domingo, 21 de octubre de 2012

Ver correctamente



Radha Burnier

En Oriente, las pasiones más bajas han sido llamadas los reales enemigos del hombre; por su causa él cesa de ser lo que debería ser. Se vuelve irracional, encuentra argumentos para justificar los errores y se convierte en un defensor de la crueldad. Por ejemplo, en un individuo celoso, el principio pensante se encuentra bajo el impulso de la pasión personal. Entonces se ven las cosas equivocadamente y se actúa de modo impropio. La famosa ilustración de la cuerda y la serpiente sugiere esto. Si alguien entra en una habitación donde cree ver una serpiente, puede sentir miedo, volverse agresiva  y empujar a los demás mientras huye. La percepción equivocada nos lleva a la infelicidad y a cometer acciones impropias. En una sociedad industrial se fomentan  continuamente las cosas irreales como una vía  hacia la felicidad. Entonces toda la sociedad se desequilibra y crecen en ella todo tipo de males. De ahí la importancia de ver correctamente y pensar de forma correcta y lógica.

 Otra bien conocida ilustración la encontramos en la literatura oriental, por ejemplo, cuando  una persona ve un espejismo en el desierto y se dirige a él ansiosamente para encontrar agua que pueda calmar su sed. Otra persona tratará de hacerse rica usando dinero falso, pero sólo acabará frustrada, no rica. También hay muchas personas que no cuestionan nada y dan por sentado lo que otros, como los sacerdotes, dicen. Encontramos terribles supersticiones en todo el mundo basadas en espejismos de diversas clases.

 Deberíamos, pues, preguntarnos qué estamos viendo realmente. ¿Está nuestra visión distorsionada por los movimientos de nuestra psique, por deseos ocultos, ambiciones del subconsciente o por otras cosas de la mente? No se trata  de una pregunta abstracta o metafísica; es una pregunta práctica. Incluso en la vida diaria, la gente ve la misma cosa de forma diferente. Si ocurre un accidente en la calle y preguntamos a los presentes qué pasó, probablemente encontraremos muchas discrepancias, porque no ven de la misma manera. Entonces, ¿quién está en lo cierto?

 Supongamos que hay un bello ternero en una pradera. Alguien al mirarlo verá un animal de cuatro patas y dirá: “Es un ternero”. Otra persona verá una oportunidad de obtener una ganancia, e inmediatamente  empezará a pensar cómo obtenerla, mientras que la realidad del animal irá desvaneciéndose y acabará desapareciendo. Hace algún tiempo, yendo en tren hacia el sur de India, donde hay bellos bosques tropicales, le dije a la mujer sentada a mi lado: “¡Qué bosque tan bello! Ella respondió: “Si, sacamos muy buena madera de él”. Ella lo estaba viendo como madera seca y muerta. Eso es lo que siente la persona que observa una vaca o un pollo y piensa en las ganancias que le pueden proporcionar.  O alguien puede mirar a una criatura viva pero sólo como un manjar. Existen personas muy bondadosas y delicadas con sus mascotas, pero que sólo ven comida cuando ponen carne en su plato. Es muy común que la gente vea una entidad viva en términos de su utilización; ya sea un animal, un bosque, o cualquier otra cosa. La visión  puede estar completamente distorsionada, ser caprichosa o fantasiosa.

Por ejemplo, para algunos hindúes la vaca es un signo de prosperidad,  un animal digno de atención y cuidado, pero son crueles con otros animales. Todos los engaños engendran miseria.

 Sabemos lo terrible que puede ser la opresión religiosa porque en todo el mundo pasa lo mismo. En India millones de personas practican ceremonias que no entienden. Se les ha dicho que si hacen  estas ceremonias conseguirán algún beneficio y podrán evitar algún mal.  Por ejemplo, recuerdo el caso de una joven que tuvo un bebé y el sacerdote le dijo que la forma del cabello del niño era un mal presagio. Entonces, ella entregó parte de su fortuna al sacerdote ¡para contrarrestar los malos efectos del cabello del bebé! Las convenciones sociales y la superstición hacen que la gente se deje explotar de muchas maneras. Los engaños no son solamente religiosos, sino también políticos. Tomemos, por ejemplo, a Marx. Muchos pensaron que siguiendo sus ideas iban a crear un mundo nuevo de prosperidad, y pasó lo contrario. Puede haber tiranía a través de la presión social, psicológica, financiera o de otro tipo. Por lo tanto, es muy importante la mente libre y sin condicionamientos.

 La tradición india sobre los condicionamientos

 En la tradición indica se nos aconseja vigilar los condicionamientos de tres tipos. Uno es el entorno, la sociedad donde hemos crecido. Desde la infancia absorbemos ciertas ideas y la mente empieza a sentir que la verdad está en lo que la gente generalmente cree. En el libro A los pies del Maestro se nos dice que nada se convierte en verdad porque un gran número de personas lo crea. Miles de personas pueden creer que yendo a la guerra se puede establecer la paz. Lo único que consiguen es despertar odio, sospecha, etc., todo lo cual constituirá la base de más guerras y de todo el sufrimiento que la guerra implica. Así pues, hemos de ser conscientes de que no hay que creer todo lo que los demás creen, sino pensar sobre el asunto. El Budha dijo: “No creas lo que has leído en las escrituras, lo que diga la gente de tu entorno, lo que tus padres pueden decirte o lo que yo te digo. Reflexiona sobre ello, usa tu capacidad  de razonamiento, míralo cuidadosamente, cuestiónalo. Por esto, algunas veces, las enseñanzas de Budha han sido resumidas con la frase de “ven y ve”. “Ven y ve, y entonces descubre por ti mismo”.

 Las palabras son un importante factor de condicionamiento La palabra “árbol” no es el árbol. No lo comprendemos cuando estamos usando las palabras. Decimos “te quiero mucho” y pensamos que es un hecho, pero tal vez no lo sea. Tal vez sólo sea una atracción temporal o incluso un asunto de interés propio que se encuentra en la mente subconsciente. La gente dice “estoy feliz” ¿Qué queremos decir con el término “feliz”? ¿Se trata de placer, entretenimiento? No cuestionamos lo que intentamos decir. Por ello, las palabras pueden resultar muy engañosas.

 El tercer condicionamiento del que nos hablan es el del cuerpo. Cierto tipo de alimentos embotan el cuerpo y el cerebro y otro tipo de alimentos lo enervan. También podemos hablar de las características raciales. Estamos condicionados por nuestra herencia genética. Se ha dicho que hay tres fuentes  principales de condicionamiento: el cuerpo, las palabras y la sociedad en la que vivimos. Todos somos libres sobre otro tipo de condicionamientos, como son la memoria  y la memoria de un remoto pasado. En cierta etapa de la evolución anterior a la etapa humana, casi todas las criaturas tienen que aprender a temer. Hay animales pequeños que saldrán corriendo de su refugio y su madre castigará, porque serán presa fácil para los depredadores. De tal manera que el temor forma parte del cerebro condicionado, que hemos heredado del remoto pasado.

 Tal vez hemos de darnos cuenta de que el engañador más grande es la noción del “yo”, es decir, de una vida separada de todo lo demás. Esto es egoísmo; el yo distorsiona, interfiere, engaña. ¿Empieza este sentimiento con la necesidad de sobrevivir? Algunas veces, cuando estamos leyendo un libro, vemos un insecto muy pequeño moviéndose por la página. Si le acercamos nuestro dedo, tratará de escapar, porque  incluso ese pequeño insecto es consciente de que necesita escapar del peligro. Él no está pensando, está en su propia naturaleza. ¿Acaso ese deseo de sobrevivir es lo que crea o promueve el egoísmo? No parece que los animales sean egoístas y son los que están luchando fuertemente por sobrevivir.

 Tal vez, a causa de pensar equivocadamente, los seres humanos le dan un significado artificial a la supervivencia. Por ejemplo, una cierta cantidad de dinero puede  ser esencial para la supervivencia,  pero en la mente de numerosas personas se convierte en una incesante finalidad. Personas con grandes cantidades de dinero siguen intentando conseguir más y las multinacionales están destruyendo el medio de vida de gente muy pobre.  Deberíamos ser capaces de ver que la supervivencia forma parte del juego; porque si nadie sobrevive, todo acabará. Tenemos un instinto saludable hacia la supervivencia. Si un ladrillo cae, todos intentaremos evitarlo. No hay nada malo en ello. Pero si la supervivencia se convierte en una ambición, en una obsesión, entonces es un completo engaño. No parece que la necesidad de supervivencia sea el origen del egoísmo.

 ¿Es el egoísmo una clase de pecado? Ésta es una teoría que propugnan algunas religiones, implicando con ello que no podemos averiguar cuál es la causa del egoísmo. Pero si podemos encontrar una manera de ponerle fin. El egoísmo es, tal vez, el mejor camino para crear nuestra propia infelicidad, porque entonces dejamos de estar en armonía con todo el universo. De tal manera que no necesitamos preocuparnos por el origen del egoísmo,  ya podemos ver, aquí y ahora, que el comportamiento egoísta crea conflicto. Esta “yoidad” se encuentra detrás de casi todas las actividades humanas, nos da una sensación de importancia y hace que nos sintamos heridos, rechazados  o lo que sea.

 Funcionamiento del egoísmo

 Si alguien me dijera: “Usted dio una plática espantosa”, tengo dos opciones. Una es sentirme herida y decir: “No es así. Dije unas cuantas cosas  interesantes”. Puedo adoptar una actitud defensiva, de oposición, de desagrado con la persona, etc. O pueden decirme: “¡Oh!, estuvo maravillosa”. Si lo acepto, inflará mi ego. Lo curioso es que tanto el halago como la crítica aumentan mi egoísmo. Por otro lado, si alguien dice: “Su plática fue espantosa”, puedo pensar: “Está bien, es su opinión. Tal vez sea cierto”. Puedo considerarlo,  arreglar algo que necesite cambiarse, hacer alguna modificación de mis propias creencias o sobre mí misma; todo esto es posible. Pero lo que hago es reaccionar, y toda reacción es un acto de egoísmo. Una de las cosas  que debemos aprender es la diferencia entre una acción y una reacción. La reacción es este yo personal  que siempre está defendiéndose, afirmándose y construyéndose.

 La liberación de los pares de opuestos de los que habla el Bhagavadgitâ es  la liberación de las reacciones egoístas. Hay que mirarlo todo sin sentirse excitado, agitado, etc. No es fácil la práctica de observar cuidadosamente las situaciones o experiencias que se nos presentan en la vida diaria. Observe todo, las rosas de jardín, los cerros alrededor. Es posible observar simplemente, experimentar la belleza sin sentir que “estoy experimentado la belleza”. La mente automáticamente siente “estoy experimentando esto”. La experiencia puede ser suficiente, sin atribuirse a uno mismo “yo lo he hecho”. Tenemos imágenes como éstas porque no examinamos si son sólo ficción o realidad en “mi mismo”. Lo doy por hecho y sigo pensando “yo soy la persona que actúa”, y así sucesivamente. Tenemos, pues, imágenes de nosotros mismos como conocedor, actor, poseedor o maestro.

 Una vez alguien le preguntó a Ramana Maharshi: “¿Debería ser patriota?”. Sri Rama dijo: “No es su deber ser nada. Simplemente sea”. No se necesita ser patriota, entusiasta, o lo que sea. La dificultad es que no se puede decir “Yo quiero ser nada”. Porque desear ser nada, es también esperar ser algo. Entonces, ¿puede la mente considerar todo esto y tener conciencia de que el subconsciente no anda diciendo “yo soy esto” o “yo soy eso”? ¿Podemos disfrutar sin buscar una excusa para formar una imagen de nosotros mismos como la persona que tiene derecho a disfrutar?

 Conseguir liberarse de este sentimiento de yoidad en cada experiencia es algo que tiene que trabajarse cada día, empezando por una profunda observación de todo. Se dice que el Dhammapada contiene las palabras originales del Budha. Él dijo: “La atención es vida. La desatención es muerte”. Cuando no somos conscientes, estamos como muertos. No solamente somos insensibles a nuestro interior, a nuestras propias locuras y estupideces, sino también a lo exterior: si una planta se está muriendo, si una persona está feliz o contenta. Es fácil ser conscientes de lo que pensamos son nuestros méritos; la mayoría de nosotros lo somos. Pero no es tan fácil ver como nos engañamos constantemente. Si seguimos viviendo como en un sueño, muchas cosas falsas nos parecerán reales y acabaremos sufriendo.





Nuestra propia y genuina comprensión de todos los contenidos dentro de nuestra esfera de acción, es la única base sólida para cualquier progreso real.

Pensamientos para aspirantes

N. Sri Ram