miércoles, 25 de marzo de 2015

Karma


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(Luz en el Sendero).
Imaginen junto conmigo que la existencia individual es una cuerda que
se extiende desde el infinito hasta el infinito, sin principio ni fin, y que
tampoco puede romperse. Esta cuerda está formada por innumerables
hilos muy tenues que, al estar apretados, le confieren grosor. Estos hilos
son incoloros, rectos, fuertes y lisos, pero dicha cuerda, según va pasando
por todos los sitios, sufre extraños accidentes. A cada rato un hilo se
engancha y se queda atrapado, o quizás lo halan violentamente,
desviándolo de su alineamiento. Entonces, durante un largo tiempo, el hilo
permanece desordenado y desordena al resto del conjunto. Algunas
veces, uno de los hilos se ensucia o se mancha, y esta mancha no sólo
afecta el punto de contacto, sino también a otros hilos. Y recuerden que
los hilos son entes vivos, como cables eléctricos, o más aún, como nervios
pulsantes. ¡Cuán lejos puede extenderse esa mancha y hasta dónde puede
llegar esa torcedura!

Pero, eventualmente, los largos hilos, los hilos vivientes que en su
continuidad ininterrumpida forman al individuo, pasan de las sombras a la
luz., y entonces dejan de ser incoloros, se tornan dorados y, una vez más,
yacen unidos y al mismo nivel. Una vez más reina la armonía entre ellos,
y dentro de esa armonía interna se percibe una aún mayor.

Este ejemplo es sólo una pequeña parte, un solo lado de la verdad, es
menos que un fragmento. Sin embargo, préstale atención, porque con su
ayuda podrás percibir aún más. Lo que hay que comprender primero es
que el futuro no está formado arbitrariamente por actos separados del
presente, sino que el futuro es una continuidad ininterrumpida con el
presente, como mismo el presente lo es con el pasado. En un plano,
desde un punto de vista, el ejemplo de la cuerda es correcto. Se dice que
prestarle un poco de atención al ocultismo produce grandes resultados en
el karma.. Esto se debe a que es imposible prestar atención alguna al
ocultismo, sin escoger en forma definitoria entre lo que comúnmente
llamamos el bien y el mal. El primer paso en ocultismo acerca al
estudiante al árbol del conocimiento. Debe arrancar el fruto y comerlo;
debe elegir. Ya no puede continuar bajo la indecisión de la ignorancia.
Tiene que avanzar, ya sea por la senda del bien o la del mal, y cualquier
paso que dé en cualquier de estas direcciones, produce grandes
resultados en el karma.

La masa humana camina de manera indecisa y de una forma incierta,
sin conocer la meta hacia la cual avanza, y su línea en la vida es, en
consecuencia, indefinida, conque su karma opera de una manera confusa.
Pero cuando se llega al umbral del conocimiento, la confusión comienza a
disminuir y, consecuentemente, los resultados aumentan el karma
considerablemente, porque todo opera en una misma dirección en los
distintos planos, pues el ocultista no puede hacer las cosas a medias ni
retroceder luego de traspasar el umbral. Esto es tan imposible como un
adulto volverse niño. La individualidad se ha acercado al estado de
responsabilidad en virtud de que ha crecido, y no puede retroceder.
Aquel que quiera escapar de las ataduras del karma debe elevar su
individualidad saliendo de las sombras y acercándose a la luz; debe elevar
su existencia de forma tal, que esos hilos no puedan entrar en contacto
con suciedad alguna, ni engancharse.

 Simplemente, debe elevarse por sobre la región donde opera el karma.
No abandonará, sin embargo, laexistencia que está viviendo. El terreno
puede ser áspero y sucio, o puede estar lleno de flores cuyo polen mancha,
y de dulces sustancias quese adhieren y se convierten en apegos, pero por
sobre ello siempre estaráel límpido cielo. Aquel que desea estar libre de karma,
debe buscar hogar en el aire y después en el éter. Aquel que desea crear buen karma se
encontrará con muchas confusiones, y en el esfuerzo por sembrar una
buena semilla para su propia cosecha, puede plantar miles de malas
hierbas, y entre éstas, la peor de ellas. No desees plantar semillas para tu
propia cosecha; desea solamente sembrar aquella semilla cuyo fruto
puede alimentar al mundo. Tú eres parte del mundo, conque al proveerle
de alimento, te estarás alimentando a ti mismo.

Sin embargo, hasta en este pensamiento merodea un gran peligro, al
cual tiene que enfrentarse el discípulo que durante largo tiempo pensó
que trabajaba para el bien, mientras que en el íntimo recinto del alma sólo
percibía el mal; es decir, pensaba que tenía la intención de beneficiar al
mundo en gran manera, mientras que todo el tiempo inconscientemente
albergaba un pensamiento de karma, y el gran beneficio para el cual
trabajaba era para sí mismo. El individuo puede rehusarse a pensar en
una retribución, pero en ese mismo rehusarse se aprecia el hecho de que
se desea una recompensa. Y es inútil que el discípulo quiera aprender por
medio de verificarse a sí mismo. El alma debe estar libre de ataduras y
deseos. Pero hasta que los deseos no estén fijos solamente en ese estado
en el que no hay recompensa ni castigo, bien ni mal, es en vano que siga
esforzándose. Puede parecer que el individuo esté haciendo un gran
progreso, pero algún día se encontrará frente a frente con su propia alma,
y reconocerá que cuando llegó al árbol del conocimiento, escogió la fruta
La Sociedad Teosófica en América amarga y no la dulce, y entonces el
velo caerá por completo, y cederá su libertad para convertirse en esclavo del deseo.
Por lo tanto, te lo advertimos a ti, que estás apenas inclinándote hacia
la vida oculta, aprende ahora que no hay cura para el deseo; que no
existe cura contra el amor a la recompensa, ni tampoco contra la miseria
del anhelo, salvo fijando la vista y el oído en aquello que es invisible e
inaudible. Comienza desde ahora a practicarlo y alejarás así miles de
serpientes de tu sendero. Vive en lo eterno.

La forma de operar de las leyes del karma no deben estudiarse hasta
que el discípulo no haya llegado al punto en el que ya no se vea afectado
por ellas. El iniciado tiene derecho a exigir los secretos de la naturaleza y
a conocer las leyes que gobiernan la vida humana. Obtiene este derecho
al trascender las limitaciones de su naturaleza y liberarse de las reglas
que gobiernan la vida humana. Se ha convertido en una parte reconocida
del elemento divino y ya no le afecta cuanto es temporal. Es entonces
cuando obtiene el conocimiento de las leyes que rigen las condiciones
temporales. Por lo tanto, tú que deseas comprender las leyes del karma,
intenta primero liberarte de ellas, y esto sólo puede hacerse fijando tu
atención en aquello que no se ve afectado por dichas leyes.
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Traducido directamente de la versión original, en inglés, publicada por The Theosophical
Publishing House, 15a. impresión, 1970, Adyar, India. Traducido por: Dolores Gago, The
Theosophical Society, Adyar, India.