domingo, 9 de marzo de 2014

UN SENDERO ES PARA CAMINAR




   Joy Mills

            (Conferencia Convención Adyar, 26 de Diciembre de 2004)

             Una frase muy popular hoy día nos dice que debemos ‘caminar la conferencia’, lo que simplemente es decir que necesitamos practicar o poner en práctica las ideas de las que hablamos. En otras palabras, podemos muy fácilmente hablar acerca de las grandes ideas de la Teosofía – fraternidad, la vida una, reencarnación, karma, los estados después de la muerte, etc., - pero a menos que estos magníficos conceptos hayan afectado nuestras vidas de alguna manera, de modo que vivamos de un modo diferente, todas nuestras charlas tienen poco significado para aquellos a quienes podamos estar hablando. El poeta y ensayista norteamericano, Ralph Waldo Emerson, lo dijo bellamente: ‘Lo que tú eres lo dices tan fuerte, que no puedo escuchar las palabras que dices’.
               Lo que estoy proponiendo que pensemos no es ni nuevo ni radical. Las escrituras sagradas de todas las religiones, los tratados filosóficos y espirituales de cada cultura, canciones y slogan populares, todos nos  mandan a ‘caminar la plática’, a vivir de acuerdo con nuestros profesados ideales. ¿Por qué, entonces, bien podemos preguntar, nuestras acciones fallan en reflejar esos ideales?  ¿Por qué, por ejemplo, reconocemos tan fácilmente el principio fundamental de la fraternidad, sobre el que se estableció la Sociedad Teosófica, y todavía actuamos, pensamos, sentimos a veces de modos no fraternales? Es mucho más fácil conversar sobre la fraternidad que ser todo el tiempo y bajo todas las circunstancias genuinamente fraternal! Sin embargo, no propongo comprometernos en un diagnóstico analítico de por qué parece haber tan a menudo una brecha – algunas veces una muy grande – entre nuestras profesadas creencias o convicciones y nuestras acciones. Más bien sugiero lo que puede ser la manera de nuestro caminar para cerrar o al menos estrechar esta brecha.
                 Recordemos la pregunta de Arjuna en el Bhagavadgita, ‘¿Cuál es la señal de quién es de mente estable, (de quien es) firme en la contemplación...El de mente estable ¿cómo habla, cómo se sienta, cómo camina?’ (II,54). Cuando Krishna comienza su enseñanza, Arjuna quiere saber cuál es el efecto de la enseñanza en un individuo, ¿es su vida diferente, son sus actividades normales de sentarse, caminar, hablar, de algún modo  de una cualidad diferente porque ha llegado a ser ‘de mente estable, firme en la contemplación?’.. De nuevo, Arjuna  pregunta a Krishna, ‘¿Cuáles son las señales de quien atravesó lastres cualidades? ¿Cómo actúa...?’ (XIV,21). ¿Hay alguna manera por la cual podemos identificar al individuo quien ha dominado las cualidades inherentes de la materia de este mundo y parece vivir en otra dimensión, por así decir, o en lo que podemos llamar el dominio de la verdad, de la sabiduría?
                          La literatura teosófica, como también los textos de escrituras sagradas en virtualmente toda tradición.,  están repletas de referencias a un sendero, un camino, una forma de caminar que, por sus misma naturaleza, es transformadora o regenerativa. Lo que se indica es que si seguimos un sendero o camino particular, nuestras vidas serán inevitablemente diferentes o al menos deberían ser diferentes. Al mismo tiempo, se nos aconseja frecuentemente, que no es tanto seguir un camino particular, sino más bien llegar a ser ese camino, ese sendero, porque tenemos que reconocer que el mismo término, sendero, no es sino un metáfora para un modo de vida, para una manera de pensar, sentir, actuar en el mundo de acuerdo a principios o ideales que reflejan lo que en nosotros es esencialmente nuestra verdadera naturaleza. Podemos llamar esta naturaleza espiritual esencial o divina, o plenamente el aspecto humano de nosotros mismos, por el que significamos una naturaleza que de algún modo sentimos que es nuestro verdadero Yo.
                       Puede que todos estemos familiarizados con la bella declaración de H.P.Blavatsky en La Voz del Silencio: ‘No puedes recorrer el Sendero antes que tú te hayas convertido en el Sendero mismo’ (Fragmento I,v.58). Y luego agrega en una nota, ‘Este Sendero’ se halla mencionado en todos los tratados místicos. Como dice Krishna en el Dhyaneswari: ‘Cuando este Sendero es percibido..., ya parta uno hacia  la magnificencias del Oriente o en dirección de las cámaras del Occidente, sin moverse...está el viajero en este camino. En este Sendero, a cualquier lugar adonde uno quiere ir, aquel lugar se convierte en el propio yo de uno mismo’.¡ Puede sugerirse que ‘convertirse en el Sendero no es otra cosa que ‘caminar la plática’?. El mismo concepto fue expresado por el monje Budista Vietnamita, Thich Nhat Hanh, en una conferencia con los miembros del Congreso de EEUU en Septiembre de 2003, cuando dijo, ‘No hay un sendero hacia la paz. El sendero es la paz’.  Correctamente, si camináramos un sendero de paz, deberíamos ser la paz. Y aún, cuando hablamos de convertirnos en la paz nos acordamos de la declaración de J. Krishnamurti que ‘ la Verdad es una tierra sin sendero’. Quizás, podemos decir, que solo cuando colocamos nuestros pies en el dominio de la verdad aparece un sendero: somos el sendero, creamos el sendero, nuestro mismo caminar descubre el camino que estamos tomando.
                      Al mismo tiempo, podemos tomar  conocimiento de las muchas declaraciones de HPB refiriéndose a la jornada evolucionaria que todos debemos tomar.  Concluyendo su comentario en las Estancias que describen la Cosmogénesis, HPB escribió del  ‘“Camino” agotador  cercado por las espinas, que desciende, primero, y luego –
                               ......serpentea cuesta arriba todo el camino
                                Sí, hasta el mismo fin...” ‘
                       Y habiendo citado estas líneas de Christina Rossetti, HPB agrega: ‘Comenzando la larga jornada inmaculada; descendiendo más y más en la  pecaminosa materia , y habiéndose conectado con cada átomo en el Espacio manifestado – el Peregrino, habiendo luchado y sufrido en cada forma de vida y existencia, está solamente  en el fondo del valle de la materia, y en la mitad de su ciclo, cuando se ha identificado con la Humanidad colectiva...Para progresar hacia arriba y de regreso al hogar, el “Dios” tiene ahora que ascender el fatigoso sendero cuesta arriba del Gólgota de la Vida’ (La Doctrina Secreta, I, p.268). Y hay otros numerosos pasajes de la pluma de Blavatsky que podrían citarse.
                        Sin embargo, es la paradoja de caminar un sendero y ser el sendero que está siempre con nosotros que es mi presente interés. Porque la misma vida es movimiento, un caminar desde aquí a allá, ya sea desde una habitación a otra, desde el horno al lavaplatos, desde la casa a la oficina y de vuelta nuevamente, o desde un estado de no-conocimiento a uno de conocimiento, del sueño de la ignorancia al despertamiento de la sabiduría. Sin embargo, percibimos la existencia de un sendero o aún su no-existencia, la verdad de la materia es que nuestras vidas diarias están llenas de movimiento, un movimiento desde una posición a otra, no solo físicamente, sino emocional y mentalmente también. Esto ciertamente es evidente por si mismo. La cuestión entonces llega a ser si el movimiento es significativo, si me está llevando hacia delante de una manera significativa hacia cualquiera que haya llegado a ser mi meta, mi aspiración, mi intención. O, más simplemente, ¿está mi movimiento en el mundo efectivamente ‘caminando la plática’ la que tan prontamente expreso en palabras pero de algún modo he fallado  muy a menudo de mostrar en mi vida?
                        Citando de nuevo a Thich Nhat Hanh, cuya práctica incluye no solamente respiración atenta, sino caminar atento:

                        ‘Estoy seguro que no ofendería
                         a Buddha o Dios contándole un secreto.
                         Si pudieras dar tranquilos y ansiosos-
                         Pasos libres mientras caminas en la tierra,
                         No habría necesidad de que fueras
                         A la Tierra Pura o al Reino de Dios.
                         Hay una simple razón para esto.
                         Samsara y la Tierra Pura
                         Provienen de la mente.
                         Cuando tú eres tranquilo, alegre y libre,
                         Samsara se transforma en la Tierra Pura.
                         No necesitas ir a ninguna parte.
                         Todo lo que se necesita  que aprendas
                         Es a liberarte.
                          Libérate de tus penas.
                         Libérate de tus preocupaciones.      
                         Este es el secreto de caminar en la
                         Tierra Pura’.

                                              De Guide to Walking Meditation

                          Mientras nos convertimos en el sendero, caminamos paso a paso a través de nuestra existencia diaria. Y la metáfora se vuelve siempre más rica cuando exploramos la dirección de nuestro caminar, siempre atentos a cada paso,  lo que es estar atento a cada pensamiento, cada deseo, cada sentimiento, cada acción. Porque cuando estamos constantemente atentos, descubrimos que no necesitamos ir a algún lugar para encontrar sabiduría o felicidad o la ‘Tierra Pura’ o cualquier otra cosa que podamos llamar este estado interno donde la verdad , bondad y alegría se dice que moran. Sin ir a ninguna parte, aunque caminando; tenemos que tomar un sendero que no tiene sendero; las imágenes nos llaman a considerar cómo estamos viviendo nuestras vidas aquí y ahora.
                      Como hemos dicho, hay  un caudal de literatura descriptiva de un sendero, un camino, una vía a tomar. Uno puede  viajar en el sendero como un peregrino, como un turista, o en un número de otros roles. Pero no consideremos el sendero o la jornada como tal, sino más bien los pasos que puede tomarnos en nuestro caminar por el sendero, cuando nos comprometamos en el verdadero caminar atento, como lo llama Thich Nhat Hanh. Estar atento a cada paso cuando nos movemos en nuestro camino a través de la vida: ¿es posible tal atención? Porque finalmente un sendero es para caminar y aún si no hay sendero o el camino ante nosotros parece no tener sendero, aún así la misma vida exige que caminemos. Cualquier otra cosa que pueda hacer, pensar o sentir, pongo unpie ante el otro con cada movimiento que hago a través del día, y si estoy atento a este hecho o no, puede, algunas veces, hacer toda la diferencia entre caminar  derecho o simplemente caer.

                      Usando esta muy práctica y demasiado obvia descripción de la manera en que tiene lugar el caminar, podemos sugerir que en otro nivel los pasos son metáforas, lo mismo que el concepto de un sendero es en si mismo una metáfora, para el camino en el que se emprende la jornada de la vida. Desde tal punto de vista, ¿cuáles son los pasos que deben darse?.No hay descripción más clara o más bella de los pasos que están metafóricamente ante nosotros que la entregada al mundo por HPB y conocida simplemente como ‘La Escala de Oro’. Originalmente entregada a sus estudiantes en Londres, y desde allí publicada como parte de sus instrucciones a esos estudiantes, ‘La Escala de Oro’, dijo HPB, proviene de una ‘Carta de un Maestro’ (Ver CW, Vol.XII, pp. 503 y 591). El pasaje entero se lee:

                       ‘Contempla la verdad ante ti: vida limpia, mente abierta, corazón puro, intelecto despierto, percepción espiritual sin velos, afecto fraternal para el condiscípulo ,presteza para dar y recibir consejo e instrucción, leal sentimiento del deber hacia el Instructor, obediencia voluntaria a los mandatos de la Verdad, una vez que hayamos puesta nuestra confianza en  ese Instructor  y creamos que  El la posee; valeroso ánimo para soportar las injusticias personales, enérgica declaración de principios, valiente defensa de los que son  injustamente atacados y mirada siempre fija en el ideal del progreso y de la perfección humana que nos revela la Ciencia Secreta (Gupta Vidya) – tal es la Escala de Oro por cuyos peldaños el estudiante puede ascender para llegar al Templo de la Sabiduría Divina’.

                           Consideremos, primero, la conclusión: las palabras finales os dicen la meta del sendero que estamos recorriendo, así en este sentido los pasos dados tienen una dirección. Cada uno de los pasos tiene que conducirnos hacia el ‘Templo de la Sabiduría Divina’. De hecho se nos está diciendo que si deseamos verdaderamente encontrar este’Templo’, llegar a la Sabiduría que llamamos Teosofía, entonces aquí tienen que darse los pasos. Si estamos en alguna otra búsqueda, si nuestra meta es otra que la sabiduría – dinero, fama, posición, etc. – entonces mejor busquemos un sendero diferente. Otras tres ideas son significantes en las palabras finales del pasaje: primero, los pasos  comprenden una escala de oro. El oro siempre ha sido el símbolo del tesoro espiritual y así podemos decir que la escala es de oro porque conduce al tesoro oculto del Espíritu, la misma Sabiduría. Segundo, los pasos  está reservados al estudiante, a quien está empezando y está dispuesto a aprender la dirección en la cual caminar, el individuo que está, como el clásico espiritual, Luz en el Sendero, nos dice, listo ‘para entrar al estado en el cual el aprendizaje se hace posible’.. Entrar a tal estado pide una genuina humildad de espíritu,  buena voluntad para aceptar  dirección, para admitir que uno no sabe y estar abierto para recibir consejos de aquellos quienes están adelante en la jornada. Tercer, y muy significativamente, en las palabras finales se nos dice que tenemos que ascender. Los pasos no solo están a nivel de la tierra; tenemos que  ascender. Como enunciado en La Voz del Silencio, ‘Largo y penoso es el camino que tienes ante ti, discípulo. Un solo pensamiento acerca de lo pasado que dejaste en pos de ti, te arrastrará al fondo, y tendrás que emprender de nuevo la subida’. Si no estamos preparados para subir, para movernos al menos figurativamente cuesta arriba hacia nuestra meta, entonces los pasos no son para nosotros. Escalar hacia arriba, paso a paso, no siempre es fácil, pero un sendero es para caminar y una vez determinados en nuestra meta, no tenemos opción sino que seguir por más difícil que sea el ascenso.

                       Habiendo considerado la conclusión de ’La Escala de Oro’, podemos ahora volver al comienzo, pero aquí necesitamos notar que aún antes que los pasos se enumeren se nos dice que miremos lo que se halla ante nosotros: ‘Contempla la verdad ante ti’ son las palabras con las que se abre todo el pasaje. Debemos  abordar la escala con ojos abiertos, debemos mirar lo que está justo ante nosotros, porque la verdad no está en una visión distante, ni en un  tomo antiguo, ni enterrada en una tierra remota. La verdad, la que es la realidad delas cosas tal como son, está aquí, ante nosotros, si abrimos nuestros ojos. Como HPB lo puso muy simplemente, debemos aprender a ‘mira con los ojos del espíritu las cosas de la materia’, tener, como dice  La Voz del Silencio,’la correcta percepción delas cosas existentes’. Cuán a menudo en este magnífico poema de la jornada que todos debemos tomar, La Divina Comedia, llamada por HPB ‘una verdadera Revelación Oculta en verso’, se le dice a Dante que mire, que contemple, que observe bien. No era solo un llamado para mantener sus ojos abiertos, sino a ver realmente lo que estaba ante él, porque ver verdaderamente es comprender. ‘Contemplar la verdad ante ‘ nosotros es también prestar atención, como nos manda Luz en el Sendero que hagamos en  el mismo comienzo de ese texto. En los Upanishads encontramos el mandato ‘Despierta, levántate!, la que no es sino otra forma de apelarnos como aspirantes en el sendero, que miremos, contemplemos, prestemos atención, nos demos cuenta de lo que se halla inmediatamente ante nosotros cuando recorremos nuestra jornada. La ‘verdad’ que está ante nosotros, si miramos, es la escala que tenemos que subir, los pasos que tenemos que dar aquí y ahora.

                         Hay otro punto que parece implícito en las palabras de apertura de ‘La Escala de Oro’: toda la instrucción está dirigida a ‘ti’, un pronombre, incidentalmente que es el mismo en Inglés para el singular y el plural. Podemos sugerir que ‘tú’ significa cada uno de nosotros en nuestra condición presente, no ‘tú’ o nosotros como seremos, no solo unos pocos selectos que pueden estar  ya en lo que se llama el sendero espiritual, o quienes han sido especialmente escogidos para algún gran beneficio.. La verdad que se halla  ante ‘ti’ es la verdad para toda la humanidad, para cada uno que esté dispuesto a emprender el trabajo con los ojos abiertos, por así decir, dispuestos a ver  lo que debe efectuarse si se entra en el ‘Templo de la Sabiduría Divina’.
                      Ahora se nos habla de los trece pasos, cada uno de los cuales puede parecer formidable de ascender, pero sugerimos que en esencia consisten de tres grupos de cuatro cada uno, con uno que  se concentra en la clase de visión que tenemos que desarrollar para el ascenso.. Los primeros cuatro pasos, ‘vida limpia, mente abierta, corazón puro, intelecto despierto’, describen lo que podemos llamar un norma personal de vida ética. Limpieza, apertura de mente, pureza de corazón y  anhelo de búsqueda intelectual,, son características de muchas personas en el mundo quienes no están necesariamente comprometidas en caminar un sendero espiritual. Están interesados en el desarrollo y control de nuestra naturaleza mental, emocional y física, y son en si mismos los aspectos necesarios de una buena vida, por la cual significamos una vida que esté fundada en los más elevados principios morales y éticos.

                       Puede sugerirse que los pasos iniciales, cuatro en número, pueden incluirse bajo el tema general de lo que Sócrates se refiere como la vida examinada. Como sabemos, de acuerdo a Platón, fue Sócrates quien propuso que la vida no examinada no es digna de vivirse. Así es que habiendo sido llamados a ‘contemplar la verdad’ ante nosotros, debemos ahora mirar la manera en que vivimos.. Estamos verdaderamente llevando una ‘vida limpia’, la que no solo significa limpieza física, sino una vida desprovista de todo lo no-esencial, limpia de todas las impurezas, ordenada, de modo que toda la personalidad sea útil, eficiente y efectivo instrumento para el ser interno.. Una mente abierta es también una mente limpia, podemos decir, una mente  que no esté manchada por el prejuicio o  las predilecciones, nunca adherida en el cieno de los motivos personales o egoístas. Luego una pureza de corazón, la que es u7na limpieza de nuestros sentimientos, nuestras emociones. La naturaleza de los deseos se examina para asegurar su libertad de todas las impurezas de la codicia, la ira, etc. Un intelecto despierto es más que solo una mente abierta, receptiva; involucra un cierto ardor en la búsqueda del conocimiento, sino un ardor, un entusiasmo, esto es ‘limpieza’, que nuevamente tiene que ser sin un propósito egoísta.

                         Al mismo tiempo podemos ver que estos pasos iniciales incluyen una vida ética y examinada, podemos reconocer que son realmente los prerrequisitos para el quinto paso,’una percepción espiritual sin velos’. Cuando uno limpia la vida de uno, por así decir, parece haber un gradual adelgazamiento de los velos que nublan nuestra visión interna; nos volvemos más sensibles al mundo que nos rodea, comenzamos a ver más profundamente, y comienza a tomar lugar una reorientación interna. Estamos más abiertos al campo de la intuición espiritual, del discernimiento espiritual, de la conciencia de lo finalmente Real. Ahora, la vida de uno está gobernada más por los valores internos que por las circunstancias externas. Nos volvemos más responsivos  al llamado del Yo Inmortal y así del Yo Unico que  mora en todos los seres. Como dije anteriormente, verdaderamente ahora miramos ‘las cosas de la materia con los ojos del espíritu’ Con una percepción espiritual despierta, nuestra mera bondad o bondad pasiva que resulta de haber examinado nuestra vida, ahora se traduce en servicio activo para el benéfico de otros. Cuando vemos claramente, ya no es suficiente solo llevar una ida limpia, tener una mente abierta o pureza de corazón, reconocemos que tenemos una responsabilidad hacia todas las formas de vida que nos rodean y nuestras vidas  asumen un propósito más profundo, una dirección más definida. Hay un cambio de énfasis, por decirlo así, en nuestra vida, en nuestro caminar, aún un despertamiento a una comprensión de las leyes espirituales que  sustentan nuestra existencia encarnada en el mundo.
                             Con este despertamiento interno, este quitar el velo  a nuestra percepción espiritual o buddhica, encontramos que surge una nueva comprensión o relación,, y los próximos cuatro pasos concentran nuestra atención en lo que podemos llamar correcta relación. Primero una fraternidad para todos, porque todos son nuestros compañeros estudiantes, nuestros condiscípulos. Recordemos las palabras del Fragmento III de  La Voz del Silencio: ‘Así estarás en perfecta armonía con todo cuanto vive; amarás a los hombres, como si fuesen todos ellos tus compañeros y hermanos, discípulos de un mismo Maestro, hijos de una misma tierna madre’ (v.220). Cuando existe la comprensión de una fraternidad con toda la humanidad, está presente una presteza para dar y recibir consejo e instrucción , porque comprendemos que podemos aprender de todos como también ayudar a todos quienes caminen en la misma dirección que nosotros. ¿Y quién es el  ‘Maestro’ de que se habla en La Voz del Silencio,  la ‘misma tierna madre’ a quien debemos un leal sentimiento del deber? La descripción puede parecer adecuada para la misma Naturaleza, y seguramente todos somos hijos del  universo o Naturaleza en su aspecto universal, y por lo tanto, debemos obedecer sus leyes, que son  los ‘mandatos de la verdad’.. El ‘maestro’ puede también considerarse nuestro propio  Yo superior o aún este principio universal, Atman, o como La Voz del Silencio propone ‘Alaya, el Alma Universal’, que es, de nuevo, el mismo padre universal de toda la humanidad. Y debe haber confianza en ese ‘Maestro’, y por lo tanto, una correcta relación con la verdad tal como se nos revela a través de nuestra percepción espiritual despierta. Sí, como nos dice  La Voz del Silencio,  ‘De maestros hay muchos’, pero cuando comprendemos esto, paradójicamente, ‘todos son nuestros maestros’ como  declara Luz en el Sendero,  al igual que todos son nuestros ‘condiscípulos’, sin embargo no hay sino un Maestro Supremo, entonces hay verdaderamente una obediencia voluntaria a la misma verdad, a la ley universal que sostiene el universo y todo lo que contiene en amoroso abrazo.

                                Así comenzamos a percibir un movimiento natural en nuestros pasos ascendentes. Podemos recapitular nuestro progreso  hasta ahora, resumiendo los pasos dados por otras sugerentes palabras. Los primeros cuatro pasos representan la adquisición de capacidades personales, un refinamiento de nuestra vida mental, emocional y física, que conduce a una remoción delas obstrucciones, los velos, que han nublado nuestra visión interna y esto es seguido por una manera de volverse hacia fuera para reconocer la naturaleza de nuestra relación con todos los que recorren el sendero con nosotros. Primero una fraternidad que incluye a todos, porquela percepción espiritual sin velos debe traer una comprensión de nuestra unidad espiritual con toda la humanidad, que no caminamos solos, nunca podemos caminar solos. Y caminando, puede haber momentos en que podamos dar útil consejo a otro,, aunque nunca urgiéndolo a aceptar este consejo, sino ofreciéndolo libremente, amable, afectuosa, compasivamente. Entonces aprender  a aceptar un consejo, no siempre es fácil, pero escuchar voluntariamente lo que otros pueden tener que decirnos y aceptar lo que nos parece ser verdadero. Dar y recibir realmente están entre las mutuas alegrías de la verdadera relación, o la relación fraternal. Más allá de lo que podemos llamar una relación horizontal, indicada por la palabra ‘fraternidad’, hay una relación vertical, por así decir, que incluye nuestra aceptación de un maestro, ya sea afuera o dentro de nosotros, en quien ponemos nuestra confianza y por lo tanto obedecemos voluntariamente. Aún en una relación común maestro-alumno,  aprender es un acto de confianza y fe mientras reconocemos, con nuestra percepción espiritual despierta, la validez de las lecciones puestas ante nosotros.

                   Ahora nos movemos hacia los cuatro pasos finales como los entregados por HPB en ‘La Escala de Oro’, pasos que podemos considerar como expresiones constituyentes del Yo superior o interno, expresiones en la acción y servicio. Porque estos pasos son cualidades que tienen una profundidad de significado para  el escalador  serio en el camino hacia el ‘Templo de la Sabiduría Divina’. Ellos son  resistencia,  valentía, valor o fuerza en oposición a la injusticia, y una constancia  unidireccional, de visión única en percibir la meta hacia la cual toda la humanidad se está moviendo, sea o no consciente de ello. Resistencia: es la capacidad para continuar en el ascenso no importa la oposición que se encuentre a nuestra subida. Si sentimos que hemos sido tratados injustamente, que en alguna forma hemos sido  despreciados y nos sentimos heridos por lo que se ha dicho acerca de nosotros, deberíamos reconocer que nada puede llegarnos que no sea parte de nuestro propio karma. Y no hay espacio para la auto-defensa , la defensa del yo personal. A menudo el silencio es la mejor defensa, porque si sentimos que hemos sido injustamente tratados, entonces debemos mirar hacia adentro y tratar de ver lo que en nosotros  ha pedido el ataque personal.. Las pruebas llegan en los pequeños incidentes como también en los grandes y necesitamos frenar lo que parece un deseo innato de defendernos o excusarnos. Nada debe  apartarnos de nuestro caminar en el sendero que hemos escogido. Se nos ha dicho  al principio que sería una jornada cuesta arriba y todos quienes han caminado antes que nosotros nos han dicho que el caminante necesita valor .

                           Muy a menudo cuando nos movemos en nuestros alrededores de cada día, nos cuestionamos acerca  de nuestro conocimiento y aún de nuestra comprensión delos grandes principios a los cuales hemos  entregado nuestra lealtad Otros pueden aún  menospreciar nuestras creencias, ridiculizar las ideas que queremos. ¿Somos lo suficientemente valientes para sostener nuestras convicciones, sin buscar imponerlas a los demás? ¿Podemos ser amables y discretos al declarar firmemente lo que verdaderamente creemos, sin ser agresivos o defensivos? No siempre es fácil declarar los principios por los que vivimos, sino que se pide una valentía de espíritu, junto con un reconocimiento de la oportunidad de nuestra respuesta.. Puede que haya un momento para hablar y un momento para callar, así bien puede requerirse discernimiento, discernimiento del momento oportuno para hablar . Nuestos principios a menudo son  examinados, algunas veces en maneras muy sutiles, pero si  somos serios no podemos ser lo que pueden llamarse ‘Teósofos de salón’,  renuentes a defender esos principios y conceptos que significan tanto para nosotros. No siempre necesitamos etiquetarlos, es decir, por ejemplo,, ‘yo soy un teósofo, así creo en la reencarnación o karma o en la unidad de la vida, etc.’. Uno puede hablar de los principios de uno con una gentileza que no ofenda al otro. Finalmente nuestras vidas deben ser la expresión, la ‘voz’, de nuestras convicciones internas, porque es por ‘sus frutos que  ellos serán conocidos’, como nos dicen las escrituras.              
         
                         Y si vemos a otros siendo atacados injustamente, ¿cómo respondemos?¿Cómo defendemos a la Sociedad, por ejemplo, o a HPB quien todavía es muy a menudo atacada por la crítica? Cuando vemos a otra persona que está sujeta  a la crítica injusta, ¿cuál es nuestra respuesta? ¡Nos enojamos, nos volvemos violentos? ¿O simplemente permanecemos silenciosos? Cada individuo debe decidir su propia respuesta, por supuesto,  mucho depende delas circunstancias de cual pueda ser esa respuesta.. Sobre todo ¿podemos permanecer fraternales aún cuando defendemos al otro? Entonces consideremos nuestra respuesta cuando  ‘esos injustamente atacados’ son los animales. Puede que necesitemos defender a aquellos que consideramos  indefensos, pero la forma de nuestra defensa debería estar de acuerdo con nuestros principios. Hay mucho que  pensar acerca de dar este paso.

                           A través de todo nuestro ascenso de la escala de oro, ha habido un sentido de dirección, una cierta visión que nos ha guiado, una visión agudizada en verdadera percepción espiritual. A cada paso que se da, un propósito se vuelve más evidente, hemos visto más claramente hacia adónde nos dirigimos. Sabemos lo que tenemos que hacer, primero  en el refinamiento de nuestra propia naturaleza personal, luego en el desarrollo de habilidades en la relación, y finalmente en la  adquisición  o fortalecimiento de ciertas cualidades en el servicio de  otros. Aunque al principio puede que no hayamos definido claramente nuestra propia meta, tenemos que volvernos aumentadamente conscientes de que nuestro movimiento no ha sido a la ventura. Y ahora, cuando nos acercamos al ‘Templo de la Sabiduría Divina’, emerge una visión siempre más clara, una visión mayor que abarca toda la humanidad. Mientras cada uno de nosotros, individualmente, debe dar cada paso,, cada cual quien se halle en el sendero espiritual, llegamos a reconocer que nuestra constancia de propósito, nuestra dirección interna, no ha estado en la satisfacción de algún objetivo personal, sino que ha sido para el beneficio de todos los seres humanos. La ‘mirada siempre fija’ referida en el paso final en la secuencia que nos da HPB, tiene que estar en el ideal del posible logro para toda la humanidad, la comprensión por parte de toda las personas, del principio de la fraternidad universal. Todos debemos finalmente recorrer este sendero, aunque, paradójicamente, no es el mismo sendero para todos.  Nuestro enfoque está ahora en el futuro, la posibilidad de la perfectibilidad humana para cada unidad individual en nuestra oleada de vida humana. Sin embargo,  la humanidad ahora parece lejos de tal estado, aún cuando lejos parezcamos estar de esta condición que podemos  llamar  calidad de maestro, calidad de mahatma, Budhado, o por algún otro nombre, sabemos con una certeza  pasados todos los cuestionamientos, que con toda la humanidad estamos en esta larga jornada tan bellamente descrita en textos tales como  La Doctrina Secreta, como también en las escrituras sagradas del mundo.

                            Hay mucho más en ‘La Escala de Oro’ de lo que he sugerido aquí, pero su secuencia e intención  indican una manera de caminar para cada uno de nosotros. No es un sendero arbitrario sino un proceso natural de moverse hacia delante, pao a paso, hacia lo que sería, ser Teósofos más que de nombre. Todo el mundo, toda la experiencia de vida constituye la ‘Escala de Oro’ y siempre es un paso a la vez, porque es la forma de caminar. No es suficiente, por supuesto, que hablemos acerca de los pasos, que describamos la escala; debemos, realmente, ‘caminar la plática’, vivir el camino, convertirnos en le sendero.  Y pienso que es ni siquiera que buscamos seguir las huellas de los Grandes, aquellos a quienes llamamos Maestros de Sabiduría,  porque lo que nos muestras sus vidas es que es posible alcanzar lo que ellos han alcanzado. Afortunadamente nos han dejado  señales,  marcadores que pueden ayudarnos, per es para que cada uno de nosotros recorramos nuestro propio  camino, limpiemos nuestro propio sendero. Y podemos saber que como Krishna aseguró a Arjuna, ‘De cualquier modo que los hombres se Me acerquen, les doy mi bienvenida, pues esmío el sendero que por doquier toman los hombres’ (Bhagavadgita, IV,11).
                        Una antigua historia que he contados antes, pero que puede ser apropiada aquí, nos habla de un viajero en un país montañoso cuyo guía parecía conocer con completa seguridad el camino que tomar para alcanzar su meta. Para el viajero, el camino adelante siempre parecía ser  confuso con  vegetación exuberante que tenía que removerse y ningún sendero que atravesara el valle o subiera las montañas parecía  patente. Finalmente una noche preguntó a su guía como era que parecía avanzar tan confiadamente aunque no era visible ningún sendero. El guía dijo muy simplemente, ‘Quizás es porque tengo la mirada  en lo inmediato y en lo lejano. Con una veo el paso inmediatamente ante mi; con la otra guío mi rumbo por las estrellas’. Así, cuando encontramos el sendero que tenemos que recorrer, puede que tengamos la mira inmediata y la lejana. Con una, veremos el paso próximo ante nosotros, el paso que dar justo ahora en este momento. Y con la otra, la visión lejana, podemos guiar nuestros pasos por las estrellas,  ajustando la metáfora a los Grandes de nuestra humanidad cuyas vidas tan verdaderamente han ejemplificado el ‘caminar la plática’.
                         Cerremos con las palabras del gran Neo-Platónico, Proclus, palabras que han sido traducidas como un ‘Himno Común’:

                          ‘Y los senderos divinos se descubren cuando subo.
                            Dáme para ver esos  rayos de gloriosa luz,
                            Que ayudan al alma desde la noche de la Generación...
                             Mientras atado al hogar muevo
                             Impacientes las velas,
                             Impulso mi embarcación por la principal tormenta de la vida,
                            Hasta el hermoso  puerto de la Piedad llego;
                            Porque allí mi alma con poderosas herramientas
                          Pisoteadas
                          Encontrará su largo – largo Paraíso de descanso’.



                                             The Theosophist, Enero de 2005
                                              Tradujo: Perla