miércoles, 26 de agosto de 2015

Teósofos de verdad


Resultado de imagen para paisajes bonitos

N.  SRI  RAM

Reimpreso de The Theosophist, julio 1962.

   Las siguientes observaciones que hice en una reunión en Adyar, pueden ser de interés para nuestros lectores.

   Por supuesto, éstos son días muy, muy críticos para el mundo como un todo, y hay poco que cualquiera de nosotros pueda hacer para ayudar a nuestros semejantes que se hallen dentro de esta crisis. Todo lo que podemos hacer es vivir de modo tal, tener pensamientos y sentimientos tales, que nos hagan un centro de paz, iluminación y fortaleza para otros. Si vivimos así, hacemos lo que más se necesita actualmente.

   Existe la idea tradicional, por lo menos en India, que incluso sin dirigirse a ningún lugar, sin hacer mucho ruido o causar revuelo, sin actividad aparente, se puede ayudar al mundo poderosamente desde donde uno está, por medio de los pensamientos y de una actitud de mente en la que la atención y el interés están centrado en el bien de nuestros semejantes los seres humanos, y sobre esas verdades que son fundamentales y esenciales para nuestra vida, verdades que explican en detalle ese bien. Antiguamente, había gente que según se dice, practicaba tapas, que significa austeridad, por el bien del mundo, a veces a fin de llevar a cabo una gran tarea específica. Siento que sería bueno para todos nosotros vivir y trabajar en ese espíritu de generosidad y dedicación, una vida de simplicidad bella y dulce, no de automortificación. Necesitamos concentrarnos en esas cosas que son realmente dignas, y no malgastar nuestra energía e interés en todo tipo de cosas que son esencialmente de significado superficial.

   Si todos nosotros en la Sociedad nos preparamos de ese modo para cualquier trabajo que podamos hacer, si nos esforzamos para vivir una vida de mayor pureza, de más luz y dulzura, más fraternidad en un sentido real, no sentimentalismo, seremos teósofos mejores y más efectivos. Un teósofo es un ser humano que tiene un sentimiento de amistad en su corazón, que busca la verdad, y no persigue ni se siente satisfecho con las ilusiones. Es una persona cuyo interés real en la vida es hacerla más bella, mejor y más feliz para todos. Cualquiera que cumple con estas condiciones es un teósofo real, ya sea miembro de la Sociedad Teosófica o no.

   Muchos de nosotros somos miembros porque queremos ayudar a esta gran organización que existe para un propósito sumamente altruista, altruismo en un sentido profundo, verdadero y extenso. La Sociedad no existe para nuestra propia instrucción, mucho menos para nuestra distracción o glorificación; existe para que cada uno de nosotros pueda brindar su fortaleza, su luz, y cualquier capacidad que pueda tener, para hacer del mundo un lugar mejor en el cual vivir; mejor no sólo desde el punto de vista físico, sino con un clima más espiritual, una atmósfera poco frecuente y más vital, donde pueda crecer todo tipo de cosas delicadas y maravillosas.

   HPB, nuestra gran Fundadora, dijo que hacia el centenario de la Sociedad Teosófica, deberíamos esperar un ímpetu espiritual nuevo. Esperemos que su profecía se cumpla. Pero lo importante no es meramente esperar que algo grande suceda, sino prepararnos de modo tal que si ocurre algo bello, ya sea ahora o más adelante, podamos percibirlo, podamos entrar en esa belleza y trasmitirla a todos aquellos con quienes nos ponemos en contacto. No nos llaman a hacer nada heroico en un sentido externo, mucho menos satisfacernos con actos heroicos de cualquier tipo; lo que tenemos que hacer es permanecer firmes donde estemos, como una vela, que no la perturba ninguna brisa, que arroja sus rayos en un lugar oscuro, de modo que iluminemos y brindemos alegría en el lugar en que estemos. Si podemos ser como esa vela encendida con su llama firme, dirigiéndose hacia arriba siempre en aspiración pura, podríamos llamarla oración, entonces, realmente habremos probado ser teósofos de verdad, como ahora somos teósofos de nombre.

   En el futuro, todos seríamos capaces de hacer más y mejor que lo que hemos hecho hasta ahora; no por cualquier tipo de actividad febril, por supuesto todos debemos estar activos a nuestro modo, pero con una acción que sea sabia, benéfica y de profunda importancia espiritual. Podemos hacer algo pequeño, y eso puede ser un gesto que transmite mucho. Puede tener un significado extraordinario, aunque sea una acción pequeña; o podemos hacer una multitud de cosas, hacer un ruido exorbitante, una propaganda atroz, desgarradora, para convencer a otros que estamos haciendo mucho más y mejor que lo que realmente hacemos. Pero todo eso sería mucho hablar para no decir nada, dejando las cosas como están. Siempre es la verdad y su acción lo que cuenta, no fantasías, verdad en lo que pensamos, sentimos y actuamos. Es la verdad que está profundamente dentro de nosotros lo que más importa.