domingo, 28 de septiembre de 2014

La luz está en ti


Desde la Atalaya
 
 

 RADHA BURNIER
 
El yoga ha alcanzado gran popularidad fuera de India. Muchos hacen los ejercicios que les enseñan para mantenerse saludables y esta práctica se ha convertido en el principal objetivo en el aprendizaje del yoga. Y esto está bien. Pero el Yoga es en realidad un estado de profunda armonía, un estado en el que la consciencia está serena y en paz. Nada puede interferir con esta parte esencial del yoga. Por cierto se dice que el yoga es este estado, una naturaleza  que no puede ser perturbada por nada (samatvam yoga uchyate).

   Generalmente, el hombre común desea cosas. Incluso si no las desea, espera tener felicidad por medio de ciertos objetos, asociaciones y circunstancias que conducen a la seguridad. A menudo se busca el estímulo del conocimiento para una satisfacción del ego. Pero todo esto no tiene relación con el estado del yoga.

   El yogui no busca nada y no le satisface nada que provenga del exterior. “Satisfecho en el Yo por el Yo, se lo conoce por tener una mente estable”. Siempre es feliz, y esa felicidad no proviene de otra cosa. Esto no significa que sea indolente. Es sereno sin ser inerte o inconsciente; está en este estado de modo normal y natural, es inteligente y tiene claridad mental y armonía en todas las relaciones. Podemos decir que este es un estado de consciencia natural para la mente equilibrada.
   Desear esto o aquello, incluso ese estado de paz interna, sólo puede conducir a una persona a la depresión o al desaliento, y el estado interno tiene entonces una manifestación externa: por ejemplo, una situación de desacuerdo puede convertirse en ira o incluso lucha con el mundo externo, porque básicamente es un estado de confusión y ansiedad. Esta infelicidad puede parecer normal, porque podría parecer anormal si fuera al revés. El malestar o la ineptitud puede que esté en lo profundo del individuo y ser inconsciente de su existencia.
   El proceso de llegar a ser no sólo es querer cosas materiales, sino también satisfacción psicológica. Cuando existe un vacío oculto dentro de ese estado interno puede asumir muchas formas. Esta diferencia entre el hombre y otros seres indica que el hombre puede estar deseando seguridad internamente y tener baja auto-estima. La mayoría de las personas se sienten insatisfechas al escuchar opiniones de este tipo. Cuando queremos tener una relación es una muestra de insatisfacción. La habilidad para observarnos puede crear el deseo de seguridad. Cuando una persona no se mira a sí mismo, constante y cuidadosamente, la cuestión se resolverá dándose cuenta que los deseos, sea lo que sea que ansiamos, son una prueba de que existe una carencia.

   Podemos dejar de lado cosas mundanales y pensar que somos religiosos, pero realmente puede que sólo busquemos satisfacción de otro tipo, incluso el deseo de ir de un gurú a otro. ¿Puede alguien desarrollarse por medio de cualquier cosa? Esta es una pregunta importante que debemos hacernos. Nada permanece igual, y lo que nos satisface ahora, puede cambiar por alguna otra cosa mañana.

   La dependencia procede de la creencia en agentes externos. La persona que es dependiente no reconoce lo que le ocurre. Krishnaji dice: “Usted va a un maestro porque está confundido. Usted elige al gurú que nuevamente satisfará vuestro deseo”. Buscamos algo afuera que nos cambiará a nosotros o cambiará las condiciones. Por lo tanto, podemos estar seguros que la sabiduría no se puede conseguir prestada, ni se puede comprar. La Sabiduría es de la naturaleza de la consciencia. La sabiduría y la paz son facetas del recto estado de conciencia que no depende de nada, y no se reafirma en nada.
 
Nuestro modo de ver es ilusorio
   La ilusión es creada y mantenida por varios elementos. Estos incluyen el encanto de las cosas que nos rodean, que incluso pueden dar la impresión de no estar fuera de nosotros. El sentido de dependencia, desasosiego y apego, son parte del estado que impide que la luz pura se exteriorice. Otras condiciones como pensamientos y reacciones ocultos, los cuales son superficiales, también son parte del estado de la persona. Además produce gran decepción en lo que experimentan. El sólo hecho de mirar a los objetos no produce ilusiones sino que lo hace la mente cuando se conecta con el objeto. Se apega a un fragmento y olvida la totalidad. Entonces llega a una conclusión. Su auto-imagen se crea por sí, que es una fuente de ideas erróneas de toda la vida. Por lo tanto existe una fuente continua de ilusión que puede ser destruida sólo al detener toda actividad mental y ver lo que es.

   La visión pura es ver “lo que es” sin distorsión.  Entonces puede ver que la escena externa es un reflejo del estado propio de la mente. Nuestra propia consciencia se convierte en la base de lo que consideramos como experiencia. Este es el motivo por el que, en uno de sus famosos versos, Sri Sankarâchârya expresa que la mente muestra a todo el Universo como parte de sí misma. Si la consciencia no escucha, la música no existe para ella. “La vida misma habla”, nosotros no la escuchamos porque vemos las cosas con falta de claridad y sensibilidad. La única fuente de luz llega cuando la mente está serena, pura, no distorsionada por ninguna atracción externa. 

   Al igual que una lámpara emite luz sobre todo lo que está a su alrededor, y también sobre sí misma, la consciencia pura impregna lo que la rodea con luz. Âtmabodha, una obra famosa de Sri Sankarâchârya expresa: “La lámpara encendida no necesita otra lámpara que la ilumine”. Ciertamente, no necesita nada para darle luz, ¿para qué dirigirse hacia el exterior, excepto que sea por compasión?

   Ningún maestro nos hace ver. Él sólo sugiere, señala, e incluso cuando habla, las palabras no son la verdad. La Verdad no es estática, no es una imagen. No podemos conocer a Dios o el Amor por medio de una imagen. Así, The Cloud of Unknowing (La Nube de la Ignorancia) dice: “Puede ser bien amado, pero no se puede pensar correctamente en Él”.

   La mente puede estar vacía de pensamientos, de deseos, del yo. Debe estar serena y pura, no debe buscar nada. Debe estar vacía, totalmente sin ambición. “Cuando rezo por algo, no rezo. Realmente al orar uno no debe querer nada” (Eckhart).

   Necesitamos meditar sobre esto y darnos cuenta que no existe una fuente externa por medio de la cual podemos conocer la verdad. Se percibe cuando la mente se serena, descubre su propia profundidad y reconoce que la bondad existe allí, en una profundidad inconmensurable. La verdad es belleza, paz y amor. Éstos la conforman porque es la Vida Universal.
 
La verdadera cultura
   Annie Besant expresó: “La Espiritualidad no conoce a “yo y los otros”. Sólo reconoce al Yo Uno del que todas las formas son una manifestación”. Esta es una afirmación valiosa, en la medida en que se comprende la vida de una persona, el Yo Uno se conoce. Existe una dificultad porque la palabra como se comprende, significa cosas diferentes para diferentes personas. Por esta palabra queremos significar lo que una persona realmente sabe, no teórica o parcialmente, la verdad de esa Unidad incluye a todas las personas y a todas las cosas que tal vez tendemos a excluir, las muchas relaciones que incluyen lo que no parece ser parte de la vida.

   Al abandonar, que significa dejar, reconocer mentalmente o de cualquier otro modo que existe una no-unidad fortalecemos el sentido del yo. Esto es lo que ocurre cuando una persona avanza mucho en el Sendero pero se sale de él porque falla en reconocer en sí misma que el sentido del yo permanece aún cuando parece que lo superó. Quien ha abandonado el sentido del ego totalmente es aquél que realmente está realizando el viaje espiritual. Existe una unidad con la perfección que está más allá de todo lo imaginable, que podemos llamar ´cultura´, aunque la palabra ´cultura´ también se usa para hacer referencia a cosas muy comunes.

   En la falsa cultura, aunque puede que no reconozcamos su falsedad, existe una ausencia de verdad. Esto significa que puede haber un condicionamiento o conformidad oculto, la búsqueda de auto-distinción, sin saberlo. Existen peligros en el Sendero durante todo el trayecto, cuando una persona considera que pensar es un arte que le pertenece. La verdadera cultura no puede existir junto con cualquier pensamiento del yo. Es un estado de sensibilidad, a menudo hacia la belleza y la bondad de la vida. No es cuestión de adquirir una apariencia, sino un estado de ser, de ser libre.

   Toda la inteligencia, que incluye la belleza de todo tipo, está en la naturaleza y existe un gran poder en las leyes y procesos que son una expresión de ese estado interno. Una persona que ve esto se da cuenta que el ser humano tiene una pequeña parte de una vasta inteligencia. ¿Cómo sabe un pequeño pájaro cuándo emigrar y dirigirse a otro lugar a miles de kilómetros? ¿Cómo gira una flor hacia el sol y se vivifica? ¿Cómo es posible la construcción de un hormiguero para una pequeña termita que para nuestros ojos no sabe nada? Innumerables fenómenos muestran el poder maravilloso de la Naturaleza; los logros del hombre parecen exiguos para cualquiera que avanzó mucho. Por eso se dice en el Bhagavadgitâ que no existe un fin para las maravillas ocultas dentro del corazón de la Naturaleza. El Señor Krshna, que significa poder divino, expresa: “Sea cual sea la semilla de todos los seres, eso soy Yo, oh, Arjuna!” Esta es una afirmación difícil de comprender, pero al reflexionar se hace más claro y cobra mayor significado. Su significado total se completa cuando nuestra mente comienza a dinamizarse y ampliarse por sí misma.