley de causalidad, de
acción y reacción o bien, sencillamente, del Karma; y por último, de los mundos en que vive el
hombre, en los que siembra y recoge. Estas son las enseñanzas de la Teosofía como filosofía de la
vida. Además, en su concepto del mundo considera la vida en primer término y las formas en lugar
secundario, porque sólo ve en las formas el resultado de las diversas experiencias y manifestaciones
de la vida.

Algunos científicos consideran el pensamiento, la vida y las sensaciones como resultado de
agregaciones de materia; para nosotros, por el contrario, éstas son las causas de las agregaciones.
La sabiduría divina parte del polo opuesto en el que Haeckel inicia su teoría científica de la
evolución. El eminente físico William Crookes, cuando presidía la Sociedad Británica para el
Progreso de las Ciencias, rebatió la teoría de Tyndall, el cual, habiendo desempeñado ese mismo
cargo veintisiete años antes, decía que en la materia debíamos ver la promesa de toda forma de
vida, mientras que William Crookes declaraba que en la vida hemos de ver el moldeador de la
materia. Eso mismo es lo que opina la Teosofía, pues sólo con el ejercicio de sus potencias vitales,
con el pensamiento, el hombre puede dominar su destino y en lugar de ser, en el correr de los
tiempos, una brizna zarandeada de acá para allá a merced de los más leves soplos, puede ser su
propio dueño, y con el bagaje de la obediencia y del conocimiento, puede vencer y dominar a la
naturaleza que en otro tiempo le esclavizara. Por lo cual, desde el punto de vista filosófico, la
Teosofía es idealista, porque ve en la materia el instrumento de vida, y en el pensamiento la fuerza
y la idea creadora y modeladora de las formas.

Después, hemos de considerar la ciencia positiva, la cual, de la observación y comparación de
los hechos deduce las leyes que los gobiernan. La ciencia se construye del caos de los fenómenos,
el cosmos de la razón ordenada. La discrepancia principal entre la ciencia teosófica y la ciencia
convencional es que esta última sólo estudia los fragmentos de un conjunto, o sea los fenómenos
físicos y los que son perceptibles por el cerebro y por los sentidos corporales por lo cual, con
mucha frecuencia, sus conclusiones son erróneas. La ciencia convencional observa con los sentidos
agudizados por medio de aparatos muy delicados, pero aunque sus observaciones incluyan
fenómenos psíquicos, como los sueños y los éxtasis, no se atreve a ir más allá de lo que se
manifiesta por medio del cerebro. Algunos científicos, entre ellos William Crookes, creen en la
existencia de una conciencia superior a la conciencia cerebral; y Oliver Lodge ha llegado hasta el
extremo de comparar la conciencia del hombre con un buque, cuya parte sumergida en el agua seria
la conciencia cerebral y el resto del casco, la conciencia superior.

Pero la ciencia ortodoxa o universitaria no admite aún estas ideas y si se ha de avanzar es
preciso que se adopten nuevos métodos. Si bien la ciencia hace bien en observar, muchos de los
fenómenos cuya investigación comienza actualmente son demasiado sutiles para investigarlos con
los sentidos corporales, ni siquiera con los aparatos más sofisticados. La ciencia oficial es contraria
a la ampliación de la perspectiva, y aunque no expulsó de sus filas a William Crookes, a pesar de
sus opiniones heterodoxas, todavía mira con recelo toda investigación que se separe de los cauces
ordinarios. Pero la ciencia se comporta en esto como el botánico que, al examinar una planta de
loto en el estanque, se sintiera satisfecho con la clasificación de los extremos de las hojas que
asoman a la superficie del agua, sin tener en cuenta las raíces y los capullos ocultos a la visión
externa.

La ciencia de la Teosofía considera al mundo en general como una manifestación del
pensamiento en todas las gradaciones de la materia. La ciencia oculta sabe que hay clases cada vez
más superiores de materia mucho más sutil que el éter conocido por la ciencia ortodoxa, las cuales
se interpenetran mutuamente y constituyen el vasto universo el cual, considerado desde este punto
de vista, es todo materia y se le puede observar, examinar y comprender. El hombre no está
confinado en absoluto al mundo físico. La Teosofía nos dice que la raza humana ha llegado a un
punto en su evolución en el que algunos de sus individuos especialmente desarrollados pueden
valerse de nuevos sentidos para observar los fenómenos de la materia sutil y descubrir así las leyes
que los rigen. Las facultades mentales y perceptivas no sólo tendrán como instrumento los cinco
sentidos ordinarios, sino que también dispondrán de otros instrumentos o sentidos más agudizados,
sutiles y sensitivos. Con estos nuevos sentidos la ciencia será capaz de ampliar sus investigaciones
y de servirse de sus peculiares procedimientos de observación y razonamiento en un campo más
dilatado para sacar deducciones con un mayor acopio de datos para enriquecer sus experimentos.

Las observaciones ya realizadas con estos sentidos más sutiles por parte de los que los han
desarrollado, no se han de dar por ciertas sin comprobarlas; pero sí que podemos utilizarlas como
hipótesis para ulteriores investigaciones.

Cada rama de la ciencia tiene sus expertos y sus estudiosos. Si un individuo se presenta ante
un astrónomo para que le enseñe astronomía, éste le preguntará: "¿Sabe usted matemáticas?" y si
no es así, el astrónomo le aconsejará que las estudie, como base para el estudio de la astronomía.
Un marino puede navegar sirviéndose del Almanaque Náutico y de las tablas de logaritmos,
aunque por sí mismo sea incapaz de construir unas; pero de este modo no podrá conocer, sino tan
sólo admitir la probable verdad de las afirmaciones de la experiencia.
Lo mismo pasa con los resultados de la Teosofía. Sólo pueden comprobarlos los que han
seguido los estudios preparatorios necesarios; pero es factible utilizarlos como un inicio para la
investigación.

En todas las ciencias es preciso que el estudiante haya aprobado para proseguir sus estudios
y, además, ha de tener tiempo y la capacidad necesaria para conocer la ciencia de primera mano,
pues de lo contrario, tendrá que limitarse a aprenderla de los que la conocen por haberla estudiado.
Todas las ciencias dicen: "Podéis conocerme si dedicáis tiempo y paciencia a mi estudio y si tenéis
capacidad para ello". Según la ciencia, las condiciones difieren según sea de lo que se trate. Un
botánico ha de tener muy buenas dotes de observación; un músico, la delicadeza de tacto y buen
oído, etc. etc. Lo mismo pasa con la ciencia oculta. Si queréis estudiarla con provecho en los
mundos sutiles debéis purificar vuestros cuerpos físico, astral y mental, porque debéis estar en
posesión de instrumentos puros para la investigación superior. La lente sucia del telescopio o del
microscopio empañará la imagen, y los deseos y los pensamientos impuros nublarán la visión del
investigador. El impuro no puede descubrir, ni examinar, ni introducirse en los mundos superiores.
Resumida brevemente, la Teosofía es la Sabiduría divina respecto de la religión, la filosofía y
la ciencia. En cada una de estas ramas la Teosofía tiene mucho que enseñar, y tiene algunas ideas
nuevas, vívidas e inteligibles que ofrecer a cuantos quieran tratar de comprenderlas. En la religión
proporciona las bases de la religión y de la moral. En filosofía resuelve los enigmas de la vida que
siempre preocuparon al cerebro de los pensadores con quebranto de sus corazones. En ciencia, abre
nuevos derroteros al conocimiento. La Teosofía explica la vida, justifica las diferencias sociales
entre los hombres e indica el medio de entresacar nuevos hechos del inagotable arsenal de la naturaleza.

También la Teosofía proporciona normas de conducta básicas aplicables a la vida humana, y
hace brotar grandes ideales que conmueven el pensamiento y el sentimiento, para redimir poco a
poco a la humanidad de la miseria, de la aflicción y del pecado, que son frutos de la ignorancia, la
causa de todo mal. Sobre el afligido mundo planea nuestra "Afligida Estrella", como se la ha
denominado, a través de las luchas de los partidos, de las querellas entre las naciones, de las luchas
sociales, de la miseria del pobre, de la desesperación de los sin trabajo, de los gemidos de las
viudas desconsoladas y de las jóvenes seducidas y abandonadas, y de las lágrimas de la infancia
desvalida. Por encima de todos estos infortunios, la Teosofía proclama que el destino natural e
inevitable del hombre no es el sufrimiento, sino la bienaventuranza. El sufrimiento proviene de la
ignorancia y el mismo origen tiene la pobreza; pero ambas condiciones externas son transitorias y
desaparecen a medida que nuestro conocimiento aumenta.

El espíritu interno del hombre es eterno y esencialmente dichoso, porque Dios es felicidad y
todos participamos de la naturaleza divina. Las condiciones externas las establecerá cada uno de
acuerdo con su conducta, y el sufrimiento desaparecerá de vuestra vida cuando sepáis convertir la
ignorancia en conocimiento. Nosotros nos fabricamos nuestros propios sufrimientos y destruimos
lo que hemos creado. Somos hijos de Dios y podemos dominar el mundo interior, porque el
Espíritu acaba por adueñarse de la materia. La felicidad y el gozo son nuestra vida natural. Hemos
nacido en el seno de la felicidad y nos sumimos temporalmente en el sufrimiento tan sólo para
aprender lo que el gozo no puede enseñar y restituimos a la felicidad que es nuestro patrimonio
inalienable. Eso es lo que proclaman gozosamente los mensajeros de la Sabiduría divina. Nuestras
tribulaciones, que son hijas de la miseria, desaparecerán, ante la Sabiduría, porque el gozo es
peculiar de la naturaleza íntima de la que todos procedemos y a la que todos hemos de volver.