Tran-Thi-Kim-Dieu
Cada uno de nosotros ha
experimentado la vida hasta cierto punto. Aunque la consciencia puede variar de
acuerdo a nuestros ambientes, todos hemos conocido el sufrimiento, disgusto,
desesperación, placer, alguna felicidad y quizás, alegría. Como teósofos, cada
uno de nosotros tiene algo que hacer en el mundo; aunque hay un sentimiento de
que mientras vivamos en el, sin embargo no pertenecemos enteramente a el. Parece que
el brillo del mundo deja de tener el encanto para nosotros que para otras
personas que viven completamente en el mundo y pertenecen a el.
Ser miembros de la Sociedad Teosófica
no nos confiere superioridad ni nos da más prerrogativas que al resto de la
humanidad, pero sugiere que estamos buscando una vida que tenga un significado,
y que una forma significativa de vida nos conduce a cada uno de nosotros más
pronto o más tarde hacia el sendero espiritual. La diferencia se halla en el
hecho que estamos buscando una forma de vida que sea digna de vivirse.
En el pequeño libro A los Pies del Maestro, uno puede leer:
‘En el mundo, solo hay dos
clases de personas – aquellas que conocen y aquellas que no conocen, y este
conocimiento es lo único que importa. Qué religión sostenga un hombre, a qué
raza pertenezca – estas cosas no son importantes; lo que es realmente
importante es el conocimiento del plan de Dios para los hombres. Porque Dios
tiene un plan, y este es la evolución’.
La palabra ‘dios’ no simboliza
un dios personal; significa la naturaleza más profunda de lo que existe.
Podemos llamarlo lo Divino. La literatura teosófica habla abundantemente acerca
del conocimiento del plan Divino de evolución. Es el conocimiento del alma espiritual,
el Yo Uno, revelando a la humanidad el futuro del alma humana que es glorioso y
sin límites.
LaVoz del Silencio habla acerca de tres vestíbulos: el Vestíbulo de la Ignorancia , el
Vestíbulo de la
Instrucción y el Vestíbulo de la Sabiduría. La humanidad está en
la presente vida en el primer vestíbulo, el de la ignorancia – siendo la peor
ignorancia no saber que uno es ignorante! La mayoría de los seres humanos son
ignorantes pero no saben que lo son. Sin embargo, irónicamente hay una certeza
inconsciente que uno sabe. Por el reconocimiento de que uno es ignorante, uno
puede ir en busca de conocimiento y finalmente lo adquiere.
Más de una vez, en la Joya Suprema de la Sabiduría (Vivekachudamani), el maestro llama al inquiridor ‘hombre sabio’. Efectivamente,
los investigadores espirituales son una especie de individuos sabios; han visto
su ignorancia y por lo tanto tratan de remediarla pidiendo instrucciones a los
instructores espirituales. El acto de pedir instrucción testifica la buena voluntad
de aprender.
Ahora, ¿qué debería uno
aprender y cómo? Uno puede aprender variadas habilidades, la habilidad técnica
de conducir un automóvil, pilotear un avión o usar un computador. Para esto uno
puede hacer algún esfuerzo y algún sacrificio en otros campos. Esto es parte
del método y los requisitos no pueden ignorarse o descuidarse si uno desea
alcanzar la habilidad deseada. El
aprendizaje de habilidades técnicas es interminable, ya que la tecnología se
desarrolla y suministra aparatos más
nuevos que aguijonean la curiosidad de la mente humana. Así es con la reunión
de información. Vivimos en un mundo de información donde billones de megabytes
de información están siendo enviados alrededor del planeta. Como la red de
información está creciendo más extensa y más compleja cada día, uno puede ser
atrapado en ella si no se da cuenta. Viviendo en el mundo como lo hacemos, no podemos
negar todas las habilidades. Pero a menos que uno sea indiferente a la
evolución espiritual, uno tiene que limitar
el envolvimiento con el proceso de obtener información y aprender nuevas
habilidades. Este es un asunto de discernimiento en el que nuevamente A los Pies del Maestro da valioso
consejo:
‘Por muy sabio que ya seas,
en este Sendero tienes aún mucho que aprender; tanto, que aquí también debe
haber discernimiento, y debes pensar con cuidado si algo vale la pena de ser
aprendido. Todo conocimiento es útil, y algún día tendrás todo el conocimiento,
pero mientras poseas tan solo una parte, cuida que sea la parte más útil’.
¿Cuál es la parte más útil
del conocimieno? Depende de la motivación del aprendiz. La elección delo que es
más útil se hace de acuerdo a lo que se define como digno de aprender. Para una
persona que pertenece enteramente al mundo y cuya motivación está basada en
objetivos materialistas egoistas, el interés estará dirigido a más riqueza y
poder. Para una persona que vive en el mundo pero que ya no pertenece a él, la
motivación puede ser muy diferente, porque para él hay ‘cosas más grandes quela
riqueza y el poder – cosas que son reales y perdurables’.
¿Pero cuáles son estas
cosas que son reales y perdurables? ¿Cómo puede uno obtener aún la más ligera
idea de ellas si está uno todavía bajo el hechizo de lo que es irreal? La forma
de vida, el hábito del pensamiento, la rutina de las acciones, formadas por
tendencias mundanas y motivos egoistas, son nubes que velan una visión clara de
lo que es real. El mundo en que vivimos es un mundo de apariencias. A menos que
uno pueda ver más allá de esas apariencias, uno nunca puede alcanzar la visión
de lo real. Uno de los Mahatmas señaló
que una de las mayores dificultades en su tarea de enseñar a los discípulos era
hacer que aprendieran a soltar su dependencia sobre las apariencias. Y para
hacerlo, los discípulos tienen primero que desaprender.
El condicionamiento
llega de lo que llamamos el medio, formado de la cultura racial, crianza
familiar, educación intelectual y religiosa. Todas estas son como estratos de
colores artificiales pintados sobre la madera natural que es la naturaleza
fundamental de un individuo. Cuando uno comienza a desaprender el medio,
comienza a deshacer el condicionamiento.
Al principio uno puede
comprender que lo que dio por sentado como real, no lo es. Uno también puede
comprender que lo que consideraba importante, no lo es. Todo el proceso es como
quitar los estratos de la pintura artificial, uno a uno, para descubrir la
madera natural del Yo real. Corresponde al instante en que cambia nuestra
visión y adquiere un ángulo más amplio para mirar de nuevo la vida.
Cambiar nuestra visión
no es solo un asunto de auto-adaptación a las circunstancias. Esto podría ser
mera astucia, eludir las dificultades de la vida. Un cambio de visión no
significa compromiso tampoco, sino como una consecuencia directa, las escalas
de valores caen una tras otra, siendo reemplazadas por unas más valiosas. Esto
puede seguir por un largo tiempo, hasta que se encuentra la escala que está
basada en virtudes universales, y plenamente aceptada como el criterio final para nuestro pensamiento,
palabra y acción.
Lo mismo ocurre con
las ideas y conceptos, que son ‘cosas’. Aunque los pensamientos son objetos más
sutiles que materiales, son ‘cosas’ no menos en la etapa de manifestación. En
el proceso de aprendizaje, los pensamientos son reemplazados por unos más
profundos resultantes de mayor comprensión. Esta comprensión, cuando es
correcta, no es diferente de la visión interna o percepción.
La percepción
naturalmente requiere correcta
motivación y finalmente conducirá a su abolición. Es así porque la
motivación testifica al yo mientras la acción inegoísta necesariamente es sin
motivo. La percepción conducirá al genuino principiante adelante hacia el
discernimiento de la naturaleza de la misma acción.
Así, cambiar visiones,
depurar conceptos, producir recta acción de entre la percepción, son las
consecuencias del aprendizaje. A un nivel sutil uno puede decir que este
aprendizaje es el aprendizaje espiritual que también es la purificación de la
naturaleza humana interna. En otras palabras, este aprendizaje es purificación.
Cuando toma la forma de investigación en la naturaleza de lo que existe por
medio de la reflexión y la meditación, ayuda al principiante a descubrir el
verdadero Yo. Así, el aprendiz se mueve, paso a paso, desde lo irreal hacia lo
real.
El sendero desde lo
irreal a lo real no es un camino suave,
pavimentado donde sombreados refugios están listos para recibir al viajero cada vez que esté cansado. La jornada desde
lo irreal a lo real no es automáticamente una jornada segura tal como a menudo
se afirma, se espera, se aguarda. Por el contrario, es una jornada peligrosa a
través de la cual el peregrino no puede pasar siempre ileso. Podría al igual,
perder su vida antes que la completa porque las trampas son tan numerosas como
las debilidades del peregrino; el peor enemigo que él tiene, por lo tanto, es
él mismo. Las trampas como enumeradas en Luz
en el Sendero son, ambición, deseo por la vida, deseo de comodidad y
sensación, sentido de separatividad y hambre de crecimiento. Cada uno de ellos,
de acuerdo al consejo, debe ser ‘matado’. En suma, el mejor grillete puede ser
identificado como orgullo.
El orgullo tiene una
amplia gama de formas, desde lo tosco a lo sutil. Hace que una persona sienta
que es mejor que otros – si no el mejor de todos. Insidiosamente susurra al
orgulloso que todo el mundo debería inclinársele; que debería dársele atención
especial. A sus ojos, es contundentemente evidente que las cosas deberían
seguir su camino, puesto que sabe más que todos los demás. La ilustración más
elocuente puede encontrarse en la personalidad del Sr. Hume a quien uno de los
Mahatmas calificó como un ‘monumento al orgullo’. El Sr. Hume les pidió
instrucciones pero en el trasfondo de su mente, había constantemente la
creencia que sabía más que ellos acerca de cómo enseñar y a quienes. Todos
nosotros podemos ser ‘pequeños’ Humes en nuestras vidas diarias, lo que una
honesta y aguda auto-observación puede revelar.
Entrar al Sendero
significa no regresar ya al Vestíbulo de la Ignorancia , sino tratar
de moverse hacia una mayor comprensión. Todas las trampas pueden ser
consideradas como un paso que dar y conquistar hasta que la última de ellas se
pase. Este punto de retorno no es sino un acto de voluntad para decidir no
permitir que el alma flote de vida en vida sin dirección. Entrar al Sendero
corresponde al momento en que uno toma la vida y destino de uno en nuestras
manos, resistiendo las tempestades que se generan debido a nuestra ignorancia o
acciones pasadas, que lo arrojan a uno
de aquí para allá en el océano de la ‘existencia’ o samsara. Cuando hay esta
decisión de tomar el destino de uno en nuestras propias manos y la
perseverancia para mantener esta decisión, solamente entonces comienza el
sendero espiritual. No antes.
El Sendero es el sendero
del aprendizaje y el servicio. Uno deja el Vestíbulo de la Ignorancia y cruza el
umbral que conduce al Vestíbulo de la Instrucción.
Mientras aprende el discípulo se le previene que discierna el
aprendizaje de la cabeza de la sabiduría del alma como se declara en La Voz del Silencio:
‘Antes de dar el primer
paso, aprende a discernir lo verdadero de lo falso, lo siempre fugaz de lo
sempiterno. Aprende sobre todo a distinguir la Sabiduría de la Cabeza,
de la Sabiduría
el Alma; la doctrina del “Ojo”, de la del “Corazón”. Verdaderamente, la
ignorancia se asemeja a un vaso cerrado y sin aire; el alma es como un
pajarillo preso en su interior…Pero aún la ignorancia misma es preferible a la
Sabiduría de la Cabeza ,
si ésta no tiene la
Sabiduría del Alma para iluminarla y dirgirla’.
La advertencia en La Voz del Silencio menciona:
‘En el Vestíbulo de
la Instrucción encontrará tu alma las flores de vida, pero debajo de cada flor
una serpiente enroscada’.
Podría significar
que la instrucción contiene la promesa del conocimiento, pero cada vez que el
conocimiento alcance un cierto nivel de éxito, detrás se halla el peligro del
amor por sí mismo, como una serpiente siempre dispuesta a dar una mordida
mortal.
La humildad es como
un escudo protector. Por lo tanto, La Voz del Silencio aconseja:
‘Se humilde si
quieres alcanzar la Sabiduría. Se
más humilde aún, cuando de la
Sabiduría seas dueño’.
El aprendizaje es
infinito. Así es el Sendero. Pero como dije, cuando el proceso es correcto, dará
acceso a la percepción como un preludio a la Sabiduría. Esta
Sabiduría es la luz interna que ilumina el camino del principiante hacia el
descubrimiento del plan divino que es el plan de evolución.
Este sendero, como lo
veo, es el mismo que el camino descrito por HPB como ‘empinado y espinoso, un
camino que conduce al corazón mismo del Universo’. La declaración del vidente
contemporáneo, J. Krishnamurti, afirmado que ‘ La verdad es una tierra sin
sendero’, no es una negación del camino de HPB, como puede parecer ser a
primera mirada. Porque, debiera haber un sendero a la Verdad , este sendero debe
necesariamente conducir al corazón del Universo, que es también el corazón del
Yo Uno. Pero no puede ser un sendero pre- ideado. De hecho, ¿hay otro sendero
por el que ir que este sendero que es el sendero universal, y aunque al mismo
tiempo, un sendero propio? Nuevamente aquí La Voz del Silencio insinúa una respuesta:
‘No puedes recorrer
el sendero antes de que te hayas convertido en el sendero mismo’
The Theosophist, Diciembre de 2004