viernes, 10 de abril de 2015

La urgencia de una mente nueva




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RICARDO LINDEMANN

Ingeniero de profesión, es Conferencista Internacional y ex Secretario General de la Sección Brasileña de la ST.

Charla dada en la Convención Internacional, Adyar, diciembre 2013.

 “Es hora de que el Hombre se establezca firmemente en el Nivrtti Mârga (el Sendero de Retorno a la Fuente Espiritual), renuncie al deseo primitivo de sobrevivir y, como la Sra. Blavatsky lo expresa, aprenda un nuevo lenguaje en el regazo de la Madre Naturaleza”.[1]  Éstas son las palabras y el último artículo de la Dra. Radha Burnier, a quien tengo que expresar mis sentimientos de profunda gratitud porque el perfume de su maravillosa vida de luz y amor todavía está con nosotros y así será siempre.

 La Sra. Blavatsky también dice que “la mente es el gran destructor de lo Real”[2] pero nosotros los humanos no parecemos estar concientes de las ilusiones, limitaciones y sufrimientos a los que estamos sujetos en esta vida terrenal, tal vez porque generalmente no estamos buscando ansiosamente una solución. También encontramos en Ocultismo Práctico de HPB: “Somos `lombrices´ porque nos apegamos con todas nuestras ansias a la tierra”[3] o somos como ángeles caídos que hemos olvidado cómo usar las alas.



Los Yoga-Sutra de Patañjali dicen: “Samâdhi (o Éxtasis) está muy próximo a aquéllos cuyo deseo (de Samâdhi) es intensamente fuerte”[4]. Por lo tanto, este sentimiento de urgencia ya era considerado desde la antigüedad como un síntoma del despertar de un nuevo estado de la mente. ¿Estamos realmente interesados en eso? El hombre común, por otra parte, parece preferir estar provisto de una familia y su supervivencia, no habiendo desarrollado la recta visión para comprender Dukkha Satya, la primera enseñanza del Señor Buddha, generalmente traducida como insatisfacción o sufrimiento, tradicionalmente ejemplificado en las miserias de la vida con la enfermedad, la vejez y la muerte.



Respecto a la primera etapa del Sendero Espiritual, Radhaji también consideró:



Un parivrajaka es aniketa, lo que significa que no tiene un hogar en el sentido mundanal. El hogar mundanal es un lugar de refugio del resto del mundo, desde el cual cada uno emprende sus batallas contra el mundo con aliados en forma de marido, esposa e hijos. Así es que el hogar representa un modo de vida exclusivo y egoísta. Pero no tener un hogar, ser un vagabundo, significa que los esquemas y los apegos llegan a su fin. La palabra Samnyâsi se ha comprendido mal, y lo que en realidad representa es que un maravilloso cambio interno se ha hecho trivial por la tradición. El Samnyâsi corta su hilo sagrado, abandona las ceremonias e incluso su nombre porque ya no está apegado. El mundo es su familia, la tierra misma es su hogar.[5]


Esta disposición es la aspiración de la vida que busca una forma mejor de expresión, que es la causa raíz de la evolución, incluso de la forma. Si aceptamos la idea de que en toda la manifestación existen la vida y la forma, podría surgir la pregunta: ¿Cuál es mejor, la vida o la forma? Tal vez la vida tiene más afinidad con nuestro Yo interno, pero sin disciplina, al trabajar sobre el aspecto de la forma de nuestra manifestación también fallaremos.



Desde el punto de vista de la vida o de la conciencia, la transformación de la percepción tiene su urgencia, como Krishnamurti lo considera:



La revolución sólo es posible ahora, no en el futuro; la regeneración es hoy, no mañana. Si experimentan con lo que he dicho, encontrarán que hay una regeneración inmediata, algo nuevo, una cualidad de frescura, porque la mente siempre está quieta cuando está interesada, cuando desea o tiene la intención de comprender.[6]


Pero, generalmente, la mente está apegada a lo viejo para dar continuidad a la sensación, buscando siempre más y más, llegando por lo tanto a la falta de satisfacción. Sólo por la comprensión y la observación, que significa atención total, el deseo de sensación puede realmente cesar sin dejar residuos. Por otra parte, desde el punto de vista de la forma, los cuerpos de materia demoran en evolucionar, al necesitar una disciplina progresiva para desarrollar la habilidad para una auto-observación efectiva, que está ausente en el hombre común, incluso para comenzar el proceso. Como el Dr. Taimni también lo expresa:



El verdadero problema está en la falta de conciencia de nuestra condición real, en el caso de todos nosotros que no queremos enfrentar ahora este problema fundamental de la vida que nos mira de frente, que desea posponerlo, o se inclina a tratarlo de modo ocioso o a medias. La verdadera causa es la falta de discernimiento o viveka que le permite al individuo atravesar ilusiones de diferentes clases y ver la vida en su desnudez, sin todas sus atracciones y tentaciones glamorosas… Por lo tanto esta carencia de viveka (discernimiento entre lo real y lo ilusorio) es el problema real de los seres humanos que están lo suficientemente maduros para sentir la urgencia de la aventura Divina… La mayoría de nosotros con anhelos y aspiraciones espirituales, estamos involucrados en un círculo vicioso tal que no sabemos cómo liberarnos de él… El (espiritual) sendero de (Raja) Yoga para la gran mayoría de los aspirantes comienza aquí, en la incertidumbre, la duda y la carencia de ansias, simbolizadas por vishâda o el abatimiento de Arjuna en el Bhagavadgitâ.[7]

El Dr. Taimni, en su artículo Preparación para el Yoga, enfatiza la necesidad de todo un curso de preparación de vida para la práctica del Yoga como sendero espiritual… “Casi no es necesario destacar que, dado que todos los seres humanos, con muy pocas excepciones, están involucrados en klesas o aflicciones de la vida”[8], y dado que este es el caso, menos percibe la intuición, las limitaciones o la urgencia sentida por la liberación. Si la luz de buddhi o intuición espiritual no se hace presente mínimamente en la mente, incluso el comienzo del proceso de auto-observación no es posible, como puede observarse en el caso extremo de algunos criminales, quienes parecen haber perdido la sensibilidad de percibir cualquier distorsión en su comportamiento, y siempre justifican cualquier cosa o incluso no ven absolutamente nada malo en sus crímenes. Po lo tanto, es necesaria una disciplina preliminar en métodos eficientes o un periodo de tiempo para la preparación para el sendero espiritual de Yoga, incluso para la auto-observación, o hasta que se logre el mínimo de requisitos para hollar el sendero. Por el contrario, incluso la percepción de la urgencia de una nueva mente, estaría ausente.



Por lo tanto, puede parecer una contradicción entre las enseñanzas, el punto de vista de la vida al decir que sólo ahora podría venir la transformación para una nueva mente, y el punto de vista de la forma al decir que sólo por un periodo de disciplina preliminar a tiempo, los vehículos pueden lograr la condición para iniciar el sendero espiritual. Esta aparente contradicción se basa en estos dos puntos de vista opuestos, vida y forma, pero la Teosofía o Sabiduría Divina, como una expresión del Principio Omnipresente, debería abarcar todo y resolver los aparentes problemas, al no tomar ningún punto de vista como exclusivo, sino ver la cuestión como un todo.



Respecto a esta percepción de la Teosofía más allá de todas las paradojas, el Dr. Tamni también escribió:



Es posible permanecer aquí un momento, y considerar la cuestión de las contradicciones que a menudo encontramos en las enseñanzas de los grandes maestros. Estas contradicciones a veces confunden al estudiante de Ocultismo y le hacen que se pregunte si la Verdad  es una, y todos los grandes maestros religiosos están en contacto directo con ella, es posible para ellos diferir a veces incluso en cuestiones de naturaleza fundamental. Las enseñanzas de Buddha y Sankarâchârya pueden tomarse para ilustrar esto.  No sabemos realmente qué enseñó esotéricamente el Buddha, pero incluso si enseñó exclusivamente que existe sólo un Principio Universal e Impersonal en la base del universo y no un Dios Personal, no significa que no exista una Realidad que corresponda a nuestra concepción de un Dios Personal. Deberíamos recordar que todo gran maestro religioso viene a dar un mensaje y una enseñanza particular, de acuerdo a las condiciones particulares en las que tiene que trabajar. Tiene por lo tanto, que destacar esos aspectos particulares de la Sabiduría Divina que se necesitan en ese momento y que pueden ser comprendidos por las personas con quienes trabaja. Y como no puede enfatizar los aspectos opuestos al mismo tiempo, para evitar anular parcialmente sus enseñanzas, a veces puede dar la impresión equivocada de que los aspectos que resaltó representan toda la Verdad exclusivamente. Generalmente, otro maestro viene luego a acentuar los aspectos opuestos y a corregir la mala impresión y los desarrollos no deseados que resultan de las enseñanzas del maestro anterior.[9]


La misma idea parece estar en La Doctrina Secreta, donde H. P. Blavatsky dice que Shankaracharya fue “el gran sucesor de Buddha”[10], así como:



El Brahmanismo y el Budismo, vistos desde sus aspectos ortodoxos, son tan opuestos y tan irreconciliables como el agua y el aceite… La filosofía esotérica de ambos (Advaita Vedanta en el Brahmanismo y la Escuela Yogachara y Mahayana en el Budismo) son sólo una si se analizan y comparan cuidadosamente, como Gautama Buddha y Sankaracharya están estrechamente relacionados, si uno cree la tradición y ciertas enseñanzas esotéricas. Por lo tanto, toda diferencia entre ambos será de forma más que de sustancia.[11]


Entonces, ¿no estaba H. P. Blavatsky enseñándonos a desarrollar una nueva mente o Buddhi-Manas, lo suficientemente intuitivo como para superar las aparentes contradicciones de las enseñanzas profundas? ¿Podemos ver con una mente nueva, que las enseñanzas de Blavatsky, Besant, Leadbeater y Krishnamurti también son variedades diferentes de la misma Teosofía o Sabiduría Divina? Ciertamente, ¡muchos colores conforman el arco iris!



El Dr. Taimni continúa su argumento sobre la naturaleza complementaria del Budismo y la Vedanta al decir: “Ése es probablemente el motivo por el que Shankaracharya tuvo que volver después de algún tiempo (de la vida de Buddha) para destacar los aspectos opuestos. Él pareció estar tratando de demoler al Budismo, pero todo lo que intentaba hacer era enfatizar la laguna de la Sabiduría Divina en las enseñanzas del Buda y de ese modo corregir las ideas equivocadas y las influencias indeseables que el Budismo había creado. Como bien se sabe, Shankaracharya fue un gran Bhakta así como el que presentó la doctrina monástica de la Realidad Una en su forma más sutil. Corrigió en gran medida la mala impresión que se había creado por las enseñanzas del Buddha, de que no hay nada en la base del universo excepto un Principio Impersonal…

Este equilibrio de la enseñanza de un Maestro, por la de otro, no implica en lo más mínimo que no conocieran la Verdad. Ambos, el Buddha y Sankarâchârya, fueron grandes Maestros religiosos de una visión indudable, y nadie puede incluso soñar en sugerir que no sabían lo que todo Jivanmukta liberado se supone que percibe por experiencia directa. Pero, como se señaló anteriormente, cuando ese gran Maestro viene con un propósito definido bajo un número particular de circunstancias, debe adaptar sus enseñanzas a las condiciones prevalecientes, y a los propósitos que tiene en mente. La evolución de la humanidad es un proceso dinámico que requiere un ajuste constante y la introducción de nuevas tendencias en las corrientes de la vida y del pensamiento de modo que el Plan Divino se pueda lograr.[12]



Se necesita una mente nueva no sólo para un nuevo mundo más espiritual y compasivo, sino también para una nueva Sociedad Teosófica ajustada a él, como se señala claramente en el libro del Dr. Taimni, Principios del Trabajo Teosófico, como quisiera sugerir enfáticamente, lo siguiente:



La cualidad tamásica (o inercia) en nuestra naturaleza, engendra el miedo al cambio y una aversión por emprender nuevos experimentos en la búsqueda de métodos nuevos. Esto siempre conduce al estancamiento y a la formación de profundos surcos mentales, que limitan en gran medida nuestra utilidad… El conservadorismo es bueno a su forma y conduce a la estabilidad de una institución, pero cuando degenera en mera inercia y lleva al estancamiento, se debe contrarrestar esta tendencia y tratar de restablecer esa atmósfera saludable en la que es posible hacer experimentos con el fin de desarrollar métodos de trabajo más efectivos.[13]


Él incluso llegó a la conclusión de que cada Sección debería tener un Centro Teosófico de Entrenamiento para investigar e implementar estos métodos efectivos.



Lo que puede ser nuevo en la mente es la percepción de la intuición espiritual o Buddhi. Con una recta visión o claridad de visión uno puede percibir que no hay una serpiente, sino sólo una cuerda enroscada, según la enseñanza Vedanta. Entonces, el miedo y la violencia desaparecen, porque está la nueva percepción de que no hay una serpiente, y nos preguntamos cómo no fuimos capaces de ver esto antes…



Ciertamente, la urgencia de una nueva mente con una nueva percepción es que podríamos ser libres, porque todo nuestro sufrimiento es ilusorio o innecesario, si solamente pudiéramos ver con claridad. Como Radhaji también lo expresa:



La vida exige que la mente del hombre renuncie a sus propios deseos, sus propios impulsos, instintos y reflejos, de modo que un poder mayor se pueda desarrollar y revelarse, no de acuerdo a la voluntad del hombre sino obedeciendo leyes divinas y la voluntad de la naturaleza[14].


Antes de que tal cambio ocurra conscientemente, debe haber no sólo algo de discernimiento (viveka), sino también un poco de desapego (vairagya), cierto auto-control, mencionado en los seis puntos de la conducta (shatsampatti) a los que la Vedanta se refiere, semejanzas de los cuales existen en otras tradiciones. Además debe existir la necesidad de cambiar (mumukshutva), el sentimiento de que ahora debe haber un giro en la vida.[15]


¿Podemos realmente percibir la urgencia de una mente nueva?



Referencias bibliográficas

[1] Burnier, Radha, El Desafío de la Vida. En El Teósofo, Vol. 135 (2), Nov. 2013, p.6

[2] Blavasty, H. P. La Voz del Silencio. Edit. Kier 1973, p.14.

[3] Ocultismo Práctico, TPH Adyar, 1999, p. 104.

[4] Taimni, I. K. La Ciencia de la Yoga. TPH Adyar, 2010, p. 50 (sutra I-21)

[5] Burnier, Radha. No Other Path to Go. TPH Adyar, 2005 p. 16.

[6] Krishnamurti, J. The Krishnamurti Reader. London, Arkana (Penguin Group), 1970, p. 89

[7] Taimni, I. K. Yoga and the Common Man. In: The Theosophist. Vol. 87 (4) Enero 1966, p.234-5

[8] Ibidem, p. 235

[9] Taimni, I. K. Oración. En El Teósofo, TPH, Vol. 93 (1), oct. 1971, p. 50.

[10] Blavatsky, H. P. La Doctrina Secreta (7ma. Edición Adyar 1979 – 3 Volúmenes) Adyar, Chennai, TPH, 2003. (2da reimpresión) v.1; p.xliv.

[11] Ibidem, v.2; p. 637.

[12] Taimni, obra citada 1971, p. 50-1.

[13] Taimni, Principios del Trabajo Teosófico, TPH Adyar, 1991, p. 31-2.

[14] Burnier, El Teósofo, Nov. 2013, p. 7.

[15] Burnier, No hay otro Camino hacia dónde ir, TPH 2005, p.15.