domingo, 6 de octubre de 2013

Ciencia: moderna y oculta – II



 PABLO SENDER

Doctor en Ciencias Biológicas y miembro de la ST en EEUU

Ciencia Oculta – una síntesis regenerativa

   Una característica de nuestra época es un sentido de vacío en la vida de las personas. Muchos sienten que su existencia no tiene un significado profundo o un propósito final y buscan la felicidad por medio del placer sensual. La creencia de que la felicidad se obtiene por medio de posesiones (objetos, personas, situaciones, etc.) es causa de egoísmo, competencia y violencia, características que predominan tanto en la cultura actual.

   ¿Cómo hemos llegado a esta situación? Al reflexionar sobre este tema podemos ver que la ciencia y la religión han tenido un rol importante en generar el estado de la situación actual. Cuando la ciencia moderna comenzó a desarrollarse, empezó a cuestionar las creencias de la religión dogmática. Esta última, incapaz de responder a los desafíos que los nuevos descubrimientos científicos presentaban, denunció al conocimiento como maléfico y trató de silenciar a los científicos, como en el famoso caso de Galileo Galilei en 1633. Esto produjo una marcada separación entre las dos disciplinas.

   En parte como una reacción a la religión, la ciencia en desarrollo, sistemáticamente eligió la interpretación más secular posible de los hechos que descubría, y se inclinó hacia una visión materialista. No pasó mucho tiempo hasta que los científicos denunciaran a la religión como una mera superstición, afirmando que no había otra realidad que la que la perceptible por medio de los sentidos. Con una religión incapaz de responder a un intelecto en desarrollo, la situación resultó en un debilitamiento de las aspiraciones trascendentales en el corazón de muchas personas, incluso entre quienes no tenían más que un conocimiento superficial de la ciencia. Por lo tanto, una religión estrecha y una ciencia materialista generaron un campo fértil para el crecimiento de un sentido de vacío que muchos tratan de llenar por medio de posesiones, estímulo sensual y entretenimientos.

   Actualmente, enfrentamos un peligro adicional porque la ciencia moderna, que básicamente no está dispuesta a limitarse con consideraciones éticas, es capaz de manipular peligrosamente la vida, o incluso de una total destrucción por medio de armas nucleares o biológicas.

   Urge un cambio. Necesitamos movernos hacia una ciencia más religiosa y a una religión más científica, y la Ciencia Oculta puede probar ser el “eslabón perdido”.

 La ciencia y los Mahatmas

   En la primera parte de este artículo mostramos ejemplos del conocimiento oculto que poseían los así llamados “Mahatmas” o “Adeptos” en la literatura teosófica. Estos individuos, por medio de un entrenamiento yóguico sistemático, desarrollaron facultades extrasensoriales confiables que se pueden usar para investigar en las dimensiones ocultas de la naturaleza. Los Adeptos, conocidos como rshi-s en el Hinduismo, y como “Bodhisattva-s” en el Budismo Mahâyâna, desarrollaron no sólo poderes psíquicos y espirituales, que se encuentran latentes en todo ser humano, sino también sabiduría y compasión. Habiéndose librado a sí mismos del sufrimiento, están dedicados a ayudar a la humanidad a hacer lo mismo.

   Ellos ayudan de muchos modos. A veces, son maestros espirituales, o son líderes influyentes en diferentes campos del quehacer humano. En otras ocasiones, inspiran la formación de organizaciones filosóficas o espirituales. La fundación de la Sociedad Teosófica (ST) a finales del siglo diecinueve fue parte de sus esfuerzos.

   Durante los primeros años de la ST, dos de estos Mahatmas mantuvieron correspondencia con dos ingleses, A. P. Sinnett y A. O. Hume, quienes tenían una mente científica. En estas cartas se hizo claro que los Adeptos tenían mucho conocimiento científico, y Sinnett y Hume no podían comprender por qué ellos no compartían este conocimiento abiertamente con el mundo.

 a) Un tema de responsabilidad

   Una de las limitaciones que los Adeptos tienen al compartir su conocimiento, yace en el hecho de que su ayuda podría resultar en más daño que beneficio. El conocimiento científico puede ser peligroso, da poder para manipular las fuerzas de la naturaleza. Poder que se puede manejar sin riesgos sólo cuando existe responsabilidad, madurez y una base moral firme. Desafortunadamente este no es el caso en nuestra sociedad actual, y un número de descubrimientos en diferentes campos se ha convertido más en una maldición que una bendición para la humanidad. El Mahatma KH ya le escribió al Sr. Sinnett a ese respecto en 1880:

 La seguridad pública sólo está garantizada manteniendo en secreto, por nuestra parte, las terribles armas que, de no ser así, podrían ser empleadas contra esa seguridad y que como ya se le ha dicho, se convertirían en armas mortales en manos de los malvados y los egoístas.[1]

   Como ya lo hemos demostrado, la Sra. Blavatsky y los Mahatmas sabían, por  ejemplo, que el átomo era divisible y contenía energía. Esta información pudo parecer una porción de conocimiento científico inofensivo para la mayoría de las personas en ese momento. Sin embargo, cuando la ciencia conoció este hecho, el conocimiento se usó para construir la bomba nuclear, que pronto se usaría contra los seres humanos.

   La comunidad científica es renuente a abstenerse de investigar temas que se pueden usar para causar daño. En nombre del avance del conocimiento, los científicos continúan su curso ilimitadamente, afirmando que la ciencia es neutral. Esto puede ser cierto respecto a la ciencia misma, pero los poderes que subvencionan la mayoría de las investigaciones en el mundo, no lo son. Ellos se interesan en saber cómo manipular la naturaleza (ya sean partículas subatómicas, formas de energía, bacterias, células madre, el medioambiente, etc.) para beneficiarse a sí mismos. El bienestar de la humanidad, en el mejor de los casos, es sólo una consideración secundaria. Por lo tanto los científicos, al no cuestionarse los motivos existentes detrás de quienes pagan tales investigaciones, a menudo trabajan para personas o compañías que usarán el conocimiento adquirido para la dominación, ya sea política, militar, financiera o de cualquier otro tipo.

   Los Adeptos están libres de cualquier motivo con doble intención. Sólo están interesados en ayudar a la humanidad y no están dispuestos a promover el desarrollo de una ciencia que se usa con propósitos nocivos. Para que ellos contribuyan abiertamente con el desarrollo de la ciencia moderna es necesario que la humanidad alcance mayor madurez, junto con el desarrollo de una conciencia social y gubernamental que impida que los descubrimientos científicos se apliquen a usos inmorales o peligrosos.

 b) La causa del sufrimiento humano

   Una segunda razón que limita la posibilidad de ayudar por parte de los Adeptos es que la ciencia no aborda los problemas reales de la humanidad. Como el Mahatma KH escribió en una de sus cartas a “un Miembro”:

 Los sufrimientos morales y espirituales del mundo son más importantes y necesitan más ayuda y solución que el auxilio que la ciencia requiera de nosotros en cualquier campo investigativo.[2]

   Los Mahatmas están interesados en lograr una sociedad más feliz, libre de compulsiones psicológicas y basada en una percepción de la unidad, y un sentimiento de compasión. La causa real del sufrimiento yace en el corazón y la mente de las personas que son víctimas del miedo, la ignorancia, la avaricia, la frustración y el odio. Si los Adeptos no están dispuestos a hacer más esfuerzos para ayudar al desarrollo de la ciencia, es porque ésta no aborda las causas primarias del sufrimiento humano. Nuevamente, en palabras del Mahatma KH:

 Ahora bien, para nosotros pobres y desconocidos filántropos, ningún hecho de ninguna de estas ciencias es interesante excepto en la proporción de su potencialidad de resultados morales, y en relación a su utilidad para la humanidad. Y en su orgulloso aislamiento, ¿qué  puede ser más indiferente… que esta ciencia materialista y realista de los hechos? No puedo entonces preguntar, sin ser acusado de una vana “demostración de ciencia”, ¿qué relación tienen las leyes de Faraday, Tyndall y otros, con la filantropía y sus relaciones abstractas, con la humanidad vista como un todo integral? ¿Qué les interesa el HOMBRE como un átomo aislado de este gran y armónico Todo, aunque, algunas veces, ellos puedan serle prácticos?[3]

   Pensamos que el desarrollo de la tecnología beneficia a la humanidad. Por supuesto que sí hasta cierto punto, en un nivel práctico. Es evidente que las vidas de una porción de la humanidad son más cómodas que en el pasado, y que nuestra habilidad de hacer cosas se ha expandido. Pero, como resultado de esto ¿podemos afirmar que somos más felices, más libres de preocupaciones y estrés que nuestros antepasados? Aún al considerar esto a escala global podemos ver que, a pesar de todo el desarrollo tecnológico que ocurrió durante los últimos ciento cincuenta años, la humanidad todavía tiene los mismos problemas de violencia, exclusión, intolerancia, corrupción, etc.

   Podemos argumentar que estos no son “problemas científicos”, que son temas socio-políticos que están más allá del campo y propósito de la ciencia. Esto es verdad. Pero los Adeptos afirman que la inhabilidad de la ciencia para abordar estos problemas no es intrínseca a ella. Es el resultado de su renuencia a hacerlo, y de las limitaciones que esta disciplina se impone a sí misma. Como analizaremos más adelante, ellos sostienen que si la ciencia se vuelve más “espiritual” o metafísica, encontrará los medios de afrontar y ayudar a solucionar estos problemas.

 c) El problema del escepticismo

   Los Adeptos afirman que, a pesar de las limitaciones consideradas previamente, siempre han tratado de ayudar a la ciencia en direcciones que podría ser beneficiosas para la humanidad. Sin embargo, sus intentos han chocado contra el escepticismo existente en una parte de la comunidad científica. Como el Mahatma KH le dijo al Sr. Sinnett:

 No puedo darle información puramente científica puesto que nunca podemos estar de acuerdo totalmente con las conclusiones occidentales, y las nuestras serán rechazadas como “acientíficas”.[4]

   La situación no era nueva, había ocurrido desde los primeros desarrollos científicos. Debido a esto, todo lo que los Mahatmas habían podido hacer es señalar cierta dirección y dejar que la ciencia llegara a su propio ritmo y con sus métodos:

Porque somos nosotros los que fuimos los buceadores y pioneros, y los hombres de ciencia no hacen más que recoger donde nosotros hemos sembrado. Nuestra misión es sumergirnos y sacar a la superficie las perlas de la Verdad; la de ellos, limpiarlas y transformarlas en joyas científicas. Y si ellos se niegan a tocar la concha mal formada de la ostra, insistiendo que (no) hay ni puede haber ninguna perla preciosa en su interior, entonces, una vez más, nos lavaremos las manos de cualquier responsabilidad ante el género humano.[5]

   Muchos de los descubrimientos científicos (tales como los átomos, la forma esférica de la Tierra, el sistema heliocéntrico, etc.) eran conocidos y enseñados por antiguos filósofos y por las tradiciones esotéricas. Esta información sirvió de guía a un número de antiguos científicos europeos quienes, al ser conscientes del conocimiento “filosófico”, concibieron formas de probarlo científicamente. Pero la fuente de su inspiración fue rara vez reconocida. Como el Mahatma escribió:

…nada de lo que yo pueda darle como respuesta será jamás aceptado viniendo de nosotros. Si un día se descubre que “eso es así”, el descubrimiento será atribuido a aquél que corrobore la evidencia –como en el caso de Copérnico y Galileo, en el que éste último no se apoyaba más que en los manuscritos de Pitágoras.[6]
  El caso del descubrimiento de los isótopos hace un siglo es paradigmático de esta situación. Aunque el Profesor Aston estaba totalmente consciente de la investigación de Annie Besant y de C. W. Leadbeater, su contribución no recibió ningún reconocimiento por parte de la comunidad científica, excepto por unos pocos científicos aislados.

   Ayudar a los pocos individuos de mente abierta que pueden encontrarse en cada siglo parece ser todo lo que los Adeptos pueden esperar lograr. En las cartas recibidas por A. P. Sinnett podemos ver que eran conscientes de los científicos que anhelaban aplicar su conocimiento para fomentar el bienestar espiritual del hombre:

 Existen –incluso entre los hombres de ciencia ingleses – que ya están preparados para ver que nuestras enseñanzas están en armonía con los resultados y los progresos de sus propias investigaciones y que no son indiferentes a la aplicación de estas enseñanzas a las necesidades espirituales de la humanidad en general.[7]

   En esta correspondencia encontramos evidencia de que los Adeptos estaban ayudando de cierto modo al químico, William Crookes, descubridor del “plasma”, el cuarto estado de la materia, y al inventor, Thomas Edison. Ambos eran miembros de la Sociedad Teosófica. Incluso Alfred Russel Wallace, co-descubridor de la ley de evolución, mantuvo correspondencia con Blavatsky por un tiempo, aunque no se sintió atraído por la Teosofía. Estos científicos tenían algo en común: todos estaban interesados en investigar científicamente los famosos fenómenos espiritistas de la época.

   H. P. Blavatsky y los Mahatmas esperaban que estos científicos dieran un impulso hacia la investigación de dimensiones no físicas y de leyes desconocidas para la ciencia moderna. Sin embargo, dado que los fenómenos producidos en las sesiones eran asociados con los “espíritus”, y varios médiums habían sido un fraude, todos los fenómenos espiritistas fueron cuestionados.

   Entonces, la Sra. Blavatsky (con la ayuda de los Adeptos) decidieron llevar a cabo algunos fenómenos fuera del círculo espiritista, al aire libre, a plena luz del día, y con una variedad de testigos educados. El Sr. Sinnett publicó muchos de estos fenómenos en su libro, El Mundo Oculto, del cual el Mahatma KH escribió:

 … los pensadores leerán y reflexionarán sobre el libro como jamás reflexionaron sobre los esfuerzos más científicos de Wallece y Crookes para reconciliar la ciencia moderna con los Espíritus y, la pequeña semilla crecerá y medrará.[8]

   Desafortunadamente, la comunidad científica no estuvo receptiva a esto. Tanto Blavatsky como la Sociedad Teosófica fueron atacadas por producir tales fenómenos, y los esfuerzos en esta dirección finalmente se dejaron de lado. Blavatsky escribió al respecto algunos años después:

 Fallaron en producir el efecto deseado… Era de suponer que los intelectuales, especialmente los hombres de ciencia, por lo menos, habrían reconocido la existencia de un nuevo y profundamente interesante campo de búsqueda e investigación al presenciar efectos físicos producidos a voluntad, que no eran capaces de explicar… Estas expectativas no se cumplieron. Los fenómenos fueron malinterpretados y tergiversados, respecto a su naturaleza y su propósito.[9]

   Actualmente, podemos preguntar, ¿ha cambiado la actitud de los científicos respecto a esto? ¿Están más abiertos a investigar sobre líneas no ortodoxas? Esta es una pregunta difícil de contestar, porque podemos estar al comienzo de una transición. El hecho de que algunos científicos hayan comenzado a explorar este campo, se puede tomar como una señal positiva. Sin embargo, si vamos a generalizar, la comunidad científica todavía está cerrada a las investigaciones que incluyan elementos “esotéricos”. Los científicos que se atrevieron a explorar estas zonas prohibidas, perdieron su credibilidad en la comunidad científica y fueron excluidos de ella. Un ejemplo notable de esto es Rupert Sheldrake, un bioquímico entrenado en Cambridge, quien durante un tiempo fue Miembro Investigador de la Royal Society (Sociedad Real). Debido a su trabajo en los campos morfogenéticos y temas relacionados, el prestigioso periódico científico Nature lo etiquetó en una Editorial de “hereje” y sugirió que deberían quemar su trabajo. Esto sucedió en 1981. Otros científicos como el Dr. Stephen Phillips, quien tomó seriamente las investigaciones publicadas en el libro, Química Oculta, también sufrió un destino similar. Incluso las teorías postuladas por el Dr. David Bohm, considerado uno de los físicos teóricos más significativos del siglo veinte, no reciben mucha atención porque su trabajo es demasiado holístico y muy cercano a la visión mística.

 Pasos hacia la integración

   Exploremos ahora las condiciones necesarias para un esfuerzo hipotético especial por parte de los Mahatmas, para ayudar más activamente en el campo científico.

   Es dudoso que ellos gasten mucha energía estimulando investigaciones que permanecerán sin atención, tal vez para ser desenterradas por alguien, años, décadas o incluso siglos después que la ciencia moderna lentamente llegue a descubrir los mismos resultados. Una primera condición obvia, entonces, es que la comunidad científica abra la posibilidad de dimensiones no físicas y si están sujetas a algún tipo de investigación científica. Este paso hacia la metafísica parece ser esencial para los Adeptos a fin de considerar provechosos sus esfuerzos en este campo:

 La Ciencia exacta experimental no tiene ninguna relación con la moralidad, la virtud, la filantropía, por lo tanto no puede pedir nuestra ayuda, hasta que se una con la metafísica.[10]

 En la primera parte de este artículo hemos mostrado algunos ejemplos de cómo la investigación oculta puede contribuir con los descubrimientos en los campos de la astronomía, la física, la química, etc. Sin embargo, ayudar a la ciencia en este nivel de las investigaciones parece no ser el propósito fundamental de los Adeptos. Desde el punto de vista de las necesidades morales y espirituales de la humanidad, no existe gran diferencia si estudian las partículas subatómicas por medios clarividentes o con un acelerador de partículas.

   Hasta ahora, las preguntas relacionadas con la naturaleza del deseo, la acción virtuosa, la consciencia, los estados post-mortem, han sido consideradas por la religión y la filosofía. Y aunque en el pasado la creencia religiosa tuvo una gran influencia en la gente, este ya no es el caso para una gran porción de la humanidad. El intelecto despierto de la actualidad necesita “pruebas” para aceptar cualquier cosa. Si la ciencia fuera capaz de arrojar luz sobre estos importantes aspectos humanos, tendría un impacto muy importante en la moral y en la vida espiritual de la humanidad.

   Es claro que una ciencia materialista no puede abordar estos tópicos, excepto desde la periferia. Pero una ciencia más “oculta” sí podría. Los esfuerzos teosóficos para mostrar la validez de la percepción extrasensorial para estudiar la realidad física se hicieron con la esperanza de que una vez que los científicos reconocieran la validez de estos medios y gradualmente los incorporaran, no pasaría mucho tiempo antes que descubrieran que los nuevos medios de investigación pueden traer las dimensiones no-físicas del universo dentro del alcance científico.

   Una vez que una porción de la comunidad científica esté dispuesta a examinar el campo metafísico, comenzarán a explorar si pueden usar personas con habilidades extrasensoriales como parte de su investigación. Y aquí hay algo importante para recordar. Es aceptado que la práctica de experimentos por la ciencia moderna es afectada por factores ambientales, de modo que los científicos tratan de minimizarlos en las condiciones de sus laboratorios. La investigación por medios extrasensoriales también requiere ciertas condiciones “ambientales”. Sin embargo, son de tipo diferente: dado que los medios usados en la ciencia oculta son psicológicos más que físicos, las condiciones ambientales requeridas también están en ese nivel. El Mahatma KH escribió a A. O. Hume:

 Pero ¿me permítirá esbozarle aún más claramente la diferencia entre la modalidad de la física, llamada exacta –a menudo por mera gentileza- y las ciencias metafísicas? Esta última, como usted sabe, al ser incapaz de verificación ante audiencias diferentes, es clasificada por el Sr. Tyndall junto a la ficción poética.[11]

 Uno de los descubrimientos fundamentales de la ciencia oculta es que los pensamientos son un tipo de energía, y que tienen un efecto muy claro en las dimensiones no-físicas. Por lo tanto, si existe animosidad y escepticismo durante una observación extrasensorial, los resultados estarán distorsionados o incluso totalmente obstruidos.

   Y aquí existe otro factor importante para recordar. Aunque el uso de las personas nacidas con alguna habilidad extrasensorial pueda ser útil al principio de la nueva ciencia, no se puede lograr un desarrollo de buena calidad usando psíquicos no entrenados. Para desarrollar una investigación profunda sobre dimensiones no físicas se requiere de personas que se han entrenado sistemáticamente para usar estas facultades, tal como fue el caso de H. P. Blavatsky, C. W. Leadbeater y otros.[12]

   Encontrar personas bien entrenadas en la investigación oculta no es fácil, pero cuando se presentan las condiciones adecuadas, no es impensable que los Adeptos envíen a alguno de sus discípulos para que participe de esta investigación científica.