lunes, 27 de agosto de 2012

Desintegración y Progreso (Parte I)




P. KRISHNA
(El Prof. P. Krishna, miembro de la S.T. durante muchos años, ha escrito y dado conferencias profusamente. Es Científico Honorario en la Academia Nacional de Ciencia India, Universidad D. A., Indore.)

   Esto será un diálogo entre nosotros, proponiendo la verdad como lo desconocido, e investigando juntos para descubrirla. Las opiniones de cualquier individuo, por grandes que sean, no son importantes.  Estar de acuerdo o no con las opiniones no es aprender.  Krishnaji señaló que incluso lo que él decía no era importante, pero las preguntas sí lo eran.  Es importante investigarlas por medio de nuestra propia observación de la vida y de la consciencia.  Él también señaló que el espíritu en el que investigamos esas preguntas es más importante que las preguntas mismas, porque este inquirir no tiene como fin encontrar una respuesta.  Las respuestas, ideas, y soluciones son cosas triviales, porque no contribuyen con la sabiduría, lo hacen sólo con el conocimiento.  Cuando sabemos la respuesta, se convierte en una idea, un trozo de conocimiento en nuestra cabeza. Pero ese conocimiento no trae sabiduría, considerando la sabiduría como un subproducto del auto-conocimiento. El auto-conocimiento no es conocimiento sobre el yo, sino esa comprensión a la que uno llega, por nuestra propia percepción de la verdad.  Es algo real para uno y no meramente una idea.  Es sólo este conocimiento, si es que podemos llamarlo conocimiento de alguna manera, que contribuye a la sabiduría, a una real transformación dentro nuestro. Es un cambio orgánico en el modo en que uno se relaciona con la gente y las cosas, con todo el mundo, y también con uno mismo.

   El dilema que enfrenta la sociedad moderna es que hemos progresado tremendamente en conocimiento, en ciencia, tecnología, en las artes, filosofía, historia, geografía, el medioambiente, y todo lo demás, pero no hemos progresado psicológicamente. Por medio de nuestro conocimiento hemos obtenido mucho poder que nos ha permitido cambiar externamente el modo de vivir. Entre la forma en que vivíamos en 1905 en todo el mundo, y el modo en que vivimos hoy, hubo un cambio tremendo.  Afirman que la sociedad cambió más en los últimos cien años, que en los miles de años anteriores.  Pero no todo cambió.

   Krishnaji hacía la pregunta: ¿Hubo alguna evolución psicológica? Nos hemos vuelto más sabios en los últimos 1.000 o 2.000 años?  Hemos leído el Mahâbhârata y nos hemos familiarizado con sus personajes. ¿Somos más sabios hoy, o somos todavía como Duryodhana, Bhima, Sakuni, Arjuna y otros?  Algunos de nosotros podemos ser un poco más sabios, pero básicamente ¿no vivimos todavía con las mismas divisiones, el mismo odio, la misma tendencia a la guerra, la misma malicia y avaricia que existían 5.000 años atrás?  Esto significa que no hubo evolución psicológica en absoluto. El hecho de que hayamos alcanzado un tremendo poder sin crecer en sabiduría explica por qué la sociedad se ha vuelto tan peligrosa, por qué hay degeneración a todo nuestro derredor.

   En nuestra comprensión y sabiduría todavía somos primitivos, pero ahora tenemos todo el poder derivado del así llamado progreso, haciendo a la vida más peligrosa. ¿Es la cantidad de odio o violencia interna en nuestra consciencia diferente de la que tenían nuestros antecesores?  Ciertamente su manifestación, que depende de cuánto podemos tener, cambió un millón de veces, y eso es lo que ha hecho la situación tan peligrosa. La pregunta fundamental a hacerse es: ¿Por qué no hemos crecido en sabiduría? Este dilema fue expresado muy bellamente en un poema llamado La Roca de T. S. Eliot.



¿Dónde está la vida que perdimos en vivir?

¿Dónde está la sabiduría que perdimos en el conocimiento?

Los ciclos del Cielo en veinte siglos

nos alejan de Dios y nos aproximan

al Polvo.



   ¿Es el progreso una ilusión? ¿Somos realmente inteligentes? Si lo somos, entonces ¿por qué estamos enfrentando esta degeneración?  Krishnaji señaló que no hay inteligencia sin amor y compasión.  Entonces, ¿hemos definido a la inteligencia sin inteligencia? Estoy presentando estas preguntas para que las consideremos; las respuestas no son importantes, pero las preguntas sí lo son.  Aprendimos de Krishnamurti la importancia de permanecer con las preguntas, y explorarlas en nuestra vida diaria por medio de la observación de nuestra propia consciencia y cómo responde en varias relaciones, sin llegar a ninguna conclusión o formar opiniones fuertes. En esa exploración existe la posibilidad de que con una mente despierta, nos acerquemos al tema con humildad, lleguemos a una percepción más profunda que no es meramente una conclusión del pensamiento. Es esa percepción directa profunda la que produce la transformación en la consciencia. Todo lo demás es sólo un cambio de ideas, que no contribuye a la transformación, ni al auto-conocimiento o a la sabiduría.

   Exploremos esta cuestión con ese espíritu, sin el deseo de encontrar respuestas, meramente comprender todas sus implicancias y comprender lo que es. “¿Qué es?” no es solamente lo que está visible en la superficie. Cuando uno investiga profundamente, uno descubre que hay mucho más que lo que uno ve en la superficie o por medio del análisis y el argumento. Entonces, al darnos cuenta que realmente no sabemos la verdad, y con un estado de mente que no está apegado a ninguna opinión, exploremos lo que es por amor a la comprensión. Esa es la esencia de la mente que aprende, que también es la mente religiosa, la religión como la búsqueda de la verdad, y la verdad como lo desconocido.

   Una de las preguntas es: ¿Por qué todo lo que el hombre toca, descubre o inventa, se vuelve tan complicado?  Inventamos el dinero, esto parece un elemento muy simple, inteligente, inventado como eficaz para el cambio. Pero hoy ese invento se ha vuelto un vasto sistema económico con intereses y tarifas de intercambio de dinero extranjero, especulación en las acciones de mercado, e inversión, y nadie puede predecir qué va a ocurrir. Lo peor es que eso que se inventó ahora regula nuestra vida. Determina qué verán y leerán nuestros hijos, y qué educación recibirán. Ya no son libres de hacer lo que les gustaría hacer porque el dinero se mueve frente a ellos, y ellos se dirigen en esa dirección. De modo que nos hemos vuelto esclavos de nuestro propio invento.

   Tomemos la sexualidad: no la inventamos, sino que la obtuvimos como un don de la Naturaleza. Los animales y las plantas también la tienen. Ha venido por la evolución. Pero ningún animal ha hecho de ella algo tan complejo como nosotros, un mundo lleno de pornografía, de abuso infantil, y de la búsqueda del placer a cualquier costo. Incluso si queremos comprar un auto o una tostadora, ¡el sexo se usa para promocionarlo!

   Einstein descubrió la ecuación e=mc2. Es una gran verdad que la masa es simplemente otra forma de energía. Pero inmediatamente el hombre dijo: “¿Puedo usar esto para hacer una bomba?”  Esto procede del odio en nuestra conciencia. Aproximadamente el sesenta por ciento del total del presupuesto científico procede del Departamento de Defensa. Esto significa que todo el esfuerzo científico no está meramente dirigido a descubrir la verdad acerca de la Naturaleza, sino a matar. Lo llaman “defensa”!  Un humorista dijo una vez: “Nunca creas nada hasta que el Gobierno lo niegue”. Entonces cuando lo llaman “defensa”, sabemos de qué se trata.

  ¿Por qué todo lo que tocamos se vuelve corrupto y complicado?  ¿Cuál es la relación entre el mal y el bien? Todo este desorden a nuestro alrededor es el mismo que el desorden en nuestro interior, en nuestra consciencia, y su raíz es el proceso del ego en cada ser humano.  Podemos reprimir su manifestación, y eso es lo que estamos tratando de hacer por medio de organizaciones tales como las Naciones Unidas, la fuerza policial, las leyes, las cortes de justicia, etc. Toda esta división entre ustedes y yo, mi país y el vuestro, mi religión y la vuestra, introduce el asunto de lo “mío” y de lo que “no es mío”.  De esto surge el desorden. Si no lo enfrentamos allí, el resto sigue como lógica consecuencia.

   Sólo estamos tratando los síntomas externamente y reprimiéndolos.  Es como empezar a tener ampollas por todo el cuerpo, e intentar tratarlas y curarlas una por una sin preguntar: “Por qué me están saliendo estas ampollas por todo el cuerpo?”.  A menos que se elimine la causa, la enfermedad continuará. Constantemente estamos teniendo guerras, y existen razones profundamente enraizadas que las ocasionan. Esas razones no son eliminadas por las Naciones Unidas, o la diplomacia, etc., por el contrario, continúan. Los problemas nunca se solucionarán.

   Entonces ¿cuál es la causa más profunda de estos problemas?  Realmente no estamos tratando con el problema inteligentemente.  Debemos preguntarnos: “¿Qué es este proceso del ego? ¿Dónde se origina? ¿Es inevitable? ¿Es de nuestra creación o de la Naturaleza? ¿Es posible finalizar este proceso dentro nuestro y ser libres? Estas son todas preguntas fundamentales y dinámicas. Debemos considerarlas de nuevo, sin preguntarnos si es posible o no. Cuando decimos “es imposible”, se elimina la energía para explorar, porque la mente dice que quiere intentar solamente lo que es posible. ¿Es imposible porque de modo innato es así, o porque no le hemos prestado seria atención al problema? Uno debe hacer esta exploración sin buscar un resultado, lo que significa hacerlo por amor a hacerla, para comprender.

   ¿Qué es este proceso del ego? ¿Está allí en la Naturaleza? Podemos ver que los árboles no tienen ego. Los animales tienen muy poco ego.  Entonces ¿de dónde procede? Puede haber grandes desastres en la Naturaleza. El tsunami que destruyó tanto puede ser inoportuno, pero no viene para matarnos. No existe la intencionalidad en la Naturaleza, y es esa intencionalidad la que constituye al ego. La naturaleza tiene un orden cósmico y sigue ciertas leyes que los científicos están tratando de determinar. Ese orden crea todos los fenómenos, algunas veces de modo conveniente y otras no. Pero no está tratando intencionalmente de crearlos. Ya que no hay un ego en la Naturaleza, ¿por qué existe en nosotros?  ¿Nacemos con él?  Los niños pelean, pero al día siguiente lo han olvidado. No continúan con su dolor, y son amigos nuevamente. Mientras que si son los adultos los que pelean, es tan difícil para ellos olvidar y perdonar, y morir a esa herida.

   Obviamente no nacemos con el ego, lo hemos construido al crecer.  Es difícil para un adulto hacer amigos con otros seres humanos. La mente es calculadora, astuta.  Dice: “¿Lo haría mi amigo o no? ¿Será provechoso o no?”  Sigue constantemente de modos sutiles. En la niñez no hacíamos eso. Éramos amigos con los hijos del vecino o los del empleado. Existía una inocencia que fue reemplazada por el proceso del ego. Entonces, ¿qué es este proceso del ego?  ¿Podemos explorarlo más profundamente?

(Continuará)