sábado, 1 de agosto de 2015

MORANDO EN EL CORAZÓN


Resultado de imagen para naturaleza


(Charla de un Simposium de la Convención, Adyar, 27 de diciembre 2007)

MARIA PARISEN
La Sa. Maria Parisen es Conferencista Nacional de la Sociedad Teosófica en Norteamérica e integra el personal del Instituto de Teosofía Krotona en Ojai, California.

   El corazón mantiene un lugar central en la Teosofía, en el que a menudo se menciona su importancia espiritual. La sabiduría del corazón fluye del cuerpo, del alma y del espíritu, como la esencia y centro de nuestro ser. El corazón es a la vez un órgano físico de percepción y acción, un campo dinámico de relaciones mentales y emocionales, una esfera de radiante intuición, y el asiento del ser más íntimo. Luz en el Sendero (II: 9-11) aconseja: “Observa sinceramente toda la vida a tu alrededor. Aprende a ver inteligentemente dentro del corazón de los hombres. Observa más profundo aún tu propio corazón”. Recientes investigaciones científicas han comenzado a confirmar el punto de vista teosófico, ayudando a traer el rol del corazón en la conciencia a un público receptivo.

   HPB afirma que de todos los órganos del cuerpo, el corazón es el único de conciencia espiritual. El Ser Espiritual, Âtmâ-Buddhi-Manas, está asentado en el corazón en siete modos de inteligencia, siete ‘cerebros’ en el interior del corazón, los que corresponden a las siete Jerarquías. HPB expresa: “La Escuela Oriental Oculta conoce cada diminuta porción del corazón y tiene un nombre para cada una de ellas. Las llama por elnombre de los Dioses” (CW, XII, 694-6). La Inteligencia Divina y el amor impregnan el corazón humano tan plenamente que nada puede satisfacernos excepto traerlo a la vida. La totalidad de la naturaleza humana está codificada aquí: la historia de la evolución, los patrones aún latentes, la influencia guiadora de seres superiores.

   HPB es clara acerca del rol del corazón en la práctica espiritual (CW, XII, 695-6). Ella señala que el corazón y el cerebro están vinculados energéticamente en polaridad. En la persona ordinaria la actividad del corazón es negativa en relación al cerebro -centro de kâma-manas. Como la corriente eléctrica que fluye de positivo a negativo, las impresiones fluyen del cerebro hacia el corazón. Así vivimos principalmente con pensamientos coloreados por el deseo, y con la intuición y la voluntad latentes en la mayoría de los casos. Un Maestro de Sabiduría observa: “El mundo pulula con los resultados de la actividad intelectual y del decrecimiento espiritual” (ML N° 14/66). HPB advierte que la conciencia espiritual puede prevalecer cuando revertimos la polaridad existente, cuando nuestro corazón es puro y positivo.

   Continuamente se debe realizar el esfuerzo de centrar la Consciencia en el Corazón, y prestar atención a los dictados de la Consciencia Espiritual porque, aunque esté muy lejos el éxito, debemos comenzar y abrir el camino.

   Las investigaciones actuales afirman lo que los místicos y ocultistas conocieron desde hace mucho tiempo: la inteligencia del corazón es sutil pero poderosa. El campo Electromagnético (EM) del corazón es 5000 veces más potente que el del cerebro. Su campo EM puede ser detectado a unos tres metros del cuerpo y se extiende indefinidamente en el espacio. Como el corazón se conecta directamente con los centros intelectuales del cerebro, sus percepciones nos ayudan a encontrar sentido en la sensación, almacenar memoria emocional, resolver problemas, razonar y aprender (Buhner, 40-1). El campo de acción del corazón, de potencial ilimitado, puede influir sobre las personas que están cerca. Los científicos ahora se hacen eco de la sabiduría de los ancestros: para la salud y la curación, centre la conciencia en el corazón. A través de emociones refinadas (bondad, compasión, aspiración) fortalezca la inteligencia del corazón.

   La Evolución Humana implica el despertar de la acción sabia en varios mundos. El mundo físico, donde prevalece la aparente separación y la individualidad, ejerce una atracción muy fuerte. El reino de la conciencia universal, donde la unidad es fundamental, análogamente nos llama hacia sí. Entre estas realidades se extienden vastos mundos intermedios donde la percepción espiritual podría develarse gradualmente. El estudiante de ocultismo debe encontrar un equilibrio emocional y mental porque en estos mundos se encuentra con fuerzas de gran alcance. Como el corazón se expone al sufrimiento y la alegría, a la oscuridad y la luz, al bien y el mal, al deleite y al horror, el corazón debe estar afianzado en la buena voluntad, en el amor. Nuestro campo emocional y mental debe cambiar su inestable confusión hacia un estado rítmico, como las tempestuosas olas que cuando se calman se convierten en regulares y reflexivas.

   Los sentimientos de bondad, compasión, y gratitud generan serenidad, un ritmo sincronizado del corazón que los investigadores llaman “coherencia”, mientras que la ira, el temor, y la frustración generan una imagen áspera y caprichosa, “incoherente” (Kamp, 25). Durante la coherencia, el campo EM del corazón gana en profundidad y poder. Grandes grupos de células en el cerebro comienzan a vibrar al ritmo del corazón, y las ondas cerebrales viajan sobre las ondas del corazón. Como las funciones del corazón y del cerebro cambian, así también lo hacen nuestra percepción y acción (Buhner, 41). La práctica médica está cambiando a la luz de estos hallazgos, dirigiéndose lentamente hacia una vida armoniosa. Al centrarnos en el amor, el campo inferior emocional puede ser tan estable como un péndulo. Las meditaciones que amplían el amor y la compasión son fundamentales para el sendero como base segura para la ecuanimidad, el autoconocimiento, la fraternidad y el servicio.

   Las imágenes metafísicas y religiosas de la conciencia del corazón incluyen nuestros conocidos triángulos entrelazados, la santa cruz, y la rosa o loto totalmente abierto. Todos ellos confieren armonía e integridad en medio de una gran actividad. En el ocultismo oriental el chakra del corazón es el cuarto de los siete centros principales, que es el puente entre el cuerpo físico y los campos sutiles. El chakra del corazón es llamadoanâhata, un término sánscrito que significa “no tocado”. El sonido del corazón, su sagrada voz o melodía, surge no de dos cosas juntas que se chocan. Más bien la melodía del corazón afirma una armonía eterna, la sabiduría del amor.

   Los científicos confirman otro principio del ocultismo, que el corazón interactúa con otros campos entrando en una especie de diálogo. Cuando los campos de dos corazones vibran al unísono, ellos comparten información, uno puede liderar o captar el interés del otro, una relación denominada “arrastre”. Durante muchos meses en el útero, el corazón del infante comparte información y propósito en el corazón materno, incluyendo cómo ella se siente acerca de su bebé y el intercambio continúa después del nacimiento. Stephen Harrod Buhner escribe (40-2):

   Todos vivimos inmersos en campos de información llenos de significado. Estos campos fluyen hacia nosotros desde el momento de nuestro nacimiento. Nosotros experimentamos estos campos no como un flujo de palabras en una página, pero sí como emociones, el toque de la vida sobre nosotros. Este intercambio arraigado en nuestro corazón altera nuestras vidas, conforma su calidad, nos recuerda que nunca estamos solos. Nos reconecta con la raíz de nuestro ser, de la cual procedemos, y alimenta en nosotros una natural empatía por el mundo que nos rodea…estamos hechos por la naturaleza única de cada cosa que penetra en nosotros a través de nuestros corazones, el cual almacena recuerdos de ella, y establece un diálogo.
   La sabiduría del corazón es estética. En el pensamiento griego la sensación y la percepción fueron denominados aisthesis -tomar la vida en sí mismo, respirar en ella. La Voz del Silencio usa imágenes similares. En el umbral del sendero, el discípulo debe “vivir en lo eterno…vivir y alentaren todo como en ti alienta cuanto ves, has de sentirte residiendo en todas las cosas, y a todas las cosas en el Ser” (v. 217). Y nuevamente, el corazón debe “estremecerse en respuesta a toda señal y pensamiento de todo cuanto vive y respira” (v. 225).

   El Corazón conoce y actúa mediante una participación estética, a través de la inspiración. Un espléndido atardecer, la sonrisa pura de un niño, un cachorro saltando hacia nosotros para jugar: las cosas simples pueden brindarnos alegría. Purificado y despierto el corazón se funde con lo bello y lo bueno en lo que sea que contemple. El corazón acalla en reverencia ante los mensajeros del poder espiritual sea cual sea la forma que tengan, se presta a gritos de dolor tan fácilmente como el loto busca el sol. El corazón nutre y se renueva dándose a sí mismo. El discípulo debe anhelar un diálogo no de palabras sino de todo su ser.

   HPB habla del lugar silencioso del corazón donde podemos encontrar refugio, un poco de calma, en las horas de meditación (CW,VIII,127-9). Ella aconseja: “Hunde tu conciencia profundamente en el corazón, y llegarás a ese lugar. Incluso en medio de la crisis, de la confusión, de la duda, del cansancio, el santuario silencioso permanece”. Pero HPB nos recuerda que incluso cuando descansamos, no debemos perder de vista la batalla. Hasta que todo sea silencio por dentro y por fuera, hasta que lleguemos a un lugar de completo auto-olvido, el camino continúa. Mientras que buscamos la senda sirvamos a ese Gran Corazón, el Alma Suprema cuyo amor-sabiduría bendice cada paso y cuya paz eterna da a cada peregrino la bienvenida al hogar.

Stephen Harrod Buhner, ´The Heart as an Organ of Perception´ (El Corazón como un Órgano de Percepción). Spirituality and Health, Marzo-Abril 2006, pp. 38-43.
Jurriaan Kamp, ´A Change of Heart Changes Everything´ (Un Cambio en el Corazón cambia Todo), Ode, Junio 2005, pp 23-7.