domingo, 19 de octubre de 2014

La mujer y la Sociedad



 Radha Burnier

La historia de las relaciones humanas muestra que en general las mujeres han sido tratadas como seres inferiores que se deben subordinar a los hombres y a sus modos de comportamiento. Por supuesto, hubo veces y áreas en las que la posición de las mujeres no ha sido tan mala como se puede pensar. Pero frecuentemente, no se les ha dado el rol adecuado en la sociedad humana. Se las ha tratado casi como esclavas o como seres humanos inferiores, o como una posesión personal que se debe mantener usualmente apartada de la gente. Esto significa que la mitad de la humanidad es marginada. Se les impide usar el poder de pensar y de desarrollar las cualidades que yacen ocultas en cada ser humano. 

   Al considerar a las mujeres desde un punto de vista humano y racional podemos concluir que se les debe dar toda oportunidad de desarrollarse, al igual que los niños varones y los hombres, y estimularlas a educir las cualidades buenas en ellas. El desarrollo de las mujeres, cuando está retrasado por las circunstancias, significa la reducción de la iniciativa humana y de la posibilidad de elevarse a alturas mayores. Este hecho afecta a toda la humanidad, y la actitud hacia las mujeres debe ser bien comprendida.

   A menudo las mujeres son tratadas como objetos de los que se obtiene entretenimiento, placer y todo tipo de satisfacciones personales. Nuevamente repito que no me refiero al tratamiento que reciben todas las mujeres. Por supuesto existen diferencias en su trato. Pero el hombre moderno le brinda dicha sólo en pocos casos y un gran porcentaje no lo hace. En la vida moderna existen muchas mujeres que tienen la oportunidad de ser libres, y de hacer el mejor uso de sus vidas: las acciones que educen el aspecto espiritual que, a su vez, puede influir en todos los otros seres, en vez de educir los peores rasgos animales que convierten a un ser humano, debido a su mente astuta, en algo peor que cualquier animal. Puede ser cruel en toda oportunidad y volverse peor que cualquier animal inocente que veamos.

   Las mujeres naturalmente tienen la maravillosa oportunidad de ayudar a los niños cuando son jóvenes y receptivos, y brindar guía en su etapa temprana e incluso más tarde, al crecer. Por lo tanto, podemos decir que el derecho de las mujeres a criar niños y realizar las actividades del hogar desarrolla características ocultas tales como producir orden y despertar un aprecio amoroso que supera las dificultades, aspectos que no existen en otras personas. Pero además de ese trabajo que requiere ser hecho en hogares individuales, las mujeres pueden producir en la sociedad misma una cualidad de acción perceptiva. Una bondad amorosa en las relaciones y una aspiración hacia cosas elevadas que ella conoce instintivamente, se vuelven muy importantes en el desarrollo de la sociedad. Las mujeres deberían por lo menos tener las mismas oportunidades que los hombres a medida que maduran y envejecen.

   Existen sociedades incluso en el presente, en las que las niñas y las mujeres en general no se les da la posibilidad de desarrollar la naturaleza espiritual superior que toda persona necesita, para que la humanidad como un todo se eleve hacia su destino esencial. Esto significa llevar a cabo su propósito en la vida. Quienes creen en la reencarnación sabrán que casi nadie nace sólo en cuerpo femenino o masculino, porque es por medio de encarnaciones en circunstancias diferentes que las cualidades espirituales tienen la oportunidad de perfeccionarse. De modo que la idea de que una mujer nacerá una y otra vez en el mismo sexo, es falsa. Pero por supuesto, muchos en la actualidad no aceptan la verdad de la reencarnación. Sin embargo, quienes sí la aceptan, se deben dar cuenta que el nacimiento como mujer tiene su propio valor. Las cualidades desarrolladas fácilmente en esa posición educen cierta parte del ser humano; cuando tienen la oportunidad de encarnar como hombres o como mujeres, se desarrolla un ser holístico. Éstas y muchas otras razones demandan que se trate a las mujeres como seres humanos reales, no como juguetes o cosas a ser usadas por los hombres. Si le dan una posición adecuada en el hogar y en la sociedad, la mujer desarrollará muchas más oportunidades de crecer en dignidad, conocimiento y carácter.
 
 
 
No piensen que estamos hoy aquí para apoyar el Movimiento de Mujeres. No es un Movimiento de Mujeres, es un movimiento humano. Los hombres y las mujeres no pueden ser separados en dos mitades diferentes. Existe sólo una humanidad.