domingo, 8 de septiembre de 2013

Mi Karma soy yo


RADHA BURNIER
  El Karma de todo lo que hacemos es parte de un Karma mayor que es el del mundo, como lo señala lo que se da a continuación; todo el proceso es uno. El Karma no es algo externo sino que es lo que nosotros mismos creamos. Por lo tanto, cada uno de nosotros debe hacer lo correcto desde un punto de vista mayor, como lo destacan las palabras del Sr. Jinarâjadâsa. El Karma que creamos no es una expresión de alguna fuerza o persona ajena a nosotros mismos. Por lo tanto, debemos tratar de hacer incluso en este momento lo que es correcto.

   Es una afirmación cierta que todo en la vida, lo que parece bueno como lo que no, es nuestra propia responsabilidad. Como todos los maestros nos dicen, cada uno de nosotros debe aprender el principio de Unidad. El pasaje incluido, escrito por el Hermano Jinarâjadâsa, enfatiza que debemos comprenderlo totalmente y vivirlo, que es la dificultad que enfrentamos. Todo parece estar afuera, que es ajeno a nosotros. Esta lección es difícil de aceptar incondicionalmente, pero debe ocurrir. Es una de las razones por la que el principio de Fraternidad se enseña en la Sociedad, y quien lo cumple avanza rápidamente. No sirve de nada decir que la otra persona se equivocó o que produce más daño que nosotros. Lo que se necesita es que todos nos demos cuenta del inmenso trabajo que debemos cumplir y la lección que tenemos que aprender. Esperamos que el siguiente pasaje no sea sólo para un momento de lectura, sino algo que se arraigue en el interior, crezca y subordine todo lo que sea menos importante.

   “Es para nosotros un axioma que lo Divino y el hombre son uno”. Pero también lo es, aunque poco comprendido, que el hombre y todo el proceso de evolución, en el que él es un integrante, también son uno. Normalmente, cuando el individuo siente la presión de la evolución, está preparado para considerar ese proceso como algo impuesto sobre él desde el exterior. Por lo tanto es natural que sienta que todas las dificultades de la vida tales como mala salud, pobreza, limitaciones de todo tipo, son los ajustes de su Karma arreglados para él, por los Señores del Karma, para ayudar a su crecimiento. Eso es perfectamente verdadero. Pero la verdad más profunda es que todos esos arreglos son realmente las operaciones de su propia voluntad. Se debe dar cuenta que, de alguna manera misteriosa, los ajustes de los Señores del Karma son ajustes hechos por él mismo, y decretados por su propia voluntad. Cada hecho que le sucede, particularmente los de carácter doloroso, debe ser reconocido por él, no sólo como el resultado de su propio Karma y por lo tanto como decretado por él, sino más aún como una expresión de su propio yo. “Mi padre y yo somos uno” no debe permanecer meramente como un intelectualismo, porque la Unidad existe no sólo en el reino del Espíritu, sino también en el de la materia.

   Se afirma en Luz en el Sendero, “Ningún hombre es tu enemigo, ningún hombre es tu amigo. Todos son igualmente tus instructores.” Pero estos instructores, tanto amigos como enemigos son él mismo; y en realidad es él, quien se enseña a sí mismo los principios de la Unidad, por intermedio de ellos. El primer vislumbre de la verdadera percepción de toda la existencia viene cuando lo “externo” y lo “interno” se perciben como los dos lados de un medallón, siempre inseparables en una unidad, aunque cada uno se pueda observar por separado.

   Existe un bello ejemplo de esta verdad en el relato de un yogui hindú que vivió en la época del Motín Indo. Su meditación constante fue por supuesto percibir la Unidad o Dios. Un día estaba meditando en cierto lugar, y en su proximidad estaban ocurriendo los violentos hechos del motín. Los soldados británicos que peleaban con los rebeldes tropezaron con este santo, pero no se dieron cuenta que era un santo; él trataba de comprender la naturaleza de Dios, no era un rebelde. La historia relata que uno de los soldados corrió hacia él y lo mató con la bayoneta. Pero mientras el soldado corría hacia él, el yogui lo miró serenamente y se dijo a sí mismo “Incluso  tú eres Él.” Él había esperado mucho tiempo para que llegara el Señor, y el Señor vino de ese modo particular.                                              

   Es esta misma enseñanza de la Unidad la que tenemos en nuestra Cadena de Unión: “Hay una Paz que sobrepasa el entendimiento, mora en el corazón de aquellos que viven en lo Eterno. Hay un Poder que renueva todas las cosas, vive y actúa en quienes reconocen la Unidad del Ser.” El aspirante comienza a vivir esta enseñanza en su vida sólo cuando pone en práctica la verdad que subyace en las palabras: “Incluso tú eres Él”. Todo hecho en la vida, agradable o desagradable, cada dolor, cada fracaso, es decir, todo lo que consideramos como el no-Yo, se debe percibir de algún modo misterioso como el Yo.

   Pero aún más que esto, cada objeto y hecho se debe percibir, aunque al principio sólo sea con la imaginación, como él mismo. Los diversos aspectos de la manifestación son encarnaciones de la Unidad, y no existe separación para aquél “que ve”, entre él mismo y la Unidad. “Yo soy Él” no sólo debe significar que el hombre y lo Divino son uno y no dos, también debe querer decir que ´Yo´ soy la roca, la planta, el animal, el pecador, el santo, cada hecho del día en mi vida y en la vida del mundo. Especialmente debe significar, ya que somos hombres y tenemos limitaciones humanas, que lo que los hombres consideran como “desagradable”, lucha, dolor, desilusión, fracaso, también son la Unidad, y también “yo”.



Las cajas de bebés aumentan

   El periódico The Guardian Weekly del 22 de junio 2012 tiene un artículo sobre “Cajas de bebés”. Al parecer, a los bebés que no son deseados los ponen en estas cajas, principalmente lo hacen los padres de los bebés. Afuera de los hospitales, una campana le avisa a alguien en el hospital que tome al bebé y lo cuide. Esta práctica se dice que ocurre en Alemania, Austria, Suiza, Polonia, etc. Muchos niños, “muchos” es un hecho relevante por la razón de que estos bebés no tienen a nadie que los cuide, quedan librados a la compasión del personal del hospital.

   Esto ha salvado a gran número de bebés, y muchos de ellos pasan a padres adoptivos. Pero existen personas importantes que afirman que el niño tiene el derecho de conocer a sus padres. ¿Puede un bebé saber la diferencia entre los padres biológicos, y los “padres” afectuosos que los cuidan? Dicen que las cajas de bebés son para ayudar a identificar a los padres y establecer una relación con ellos. En primer lugar, si no son deseados, ¿cómo podemos esperar que los padres, o uno de ellos, tal vez la madre, quiera cuidar al niño después que fue rechazado? De todos modos, la controversia parece continuar, y es considerada solamente desde el punto de vista de los intereses materiales.

   Desafortunadamente, los bebés no tienen el derecho a decir lo que desean. Ciertamente, al ser tan pequeños no saben lo que quieren. Mandred Weber, Vice-Presidente del Partido de las Personas Europeas escribió una carta al periódico The Guardian: “Aunque estoy convencido que un niño se cría mejor dentro de una familia unida, la seguridad de los niños es una prioridad mayor que el deseo de conocer a sus padres biológicos.” En una encuesta suiza, en 2011, vieron que el 87% afirmó que las cajas de bebés son útiles, e incluso muy útiles, y que todos los hospitales deberían tener la ventaja que éstas brindan.

   Al parecer existe la idea de que el responsable es el padre, lo que hace surgir la pregunta de si de alguna manera el tema se considera desde el punto de vista de los bebés. En países como India, se abandonan muchos bebés recién nacidos, se los arroja a pozos o a basureros, o los abandonan de diferentes modos. La madre a menudo no es responsable: teme lo que la gente pueda decir. Es más, muchas veces ella también necesita protección.

   La opinión de que todo niño tiene el derecho de conocer su origen es relativa porque el niño puede llegar a saber con el transcurrir del tiempo que sus padres lo abandonaron como un trozo de papel inservible. Por lo tanto, no parece correcto enfatizar la necesidad por parte de los padres. Lo necesariamente esencial es que el niño crezca en un ambiente bueno y de amor. En las condiciones referidas, mientras el niño esté vivo y lo cuiden, debemos sentirnos felices. No es necesario o incluso correcto interferir en los sentimientos de un niño que es aceptado y cuidado por personas afectuosas. Podemos estar totalmente de acuerdo con el sindicato social cristiano y el Sr. B. Posselt que lo representaba: “Nuestras experiencias con las cajas de bebés aquí en Munich, por ejemplo, organizadas por un monasterio, han sido positivas… Para mi es esencial proteger y salvaguardar la vida de niños en situaciones extremas. Todos los demás problemas se pueden solucionar con buena voluntad, mientras el niño esté vivo. No es decisión de la Comisión de la Organización de las Naciones Unidas qué hacemos para ayudar a los niños que nacen o están por nacer.”

   Yo misma he contactado a más de un niño abandonado que crece con una familia. Son felices, y como los niños deseados, anhelan una vida agradable. No habrían sido felices con el padre o los padres que no los querían. Verlos felices hace a otros felices también. A la niña o el niño no les preocupa dónde nacieron y otras circunstancias que los rodeaba en ese momento. Lo importante es que crezcan bellamente.



El individuo medio-humano

   La Ley de Karma nos trae otra vez al nacimiento en el cuerpo físico, a veces en el de un hombre, y otras en el de una mujer, para ayudarle a la conciencia a despertar y crecer poco a poco. Esto fue considerado por un académico de la Universidad de Cambridge en un feliz artículo que destaca que existe todo un proceso de evolución que tiene lugar para llevar varias situaciones a un nivel más elevado. De modo que el insecto crece hacia un nivel más elevado, y a otro más elevado aún, hasta que surge la etapa humana y luego la super-humana, sobre la que sabemos muy poco. En este proceso de una evolución en expansión, el hombre no es aún un ser humano completo, sino que está en vías de serlo. Existe todavía mucho del animal en el gran número de personas que ha alcanzado esta etapa de tener un cuerpo físico humano, pero que tiene muchas características animales, algunas más cerca del humano real y algunas todavía en el nivel animal. La mayoría de ellas es una mezcla de ambas.

   El ser humano promedio actual es esta mezcla, la proporción varía de un individuo a otro, por lo tanto nadie es igual a otro. Desafortunadamente la mayoría de nosotros no sabemos que algunas de las características que exhibimos mientras enfrentamos las circunstancias del presente, son realmente los restos de encarnaciones previas en vidas pre-humanas. Los grandes seres humanos, como el Buddha, están libres de impedimentos de vidas pasadas. Son totalmente humanos, algunas veces más que humanos.

   Si pudiéramos comprender más claramente todo el desarrollo, es decir, el proceso evolutivo, comprenderíamos mejor cómo crecemos realmente, no simplemente cómo se desarrolla la forma física. Si pudiéramos comprender esto, veríamos que la mayoría de los seres humanos todavía no está en el nivel esperado. Por lo tanto, la evolución es un tema importante que tenemos que comprender tanto como sea posible, no sólo la condición física actual, sino la parte que juega en el despertar espiritual.

   Quienes no son cuidadosos con los niños, o que están absortos en sí mismos y los descuidan, los maltratan, e incluso los abandonan por cualquier razón, exhiben imperfecciones en su propio ser. Tomará bastante tiempo para que una persona en esta etapa llegue a ser totalmente humana. Si pudiéramos comprender más todo esto, nos encontraríamos más libres de coacciones, creciendo con más felicidad y no meramente con los así llamados placeres de una vida superficial.